Capítulo I: Todo un Don Juan.
¿Te dije que iba a ser un día cotidiano amigo?, pues estaba equivocado, ese nuevo Shiroyama Yuu llegó como si conociera al curso de toda la vida, claro todos le compraron sus palabras de un completo Don Juan, ¡pero que bah! No me voy a hacer mala sangre por ese, ¿no?, lo único que me pareció extraño fue que de repente me miraba muy seriamente sin pestañar. Mejor no te sigo aburriendo con ese creído y te cuento que ese chico que ya te había mencionado una vez, Takanori que va un curso más abajo que yo fue a buscarme junto con su amigo muy sonriente por cierto llamado Uke personalmente a mi sala, me invitaron a ir a una tocata con ellos este sábado como son muy simpáticos los dos y como ya habíamos hablado anteriormente acepté, también me dijeron que estaba invitado Shima-chan. Esta es la primera vez que acepto salir con alguien que no sea Uru porque a pesar de que tenga peticiones a citas por mil a ninguna he ido, excusándome que no puedo ir por falta de tiempo.
Pasando a otro ámbito de mi vida y por no decir muy malo, hoy llegó mi madre… como siempre ella agrandando cada vez más su ego con su trabajo y belleza para luego celebrar con su típica botella de trago, ojalá papá estuviera aquí conmigo… él no dejaría que esa cualquiera que me dio la vida me tratara como una basura… ella quien se acuesta con cualquier tipejo que se encuentra en el extranjero para luego hacer lo que se le pegue la gana aquí y el que paga los platos rotos no es nadie más que yo, si no estuvieras muerto todo sería muy distinto…
Bueno no quiero amargarte la existencia con lo mismo de siempre así que me pondré a practicar con mi bajo… quizás saque alguna que otra canción.
-¡Hola Aoi-shii!- una coqueta chica se le acercaba caminando dando la espalda para así mirar al pelinegro de frente.
-Hola… em…
-Chikane- dijo sonriente.
-Chikane, ahora si me disculpas me tengo que ir- contestó mientras sutilmente le tomaba de la mano besándola tal princesa.
-A…dios…- con la boca hasta el suelo respondió.
-¿Ves como las engrupe?- mirando al mencionado le decía al oído a su mejor amigo.
-Es muy sociable- dijo con una enorme sonrisa en su rostro.
-Que… ¿acaso te gusta?- dijo el rubio sorprendido.
-Jajaja, eso debería preguntarte yo, mira que desde que llegó hace dos días no has dejado de hablar en contra de él.- picando las costillas del más bajo dijo.
-¡Soy bien macho Shima-chan!, además él haría muy bien del papel de Don Juan.- dijo con un apenas perceptible tartamudeo en su voz mirando hacia otro lugar.
-Lo que tu digas Aki-chan…- lo abrazó por los hombros atrayéndolo hacia si en gesto amistoso.
-¡Akira-san!- se sintió un grito a lo lejos.
-Takanori-san, ¿qué pasa?- dijo con una sonrisa cálida.
-Quería decirles que si se quieren ir con nosotros a la salida.- dijo un poco cansado por la carrera que dio para poder alcanzar al rubio.
-Por supuesto Takanori-san- no sabía por qué pero ese chico le caía muy bien.
-No me digas más Takanori-san, Taka o Ruki si es que no te molesta.
-Oke, entonces Ru…ki…- enfatizó con una suave voz.
Se sonrojó como un tomate al escuchar su apodo provenir de ese modo de los labios del mayor.
-No… nos vemos.- alzó la mano en señal de despedida para emprender carrera de nuevo junto a su amigo Uke que lo esperaba conversando con otro alumno.
-Te tiene respeto ese Ruki-chan ¿no?- comentó el castaño claro.
-No sé pero se ve que es muy buena persona, no como los demás que son unos interesados.- contestó serio.
-Formaremos equipos de tres personas para el trabajo de geografía. Por favor estos serán a elección suya pero quiero verlos trabajar o si no los cambio, ¿está bien?- dijo la profesora a cargo de la asignatura.
Un si colectivo se escuchó en el aula para luego pasar a formar los grupos.
-¡Aoi-shii ven para trabajar con nosotras!- sin siquiera haber transcurrido tres segundos ya todas se estaban peleando por el nuevo.
-No se desesperen, alcanzo para todas.- con una sonrisa de seguridad absoluta contestó.
-Bien Shima, tenemos que empezar.- poniendo todos los materiales necesarios en la mesa dijo.
-¡Nooo!, no quiero hacer trabajos feos Reita-chan- con cara de cordero a medio morir jalaba el brazo del por menos de un mes mayor.
-Tenemos que, ahora ten disposición que si no para la disertación no sabrás nada.
-¿No te gustaría trabajar con ese Aoi-shii?
-¿QUÉ?
-Suzuki, si quiere gritar vaya al estadio pero aquí estamos en una sala de clases, compórtese por favor.- molesta la profesora ante tal grito de sorpresa, reto al rubio.
-Está bien…
-¡Mira las cosas que dices Takashima!- dijo en un tono más bajo.
-¿Qué cosas?, yo solo te proponía algo…- excusándose respondió.
-Si… trabajemos con Mika-san como siempre.
-Pero…
-Pero nada, ¡trabaja hombre!
Ya había pasado casi toda la hora de clases, en pocos minutos más iban a tocar para salir al esperado recreo para almorzar.
-Disculpen… ¿tienen un destacador?- el pelinegro acercándose y apoyándose en la mesa con sus dos manos preguntó.
-No.- contestó tajante el rubio.
-Yo tengo, toma- dijo el castaño claro con una gentil sonrisa en el rostro.
-Muchas gracias, Shima.- contestó antes de irse.
-De nada.
-Al parecer está interesado en ti, si incluso sabe tu nombre.- echado en la mesa prácticamente el de la venda en la cara comentó.
-¿Celoso Aki-chaaaan?- con una sonrisa cómplice preguntó.
-¿Yo celoso de ese?, por favor.- con un desaire en sus ojos hizo como si su amigo estuviera diciendo las atrocidades más grandes del mundo.
-Digo yo…- aún con esa sonrisa miraba al rubio.
El sonido del timbre cortó la tediosa clase de ese día, al fin hora de comer…
-Buaah… ¿qué trajiste para almorzar Reita?- con brillitos en sus ojos miraba a ver si su compañero de banco sacaba algo delicioso para callar a su hambriento estómago.
-Mm… algo no muy elaborado que digamos…- desganado contestó.
-Yo no traje nada… ¡Reita-chan me moriré de hambreeee!- con lagrimitas en sus ojos dijo al aire.
-No te preocupes, yo te doy del mío- con una voz varonil pasó el pelinegro dejando un pequeño paquete en la mesa de Uruha.
-Graaaciaaas Aoi-shii- completamente feliz agradeció el gesto.
-Es por el favor de hace un rato, no me agradezcas- sonrió mientras salía de la sala.
-Engreído…- dijo exhausto comenzando a comer su comida.
-No seas así, será todo lo que tú crees pero es muy simpático, deberías por lo menos abrirte a conocerlo.- ya en forma seria habló.
-No me interesa conocerlo Shima.
Ya era la hora de la salida, todos estaban arreglando sus cosas listos para dirigirse a sus respectivas casas, un solo detalle… el nuevo no hacía nada en señal de querer salir de su banco.
-Vamos Akira, Ruki y Uke ya deben estar en la puerta esperándonos.- desde afuera de la sala llamaba al mencionado.
-Ya voy…- algo no le parecía bueno, ¿por qué no se iba todavía?
Con la mirada puesta en el pelinegro salió del lugar silenciosamente.
-Hola Akira-san- saludó el menor.
-Hola…- aún absorto en sus pensamientos contestó.
-Yo y Uke vamos por la derecha, ¿Dónde viven ustedes?- interesado el menor preguntaba.
-En la misma dirección- contestó el castaño claro en lugar de Reita.
-Bien, entonces andando.
Después de hablar de mil y un temas distintos, reír de comentarios estúpidos y molestarse un rato cada uno debía irse a sus hogares.
-Te acompaño a tu casa Taka-chan- alegre propuso el rubio.
-Está bien, muchas gracias Akira-san- nervioso por las palabras del mayor comenzaron a caminar.
-Que les vaya bien, nos vemos mañana- dijo despidiéndose de los dos el castaño oscuro que a la vez le guiñaba un ojo a su amigo.
-¿Akira-san toca algún instrumento?- preguntó curioso Ruki.
-Sí, ¿lo dices por las uñetas de mi collar?- mostrando su accesorio seguía caminando.
-Etto… sí…
-Toco bajo… no soy un experto pero hago lo que se puede- humilde y mirando al cielo respondió.
-Ah… bueno aquí es.- paro su andar alegremente.
-Nos vemos Ruki.
-Si…- con una enorme sonrisa en su rostro abrió la puerta de hogar verificando que su acompañante hubiera dado media vuelta regresando.
Con sus audífonos puestos, caminaba por el trayecto largo hacia su casa, hoy también estaba su madre y no quería llegar temprano.
Una silueta lo bastante conocida divisó, un chico sentado a los pies de un gran árbol escribía algo en al parecer lo que era una pequeña libreta.
Paró su andar observando mejor y detenidamente, unas palabras en un tono bajo llegaron a los oídos de aquel chico.
-¿Yuu?