Tyra se había marchado hace una hora y la noche había caído. Kamira observaba el negro de la noche desde la ventana y miraba como una dulce brisa de agua bañaba débilmente la pradera que colindaba. Estaba cansada de que su novia no durmiera con ella ninguna noche y de que. Ella se metió la mano por el pantalón y empezó a rozarse la entrepierna mientras pensaba en su novia. Llamaron a la puerta y ella saco la mano inmediatamente.
-¿Si?- pregunto la chica.
-Soy yo ¿puedo pasar?-pregunto la abuela.
-Claro pasa, ¿qué quieres?-dijo Kamira.
-Venia a preguntarte si por casualidad ¿habías cogido tu una nota en mi mesilla?-prosiguió la abuela.
-No-escondió la chica rápidamente.
-Te creo pero por favor ni se te ocurra acercarte a ese sitio, entendido-dijo la anciana muy seria.
¿Donde esta eso?-pregunto la chica.
-No muy lejos a una media hora de aquí pero por lo que mas quieras no vayas-le advirtió.
-Vale, otra cosa ¿por qué no nos dejan salir de estos campos? ¿qué paso hace diez años y con mi hermana y mis padres?.
-Ya lo sabrás niña por tu entereza psíquica mejor que no lo sepas-le advirtió la mujer.
La anciana ya se había marchado y kamira se recostó en la cama pensando en todo esto. En como seria una vida con tus padres y tu hermana. ¿Por qué no ir al templo? Pero decidió que seria mañana por la noche cuando su abuela durmiera e iría acompañada de Tyra.
La mañana llego y Kamira se levanto como si el mejor día de su vida fuera a suceder y ella lo supiera. Se cambio de ropa interior y se vistió con ropa negra. Bajo a desayunar y allí la esperaba su abuela y para su sorpresa Tyra que le sonreía desde la mesa.
Ella se sentó y desayuno también.
Después del desayuno subieron como todos los días a su habitación y allí una encima de otra en la cama se desnudaron. Una le comía toda la boca y la que estaba debajo le metía le tocaba el culo. Tyra fue besando el cuerpo de su compañera mientras descendía en el. Llego a la entrepierna y allí empezó a abrir el vagina con una mano y con la otra tocaba los pechos. Kamira respiraba hondo y emitía sonidos de placer.
-¿Esta noche después de cenar me acompañas a ese templo del que te hable ayer?-pregunto Kamira.
-Claro por ti lo que sea no quiero perderte, nunca me lo perdonaría-le respondió la otra sonriente.
-Susssssssssssss silencio que nos va a oír-decía Kamira con el dedo en la boca a su compañera.
-Vale, vale ya tengo mas cuidado-le respondió Tyra nerviosa.
Las dos muchachas salieron sigilosas de la casa. La noche era muy oscura y se repetía la débil brisa del día anterior. Las dos muchachas avanzaron por la ladra siguiendo las instrucciones del mapa que tenia. Ya habían caminado durante mucho tiempo sin encontrar el templo que buscaban.
-No se ve nada Kami- le dijo Tyra.
-Sigamos estaremos ya cerca confía en mi-le dijo Kamira para tranquilizarla.
-Tengo miedo vamonos y ¿por qué no podemos venir por el día?-decía Tyra.
-No calla, amm quizás sea hay detrás de esos árboles-dijo Kami.
Las dos muchachas cruzaron la pesada arboleda y allí estaba una inmensa especie de capilla se encontraba delante de ellas. Avanzaron el tramo hacia la puerta del templo y Tyra se quedo fijamente mirando un cosa en el suelo.
-Mira Kami una muñeca de porcelana aunque tiene pinte de estar hace mucho tiempo porque esta rota y medio enterrada ¿qué hará aquí?-pregunto Tyra.
-No lo se deja de fijarte en cosas de esas y entremos-termino diciendo Kami.
Tras abrir la gran puerta principal de la capilla estas encontraron que en las paredes de esta había unos grabados. Se podía diferenciar un grupo de personas que eran acechadas por gente que entornaba antorchas. Una viñeta de estos grabados que llamo la atención de Kamira fue una en la que había cuatro personas. Ellas eran una familia como la suya que corrían de un grupo de gente con antorchas.
Kamira se quedo fijamente mirando una de las vidrieras que se encontraba en lo alto y vio reflejada una luz titubeante como el fuego.
Corre-grito Kamira agarrando a su compañera para sacarla de alli.