Se estiro adolorido. Era increíble llevaba meses viviendo con House y aun dormía en el sillón, a veces el mismo se preguntaba como podía soportar todo eso.
Miro a su derecha esperando ver la bolsa de dormir con la pequeña Layleen, la niña solo llevaba un fin de semana con ellos y no dejaba de intrigarle porque House había aceptado cuidarla, eso era no típico de el.
Se levanto y guiado por la voz infantil se dirigió a la cocina.
“¿Qué clase de padre no sabe hacer Hot Cakes?” Layleen miraba desafiante a House.
“Evidentemente el tuyo. Ahora muévete que no tengo todo el día” La empujo con el bastón apartándola del camino. Oh, genial. Mirándolo en la entrada de la cocina estaba Wilson.
“¡¡¡Quiero Hot cakes!!!”
“y Wilson quiere miel sobre hojuelas” Señalo al oncólogo que lo miraba ofendido “No puedes tener todo lo que quieres en esta vida, niña”
Layleen observo a House salir de la cocina en busca de su vicodina. El silencio incomodo reino el lugar, la pequeña aun no sabia como tratar al amigo de su padre.
“¿te gustan los waffles?” Pronuncio Wilson ganándose una sonrisa de real simpatía hacia el.
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Miro a Layleen en el asiento trasero de su volvo, la niña tenia la mirada perdida entra la gente que se preparaba para la navidad, padres que llevaban a sus hijos hacer las ultimas compras para ese día tan especial. Debía de sentirse terriblemente sola al pasar la navidad con ellos, House no era exactamente un padre modelo y el por su religión nunca había celebrado ese día.
“Se va matar en esa moto” Layleen lo miraba por el retrovisor esperando que le diera la razón sobre el asunto de la moto y su padre.
“¿House?, no creo, mala hierba nunca muere” Escucho la risita de la pequeña.
“Tu lo quieres” Mas que una pregunta la frase sonó a una afirmación que el silencio le confirmaba a la pequeña.
“Eres inteligente y no serviría de nada ocultarte lo que siento por tu padre” Wilson hizo un silencio, su mirada reflejaba toda su tristeza acumulada con el paso de los meses “…pero no te preocupes no pasara nada”
“Tu me gustas y no veo porque a mi papa no puedas gustarle también… eres muy lindo” Le dio un casto beso en la mejilla al oncólogo dejándolo sorprendido “Iré a buscar a Chase, me prometió cuidarme hoy”
Estaciono el auto, vio como Layleen salía disparada en busca de Chase. Miro por un momento el hospital Princeton-Plainsboro y luego la puerta abierta de su volvo, a nadie le hacia daño que el no estuviera en el hospital ese día ¿verdad?
Entro al coche con seguridad. Todos sus pacientes estaban con sus familias en esa fechas, quien querría visitar a un oncólogo días antes de navidad, no era precisamente el mejor regalo que te digan que estas muriendo de cáncer.
Inconscientemente manejo el volvo hasta llegar a un gran almacén, observo a todo esos padres comprando regalos para sus hijos, ¿Qué hubiera sido de su vida si hubiera tenido hijos? Quizás en este momento no estaría aquí en primer lugar o al menos no estaría solo en medio de todo esta gente.
La imagen de la pequeña lo hizo entrar decidido a la tienda. Le haría a Layleen una navidad y también se daría la oportunidad de disfrutar un poco de la felicidad que embargaba a todos, quizás hasta podría hacer lo mismo con House.
Compro unas esferas, el árbol, regalos para Cuddy, Foreman, Chase y Cameron hasta House recibiría un regalo bastante especial esa noche aun contra su voluntad. Solo faltaba la personita que lo animo a hacer eso.
Camino por el departamento de niños. Si bien Layleen era aun una pequeña, sabia con claridad que era demasiado inteligente casi tanto como el mismo House y que por lo tanto no disfrutaría de regalos demasiado infantiles.
“Disculpe señorita, necesito un consejo” Se acerco a la encargada del departamento. La joven le sonrió amablemente y pudo notar que el nombre en su gafete decía Iyali.
“Me gustaría saber que seria lo mas adecuado para regalarle a una niña de 7 años” Sonrió nervioso cuando varias madres lo miraron con ternura “Es la hija de mi compañero y no tengo la menor idea” Algunas lo miraron desilusionadas.
“Puede ser que a la hija de su novio le gusten las cosas como High School Musical o algo así” Se sonrojo ante la palabra novio, eso no era no le quería dar ha entender “No es buena idea darle ropa a un niño en navidad mataría sus ilusiones”
“House me mataría si le comprara algo así a Layleen, el odia High School Musical…bueno el odia todo” Soltó una risita nerviosa notando que la joven lo miraba sorprendida.
“¿House? ¿El Dr. House?” La joven tenia una sonrisa enorme “Usted debe ser el Dr. James Wilson, ¿no es así?”
“Si, soy yo, ¿Cómo conoce al Dr. House?”
“El le salvo la vida a mi hermana, tenia el síndrome del corazón roto pero tuvo otras complicaciones”
Wilson hizo memoria, debía ser Stephanie, la chica que había vencido a House en el póker y el black Jack. Sonrió “Recuerdo a tu hermana era agradable, solía platicar mucho con ella”
“Lo se, ella también hablo mucho de usted…venga conmigo, creo saber que podría regalarle a la pequeña” Se encaminaron hacia la sección de películas y videojuegos.
“Si la niña es parecida al Dr. House algo de aquí debe gustarle” Se despidió de la joven amablemente, haciendo una nota mental de comprarle algún obsequio de agradecimiento a ella y a Stephanie, esa chica le había ayudado ha aceptar sus sentimientos por House.
Al final le compro a la pequeña un par de películas, videojuegos por que si era hija de House tenían que gustarle los videojuegos y otras cosas mas para que se entretuviera durante su estancia en Nueva Jersey. Salió del almacén con el ánimo renovado y el espíritu navideño.
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En el hospital Plainsboro el Dr. House se aprovechaba de que Chase cuidaba de Layleen mientras Cameron hacia su papeleo y Foreman pasaba consulta para mirar porno en su computadora. Claro, hasta que Layleen irrumpió en su oficina, dando saltos de felicidad, la mocosa estaba cantando.
“Quería hablar contigo sobre el Dr. Wilson” House rodo los ojos, ya lo veía venir desde que el oncólogo accedió a hacer waffles para la mocosa.
“¿conmigo para que? Si quieres saber algo sobre el pregúntaselo tu niña” Layleen lo miro molesta, cruzándose de brazos.
“El te quiere mucho a pesar de que seas así, vejete” Tengo que hablar seriamente con Baker sobre esta niña. Tomo su bastón y avanzo dispuesto a salir de ahí.
“El no sabe lo quiere, nunca lo ha sabido…tal vez esa sea la razón por la que se ha casado tres veces, ¿no lo crees?”
“El es lindo mas que Cuddy o Cameron, si lo aceptas ya no estarías tan solito y seriamos una familia” Se detuvo para mirarla antes de abrir la puerta.
“Para tu información me gusta mi vida tal y como es, y en ella no hay lugar para una familia” Abrió la puerta dispuesto a irse, pero un leve empujón se lo impidió lo ultimo que pudo ver fue a Layleen salir corriendo con lagrimas en los ojos.
Lo había dicho sin pensar y ahora la estúpida opresión en el pecho no lo dejaba tranquilo, seria mejor darle una visita a su conciencia, después de todo Wilson era el sensible.
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Escucho la puerta abrirse y el sonido del bastón irrumpiendo en su consultorio. Eso solo podía significar que cierto doctor se ocultaba de Cuddy…de nuevo.
“¿Qué es eso?” House observo las bolsas junto al escritorio, en una de ellas sobresalía papel para regalos.
“Algo que compre para el árbol de navidad” El oncólogo lo menciono restándole importancia.
“¡Tu eres judío! ¡No celebras navidad!” Se dirigió hacia Wilson, señalando lo obvio.
“Pero como esta la niña aquí pensé que seria algo…” Alzo la mirada, este año Layleen estaba en casa era suficiente motivo para celebrar navidad.
“El problema Jimmy-Pooh es yo no voy ha aceptar eso en mi casa” Dejo su bastón encima de las bolsas, observando atentamente al oncólogo.
“Es una niña, House, no puedes tratarla como lo haces con tus empleados o conmigo” House se torno pensativo, recordando lo sucedido el momento anterior en su oficina, lo que decía Wilson era cierto, pero hacer lo contrario le haría creer que se estaba ablandando.
“¿Por qué la trajiste aquí?” Dijo Wilson interrumpiendo sus pensamientos.
“Baker cree que tiene una extraña enfermedad hereditaria o algo así” Alzo la vista dudoso hacia su compañero “Me dejo tenerla hasta después de año nuevo, el tiempo suficiente para hacer todo los exámenes de todas las enfermedades”
Respiro profundo. Así que de eso se trataba todo, Layleen simplemente era para House otra paciente con una enfermedad misteriosa que resolver. Cerro los ojos, no quería verse decepcionado en frente de House, el realmente pensó que estaba cambiando.
“Ni siquiera se si es mi hija o no, aunque lo supongo por como se comporta” La voz del otro medico lo saco de sus pensamientos, ¿sonaba culpable?
“¿Qué le hiciste?” Levanto la vista. House pudo ver el rostro cansado fusionado con decepción.
“¿Por qué crees que le hice algo?” Salió de ahí huyendo lo más rápido que pudo con un dolor extraño en el pecho.
Wilson lo siguió dispuesto a saber que había pasado en su ausencia.
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En la azotea del hospital soplaba fuertemente el viento helado del invierno. Layleen había llegado corriendo hasta ese lugar con lágrimas en los ojos. Suspiro con un dejo de tristeza. Había añorado tanto conocer a su padre que no le había importado lo que su madre había dicho de el, creyó que se alegraría al verla y que ella podía hacerlo cambiar.
La puerta de la azotea se abrió de golpe. Voltio a ver de quien se trataba limpiando sus lagrimas para tener una mejor visión. Era el Dr. Wilson, ese hombre le gustaba, era todo lo que siempre había querido en un padre, era tan distinto al que le había tocado.
“Hola hermosa” el oncólogo se sentó a su lado mirándola con ternura “Se lo que paso, me lo conto todo, pero yo tengo una sorpresa en la casa que te hará sentir mejor”
Sonrió internamente. Ese hombre podía lograr que su padre le contara todo, los había observado desde su llegada, se veían más unidos y puedo ver algo más entre ellos, aunque el viejo lo negara estaba segura de que el quiera al oncólogo tanto como este decía quererlo a el.
Cambio su expresión triste por una triunfante. Lo tenia decidido antes de año nuevo emparejaría al viejo con el simpático oncólogo. Tal vez solo hacia podría tener la familia que deseaba.