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Abtra-erel, la joya de sangre por LaYoska

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Notas del capitulo:

aqui la siguiente parte, espero les guste, esto va lento, pero va avanzardo poco a poco.

02.

 

Nikhel estaba limpiando el grabado, totalmente ensimismado en la tarea, eso le encantaba, descubrir centímetro a centímetro una obra de arte antigua, estaba en eso cuando sintió a su hermana tocarle el hombro.

 

-Hermano, es hora de irnos

-Aún es temprano- dijo él- acabamos de llegar

-no, no es cierto- dijo resoplando, pudo escuchar cerca la risa de Luke- tienes aquí cuatro horas, todos los demás se fueron, eres el último

-¿Qué?- Nikhel parpadeó y miró alrededor, realmente era el último en el lugar, suspiro, no era algo raro, él siempre se obsesionaba con su trabajo y todo los demás desaparecía, regresó la mirada al grabado que mostraba a la Diosa otorgándole la “joya de sangre” a su guerrero

-Se la llevaron- su hermana miraba el hueco de la frente del guerrero, el también hizo una mueca, la joya, tal vez la más importante de ese grabado había sido robada

-Si, se la llevaron- dirigió su mano al hueco, tocando el relieve con sus dedos cuando algo le cortó, alejó la mano, viendo la sangre llenar sus dedos

-oh, hermano, otra vacuna contra el tétanos- dijo ella girando los ojos, iba a tomar su mano cuando algo hizo un ruido fuerte y entonces el grabado se movió, era la entrada a una enorme estancia, aun sorprendido entró con cuidado

-¿qué carajos?- Luke expresó su mismo sentir, ahí habían ricas telas, joyas, flores incluso y todo estaba fresco, era como si ese mismo día hubieran entrado a dejar los tributos

-¿hermano?

-esto es imposible- continuó caminando, no había lógica en eso, a menos a que fuera

-magia, debe haber magia- Luke rió enormemente complacido, Nikhle sabía lo que eso significaba, muy pocos humanos podían hacer magia, eran realmente muy pocos, él tenía la suerte de conocer a dos, Luke que podía controlar el fuego aunque no iniciarlo, además de Iara, que podía diagnosticar a una persona con sólo tocarlo, aunque no tenía capacidad curativa, pasó entre unas cestas llenas de un semilla marrón y vio un lecho, sentía su corazón acelerarse mientras abría los cortinajes y veía al ocupante del elegante camastro

-no puede ser- sentía que el aire había dejado sus pulmones, estaba ahí… ahora se daba cuenta que su pintura no le hacía justicia, era tan hermoso… no, hermosa, vio el vientre abultado, sintiendo una extraña furia dentro de él, decidió ignorar ese hecho para tocar el rostro bronceado, su mano temblaba, temía que en cuanto le tocara desapareciera, sintió a su hermana y a Luke cerca, ambos profirieron una aspiración de sorpresa e incredulidad, él estaba demasiado centrado en observar esas facciones que solo se mostraban en sueños- oh, diablos- dijo al notar que una gota de su sangre iba a los labios entreabiertos de la figura, retrocedió un poco cuando sus ojos se abrieron, haciéndole sobresaltarse por la sorpresa, era como si solo hubiera estado dormida, estaba casi hipnotizado por la lengua rosa que retiro los restos de sangre, se incorporó lentamente, tomando su mano, esa misma lengua acarició la reciente herida y con una sensación de calor esta se cerró.

 

-volviste- Nikhel tuvo que mirar con detenimiento para notar los delgados labios que se movían, ya que podría haber jurado que había escuchado al voz sólo en su cabeza- te estuve esperando, por mucho tiempo, Nabeun

-¿Nabeun?... ¿quién eres tú?- aunque temía la respuesta se atrevió a hacer la pregunta

-Soy Abriena- por una fracción de segundo le pareció ver dolor en esas orbes de oro, sus oídos parecían no haber registrado lo dicho ¿realmente había dicho que era la Diosa? ¿Cómo era posible que sobreviviera tanto tiempo en ese estado?, una sonrisa marcó los labios de la aparición- creo que olvidas que soy una Deidad, guerrero y puedo hacer muchas cosas más allá de tu comprensión humana

-yo…- no podía responderle nada más, no encontraba las palabras

-hermano- la voz de Iara lo devolvió a la realidad, miró a sus acompañantes ambos parecían muy sorprendidos, pero no miraban a la Diosa sino a él- ¿Qué? ¿En qué idioma están hablando? No entendí nada

-¿Qué? En el mismo idioma que yo les hablo ¿no?

-claro que no, suena totalmente distinto, no pude identificar ni una sola palabra- dijo Luke y luego miró a la Diosa- ¿Es usted la Diosa? Co… coincide con todas las descripciones de los cuentos- Nikhel miro a la Diosa que había fruncido el entrecejo pero era apenas perceptible, se levantó con fluidez a pesar del tiempo que había dormido y le tomó del rostro, el arqueólogo se perdió en esos hermosos ojos, sintiendo entonces el beso, mismo que respondió, su pecho se hincho y sus ojos se llenaron de lágrimas, era como volver a tener algo que creía perdido, aferró el cuerpo mucho más pequeño que el suyo, teniendo cuidado de no lastimarle por su embarazo ¿embarazo? Pero no pudo pensar más, porque la Diosa se alejó lentamente, parecía concentrarse en algo mientras cerraba sus ojos, era como si estuviera pensando algo y entonces abrió sus ojos, mirando a Luke

-lo lamento- dijo en el idioma normal, pero aun con un extraño acento- no entiendo por completo su idioma, pero sí, soy la Diosa Abriena

-oooh, joder, ¡esto es genial!- Luke empezó a brincotear- es el mayor descubrimiento de la historia, señores, vamos a hacernos famosos- expresó emocionado

-no, no podemos hacer eso- Nikhel salió de la nube brumosa donde su mente parecía haberse instalado- esto no es algo que suceda todos los días y la estaríamos poniendo en riesgo- dijo, ahora protegerle era al parecer lo único que podía pensar, se llevó las manos a las sienes, le palpitaba la cabeza de una manera furiosa- nadie debe saber que encontramos esta sala

-¿Qué? Pero- Luke parecía verdaderamente decepcionado- pero…

-no, sería muy riesgoso para ella, querrían conocerla, llevarla de un lado a otro y su estado- volvió a mirar el abdomen abultado y una peor punzada le atravesó el cerebro, la cabeza le iba a estallar- ugggh

-tranquilo- Abriena puso sus delicadas manos sobre las suyas y un alivio fresco se llevó lentamente el dolor- estas preocupándote demasiado, el bebé y yo estaremos bien, Nabeun

-gracias- dijo aunque sin sentirlo del todo

-¿no era Namern el nombre del guerrero?- preguntó Iara

-Nabeun- le aclaró Abriena y Nikhel se sorprendió al ver la hostil mirada que le dedicaba a su hermana- me temo que lo tradujeron mal

-oh- dijo ella, retrocediendo, al parecer percibiendo también la dura frialdad en las palabras de la Diosa

-debemos salir de aquí- la diosa se tomó del brazo de Nikhel y de algún modo sabía lo que debía hacer, lo rodeo con uno de sus brazos y con el otro lo levantó del suelo, cargándolo para llevarlo fuera de la habitación, vio a Luke que aun parecía contrariado pero ya no había discutido, en cuanto salieron la pared volvió a cerrarse

-vamos al campamento, creo que sería prudente revisarla- Iara le indicó el vehículo, sin decir una palabra subió a él, sintiendo cómo el pequeño cuerpo se amoldaba al suyo, produciendo una sensación de perfección que era casi imposible concebir, al ver el rostro se dio cuenta que Abriena dormía

-¿qué creen que signifique esto?- dijo a sus acompañantes, aunque sin levantar mucho la voz

-que de algún modo la leyenda es real… REAL, no es un mito, ni una religión, es real- Luke estaba en shock mientras conducía- la Diosa y el Guerrero existieron

-y ella te llama por el nombre del guerrero hermano ¿por qué?

-¿eres una reencarnación?- luke le miro rápidamente y volvió su atención al camino

-no lo sé- Nikhel, al igual que toda la nueva humanidad sabía de las reencarnaciones y que había casos que lo comprobaban- pero yo no recuerdo nada… solo… los sueños- sintió otra punzada en la cabeza, cerrando sus ojos con fuerza aunque no había sido tan fuerte como la anterior

-será mejor que descanses llegando- dijo Iara, tocándole el brazo y por algún motivo que no alcanzaba a entender su tacto le resultó repulsivo, por lo que sólo asintió, en cuanto llegaron llevó a su valiosa carga a su cama, recostándolo le abrigó y se quedó mirándole

-¿debería revisarlo?- ella se acercó, llevando su mano al vientre de la Diosa, pero esta despertó y le tomó la muñeca con brusquedad y le miro con sus ojos encendidos, pequeños colmillos adornaron la delicada boca

-no te atrevas, bruja- le soltó y Iara retrocedió aterrada, echando a correr

-¿por qué has hecho eso?- Nikhel le reclamó, con mayor fuerza que lo que hubiera deseado, pero ver a su hermana con los ojos llenos de lágrimas no le había sentado nada bien

-tal vez tu no la recuerdas pero yo sí- dijo llanamente, dándose la vuelta para acomodarse a dormir, esa frase le dejó aún más intrigado y salió para ver a Luke consolando a su hermanita

-¿qué pasó?

- no lo sé… llévala a su tienda y tú también descansa no… no le digas a nadie Luke

-sí, no te preocupes- dijo, abrazando a Iara de los hombros para llevarla a la zona donde estaban las mujeres acampando.

 

Nikhel volvió y observó a la figura durmiente, volteó a su derecha, observando su cuadro, sin duda era ella, pero los ojos cálidos y la sonrisa parecían ausentes, de pronto el agotamiento golpeó cada uno de sus músculos, ya mañana pensaría en lo sucedido, se quitó las botas, recostándose con cuidado en la otra cama que había ahí, la cual le pareció demasiado lejana a la de la Diosa, sus párpados se cerraron lentamente y se quedó dormido.

 

Su sueño fue intranquilo e irregular, imágenes de la Diosa le asaltaban, tomando el sol, sonriéndole o escuchando con atención y después acariciando su abdomen con una expresión serena en su rostro, pero todo cambiaba, veía seres deformes, demonios y una mujer que los dirigía, una mujer con los rasgos de su hermana, pero cuyos ojos enloquecidos le despertaron sobresaltado, estaba aún en la pequeña cama, pero su almohada había sido sustituida por el regazo de la Diosa, que le acariciaba el cabello, lo que le produjo una extraña calma después de semejante sueño.

 

-¿no recuerdas nada Nabeun?- dijo y pareció entristecerse un poco, la inexpresividad de su rostro se contradecía con los sueños o recuerdos que él tenía

-Nikhel… Nikhel, no soy Nabeun, mi nombre es Nikhel- rectificó, frotándose el rostro- no me llames Nabeun- por alguna razón escuchar ese nombre no le agradaba, más por el modo en que lo pronunciaba, con tanto cariño y reverencia, sentía celos, si, celos, no lo había identificado en un principio, pero estaba celoso, era algo extraño, tomando en cuenta que era muy probable que el fuera la reencarnación del guerrero, porque sin duda esa tenía que ser la única explicación, aunque según sabía sus recuerdos deberían de estar regresando, pero sentía como si algo los bloqueara

-Nikhel entonces- la suave voz lo regresó al presente, hubo un momento de silencio en el que ambos parecieron perderse en sus propios pensamientos- te llamé muchas veces entre sueños… por un momento pensé que no regresarías por nosotros

-yo te veía en sueños- dijo incorporándose, miró a la Diosa aún algo incrédulo por lo que sucedía- por eso me hice arqueólogo, para buscarte- luego miró hacia su pintura y Abriena hizo lo mismo

-¿Tú la hiciste?- dijo sorprendido, levantándose para acercarse donde Nikhel tenía su taller- no recuerdo que tuvieras este Don antes- ladeó el rostro para ver los detalles de la ciudad por la ventana de la pintura- es hermosa

-Sí, bueno- se sonrojó un poco- gracias, pero creo que es más bien por ti… aunque aún no la he terminado

-bueno, me tienes aquí, así que puedes terminarla ¿no?- le dedicó una sonrisa que se le antojó sensual y su cuerpo reaccionó, tomó aire para calmarse, joder, eso nunca, jamás le había pasado, que con una sonrisa alguien le excitara tanto, se aclaró la garganta

-hummm, si , supongo, solo que creo que en mi dibujo te ves distinto- miró la pintura y se percató que en sus sueños el bebé no nato no aparecía, se volteó ante la sensación de rechazo que le embargó, miro de soslayo a la Diosa que aún estaba concentrada a la fotografía, era absolutamente bizarro e indignante, pero sentía un rechazo absoluto hacia el fruto que crecía en Abriena, se sintió terriblemente avergonzado por eso, sabía que el cuento hablaba de que la Diosa había quedado embarazada del guerrero, pero sentía una repulsión antinatural por el bebé, casi como si supiera que no era suyo, le volvió a doler la cabeza

-deberías volver a la cama- Abriena sugirió sin mirarlo, con indiferencia en su voz- yo te sigo después

-si- por alguna razón no quería hacer más que descansar, no deseaba pensar en las emociones que lo contaminaban, se derrumbó en la cama, quedándose profundamente dormido.

 

Abriena miró por sobre su hombro a la cama, sintiendo un dolor atenazar su corazón, el odio, el rechazo, la culpa y la incertidumbre salían a oleadas de Nab… Nikhel, no lo recordaba, ni a él ni al bebé, una lágrima se desplazó por su mejilla, retuvo un sollozo, había identificado oscuros hechizos en Nikhel, hechizos hechos con odio y obsesión, sin duda tenía a una sospechosa principal, no obstante, aún estaba débil por su letargo y necesitaría ayuda para retirar esos sortilegios, solo le quedaba una opción, esperar y, por supuesto, llamar a Issacar, el Dragón era el único que lo podía auxiliar en esos momentos.

Notas finales:

listo, recuerden dejarme un comentario, por favor.


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