Tortura, tortura era lo único que aparecia en su mente en esos momentos Nabeun se encontraba sentado en el carruaje de Abriena, cortando fruta para su diosa, pero esa no era la tortura sino que
- Que cálido es tu pecho- Abriena sonrió, sentado entre las piernas abiertas de Nabeun, que con sus brazos rodeándole cortaba la fruta en tiras para dárselas de comer en la boca, siguiendo sus ordenes, cada bocado era una delicia, no sólo por el dulzor de la fruta, sino porque al acabar el bocado lamía la punta de los dedos de su guerrero que parecía estar controlándose en sobremanera, pero era divertido, se pegaba a su cuerpo, buscando el calorcito y el aroma del humano que nervioso le daba otro bocado, esta vez tomó su mano lamiendo los dedos por completo, limpiando el dulce néctar que escurría por ellos
- Su alteza- dijo el general casi en un susurro, era una tortura, su calidez, ese delgado y ondulante cuerpo pegado al suyo y su aroma, ese aroma exótico y en extremo excitante que llenaba sus sentidos
- Mmm? Esta delicioso- dijo mirándole con esos ojos de oro indescifrables, seductores y tan cambiantes como el humor de un gato (n/a: alguien niegue esto último XD)
- Me alegra que le gusten- dijo sonriendo, entonces el peli-azul tomó un trozo de la fruta con sus labios y dándose la vuelta puso el dulce trozo de fruta cerca de los labios de Nabeun- alteza…
- Se caerá- dijo aún con el fruto en sus labios, Nabeun trago saliva y se acercó mordiendo la dulce fruta, muy cerca de los labios del Dios que le atraía tanto, pero este no se alejó ni un poco invitándole a tomar el trocito que aún estaba dentro de sus labios- hazlo…- y no pudo detenerse con su lengua saboreo la fruta pero también esos suaves y hermosos labios, retirando el pedacito de fruta se lo comió…
- … ahhh… necesito salir- dijo tomando a la diosa de los hombros para intentar moverlo
- No te he dado permiso- dijo con una sonrisa, pero al mismo tiempo con un tono de voz severo
- Lo siento…
- Ji… es por…- la diosa dejó reptar su mano por el pecho del general, hasta su abdomen, tocando con la punta de sus dedos el miembro endurecido del humano, que se estremeció,-esto?- Nabeun cubrió su rostro y tomando la delicada mano la apartó un poco
- Si… es por eso… necesito salir
- Yo puedo atenderlo por ti- dijo con una sonrisa, escabullendo sus delicadas manitas bajo la tela, acariciando el miembro que reaccionó aún más ante aquellas atenciones
- Aaahhh su alteza
- Shhh silencio- decía mientras sus dedos marcaban círculos en la punta del pene del más alto
- Pero su alteza
- Shhh… es una orden- dijo mirándole a lo ojos, sentado a horcadas sobre sus piernas, mirándole de esa manera sensual y dulce…
- Ahhh- Nabeun se rindió, se rindió a sus deseos y a las manos y voluntad de su Dios, aún así, tomó el pequeño y delicado rostro para besarlo, esta vez voluntariamente, explorando con su lengua la cálida y dulce boca que tenía un sabor exquisito casi afrodisiaco, al separarse se embelezó con el rostro sonrojado de Abriena, le había tomado un poco por sorpresa, pero sin duda le había encantado, por lo que volvieron a besarse infinidad de veces, sin que Abriena dejara sus atenciones al miembro del otro
- Nnnn nunca terminarás así- dijo Abriena excitado también, pero intentando controlarse ya que sabía que no estaban lejos de la ciudad y los hombres alrededor del carruaje en movimiento podrían escucharlos, así que decidió inclinarse para lamer el pene de Nabeun, que gimió pero no lo detuvo, Abriena estaba perdido en dar aquella atención, lamiendo, chupando, metiéndolo en su boca, aunque en realidad se moría por tenerlo en sus entrañas, se concentro en su labor, mientras Nabeun acariciaba su nuca y su cabello, sin dejar de jadear perdido en el placer que la cálida boca del otro le daba, Abriena sintió el miembro temblar en su boca y aunque Nabeun intentó separarlo no lo hizo, bebiéndose la cuantiosa semilla de su guerrero
- Ahhhh aaah… Dios- Nabeun se dejó caer hacia atrás, acostándose en los mullidos cojines
- ¿se sintió bien?- Abriena se estiró sobre el cuerpo del otro, aún saboreándose
- …-
- Nabeun
- Por alguna razón no se si sea correcto que fue realmente bueno
- Mmmn no tienes que apenarte yo te provoque ¿no es así?- dijo besando su cuello, unas fuertes manos tomaron su rostro para así poder conectar sus labios con los suyos, disfrutando ese contacto esa cercanía, después del beso Abriena se acurruco contra el cuerpo del general, casi ronroneando, sintiendo por primera vez en su eterna vida un extraño calor en el pecho
- Ahhhh- no importaba que hubiera sido Abriena quien lo provocó, Nabuen no dejaba de sentirse terriblemente culpable. Se quedó así un largo rato hasta escuchar las trompetas
- Nnnnn- Nabeun miro el cuerpecito sobre él ¿estaba dormido? Si, lo estaba y se veía hermoso
- Su alteza, su alteza- dijo acariciando la delicada espalda, hasta ver que el otro había sus bellísimos ojos
- Que
- Llegamos a la ciudad