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La marca de Jeckyll por Kirah69

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Notas del capitulo:

Creí que no iba a acabarlo a pesar de que es corto, me quedé completamente en blanco, pero LO CONSEGUÍ

ARIGATOU por leerme

—Katsu-chan, necesitamos tu ayuda para un trabajo te apuntas?—Ginji le sonrea como siempre junto a Ban, sentados en la mesa del Honky Tonk, preparados para el nuevo trabajo que Heaven les haba conseguido.

—Por supuesto Ginji-san, sabes que siempre puedes contar conmigo—respondi el moreno con su amable sonrisa.

—Genial!! Muchas gracias Katsu-chan.

— Y qu es lo que tengo que hacer?—pregunt animado.

—Esta vez necesitamos que seas transportista—le contest Ban.

— Transportista? Est bien, dime los detalles.

—Tenemos que entrar en una gran mansin y sacar de all unos objetos que nos han pedido. T tendrs que esperarnos en la puerta con un camin. Los llevars a un almacn en un polgono cercano mientras nosotros entretenemos a los guardias y dems. Segn nos han informado habr mucha proteccin, por eso te acompaar otra persona.

— Quien ser? Himiko-chan o Shido-kun?—el trabajo le estaba pareciendo bastante sencillo.

—No, ellos no pueden, ya hemos intentado pedrselo—respondi Ginji con cara tristona.

— Entonces?

—No lo sabemos, Heaven lo traer ahora y tambin te dar la direccin del almacn.

—Bien, estoy deseando empezar.

Por la puerta del local entr la rubia Heaven con su, como siempre, provocativa ropa seguida de una figura vestida de negro que todos conocan demasiado bien.

—Hola Katsuki-kun! Has aceptado el trabajo verdad? Entonces l ser tu compaero—dijo la rubia sealando a su acompaante.

—Katsuki-kun, haca mucho tiempo que no nos veamos—los violetas ojos de Jeckyll se fijaron el los castaos del de las cuerdas.

—A-Akabane-san… t vas a ser el transportista?—escuchar su nombre salir de la boca de aquel hombre haba hecho que un escalofro recorriera todo su cuerpo y ahora intentaba no temblar ante su mirada penetrante.

—As es, seremos compaeros, te parece mal, Katsuki-kun?—le sonri y se sent junto a l.

—Bueno, ya podemos empezar con los detalles—Heaven comenz a contarle todo sobre lo que deban hacer.

Katsuki intentaba pegarse contra la pared, no quera ni siquiera rozar a aquel hombre, no quera volver a sentir su contacto, pensaba que si lo hacia no podra evitar soltar un gemido recordando lo que haba sucedido en la Fortaleza Infinita. Pero al contrario de lo que crea, el Dr. Jeckyll ni tan siquiera volvi a mirarle.

—Entonces nos encontraremos en el puente e iremos a recoger los objetos a la puerta de la mansin te parece bien Katsuki-kun?

— Eh? Am, s—el moreno ni siquiera estaba escuchando, tan solo poda recordar lo sucedido entre Akabane y l.

El pelinegro se march del Honky Tonk sin volver a mirar al de las cuerdas, quien por el contrario era incapaz de quitarle la vista de encima.

Lleg el da del trabajo y el Katsuki esperaba en el puente con impaciencia.

“— Por qu estoy as? Se supone que no tendra que querer verlo, pero no puedo sacrmelo de la cabeza. Ser resentimiento por todo lo que me hizo? Ese sdico se pas, por suerte Jubei no poda ver el estado en el que me encontraba, habra sido demasiado vergonzoso Cmo pude venirme con su ayuda? Es ilgico. Y encima me llen el cuerpo de cortes, pero es extrao que ninguno dejara cicatriz.”

La bocina de un camin lo sac de sus pensamientos. No conoca al conductor pero el acompaante era el Dr. Jeckyll. Subi al camin y se sent en la parte de atrs sin decir nada.

“—Suerte que estamos acompaados, as no intentar hacer nada”—pens el moreno observando a Akabane.

De pronto, cuando comenzaban a subir la colina que llevaba hasta la mansin, empezaron a disparar contra el camin reventando los cristales.

—Vaya, parece que ya empieza la diversin. Yo me encargare de ellos, vosotros seguir adelante hasta la puerta de la mansin—les dijo el pelinegro.

—Entendido—contest el conductor.

El Dr. Jeckyll se baj del camin en marcha y comenz a pelear, o ms bien a matar a aquellos que les estaban disparando. Katsuki lleg hasta la puerta de la mansin, donde Ginji y Ban estaban peleando contra unos cuantos tipos con muy mala pinta.

— Katsu-chan al fin llegas!

—Toma, mete esto en el camin y largaos, nosotros les entretendremos, aun nos falta otra cosa por recuperar—le dijo el del Jagan.

—Est bien, tened cuidado.

El moreno meti los objetos que le haban dado en el camin y se pusieron en marcha. Alguno de aquellos “protectores” intentaron atacarle pero fcilmente se libr de ellos con sus cuerdas. Pasaron por el lugar donde haban dejado al doctor pero all solo haba muertos con aquella caracterstica marca en forma de J en su espalda.

—Akabane-san…—el moreno no pudo evitar susurrar su nombre.

—Aqu estoy Katsuki-kun—el pelinegro se encontraba a sus espaldas sin un solo rasguo.

—Es-ests bien…—el de las cuerdas estaba sobresaltado.

—Por supuesto que lo estoy acaso creas que esos estpidos podran hacerme algo?—el Dr. Jeckyll se acercaba poco a poco a l.

—Am… no, claro que no, solo que…—se estaba poniendo nervioso y su corazn comenzaba a latir con fuerza ante la cercana de aquel hombre.

— Estabas preocupado por mi?—sonrea divertido ante la posibilidad de haber marcado tan profundamente al moreno.

—E-eh… bueno… ahora eres mi compaero… —era incapaz de reaccionar, ni siquiera saba si lo que quera era huir o acercarse ms a l.

—Katsuki-kun, eres muy fcil de descifrar lo sabias?—acarici su rostro con la punta de los dedos bajando por su cuello.

El pequeo suspir y cerr los ojos un instante mientras intentaba tranquilizar a su cuerpo que no dejaba de vibrar descontrolado. El Dr. Jeckyll sac un bistur y realiz un fino corte en el cuello del moreno quien tembl y call al suelo sintiendo las piernas como gelatina.

— Quieres ms verdad? Te quedaste con ganas la ltima vez—el pelinegro sonrea perversamente mirndole desde arriba. Cerr la puerta que comunicaba con la cabina del conductor y se acerc de nuevo al joven—Pdemelo, quiero or tus suplicas.

El cuerpo del de las cuerdas ya estaba muy excitado a pesar de que apenas le haba tocado. En su cabeza segua intentando resistirse a aquel deseo que provocaba Akabane en l con tan solo su presencia.

—Yo… yo no… no deseo eso… Por qu iba a querer ms?—agachaba el rostro para no ver al pelinegro y que este no viera su rostro sonrojado.

—Muy bien, en ese caso no har nada—con una sonrisa mayor a la anterior el pelinegro pas a la cabina y se sent en el asiento del copiloto.

El moreno estaba sobresaltado, pensaba que a pesar de su negacin el doctor insistira y volvera a hacer lo de la otra vez. Y, en el fondo, tal vez lo deseaba.

Llegaron al almacn donde deban dejar la mercanca sin ms incidentes y una vez que lo descargaron todo el camionero se march dejando solos a los otros dos transportistas.

—Bueno Katsuki-kun, aqu acaba el trabajo. Ha sido un placer trabajar contigo, tal vez nos veamos en otro encargo. Adis—el pelinegro se dio la vuelta y comenz a caminar en direccin a la ciudad.

“— Va a marcharse? No va a hacerme nada? pero yo… yo…” A-Akabane-san!

— S?—el Dr. Jeckyll apenas gir la cabeza para verle por el rabillo del ojo.

—Akabane-san yo… yo quiero… —Al moreno le resultaba muy difcil pronunciar aquellas palabras. Su corazn golpeaba muy fuerte contra su pecho y le costaba respirar.

—Dilo.

—Yo… YO QUIERO QUE ME POSEA!!!—al darse cuenta de las palabras que haban salido ya incontrolables de entre sus labios se tap rpidamente la boca y se sonroj aun ms.

—Buen chico, Ves como no era tan difcil?—el pelinegro haba aparecido rpidamente a sus espaldas pegando su cuerpo al de l. Acarici los labios del moreno con los dedos y lami su cuello—voy a hacerte disfrutar mucho.

Lo llev al interior del almacn y cerr la puerta. La nica luz que haba era la de la luna que entraba por unos pequeos ventanales en la parte ms alta. Comenz a besa al de las cuerdas sintiendo como su cuerpo temblaba entre sus manos. Sac uno de sus bisturs y rpidamente se deshizo de la molesta ropa que cubra al pequeo. Desliz las manos por su espalda comenzando a realizar pequeos cortes que hacan vibrar al moreno cuyos gemidos eran callados por los labios del pelinegro que saboreaba la sangre que haba provocado con mordiscos en sus labios. El calor de ambos cuerpos aumentaba al igual que el ritmo de sus respiraciones y sus latidos. El corazn de Katsuki pareca desbocado en su pecho como si en cualquier momento fuera a explotar. Deseaba aquello, sin ninguna razn lgica, lo deseaba desde que le haba besado por primera vez con aquellos labios tan fros que solo l poda llamar tiernos. El doctor tir una de las sabanas que cubran los objetos de aquel almacn al suelo y tumb al moreno sobre ella. Se quit tranquilamente el abrigo y el sombrero observando el rostro sonrojado y ansioso de su amante sabiendo que ya era suyo. Se coloc sobre l y comenz a besar su pecho desnudo realizando pequeos cortes con su bistur que volvan loco al moreno. Lami los sensibles pezones y los mordi provocando que finos hilos de sangre y saliva se deslizaran por su pecho. Comenz a masturbar al de las cuerdas, primero con su mano y luego con su boca, torturando su miembro con movimientos lentos e intensos. El pequeo gema y arqueaba su espada por aquel doloroso placer.

—A-Akabane-san… no puedo ms… me vengo… por favor… —suplicaba al pelinegro queriendo liberarse de una vez de aquella presin.

—De eso nada, aun queda mucho ms, esta vez te har sufrir un poco ms porque la ltima no pude divertirme todo lo que me hubiera gustado.

Puso de rodillas boca abajo al moreno, acariciando su trasero y lamiendo su entrada. Katsuki intent desahogarse l mismo con una mano pero el Dr. Jeckyll se lo impidi atndole las manos con su corbata a la espalda.

—Eres un chico muy malo, no debes hacer nada que yo no te permita, ahora me perteneces—su sonrisa era perversa, el moreno estaba asustado pero ya no poda hacer nada, el placer lo dominaba por completo.

Akabane sac un par de bisturs e introdujo por el mango uno a uno en el interior estrecho del pequeo que se retorca del dolor. El doctor tena una mirada ardiente, estaba disfrutando mucho ms que cuando mataba, aquel chico despertaba en l un deseo que ya crea desaparecido. Era tan sensible, tan dulce, tan inocente… todo lo que a l le faltaba lo tena aquel muchacho y se lo poda arrebatar de aquella forma tan placentera. Acarici la piel que haba entre los testculos y la entrada ahora invadida por los bisturs del pequeo y se le antoj marcarla. Sac una nueva arma y realiz unos cortes en aquella zona diferentes a los que le haba hecho hasta ahora. Katsuki intent apartarse pero el pelinegro se sujet firmemente. Despus de realizar los cortes sac los bisturs de su trasero y los sustituy bruscamente por su duro miembro que estaba ya listo. Provoc mucho dolor y sangre en la entrada del pequeo pero que al cabo de una cuantas envestidas se torno en intenso placer.

—Katsuki-kun, eres realmente estrecho, es muy agradable—le susurr al odo.

Sali de l un instante para ponerle boca arriba y penetrarle nuevamente con dureza. Quera observar aquel rostro tan hermoso, ahora aun ms, con las mejillas de un color carmes intenso con lgrimas rodando por ellas pero con una expresin de gran placer.

—Ah! Aka-bane-san! Ms! Ah!—su corazn estaba descontrolado y para l el mundo entero haba desaparecido, tan solo quedaban ellos dos y ese enorme placer.

Sentir el duro miembro de aquel hombre en su interior era lo que haba esperado desde aquella vez y el placer que senta era mucho mayor al que poda haber imaginado. Sin necesidad de ayuda alguna se vino entre sus vientres con un gemido mayor a los anteriores mientras el pelinegro admiraba aquella expresin de xtasis y se vena a su vez en el interior del moreno. Se qued unos instantes dentro de l, disfrutando de aquel calor que le daba, de aquella vista tan maravillosa, para despus salir bruscamente del moreno, levantarse y vestirse como si nada hubiera ocurrido.

—A-Akabane-san…—el moreno quera pedirle que se quedara con l, quera preguntarle si lo volveran a hacer pero no se atreva.

—A partir de ahora eres mo, me perteneces solo a m. Si algn otro intenta follarte ver la marca que te he hecho y sabr que eres mo y si aun as te hace algo le matar. Porque ahora solo yo puedo tocarte, te ha quedado claro?—le dijo mirndole mientras se colocaba el sombrero.

—S, Akabane-sama—respondi el moreno con una sonrisa de felicidad en su rostro. Saba que aquello era lo nico que podra lograr de aquel hombre, pero eso le demostraba que le deseaba, que le quera solo para l, supo que aquella era su forma de decirle “te amo”.

Cuando el Dr. Jeckyll se march Kastuki intent calmarse un poco antes de salir. Llev los dedos hasta aquel corte distinto que le haba hecho por debajo de su entrada. Los cortes formaban una J, la marca de Jeckyll. Supo que aquello dejara una cicatriz que nunca se borrara y pens “Soy suyo, solo suyo para siempre” y sonri aun ms feliz.

Notas finales:

Espero que te haya gustado, por favor me encantaria recivir un review tuyo, con tu opinion, sugerencias, quejas etc...

Arigatou de nuevo por leerme ^^


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