Al día siguiente, en clases, Kurt no podía pensar en otra cosa que no fuera en lo que ocurrió durante la noche. Su mente divagaba, pensando en las infinitas posibilidades que pudo haber tenido… el no levantarse de la cama guiado por esa melodía infernal y aquel fantasma, que quizás fuera un simple producto de su imaginación, alterada por la historia que había escuchado, pero entonces… ¿La melodía la imaginó también?
Su cuerpo temblaba aún con el solo recuerdo de aquella experiencia paranormal. No prestaba atención a la explicación de la monja, no le interesaba saber nada. su mente era un caos, mirando por la ventana, deseando poder salir de aquel lugar. Tenía miedo. Miedo a que lo que Lance había dicho fuera verdad. El había visto al fantasma y ahora temía por su vida, no quería morir, no aún, sin haber logrado tantas otras cosas.
Las clases eran tediosas, hora tras hora, hasta que la campanada que anunciaba el descanso hizo acto de presencia, relajando a los estudiantes. Lance y su grupo, caminaron por los pasillos para conversar como era su costumbre. Lance estaba recargado en la pared usando sus brazos como una almohada improvisada.
- Demonios. Desearía poder salir de ésta prisión de monjas, odio a mis padres por obligarme a entrar a ésta horrible institución.
Kurt permanecía escondido en la esquina del pasillo, decidiéndose si decirle a aquellos chicos lo que vivió o irse sin decir nada a nadie. El miedo lo paralizaba. De todos sus compañeros, ellos parecían los que más confianza le inspiraba, y si, quizás no eran los mejores de la clase con excepción de Todd, eran rebeldes y en ocasiones eran los buscapleitos, pero de alguna forma, les parecía los más confiables.
Bajó su cabeza, dispuesto a marcharse, sin decir nada, por que después de todo, ¿Qué les diría? Ni siquiera eran amigos ni mucho menos habían mantenido una conversación, no podía solo llegar y pretender que lo entendieran.
Estaba por marcharse cuando Pietro lo notó y de el le siguió Todd y Lance. El peliblanco se acercó a el.
- Hola, miren a quien tenemos aquí, es Kurt el bobo.*
El chico simplemente trataba de irse, pero Pietro no se lo permitió y pronto Lance estaba también molestándolo.
- ¿Con que espiándonos no? Pequeño bobo.
- No Lance, yo…
- ¿Tu qué?
- Yo… lo que…
No sabía si debía decirle o no. Lance lo miró un segundo, se veía pálido y con cierto temor en sus ojos.
- Lo has visto ¿no? Al fantasma.
Kurt lo miró, pensando que tal vez Lance vio lo mismo que había visto. Pero algo le decía que quizás solo bromeaba con el acerca de eso.
- ¿De qué me hablas? ¿Cuál fantasma?
- Bien, supongo que no lo viste.
Todd miró a Lance y de el a Kurt. Algo le parecía extraño. Kurt temblaba, no sabía que hacer, decir todo o no. Miró a Lance y luego a los demás. Recordó lo que vio y las palabras que mencionó el chico. Entonces, trato de decirles, pero no directamente.
- Yo, los escuché ayer, lo siento, no debí… lo que dijiste de el fantasma…
- Si, lo recuerdo. ¿Qué con eso?
- Bueno… yo… no se si deba decirles. Quizás piensen que estoy loco o…
- Habla ya, hombre.
- Bueno…
Dudó nuevamente. Después de un rato, les dijo su experiencia.
- Anoche… escuché un piano tocando, me levante para ver… llegué a la sala de música y al abrir la puerta, el piano dejo de tocar y no ví a nadie. Pero sentí una presencia detrás de mí y ví una sombra, la seguí y ví… a un muchacho vistiendo el uniforme… pero no estaba vivo… creo que era el fantasma que mencionaste.
Miró a Lance, esperando una burla de el, escuchar las risas de los demás y que le dijeran que era un loco ingenuo, pero nada. permanecieron en silencio. Su nerviosismo aumentaba con cada segundo que pasaba. Finalmente, Lance habló.
- Bueno… no creí que realmente pasara esto. No creo en fantasmas y esas cosas, pero… en éste caso, puedo creer cualquier cosa… ven.
Lance tomo del hombro a Kurt y lo guió a los demás.
- Verá, no estoy muy seguro, no se si lo que me contaron sea mentira o verdad, pero desde hace varias noches siento que algo no anda bien. Creo que esa historia tiene algo de cierto, no por el hecho del fantasma merodeando los pasillos, si no que creo que algo se esconde detrás de las paredes de éste lugar. ¿Qué tal que ese chico no solo desapareció, si no que lo mataron? No estoy muy seguro, pero oigan, ¿Quién en su sano juicio inscribiría a su hijo en un lugar donde hubo un homicidio? Los suicidios… no se si sean verdad, pero algo escuche al respecto, varios padres sacaron a sus hijos con el temor de que fueran los siguientes, pero conociendo a ésta gente, son capaces de mentir y decir cosas que convenzan a la gente de que nada ocurrió.
Aquello los hizo pensar. Kurt habló.
- Si fuera así, quizás el fantasma que ví, sea ése chico que no puede descansar.
Los tres chicos lo vieron. Lance volvió a hablar.
- Escucha, no se que suceda aquí, si hay fantasma o no, la verdad no me interesa, pero lo que si puedo decir es que no dudo que hayas visto algo, que lo crea o no, importa poco. Si lo que me dijeron sea cierto… quizás debas tener cuidad, amigo.
Kurt tragó saliva, preocupado por aquellas palabras. No sabía que pensar. ¿Acaso creyó que si le creían se sentiría mejor, que lo animarían? Era absurdo, pero si guardaba aquello por mucho, no dudaba en que terminaría volviéndose loco. Bajó su cabeza, tratando de entender todo. Todd lo miró un momento antes de decir algo.
- Oye… no son los mejores, pero podemos ayudarte, apoyarte. Tienen pinta de bravucones pero son buenas personas, son mis amigos aunque aveces no lo parezca. Únete a nosotros, se parte del grupo.
Kurt lo miró, pensando en la propuesta. Igual no importaba, no serían amigos, pero tendría un centro de apoyo, que era mejor a estar en éste lugar solo, sin defensas. Miró de nuevo a Todd, que le sonreía y extendía su mano a el. Con duda, levantó su mano hasta presionarla con la del chico más bajo.
- Una pregunta. ¿por qué parece que las monjas te tienen odio?
- Es por mi antigua religión, mis padres… llegaron aquí tratando de adaptarse, pero les era difícil… después de un tiempo, se interesaron por el catolicismo y decidieron volverse… yo estaba inquieto, dudoso y con miedo. Me inscribieron a éste instituto con la esperanza de que mi fe en el catolicismo fuera mayor y pudiera adaptarme mejor que ellos. Eventualmente… trate de ser un orgullo para mis padres así que me esforcé por saber lo que fuera necesario, estudiando la Biblia y aprendiendo los rezos… soy inteligente y he logrado avanzar con mis estudios, pero parece que a las hermanas no les agrada mi presencia aquí.
Bajó su mirada, triste por lo último. Pietro intervino.
- Esas brujas, solo quieren ponerle piedras en el camino.
Lance habló enseguida.
- Cada vez que tienen oportunidad, le ponen pruebas muy difíciles para que no logré realizarlas, quieren expulsarlo, pero como vez, nunca les ha dado motivos, por lo que lo torturan de la manera que ya estás conciente.
- Lo se, lo he visto. Es injusto que solo se ensañen contigo solo por tu religión, me parece absurdo y mediocre.
Pietro sonrió.
- Si, es verdad.
Todd miró a los tres chicos frente a el. Lance colocó su brazo alrededor del cuello del muchacho.
- No dudes que siempre te defenderemos de esas pingüinos.
Todos rieron. Kurt ahora se sentía más aliviado, no se podría quitar de la cabeza aquella terrible sensación de miedo, pero ahora el peso sería menos al lado de aquellos chico que ahora formaban parte de su círculo social.