De pronto los labios se vieron unos sobre los otros mientras las ansiosas lenguas combatían a destajo por el control absoluto. Entonces paso. El clímax tan ansiosamente buscado apareció y los inundó del más poderoso de los placeres dejando sus cuerpos laxos y satisfechos.
Gaara miraba por la ventana mientras los demás cenaban, Temari y Kankuro estaban acostumbrados a su actitud taciturna pero esta vez los dos percibieron que era diferente. Algo preocupaba a su Kazekage.
¿Pasa algo malo?—preguntó Temari pero él pareció no oír.
¡Gaara!—le grito el castaño atrayendo la atención del otro y miro a la rubia como diciéndole así se hace. --¿Te pasa algo malo?—preguntó después. El otro solo negó con la cabeza y volvió a su posición anterior.
Esto debe ser por lo que habló con Naruto—dijo Temari y el titiritero asintió con cara pensativa. ¿De que habrían hablado esos dos?
El pelirrojo se sentía raro por lo dicho y hecho en casa de Naruto. Se había dado cuenta de pronto que aunque el rubio era igual que como él lo conociera años antes, él mismo ya no era ese joven. Se sintió un viejo pervertido aunque sabía de sobra que no lo era.
Además Uzumaki no se había resistido a él y eso le dejaba alguna esperanza aunque sabía que muy poca pues el otro había admitido sin admitir nada que para él Yakushi era especial.
A Naruto se le vino una peregrina idea a la mente que no dejo pasar y sin hablarlo con el padre de su hijo, ya que el desgraciado se había ido cuando el despertó fue con Sakura y le contó su plan.
Sakura chan, necesito que dejes quedarse a Kabuto en Konoha. Los dos sabemos que ese loco puede que halle la cura para Kitsune y yo quisiera que lo intentara aquí. El no tiene aliados afuera y puede que Itachi le de caza y nos quedemos fritos mi hijo yo—le dijo a su antigua compañera de equipo.
Naruto, no puedes estar hablándome en serio. Sabes que Kabuto es un ninja buscado y yo no tengo forma de defenderlo ante las otras aldeas—explicó la Hokage.
Sé que sabrás como Sakura chan, tú eres muy inteligente. Diles que es por un caso urgente, que solo el puede ayudarnos. Miente si es necesario pero ayúdame. Solo eso te pido por los viejos tiempos—le dijo el rubio con ojos de cordero degollado.
Ella hizo una mueca de disgusto y respondió—Muy bien pero si llega a causar molestias o desorden en la aldea…--
Yo mismo le doy un zape por menso—dijo el rubio.
¿Y donde se quedará?—preguntó curiosa la pelirrosada.
Etto… creo que en mi casa estaría bien—respondió algo tímidamente el genin.
Estas coladito por él—aseguro con una sonrisa la de ojos verdes.
¿Por qué rayos hiciste eso?—pregunto el peliplateado.
Piénsalo bien. Así podrás trabajar con todos los materiales sin verte perseguido. Además… ¿Qué tienes allá afuera? Solo tener que escapar y esconderte. Tanto de Konoha como de Itachi y los suyos—le dijo con una razón inmejorable el rubio.
El otro lo miro serio unos segundos con sus profundos ojos negros y después lo abrazó para posar su mano en la frente del ojoazulado.
Un poco cohibido con sus mejillas sonrojadas el otro preguntó--¿Qué estas haciendo?—
Debes tener fiebre—dijo el más alto.
Empujándolo el otro se separó y le gritó—Tengo la razón. Es lo mejor—se sentía ofendido.
A eso me refiero. Debes tener fiebre. De otro modo no dirías cosas tan coherentes—dijo el peliplateado para disgusto de Naruto.
El hacer que Yakushi volviera a Konoha y se instalara como médico tal vez no fue la mejor de sus ideas pensó Naruto mientras veía como las demás médicas, jóvenes le dedicaban miraditas y cuchicheaban sobre él. Su físico no ayudaba porque el idiota era atractivo y se comportaba de lo mas amable posible con su hipocresía de siempre.
Idiota. Si supieran como es verdaderamente. Es un egocéntrico presumido. Y ellas babeándose todas por el doctor Yakushi. ¡Ah, es tan amable! ¡Y fíjate que lindo que es!—decía el rubio, lo último con una voz afeminada. –Me dan pena—agregó.
¡El que das pena eres tu Naruto!—dijo Sasuke salido de quien sabe donde. --¿Con que lo ayudas a que vuelva a la aldea y ahora te das cuenta de que se puede tirar a todas las tipas que se le ocurra? Eres un idiota. Y además… ¿Estas celoso? Pobre de ti. Mas bajo no puedes haber caído—añadió para disgusto del otro después.
¡Déjame en paz! ¿Quieres?—le dijo Uzumaki furioso.
No. No quiero. Lo que quiero que te des cuenta es de que ese tío no te conviene. No puedes confiar en él, te apuñalara por la espalda ni bien pueda y tu como tonto—le dijo el azabache.
Y a ti… ¿Qué te importa lo que me pase?—preguntó el rubio.
Creí que había quedado demostrado en casa de Sakura—dijo Uchiha. –Tu me interesas Naruto—añadió haciendo retroceder al otro un palmo ante semejantes palabras. ¿En serio estaba diciendo lo que estaba diciendo?
¡Yo que tu me detendría ahí mismo! ¡Deja de presionar a Naruto! Que el decida lo que quiere hacer—dijo una voz a espaldas de Sasuke, el susodicho volteo encontrándose con Gaara que le miraba con fiereza.
¡Tu mejor no te metas que no tienes nada que hacer aquí!—le dijo el dueño del sharingan.
No estés tan seguro—le respondió el otro. –Yo también estoy interesado en Naruto y él lo sabe—dijo el pelirrojo para sorpresa de sus dos guardaespaldas, Temari y Kankuro y para la de Sasuke.
Uzumaki les miraba a uno y otro sin saber como reaccionar.
Con que eso es lo que se traía Gaara—dijo admirada Temari.
Kankuro estaba con la boca abierta.
¿Qué rayos estaba pasando ahí?