EL REY DE LOS ASESINOS

Estaban parados contra la pared mientras al menos seis hombres les apuntaban con sus pistolas.Joey deseaba no haber aceptado la invitacion a todos a ver el duelo con Yugi.Y por la cara de Yugi tambien lo estaba deseando.

Estaba en la universidad de Hokkaido donde sabía que nadie le encontraría.

Su cabello había sido entintado de negro y ahora estudiaría en una pequeña universidad de ahí bajo una identidad falsa que le había conseguido su manager.

Verlo desde prudente distancia todos los días no solo era difícil sino tedioso.

Había hecho eso muchas veces pero no sería tan largo en ese caso porque tarde o temprano el decidiría terminar la vigilancia del objetivo y pasar a la acción pero no estaba preparado para pasarse semanas cuidando del mas chico de los Kaiba.

Llego temprano a recoger a su protegido como si solo se tratase de un compañero preocupado.

Después de todo ya no había necesidad de fingir con Mokuba pues el ya sabía y eso se sentía bien.

El menor de los Kaibas estaba preocupado hablando por su movil.

Seto había sido invitado al igual que Mokuba.

--Es tu deber ir.Pago para que mi hermano este protegido—dijo el CEO por el movil después de darle la infructuosa noticia de que debía visitar ciudad batallas para los inicios de los juegos de Pegasus y Kaiba.

Era una estupida idea.

Tener al criminal mas buscado en la casa de un millonario conocido.

Era como sostener una granada entre los dientes.

Una insensatez.

Estaba por salir de la habitación acompañando a Moki y su malhadado hermano cuando sonó su celular.

Era medianoche cuando un ruido lo desperto y al abrir los ojos encontro al rubio sonriente al lado de su cama.

Despertó temprano y salió a la terraza a tomar café encontrandose con una sorpresa con forma humana.

Aunque seguían de fin de semana Seto fue llamado a la oficina y su hermano insistió en ir con él.

En el auto ocasionalmente Seto lo miraba de soslayo y Wheeler se incómodo.

Quería disparar de cerca por eso no disparo hasta la mitad del último tramo de escaleras.Pero el enemigo se dio cuenta de su pretensión y escogió ese segundo exacto para escapar de dicho lugar.

Le llamaron a Mokuba para que accediera a una operación para su hermano en vista de que era su único familiar vivo.

Joey miro a Seto comer su helado definitivamente pasmado.

La sonrisa en su rostro era tan alegre que dudaba fuera el mismo Kaiba.

Cuando se separaron un poco con voz apenas audible el asesino preguintó--¿Por qué has hecho esto?—

Los ojos del castaño se fijaron en los del rubio.

Caminaba por el centro de la ciudad.Mostró su tarjeta identificatoria al portero que lo dejo pasar.

Sonó el teléfono móvil y atendió.

Estaba en su cama de hospital repasando la historia a relatar cuando un detective acompañado de un agente entraba en la habitación.

--Debemos hablarle señor Iragashi—dijo el detective.

Estaba en frente del portal de esa gran mansión blanca y azul.

Paso por el panel al lado de este una tarjeta como las de crédito y la puerta hizo un sonido metálico. Joey agarró del  brazo a su acompañante y lo introdujo en la propiedad con ligereza.

--¿Qué estas haciendo?—dijo el ex rubio empujando a Kaiba.

--Ya te lo dije—dijo el castaño muy decidido.—Me gustas—añadio y se acercó de nuevo al azorado asesino que sintió como era abrazado de nuevo.--¿Qué haras al respecto?—preguntó luego.

--El no quiere matarme a mi. Pero tu eres mas un estorbo que otra cosa en esta situación así que vete antes de que me enfade. Te veré alla—dijo el ojos mieles.

Sholomon Motou lo curo y vendó.

Se fue de la habitación dejando a Seto sentado junto a su cama.

Sin demora lo volteo y lamió cual goloso gato la espalda del asesino mientras sus manos recorrían sin pereza su abdomen hasta llegar a su parte mas íntima.

Joseph Wheeler era mas paciente de lo que demostrara hasta entonces por eso no se volvio loco cuando dos dias después seguia varado en casa de Yugi en compañía del CEO desmemoriado y un tanto acosador.

Estaban llegando a la oficina y el mal presentimiento en la boca del estomago del asesino se acentuo. Llegaron a la puerta y Seto la abrio sin disimulo y encontro en el interior a su querido hermano Mokuba acompañado de un peliverde que lo miro con sorpresa. De mas esta decir que la cara de Mokuba Kaiba demostraba fielmente todo su asombro.

--Esto solo puede resolverse de una manera—dijo Kaiba sin asomo de duda por la decisión que acababa de tomar.

--¿A ver que propones ricachón para sacarnos de este lio en que nos has metido—dijo el asesino teniendo casi fe en el ojos azules.

Llego el final

Pero no todo final es amargo