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Noche de estudio por chibiichigo

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Notas del capitulo:

Bueno, sinceramente planeaba dejar esto en el abandono pero anoche me encontré de nuevo con el fic y dije "sería bueno ponerle un lemon". Así que me sacudí a los fantasmas e hice una escena que me gustó mucho.

Espero que a ustedes también (en especial a mi amado Lioit).

 

¡ADVERTENCIA! Modifiqué el capítulo 1 para darle más contexto y mood sexual. Espero que les guste. Es algo complicado volver a un texto que tiene tanto olvidado.

 

Miró su reflejo en el espejo del baño y una mezcla de morbo con humillación lo recorrió de pies a cabeza, generando un cosquilleo en su glande. La verdad era que estaba muy excitado con la perspectiva de lo que ocurriría esa noche, por mucho que Sasuke, en el cenit de su retorcimiento mental, se hubiera empeñado en llamar “de castigo”.

Utilizando las yemas frías y húmedas de sus dedos recién lavados, se recorrió de la base hasta la punta del pene. Lo sentía caliente e hinchado, pulsante, como si toda su energía estuviese pugnando por salir. Tomó su miembro con su mano derecha y comenzó a masturbarse suavemente; no quería correrse, sólo intensificar más esa sensación eléctrica que se extendía desde sus testículos hasta la el ano y ocasionaba que su corazón se parase por momentos.

Su respiración se empezó a agitar. No quería detenerse, pero sabía que debía hacerlo. Se acomodó nuevamente la mini falda a cuadros que su novio le había comprado y sintió en la punta, ya muy sensible, de su falo la textura de la tela haciéndole cosquillas.

—Señor Sabaku, salga del baño ahora mismo—Escuchó la voz potente y autoritaria de Sasuke. En ese momento sintió la dureza de sus pezones y un vacío en su estómago. Deseaba más que nada en el mundo que el moreno lo cogiera de todas las maneras posibles, que recorriera su cuerpo como si fuera un mapa. Salió por la puerta hacia la habitación.

—¿Me llamaba, señor?—contestó, sintiendo una corriente de aire en sus nalgas.

—Acérquese y explíqueme qué es esto.

Gaara vio lo que tenía el otro entre sus manos. Se acercó lentamente, como si realmente se sintiera tímido o desconociera qué había ahí.

—Es mi examen, señor.

El moreno, que se encontraba totalmente vestido por un traje de tela ligera que no ocultaba su erección, carraspeó un poco. En ese momento era el director de una prestigiosa institución y debía castigar a su rebelde alumno.

—Dígame qué calificación tiene.

—3/10, señor.

—Y eso significa…

—Que reprobé.

—Y ¿qué le pasa a los alumnos irresponsables que no cumplen con sus estudios y reprueban los exámenes?

El pelirrojo iba a responder, sin embargo la mano de Sasuke lo haló hacia la orilla de la cama y lo tumbó en sus rodillas.

—No, por favor. Seré buen estudiante—Las peticiones del pelirrojo sonaban no sólo falsas, sino cargadas de lascivia. Sintió cómo la minúscula falda dejaba de protegerle el trasero mientras que su pene rozaba con la tela de los pantalones del Uchiha. Éste simplemente musitó algunas palabras de reproche mientras estrujaba cada nalga del pelirrojo y soltó una fortísima nalgada.

Gaara calló inmediatamente. Aquel golpe le había dolido más de lo que esperaba y los que le siguieron, todavía más. Sentía cómo con cada palmada que recibía, el calor se iba instaurando en su piel. Y su pene se ponía más y más duro.

—Prometo que estudiaré—Comenzó de nuevo, más sincero debido al dolor. Sentía cómo los golpes caían en la unión de sus muslos con las nalgas. Sin pensarlo, metió la mano.

—Quítala ahora mismo o será peor, te lo advierto—La voz de Sasuke seguía siendo autoritaria y morbosa. Estaba disfrutándolo como nadie. Comenzó a mover el muslo donde el pene y los testículos de Gaara estaban apostados. El pelirrojo sentía la fricción en el glande y en el escroto. Comenzó a jadear y retiró la mano de su ardoroso trasero.

Unas cuantas palmadas cayeron con fuerza sobre su trasero, que ahora punzaba, antes de que su mano hiciera otro intento por cubrirlo.

—Sacaré sólo notas sobresalientes de ahora en más—juró como si estuviese refiriéndose a algún superior. Sasuke emitió algunos carraspeos antes de colocar al de mechones bermejos de pie y levantarse también.

—Ya me aseguraré yo de que sus calificaciones sean excelentes a partir de ahora. Sin embargo no puedo permitir su desobediencia. Le advertí, señor Sabaku, que su castigo iba a ser peor si dejaba la mano sobre su trasero.

El pelirrojo tembló un poco por la excitación. Le encantaba cuando el moreno se ponía en plan de dueño y señor del universo. Esa dominación que ejercía sobre él, ese poder que demostraba… Sintió la hinchazón de su miembro recrudecerse.

Sasuke acercó a Gaara a un espejo de cuerpo entero y se puso de forma paralela. El de mechones rojos sabía que era para que ambos vieran lo que ocurría, para que gozaran igual de la escena.

Se miró las nalgas, que habían adquirido una tonalidad rojiza, y contempló las suaves marcas de los dedos de Sasuke impresas en su cuerpo. Incluso con el dolor en la zona, no podía esperar a que el moreno lo penetrara con fuerza, hasta quedarse sin semen.

El Uchiha le pidió que se pusiera de rodillas y le sacara el miembro.  Estaba tan duro e hinchado que casi estuvo tentado a comérselo en ese mismo instante. Se lo introdujo en la boca mientras buscaba su miembro. Quería tocarse mientras saboreaba el cuerpo ajeno. La miradas de los dos hombres se encontraron en el espejo. Ambos veían lo mismo, como si no fueran ellos los actores de esa extraña película.

Gaara sabía que Sasuke podía ver que se la estaba jalando mientras le chupaba el pene. Sería capaz de presenciar el momento en que se correría… El  cosquilleo de sus genitales aumentó y, mientras el moreno lo tomaba por la nuca para acelerar y profundizar la acción de su boca, el pelirrojo se vació. Las puntas de sus dedos, sus pies, su cabeza. No era capaz de pensar en nada más que en la inmensa sensación de placer que lo acometía en ese instante.

Tras unos segundos, se dio cuenta del regusto salado del semen en su boca. El corazón le latía rápido, su piel seguía crispada y su respiración poco a poco se acompasaba. El moreno lo miró satisfecho antes de ayudarlo a levantarse. Sentían la piel pegajosa debido al sudor y les tomó unos minutos recuperarse del orgasmo para pensar con claridad.

—Vaya a la cama y recuéstese boca abajo, señor Sabaku. Su castigo aún no termina—habló el moreno con la misma autoridad que al comienzo de su fantasía. Él obedeció, sintiendo cómo poco a poco la sangre volvía a acumularse en su entre pierna.

Se subió a horcajadas, todavía con la falda como única protección y esperó sumido entre los cojines a que el moreno le indicara algo. Tras un momento, escuchó el chasquido de un cinturón y contrajo involuntariamente sus glúteos; sin embargo, cuando el Uchiha utilizó el aditamento para amarrar sus brazos a la cabecera de la cama, sus carnes se relajaron.

Sasuke lo colocó de rodillas con las piernas abiertas, y la espalda lo más agachada que podía. A su lado, colocó un pequeño espejo que se encontraba con el reflejo del que estaba empotrado a la pared justo frente a ellos. Así ninguno de los dos se perdería la escena.

Sus nalgas eran la única parte de su cuerpo que resaltaba y se encontraban abiertas de par en par. Por debajo se asomaban sus testículos y su miembro, erecto de nueva cuenta. El de cabellos negros se aproximó a él. Podía sentir su respiración entre sus glúteos y cómo su lengua comenzaba a recorrerlo. Trazaba perfectamente su entrada con la lengua, besaba todo y mordisqueaba un poco su carne sensible.

El bermejo sólo jadeaba, impaciente por la penetración. Sasuke amasaba sus nalgas, acariciaba su pena y jugueteaba un poco con su escroto entre los dedos. Se colocó de rodillas y, con su miembro, comenzó a frotar la parte exterior del cuerpo del otro. Picaba un poco su ano, colocaba su dureza en la intersección de los glúteos y comenzó un suave vaivén sin penetración.

—Entra de una vez—pidió, incapaz de reprimir sus deseos. De nuevo se sentí hinchado, duro, cargado de deseo.

—No, todavía no—contestó Sasuke mientras alejaba su pene y comenzaba de nueva cuenta a besar sus nalgas y a mordisquearlas suavemente. Luego, se acercó al cajón y sacó un poco de lubricante y un consolador. Le indicó al pelirrojo que lo lamiera, cosa que él hizo con todo el deseo que fue capaz. Se imaginaba que era el de su pareja, tan grueso y apetitoso como el que había tenido en su boca momentos atrás. Sintió cómo el pulso se le aceleraba mientras ensalivaba el instrumento.

El de cabello negro salió de su campo visual y él cerró los ojos, Ésa era la parte que no le gustaba ver, sólo sentirla y experimentarla en la más profunda oscuridad.

Los dedos del Uchiha abrieron la cavidad de sus glúteos y colocaron un  líquido viscoso y frío en su entrada. La piel que corría desde ahí hasta la base de su pene comenzó a excitarse demasiado. Quería tener la verga de Sasuke adentro, ¡joder!

Elevó el cuerpo cuando el consolador empezó a abrirse camino. Sentía la presión del juguete en su interior, pero no le dolía. Era algo tan placentero que contrajo la zona para gozarlo. Liberaba la presión cada vez que lo sentía salir y la aumentaba en cada ocasión que el juguete se introducía en él. Escuchó el suave click del mecanismo y sintió cómo el interior de su colon empezaba a vibrar para darle un masaje a la próstata. Se empezó a relajar. Aquello se sentía tan bien que creía que no podría contener su eyaculación por más tiempo. Jadeó en voz baja, al tiempo que movía su cuerpo para simular un coito verdadero.

Y entonces, sintió de nuevo el impacto de la mano de Sasuke sobre su trasero. Contuvo el aire, pero no perdió el ritmo de contracción y liberación de sus glúteos. Un par de azotes más cayeron, aunque con menos fuerza que en la primera ronda de castigo.

—¿Te vas a portar bien ahora, Rojo?—preguntó el moreno, alternando sus golpes entre el cachete izquierdo y el derecho, mientras el cuerpo de su novio se bamboleaba para evitar ser blanco fácil de las nalgadas.

No hubo respuesta. Los manotazos subieron de intensidad y frecuencia, mientras que el pelirrojo se mordía el labio para no soltar un gemido de dolor placentero.

—No voy a entrar hasta que no prometas que estudiarás más—El tonito de amenaza mezclada con morbo consiguió que el de mechones rojos hablara.

—Estudiaré más, lo prometo. Ya entra.

Dicho eso, el moreno sacó el vibrador de su interior y, lo sustituyó por su miembro.

El calor y la presión ahora eran diferentes. Gaara lo sentía. Ése era el momento que había esperado toda la noche… El cuerpo de Sasuke, tan esbelto y musculoso tomando el control de todo lo que había en el universo. Incluso de él mismo.

Apresó el falo del Uchiha entre sus nalgas y empezó a hacerse hacia adelante y hacia atrás en un vaivén cadencioso. El otro lo recorría con sus manos, presionaba sus pezones y estrellaba su pubis contra la carne todavía doliente del pelirrojo.

Gaara no podía usar las manos, así que contaba con las de Sasuke para masturbarse mientras era penetrado. Podía sentir al moreno jugar con sus testículos, moverlos de arriba hacia abajo y juguetear con su vello púbico mientras lo embestía con fuerza, como quien somete a una presa.

La piel del taheño se erizaba más con cada contacto. Podía sentirse sudado, oloroso a sexo, tan excitado que le dolía el pene. Pero quería contenerse, deseaba liberarse de esa candencia al sentir el semen de su pareja escurrirle. Siempre le había gustado esperar.

Las embestidas comenzaron a ser más rápidas, así como el tacto del moreno. Arañaba su espalda entre jadeos, presionaba su torso y volvía de nuevo a acariciar la base del miembro de Gaara. El bermejo lo sentía estrellarse cada vez con más violencia y velocidad. Podía sentir su vello púbico, sus testículos que golpeteaban en su cuerpo. Y finalmente, el líquido.

Se corrió cuando el moreno se quedó suspendido en el orgasmo, todavía en el interior de su cuerpo. Se sumergió, entonces, él también en el mismo idilio. Estaba agotado, pero se sentía eufórico, satisfecho. Sus manos fueron liberadas mientras él recuperaba el control de su respiración y lo siguiente que sintió fue al moreno tumbarse a su lado y, tras besarlo, comenzar a juguetear con su cabello.

Gaara pasó uno de sus brazos, todavía con marcas de fricción por el amarre, por el pecho de su novio y comenzó a trazar figuras con sus dedos. .

—Te quiero—musitó suavemente el Uchiha, como si estuviese confesando el peor de los pecados y nadie, salvo él, pudiera oírlo. El taheño sonrió levemente y se escondió en el pecho ajeno. Comenzó a besarlo con suavidad, casi con devoción. Él también quería a Sasuke. Sólo por eso había reprobado su examen. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. Apreciaría su comentario. 


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