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Deja de llorar por Yais

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Notas del capitulo:

Usar la palabra doncel para hombres que pueden tener hijos está fuera de mi comprensión >_<.

Capítulo 2


 


No supo cuánto tiempo pasó lamentándose a mitad del pasillo, pero cuando paró, fuera, el cielo también había dejado de hacerlo. Bajó las escaleras con lentitud, consciente de que aunque sus mejillas ya estaban secas, sus ojos aún estaban rojos. Pero ya no sentía, era como si su cerebro hubiese bloqueado todas sus emociones.


Llegó hasta el gabinete de los vinos en su sala y sacó, del fondo, el que le regaló su hermana mayor Temari en Navidad. Tuvo la intención de buscar una copa pero desechó la idea como si fuese una tontería, la situación actual ameritaba que se empinara la botella.


Antes de ir a un sillón y sentarse, se detuvo para apreciar el lugar que Kankuro solía elegir para sus borracheras. Recordar que hubo un tiempo en que sintió lástima por su hermano e intentó reconfortarlo, amenazó con romper el balance que su mente había conseguido.


Entonces se dejó caer en el asiento más cercano y se dedicó a mirar al techo. Ya no sentía, pero no dejaba de pensar y recordar. Era una maldición porque lo que más quería era olvidar. Olvidar la primera vez que vio a Lee.


 


(…)


 


Estaba con Naruto. Su rubio amigo no había dejado de hablar de fuese cualquiera que fuese el asunto que lo tenía atribulado y él asentía, prestando sólo la atención necesaria mientras miraba hacia el frente.


–Y ahora el Teme se adueñó de todo, es como si, como si ¡yo también fuese uno de sus sirvientes! – Naruto alzó los brazos en un ademán dramático –el otro día pedí que ensillaran mi caballo, porque iba a salir a dar una vuelta, y el sirviente lo miró como si le estuviese pidiendo permiso – bajó las brazos y, emberrinchado, apretó los puños –esa era mi casa y mi servidumbre incluso antes de que él llegara. Pero ¿sabes que es lo peor? el muy teme le sonrió, así como hace él, y asintió. ¡Me está quitando la autoridad frente a todos! – terminó con un gesto enfadado.


Como respuesta al discurso Gaara negó levente con la cabeza. –Sabías como era y aun así te casaste con él – lo miró como diciendo “ahora te aguantes” –e igual sabes que eso es lo que te atrae de Sasuke.


–Ahh…– Naruto se quedó sin palabras y comenzó a balbucear, pero Gaara ya no le entendió, en primera porque Naruto solía ser incoherente y en segunda porque dejó de prestarle atención. Estaba absorto mirando directo a la fuente a mitad de la plaza.


Ahí había un grupo de chicas y un joven. Tres de ellas, sentadas, miraban desconcertadas al chico pelinegro que parecía hacer ademanes extraños mientras que otra de ellas, castaña, intentaba alejarlo infructuosamente. Siguieron caminando pero Gaara desvió la línea recta que llevaba su andar para poder acercarse un poco más y escuchar lo que decían.


–Lee cállate por favor – aquella era la castaña, su pelo estaba recogido en dos coletas altas al estilo chino y asía el brazo del mencionado.


–Esta vez aceptarás ¿Sakura san? – Lee miraba esperanzado a una pelo rosa que se mostraba entre sonrojada y enfadada.


–Ehh no Lee san, yo… no – Sakura miró a un lado como no queriendo estar ahí.


–Anda Sakura – la rubia a un lado suyo la codeó – Lee kun te lo ha pedido todos los días.


–¡Cállate Ino! – la chica buscó algo con lo cual salir corriendo y sólo se le vino una idea a la mente cuando vio a Naruto caminar por donde ellos estaban. –¡Naruto! – llamó alzando una mano y alejándose del pequeño grupo –buenos días – hizo una reverencia.


Y su amigo por fin salió del ensimismamiento –buenos días Sakura chan –  Naruto la reverenció de vuelta –¿cómo estás?


–Bien, gracias – entonces ella miró a Gaara con curiosidad. Cosa que no pasó desapercibida para el rubio.


 –¿Ya te presenté a Gaara?, es mi amigo, vive en Suna.


–Buenos días Gaara san soy Haruno Sakura, mucho gusto – la chica le dedicó una sonrisa y aunque él le prestó atención y devolvió el saludo con formalidad, no pudo dejar de notar al pelinegro detrás de ella.


–Mira Gaara – Naruto pareció recuperar la felicidad de antes y, como se dio cuenta que su amigo prestaba atención a los otros, se encaminó –te presento a todos, ellas son Tenten, Ino, Hinata y él es Lee.


Los mencionados dieron su nombre de manera más formal, pues al parecer Naruto no era muy bueno haciendo presentaciones. Y se quedaron conversando un rato, o dicho de otra manera Sakura e Ino bombardearon a Naruto con preguntas sobre Sasuke, mientras que Hinata lo miraba absorta y avergonzada cuando se daba cuenta de que lo hacía.


–Espero nos disculpen – Tenten interrumpió la conversación –pero se nos hace tarde y debemos irnos – dijo refiriéndose a ella y Lee.


El joven hizo un gesto triste, pero sólo unos segundos antes de sonreír y reverenciarlos –mucho gusto – dijo dirigiéndose a Gaara y con un gesto similar se despidió de Naruto y el resto de las chicas –Sakura san – la mencionada sonrió nerviosa pero no contestó.


Gaara no le quitó la vista de encima a Lee hasta que desapareció.


–¡Ah! – Naruto lanzó un grito preocupado cuando se dio cuenta de la hora –es verdad, es muy tarde y Sasuke se enfadará si no llegamos pronto, Gaara apresúrate – lo jaló – nos vemos después – y se despidió a la carrera.


Gaara caminó con paso tranquilo detrás del rubio mientras pensaba que él se quejaba de su esposo, pero la verdad era que con esa actitud sólo le fomentaba el mal y prepotente carácter a Sasuke.


 


Aquel primer breve encuentro que tuvo con Lee no fue espectacular, pero permaneció en su mente todo ese día pues rara vez se sentía atraído por alguien apenas mirarlo. Sin embargo prefirió no ocupar su mente en ello y lo hubiera olvidado sino fuera porque un par de días después se lo volvió a encontrar.


 


Ese día se levantó temprano y paseó por el pueblo en espera de que Naruto decidiese despertarse y comenzaran sus asuntos. Entonces Lee volvió a llamar su atención. Lo vio detrás de un grupo de árboles, en un rincón casi escondido del parque. Se acercó con pasos sigilosos, como si estuviese acosándolo, sin embargo el joven lo descubrió y sino fuese porque él era ágil, Lee le habría dado una patada directo en el rostro.


–Esta vez estuve a punto de atra… – Lee borró la sonrisa que había esbozado y de su rostro se fue el color unos instantes antes de colorearse por completo – ¡ah, lo siento!, lo siento – fue hacia Gaara  –¿no lo golpee verdad?, lo siento, no sabe cuánto… de verdad lo siento.


Lee se deshizo en disculpas y él tuvo que tocarle el hombro para que se callara. –Está bien – dijo esperando que con eso fuese suficiente – no estuviste ni cerca de tocarme.


El menor hizo un gesto confundido, sin saber si aquello fue una burla o un comentario cualquiera. –Bi-bien entonces – creía.


Se quedaron en silencio unos instantes. Entonces Gaara se permitió observar descaradamente a Lee, cosa que hizo que el pelinegro girara el rostro sin saber hacia dónde mirar.


–Y ¿a quién pretendías atacar? – preguntó, cuando sintió que ya lo había observado suficiente. Detalle a detalle terminó de analizarlo por completo –¿a tu acompañante?


Lee desvió la mirada, sus mejillas aún estaban coloradas y se veía incómodo –esperaba a un amigo – parecía imposible que se sonrojara más, pero lo hizo.


Gaara procesó la información y arrugó levemente el ceño. Desde que vio a Lee supo que era del tipo que podía embarazarse. En algunos era difícil notarlo, pero Lee tenía una estructura ósea que lo delataba –tú puedes procrear ¿no es así?


Lee saltó ligeramente, de cierta manera sentía como si el hombre frente a él lo estuviese reprendiendo –sí – contestó no muy a gusto.


–Entonces no deberías salir solo y mucho menos para encontrarte con alguien en un lugar así de escondido – resolvió y su voz sonó ligeramente severa, aunque su rostro no mostrase ni un cambio.


El pelinegro no contestó, siguió con la mirada baja y Gaara aprovechó la oportunidad para acercarse a él y tomarlo del brazo.


–Te llevaré de vuelta a tu casa – anunció.


Aún no sabía por qué extraña razón Lee llamaba tanto su atención, pero como cualquier cosa que no necesita explicación resolvió que no le agradaba la idea de que anduviera por ahí, solo, encontrándose con cualquiera. De ser otra persona lo hubiese dejado pasar pues no era su estilo entrometerse en los asuntos de los demás, pero Lee le gustaba.


El menor se jaló –no, no es necesario, puedo volver sin problemas yo sol… – no terminó de hablar porque Gaara lo fulminó con una mirada bastante seria.


–Te llevaré – repitió y con eso no dejó lugar a réplicas.


Sin embargo, apenas estaban por dar un pasó cuando alguien se aclaró la garganta detrás de ellos y cuando giraron la mirada se encontraron con un castaño de ojos extremadamente claros y gesto serio. –¿Quién es usted? – se dirigió a Gaara con tono educado pero retador.


Como antes lo hiciera con Lee, Gaara evaluó al castaño, pero aquello no le tomó mucho tiempo. –¿Quién eres tú? – preguntó por el puro placer de responder a lo que consideró una altanería porque sabía que ese color de ojos era exclusivo del clan Hyuuga.


El recién llegado arrugó el entrecejo y lo fulminó con la mirada – Hyuuga Neji – respondió confirmando aquello que ya sabía.


–Sabaku no Gaara – respondió por mera formalidad y entonces sintió que Lee intentaba zafarse de su agarre por segunda vez. Él, evidentemente, no pensaba permitírselo.


–¿Podría soltarme? – preguntó Lee verdaderamente incómodo con la situación. Pero Gaara le respondió con un plano y llano “no” que lo dejó sumamente desconcertado.


–¿Por qué no? – Neji dio un paso hacia el frente. Él más que desconcertado se había enfadado.


–Pienso acompañarlo directo a su casa – Gaara no cedió en la idea, así como tampoco soltó el brazo del menor.


–Yo lo llevaré – el castaño intentó apartar a Lee de su lado, pero no lo logró.


–Disculpa si no confío en ti, pero dudo de que tengas un comportamiento apropiado.


–Y discúlpeme si yo no confío en usted, pero para mí sólo es un desconocido que visita el pueblo.


Lee era una persona que tardaba en entender las cosas. Él vivía en un mundo en el que todos se agradaban, así que no notó que Gaara y Neji tenían una lucha de egos. A él lo que le mortificaba era que cualquiera lo acompañara de vuelta al hogar del que se había salido a escondidas. –La verdad es que no necesito escolta para regresar a casa – comentó pensando aquello como una solución –no creo que me pierda –. Pero aquellos dos lo ignoraron y, de nuevo, no entendió por qué.


 –Conozco a tus tutores y ellos me conocen a la perfección – Gaara le informó a Neji y, aunque no cambió el tono plano de voz, aquello casi sonó como amenaza.


El castaño tuvo un espasmo en ambas manos, pero se calmó con rapidez. Tendría miles de problemas si sus padres se enteraban que se veía con Lee a escondidas, pero no se dejaría amilanar. No frente a ese pelirrojo que, antes de que se hiciera notar, estaba mirando a su amigo de una manera que no le agradó.


–Como comprenderá me es difícil corroborar esa información en estos momentos – y eso iría para largo sino fuese porque Lee lanzó un suspiro, cayendo por fin en cuenta de algo.


–Neji, yo iré con Sabaku san – Gaara casi sonrió victorioso y Neji casi lanzó una exclamación de enfado.


– ¿Estás seguro? – preguntó el castaño sin confiar.


–¡Claro! – Lee le sonrió y con ello le dio a entender que no se preocupara.


Gaara se sintió bastante bien mientras acompañaba al pelinegro a su casa. Tal vez no era glorioso ocupar un “te acusaré con tus padres” para ganar, pero no era su culpa que Hyuuga fuera un idiota, tan imprudente como para intentar meterse con él cuando aun era un mocoso.


–¿Falta mucho para llegar a tu casa? – preguntó a Lee cuando ya habían caminado un par de cuadras y como respuesta el pelinegro negó.


–Es aquella, en la siguiente esquina – informó un poco resignado. Su padre lo reprendería. Se imaginaba castigado y vigilado las 24 horas del día durante toda su vida.


Gaara adivinó sus pensamientos y se paró de improviso. Lee dio un par de pasos antes de notar que ya no iba a su lado –tienes razón, estoy seguro que puedes ir solo – le dedicó un gestó de cabeza para que se alejara.


Lee abrió los ojos a más no poder y una sonrisa espontánea se formó en sus labios – ¡gracias! – exclamó y sin más corrió directo a su casa.


Era temprano y aquella no era una calle principal, así que él fue el único que vio como el joven se subió a la protección de una de las ventanas, se lanzó a uno de los relieves y con ambas manos se impulsó para entrar por un balcón a la enorme casa.


Entonces se dio la oportunidad de, por fin, sonreír. Lee le gustaba y ese fue el momento en que decidió que lo tendría.


 


Los negocios que tenía con Naruto incluían a casi todas las personas importantes de Konoha. Así que cuando volvió a encontrarse con el patriarca de los Hyuuga se recordó que, si quería agradar a Lee, no debía dejar escapar ni una sola palabra sobre su futuro y el castaño. Y más que los negocios, lo fructífero de aquel día fue conocer al padre de Lee. Sabía que con el apoyo de ese hombre hacerse con su hijo sería pan comido.


 


–Si Neji llegara a conocerle seguro se agradarían – le comentó Lee un día que paseaba junto a él en los jardines de su hogar.


A él, por supuesto, aquel comentario le desagradó – si tú lo crees.


–Sí – Lee esbozó una sonrisa –de hecho se parecen mucho, incluso comen de la misma forma… aunque no sé si eso tiene que ver con lo del clan o ser primogénito.


–Yo no soy primogénito – informó – tengo una hermana y hermano mayores.


–¡Oh! ¿De verdad?, yo no tengo hermanos ni hermanas, siempre quise alguno pero mi padre jamás se volvió a casar – guardó silencio un instante y luego retomó la plática – aunque bueno Neji tampoco es primogénito, su prima Hinata san es la mayor y heredera de la rama principal, pero como es chica la educaron diferente, él es el único varón así que al final todo depende de con quién se case Hinata san y lo que decidan sus padres.


Gaara cabeceó. La verdad es que le daban ganas de obligar a Lee a que lo mirara y callarlo con un beso. Estaba seguro que no soportaría un minuto más de “Neji esto y Neji aquello” ¿Acaso Lee no conocía a alguien más?


 


Hacía un mes había logrado que Gai, el padre de Lee, lo invitase a su casa a comer. Lee lo miró desconcertado y por un momento temió que lo hubiese delatado. Aunque no pasó mucho tiempo antes de que bajara la guardia. Después de eso, y como decidió hacer una gran cantidad de negocios con Gai, pasó mucho tiempo en la casa de Lee. Tanto que Gai le preguntó entre risas si con todos los negocios era tan formal o si sólo era su hijo el que le despertaba tal interés.


Después de eso obtuvo el permiso del hombre para cortejar, con todas las cartas sobre la mesa, a Lee. Al principio no entendió qué era lo que le había causado tanta gracia al mayor, sin embargo, ahora lo entendía. Lee no era capaz de adivinar sus intenciones.


–Lee – llamó su atención con voz profunda en cuanto notó que el pelinegro había dado un receso a su monólogo.


–Sí Gaara san – contestó para darle a entender que lo escuchaba.


–¿Sabes que te estoy cortejando? – cualquiera debería de abstenerse a decir aquello, ni siquiera se mencionaba pero al parecer con Lee había que ser directo.


El pelinegro se sonrojó, avergonzado como jamás lo había estado –lo… lo sé.


–Entonces – Gaara no se reprimió y como había deseado todas esas veces se aventuró a levantar con una mano los flequillos que cubrían la frente del menor –podrías no hablar de Hyuuga.


Entonces el menor se puso lívido y se dio cuenta de lo que hacía. –Lo siento – susurró desviando la mirada, no soportaba los penetrantes ojos del mayor sobre él –es que Neji es mi amigo y de verdad me gustaría que se llevasen bien, ambos me agradan y… – calló y negó con la cabeza –pero es diferente, es que es mi amigo de la infancia y lo quiero pero.. pero… yo… me gusta Gaara san, esto se siente distinto – lo último lo balbuceó.


Gaara dudó de aquella amistad pero lo dejó de lado en cuanto descifró lo último –si eso te hace feliz – concedió aunque sabía que mentía. Ni en un millón de años congeniaría con ese mocoso Hyuuga.


Lee se alegró y Gaara se dio cuenta de que jamás se cansaría de aquella sonrisa. La misma sonrisa pura y bella que le dedicó cuando aceptó ser su prometido y cuando le dio el sí frente al altar.


 


(…)


 


¿Todo aquello era mentira?, ¿qué pasó? Acaso Lee se lo replanteó y se dio cuenta de que había sido una mala idea casarse con él. Tal vez su estrategia se le revirtió y en vez de que los negocios fueran una excusa para acercarse, fueron lo que impulsaron a Lee a casarse. Por negocios. ¿Así de fácil era fingir amor?


Seguro Lee había temblado y llorado por el asco y arrepentimiento que seguro sentía por haberse casado. Porque seguro pensaba en Hyuuga y porque incluso Kankuro parecía una mejor opción que él. Recargó los codos sobre sus rodillas y se tomó la cabeza entre las manos. Otra vez lloraría y no quería hacerlo, necesitaba reprimir sus sentimientos.

Notas finales:

 

Wii!!! Les gustó ^____^. Gracias por sus comentarios, he respondido cada uno de ellos así que si quieren pueden pasarse a leer las incoherencias que les dije.

XD nadie me cree que Lee sea un infiel… y honestamente creo que a estas alturas sólo Gaara lo cree.

Quiéranme que yo ya los quiero XP. Un beso y nos leemos pronto.

Yais

 

PD: Ayer fui a la premiere de Harry Potter, volví a llorar con todas las muertes... XD y mi hermana y mi mamá me callaron de manera cruel. Uno no puede berrear en el cine ^^U.

PD: Gaara no me salió raro ¿Verdad?, díganme que no porque estoy que me da algo.

 

 


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