Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Loneliness por itachiuchihafan

[Reviews - 80]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola.


Ya sé que me tardo demasiado pero estaba en exámenes y algunos problemitas familiares pero bueno, aquí estoy.


Espero que les guste este capítulo, perdonen si esta corto o tiene faltas de ortografía.

No había podido dormir en toda la noche. Algo en él le decía que no debía desconfiar de Sasuke pero también era cierto que le desconocía por completo.

 

Además, la habitación en donde había pasado la noche le asustaba. No había casi muebles, solo una cama matrimonial de sabanas percudidas y una mesa de noche con una lámpara. Esta lámpara era la única luz en la habitación pues Sasuke le había dicho la noche anterior que estaba prohibido abrir las cortinas. No había bombillas en el techo.

 

Por si fuera poco, durante toda obscura velada, una melodía tocada en piano había llegado hasta sus oídos. O había alguien más en esa antigua casa o Sasuke había permanecido en vela toda la noche.

 

De ser así, ¿La causa seria su presencia? ¿Quizás Sasuke estaba acostumbrado a no dormir? Por alguna extraña razón, el azabache no le producía desconfianza.  Si resultara ser peligroso, podía defenderse pues era varios centímetros más grande y por lo que había podido comprobar, más fuerte. Sasuke era de una complexión un tanto delicada, Naruto tenía la sensación de que el azabache podía romperse fácilmente.

 

—   Naruto, escucha de una vez — el rubio casi le da un infarto al escuchar esa voz.

 

Sasuke estaba en la puerta, mirándole fijamente. Naruto no se había percatado de su presencia, aparentemente las pisadas de Sasuke eran demasiado ligeras como para ser notadas.

 

—   Lo siento, ¿Qué decías? — pregunto levantándose de la cama.

 

—   Es hora de que te marches, pronto amanecerá.

 

¿Y que si amanecía? ¿Por qué debía irse justo en ese momento?

 

—   Pero…

 

—   Suficiente, te debes de ir ahora — Sasuke hablo tan fríamente que Naruto no encontró la forma de replicar.

 

El rubio se puso de pie ante la mirada frívola del Uchiha.  Pero el azabache no siguió esperando a que el otro se dispusiera avanzar, dando la vuelta, salió de la habitación encaminándose por el pasillo.

 

Naruto se apresuro a ponerse los zapatos y a tomar sus cosas, para salir corriendo tras el azabache quien ya había bajado las escaleras y lo esperaba en el recibidor.

 

Los pasillos y el recibidor estaban alumbrados por una tenue luz. El rubio no podía asegurar que hora era pues no había ningún reloj a la vista y las pocas ventanas que había estaban cubiertas.

 

—   Apresúrate.

 

Desde lo alto de las escaleras, Naruto contemplo al azabache que le apresuraba. Sasuke no tenia rastros de cansancio en su rostro, aunque un cierto rastro de desesperación comenzaba a asomarse. Seguía usando el mismo pijama que la noche anterior.

 

El enfado hizo presencia en el Uchiha, aunque solo se vio denotado en su ceño fruncido.

 

Naruto descendió las escaleras lo más rápido que pudo, cuidándose de no caer. Apenas alcanzar a Sasuke, este abrió la puerta.

 

—   Sal, rápido — Naruto avanzo hacia la puerta, ¿Cuál era la prisa de que saliera?

 

—   Bueno, gracias por dejarme pasar la…

 

La puerta le fue cerrada en la cara, escucho como Sasuke le ponía el seguro desde dentro.

 

¡Qué falta de educación!

 

Naruto tuvo el deseo de golpear la puerta con todas sus fuerzas para que Sasuke le abriera pero era claro que el Uchiha no le quería dentro, ¿Por qué?

 

Le dio la espalda a la casa y contemplo el cielo, el sol comenzaba a salir.

 

 

 

Se acurruco contra la pared que estaba a su lado. Estaba cansado pese a que había dormido toda la mañana. Sin embargo, su tiempo de descanso no fue placentero pues en sus sueños aparecía la imagen de Sasuke y de aquella casa.

 

¿Por qué había misterio en él? ¿Por qué no le quería allí? ¿Por qué no salía? Pensó en varias posibilidades, desde fantasiosas como por ejemplo que fuera un vampiro, hasta aburridas y realistas como por ejemplo, el que fuera antisocial.

 

Descartó todo, de haber sido alguna criatura fantasiosa, lo hubiera asesinado, lo mismo si hubiera sido un criminal. De haber sido antisocial, lo más seguro es que hubiera sido tímido y Sasuke no lo parecía.

 

—   Listo, aquí está tu orden — la aguda voz de Sakura le trajo a la realidad.

 

Contemplo lo que Sakura había traído, un plato con papas fritas y pescado.

 

—   ¿Te sientes bien, Naruto?

 

El rubio poso sus ojos azules en los verdes de la chica, estaba preocupada.

 

—   Si, es solo que no he dormido bien — explico.

 

Sakura asintió,  su nuevo amigo japonés solo necesitaba descansar un poco más, era todo. Le sonrió.

 

—   Sabes, Ino me ha dicho que ayer no llegaste a dormir — comento la chica.

 

—   ¿Ino?

 

—   La dueña de la posada en donde te estás quedando.

 

Cierto,  la muchacha rubia y de ojos azules que le había ofrecido una buena tarifa en aquella pequeña posada y que aparentemente había divulgado que no había ido la noche anterior.

 

—   ¿En dónde estabas? — Sakura estaba convencida de que eso tenía que ver con la condición del rubio.

 

Naruto podía mentir, pero no tenía cabeza en ese momento como para pensar en algo convincente. Por otro lado, no quería decirle que había conocido al dueño de aquella casa.

 

—   En las colinas.

 

—   Espera, en las colinas esta esa casa, ¿Has ido? — cierta emoción recorrió el cuerpo de Sakura.

 

¿Qué le respondería?  Si decía que si, tendría que contarle al respecto, si decía que no, tendría que inventar algo sobre donde había pasado la noche.

 

—   Sí, he estado en ese lugar — la chica tomo asiento a su lado, ignorando a los clientes que esperaban ser atendidos.

 

—   Habla.

 

Cuando abrió la boca para responder, las palabras no surgieron. No quería hablarle de Sasuke, no quería que se enterara de que, detrás de aquellos viejos muros,  habitaba un hermoso joven. Ella podía ir a buscarle y Sasuke podría enamorarse pues Sakura era muy bella, de cabello rosado  por arriba de los hombros, con ojos verde jade y una amable sonrisa. O podría ser que Ino se enterara, ella también era muy bella.

 

¿Por qué pensaba todo eso? No quería decirle para evitar que Sasuke se enamorara de ella, pero a él no debía importarle, muy su problema si terminaban enamorados.

 

Estuvo a punto de decirlo, ¡Juraba que iba a hacerlo! Pero unos comensales, que ya estaban bastante alcoholizados, comenzaron a armar un alboroto. Aquellas personas lograron capturar la atención de todos. Los pocos meseros y meseras, incluyendo a Sakura, tuvieron que ir a  detenerles.

 

Naruto pensó en quedarse, esperar a que el escándalo terminara. No lo hizo, dejo unos billetes sobre la mesa y tomando sus cosas salió, ya después le explicaría a Sakura.

 

 

 

Regreso a la abadía, tenía hambre pero quería tomar algunas fotos. Esperaba que esta vez lograra captura lo que deseaba. Sin embargo, no lo logro. Las fotografías seguían pareciéndole vacías, los paisajes eran completamente hermosos pero no expresaban nada.

 

Frustrado, tiro la cámara a unos metros de él.  No le importo que el lente se rompiera, no en ese momento. ¿Por qué no podía lograr que las fotografías expresaran lo que sentía? 

 

Y por si fuera poco, sus pensamientos no se apartaban de aquella vieja casa y su singular dueño.

 

—   ¡Tú tienes la culpa Sasuke! — grito tan fuerte que algunos de los turistas que visitaban la abadía, le miraron extrañados.

 

Sin importarle las miradas que le dedicaban, se agacho a recoger la cámara y corrió hacia las colinas. Estaba dispuesto a descubrir todo lo relacionado sobre Sasuke.

 

 

 

Golpeo con todas sus fuerzas la puerta pero nadie abría. El sol comenzaba a esconderse.

 

—   ¡Sasuke! ¡Sal ahora! ¡Se que estas allí! — era imposible no escuchar sus gritos pero el nombrado seguía sin abrir.

 

La luz del día desapareció por completo, la única luz que  alumbraba eran dada por el satélite terrestre llamado Luna y sus eternas compañeras, estrellas.

 

A Naruto no le importaba intentar regresar, ni siquiera le importaba perderse. Lo único que necesitaba era que Sasuke le respondiera todas sus preguntas.

 

Siguió golpeando, cada vez con más fuerza. Si era necesario rompería la puerta, aunque al parecer no tendría por qué hacerlo. Entre tanto golpeteo, no logro escuchar el sonido de los seguros interiores al ser retirados y al estar poniendo todo su peso sobre la puerta, al abrirse, termino en el piso.

 

Sasuke le miraba desde arriba, con su eterna mascara de indiferencia.

 

—   ¿Qué es lo que quieres? — un mínimo rastro de irritación se logro notar en su voz.

 

Naruto se incorporo lentamente, no esperaba que le fuera a abrir.  Apenas ponerse de pie, encaro a Sasuke.

 

El reflejo tenue de la luz eléctrica golpeaba suavemente las facciones del azabache, haciendo que pareciera aun más serio de lo que ya era.

 

Usaba una cálida bata de dormir en color azul marino. Estaba desabrochada, dejando ver una camiseta de tirantes blanca que se ceñía a su torso.  También usaba unos pantalones holgados de color gris. En otras palabras, estaba en pijama.

 

—   Quiero que… — ¿Qué le iba a decir? ¿Qué le contara toda su vida?

 

Sasuke no tenia porque decirle nada, es más, ni siquiera tenía la obligación de abrirle. Con cada segundo que pasaba, el azabache comenzaba a irritarse, Naruto perdió todo el valor de preguntar sus dudas.

 

—   No me hagas perder mi tiempo — Ahora si se notaba molesto Sasuke.

 

—   Es que… — Tenia que pensar, alguna buena excusa — Quería agradecerte por dejar quedarme.

 

La excusa no fue la mejor pero sabía la forma de  ganarse al joven. Mostro su mejor sonrisa, aquella que llenaba de confianza a cualquiera que la viera, aquella que había ayudado a ganarse la amistad de tantos y el amor de muchas mujeres.

 

¿Por qué Sasuke seguía mostrándose serio? ¿Por qué no cayo rendido ante su sonrisa?

 

—   Deja de mostrar esa estúpida sonrisa, es molesta.

 

¡¿Qué?! Eso era mentira, a nadie podía molestarle su sonrisa ¡Y no era estúpida! … Tranquilo, debía permanecer tranquilo. Poco a poco fue quitando su sonrisa, aunque trato de que su expresión de felicidad continuara.

 

—   Si ya has terminado, lárgate.

 

¿Por qué Sasuke tenía ese afán por correrle? ¿Qué no podía invitarle a pasar? ¿Ofrecerle un té? O por lo menos decirle de nada.

 

La puerta seguía abierta, Naruto advirtió que ya había oscurecido. No tenia sueño pero le gustaría pedirle que le volviera a dejar pasar la noche.

 

—   Me iré pero creo que… — ¿Su estomago había gruñido? — Perdona pero es que…— ¿Por qué no dejaba de gruñir?

 

La mirada seria de Sasuke por un breve segundo se mostro curiosa, algo verdaderamente extraño, que hasta al mismo Uchiha le sorprendió.

 

—   Ven, te daré algo para cenar — término por decir el azabache.

 

Sasuke no era una mala persona, podía ser medianamente sensible ante las necesidades de otros…medianamente era demasiado,  pero compartir algo de su comida no le molestaba.

 

Naruto volvió a sonreír, esta vez naturalmente y no para cautivar al azabache pero que sin embargo, se dejo envolver por ella, pues para Sasuke esa sonrisa había sido más bella que la anterior. No lo demostró.

 

El rubio entro y el otro cerró la puerta. Esta vez pudo contemplar con más detenimiento el lugar, todo estaba cubierto por una fina capa de polvo. Algunas telarañas se ubicaban entre las esquinas del techo. Del lado derecho de la habitación se extendía un amplio espejo, en el cual vagamente se podía ver algo pues este también estaba sucio. A cada uno de sus costados, había una puerta. En el lado contrario, el izquierdo, también había una puerta pero realmente grande.

 

—   Sígueme — Sasuke emprendió su camino, dirigiéndose hacia una de las puertas del lado del espejo.

 

Nuevamente no espero a que Naruto dijera algo, él avanzo sin importarle si le seguían o no. Al rubio le daba miedo aquel lugar, demasiado sombrío para su gusto por ello no dudo en seguirlo, no quería quedarse solo.

 

Le condujo a través de un pasillo poco iluminado y polvoriento, como el resto de la casa. El lugar olía a humedad y el piso, al ser en su mayoría de madera, rechinaba.  En ningún momento de la trayectoria Sasuke le dirigió alguna palabra, no tenía nada que decirle.

 

Naruto comenzó a imaginarse como podría ser la cocina del azabache, pues supuso que se dirigían a ese lugar. Si era tan antigua como esa casa, entonces podría ser que usara carbón…

 

—   ¿Necesitas que te ayude a traer carbón?  — pregunto después de haber llegado a una vaga conclusión.

 

Sasuke detuvo su andar, se giro hasta haber quedado frente a frente con el otro. Parecía no haber entendido la pregunta.

 

—   ¿Carbón? ¿Para que necesitaría carbón?

 

El rostro de Naruto estaba rojo, era una suerte que no hubiera entendido.

 

—    Nada, no he dicho nada — sonrió nervioso.

 

El azabache no pareció muy convencido pero no le dio más importancia, siguió su camino.

 

 

 

La cocina era todo lo contrario a lo que había pensado. Un amplio refrigerado color plateado estaba empotrado en la pared, una estufa eléctrica del mismo color que el refrigerador. El lustroso piso era de color blanco, la pared en donde estaba la estufa estaba cubierta de azulejo negro, las demás paredes eran blanquecinas. Las alacenas tenían puertas de cristal, sin manija alguna.

 

Al centro de todo se encontraba una mesa pegada al piso y cuatro sillas altas a su lado. Todo estaba impecable, no como el resto de la casa que parecía estar sucia. Lo único que concordaba con el resto, era la falta de luz. Los focos apenas si permitían ver, la luz era muy tenue y no había ni una sola ventana.

 

—   Siéntate— indico Sasuke, mientras ponía agua a calentar.

 

Naruto acato lo dicho mientras observaba los movimientos de Sasuke.

 

El azabache era una persona normal, si le viera caminado por las calles lo único que pensaría es que era bastante atractivo pero no anormal. El problema era la casa y el extraño comportamiento.

 

—   ¿Puedo hacerte una pregunta? — realmente acababa de hacer una pregunta pero esperaba a que Sasuke aceptara responder todo lo que quisiera.

 

No se puede decir que hubiera obtenido una respuesta pues Sasuke no emitió ningún sonido, estaba concentrado en preparar lo que aparentemente eran emparedados.

 

—   ¿Por qué estás aquí? — se atrevió a preguntar, ¿Qué era lo peor que podía pasar?

 

Nuevamente el Uchiha no dio señales de responder, se dedicaba a cortar algo de queso para el emparedado. Sus manos tomaban con delicadeza el cuchillo, rebanando lentamente.

 

—   Es mi hogar, aquí vivo — la respuesta no le decía nada de lo que quería.

 

—   Me refiero, a ¿Por qué no sales de este lugar? ¿Por qué las ventanas están cubiertas por las gruesas cortinas? — esta vez su pregunta fue directa.

 

Las manos de Sasuke se detuvieron por un  breve momento, al mismo tiempo que torcía el labio como muestra de disgusto. Pero fue cuestión de segundos para que volviera a parecer indiferente a todo y rebanaba una última rebanada de queso.

 

Eran dos emparedados los que había preparado, Naruto supuso que sería uno para él y otro para el azabache. Sasuke le dio ambos. El agua ya estaba hirviendo,  Sasuke le sirvió té.

 

—   No me gusta la luz — dijo sentándose al otro extremo de la mesa.

 

¿La luz? ¿Por qué? ¿Acaso era…?

 

—   Eres un vampiro — Naruto pregunto entre emocionado y asustado.

 

Sus conjeturas eran demasiado fantasiosas y precipitadas. Pero para él todo concordaba, la piel pálida, la hermosura que poseía, la fascinación que producía estar a su lado, la seriedad y elegancia de sus movimientos, el rechazo al astro rey y el no probar bocado alguno en ese momento.

 

—   ¿Vampiro? — algo similar a una carcajada broto de los labios de Sasuke — Los vampiros no existen, simplemente soy heliofóbico.

 

Naruto se sintió como un idiota,  asegurando estupideces sin sentido, aunque con fundamento. Sabía que era la heliofobia, el miedo irracional al sol. Era extraño conocer a alguien así, los casos eran pocos y la mayoría era por pura paranoia, ¿Sería el caso de Sasuke?

 

—   Entonces, tienes miedo irracional al sol — bueno, al menos no era una criatura extraña.

 

—   No soy un cobarde que grita y llora cada vez que ve el sol — aclaro — mi condición no me permite salir,  no quiero tener esas ampollas.

 

¿Ampollas? ¿De qué estaba hablando?

 

—   No te entiendo  — la conversación se había tornado incomoda. Dio una mordida a uno de los emparedados.

 

—   Tengo  una enfermedad,  la luz del sol lastima mi piel y me produce ampollas, por eso me da miedo… duelo mucho.

 

Sasuke acaricio sus manos, pareció que recordaba algo, pareció nostálgico. Y hubiera seguido así de no ser porque el ruido de un teléfono interrumpió sus pensamientos.

 

—   Ahora vuelvo — apresurado, Sasuke salió de la cocina sin siquiera mirar a su compañero.

 

 

 

Naruto se quedo completamente solo, pese a que la cocina era relativamente normal, no pudo evitar sentir miedo. Esa casa le intimidaba.

 

Se metió uno de los emparedados completos a la boca y se lo paso sin siquiera morderlo, para evitar atragantarse, bebió de un solo trago el té que previamente le había servido.

 

Por educación debía permanecer en la cocina, esperar a que el dueño de la casa volviera pero no quería quedarse en ese lugar y aunque apenas habrían pasado dos minutos como mucho, Naruto pensaba que ya había pasado como mínimo quince minutos. La paciencia no era su fuerte.

 

Con el otro emparedado en la mano, salió de la cocina esperando encontrar a Sasuke.

 

 

 

Una lagrima salada rodo por su mejilla, otras más le siguieron.

 

—   Si, comprendo — apretó su mano en puño.

 

—   Enserio lo siento Sasuke prometo que iré tan pronto pueda.

 

—   No te preocupes, está bien — un nudo en la garganta se formo  — Suerte, espero que ganes el negocio.

 

—   Gracias…adiós.

 

—   Hasta luego.

 

Corto la llamada, no quería que su hermano le escuchara llorar aunque estaba seguro de que Itachi ya lo sabría, porque a Uchiha Itachi era imposible esconderle algo.

 

Dejo el teléfono inalámbrico de nuevo en su base. Respiro hondo tratando de tranquilizarse, un mes pasaría rápido ¿Verdad? Pronto su hermano iría y se quedaría más tiempo en recompensa, tenía que ser así.

 

—   Sasuke, ¿Estás aquí?

 

Escuchar la voz de Naruto le sorprendió, se limpio rápidamente las lagrimas con el dorso de la mano, no iba a permitir que alguien desconocido le viera llorar pero era cuestión de minutos o quizás segundos para que se diera cuenta que ello no funcionaria.

 

—   Te he dicho que esperaras en la cocina — el nudo en la garganta no había desaparecido del todo pero  esperaba que Naruto no lo notara.

 

—   Es que ya te habías tardado y tu casa me parece un poco aterradora — admitió el rubio.

 

Sasuke suspiro mirando al rubio quien se limpiaba las migas de pan de la boca.

 

—   Tienes los ojos rojos ¿Estás bien? ¿Has llorado? — pese a que la luz del cuarto era nula, había podido notar lo rojizo de sus ojos y además, la poca dificultad que tenia para hablar.

 

—   Claro que no, yo no lloro. Es de cobardes.

 

El que le tenía miedo al sol no debía decir eso pero que vergonzoso seria admitir su debilidad ante ese rubio desconocido.

 

—   No sabes mentir Sasu — Con la mirada, Naruto había localizado el apagador de la luz en la habitación, se acerco a encenderla pues le molestaba solo estar alumbrado por una pequeña lámpara.

 

Al hacerlo, Sasuke se cubrió los ojos, el nivel de luz era el mismo que el del recibidor pero ya había pasado un rato en penumbras, la luz le lastimo sus orbes negras.  No se quejo ni intento apagarlas, era cuestión de segundos para que se acostumbrara.

 

—   No me llames Sasu, mi nombre es Sasuke — no iba a negar su incapacidad para mentir.

 

Itachi, su hermano mayor, siempre le decía que cuando mentía sus ojos reflejaban culpa y que su voz sonaba débil e insegura.

 

Naruto también había sido capaz de notarlo, porque fue capaz de ver lo mismo que Itachi.

 

—   ¿Por qué no me dices que sucede? — preg8unto Naruto mientras contemplaba el lugar.

 

Era una sala muy acorde a la antigua casa. Los sillones eran viejos y su tapiz rojizo. Los muebles de madera obscura y las paredes cubiertas por altos libreros que dejaban ver una amplia colección de pesados libros que ansiaban ser leídos.

 

Sasuke se había dejado caer sobre uno de los sofás, se llevo las manos al rostro, cubriéndose de Naruto. ¿Por qué no podía hacerle caso y quedarse en la cocina? No, ¿Por qué Itachi tenía que ser tan idiota?

 

—   Se suponía que mi hermano vendría dentro de dos días — su voz parecía ahogada por sus manos que cubrían la mayor parte de su rostro,  de todas formas, Naruto pudo escucharlo — Pero su trabajo no se lo permitirá.

 

Esta vez Sasuke miro fijamente al rubio,  no sabía porque pero ver los profundos ojos azules de Naruto le hacía sentirse tranquilo, le brindaban la confianza que necesitaba.

 

Naruto recordó lo que había dicho Sakura, que un joven iba a esa cada seis  meses. ¿Era cuestión de trabajo que solo fuera cada seis meses?

 

—   ¿Y dónde está tu hermano? ¿Dónde vive él? — Tenía más preguntas respecto al tema pero creyó que esas eran las principales para ese momento.

 

—   Vive en Londres, se hacen apenas unas horas para llegar aquí pero él siempre tiene trabajo… Nunca tiene tiempo para estar conmigo.

 

En cierto grado era doloroso, pensar en que te pasaran a segundo plano y te dejaran olvidado en una casa en las colinas.

 

—   ¿Y tus padres?

 

Sus padres…tenían tanto sin pensar en ellos,  murieron cuando él tenía apenas ocho años, no los recordaba.

 

—   Muertos — no hubo ni el más mínimo rastro de tristeza.

 

No diría más, se sintió culpable al mencionarlo. Claro que a Sasuke no le importaba ¿Por qué le importaría que hablaran sobre alguien que apenas recordaba?

 

—   Pero debes de tener a alguien más… tíos, primos o amigos — sugirió.

 

—   No, a nadie.

 

Entonces Sasuke estaba completamente solo, ¿Tenia casi seis meses sin ver a alguien? ¿Él había sido el primero en visitarlo en esos casi seis meses?

 

Él no lo soportaría,  cuando era niño y sus padres trabajaban pasaba la mayor parte del tiempo solo,  era doloroso. Sus padres se dieron cuenta del daño que le causaban a su hijo y se produjeron a estar más tiempo con él, la soledad desapareció. Naruto no podía consentir que alguien pasara por lo que él y el caso de Sasuke era aun más extremo.

 

—   Yo vendré todos los días, por lo menos hasta que me marche — Naruto estaba decidido, no dejaría que Sasuke estuviera solo.

 

El azabache sintió alegría pues detestaba la soledad, no lo demostró.

 

—   No tomes decisiones por ti solo, ¿Qué te hace pensar que quiero que vengas? — no quería negarse pero tampoco permitiría que le viera como un necesitado de compañía.

 

Naruto sonrió, que mal mentía Sasuke. Era obvio que deseaba compañía.

 

—   No importa, mañana volveré pero por lo pronto, esta noche me quedare aquí — se dejo caer al lado de Sasuke y le miro  fijamente.

 

En ese momento, el Uchiha comprendió que su vida estaba a punto de cambiar, algo le decía que Naruto le sacaría de aquella soledad que horriblemente le atormentaba. No dijo nada más, la noche apenas había empezado, su día daba comienzo.

Notas finales:

Espero que les gustara y que no les defraudara el motivo por el que Sasuke está encerrado pero no quería otra clásica historia de vampiros o fantasmas, ya ven que hay muchas de ellas.


Bien, este fic va a tratar sobre la soledad y las fobias, ya ven que me gusta este tipo de cosas. La enfermedad que tiene Sasuke, la de las ampollas, es real, estuve leyendo varios libros sobre ella y en transcurso del fic pondré datos, no me acuerdo bien como se llama, en el próximo capítulo lo pondré.


Nos vemos, espero, antes de navidad.


Gracias por leer y también mil gracias a los que comentan.


¿Me dejan un review? Díganme si les gusto o no, acepto críticas, comentarios, sugerencias, ideas, amenazas y demás.


En fin, me despido.


¡Sayo!


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).