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Hoy vinieron Mika-san y Seguchi-san a almorzar —de milagro Yuki lo permitió, aunque yo fui quien lo persuadió—. Trajeron a su retoño para que compartiera con nosotros, y me sorprendí por su gran parecido con Yuki. La única diferencia es en el color de sus ojos porque son tan verdes como los de su padre. Supongo que los genes Uesugi por parte de Mika-san corren con mayor fuerza en la criatura. Sólo espero que no herede el carácter de su padre. Ah... pobre niño... me pregunto si Seguchi-san será tan carnaza[1] con él como lo ha sido con Yuki.
Cuando Mika-san obligó a Yuki a cargar al mini-Seguchi, no pude evitar emocionarme —puedo resumir además, que Yuki terminó con la camisa vomitada y unos cuantos cabellos menos. Debí filmarlo con mi nueva cámara digital—. Ver a Yuki sosteniendo a un bebé fue como cumplir una de mis tantas fantasías. Y comencé a pensar en cómo sería Yuki en el rol de papá. Sé que no se le da, que no está en sus genes la paternidad, porque es cosa de ver como trata a Riku cada vez que este viene de visita. Pero el hecho de saber que llegará un momento en que Yuki querrá formar una familia, me hizo entrar pánico, porque está claro que cuando ese día se presente, Yuki me dejará.
Lo sé: no puedo darle hijos, pero no soportaría perderlo por ese pequeño detalle. Sin embargo, lo amo, lo amo tanto que, aunque me muera de dolor, si él realmente quiere formar una familia, lo dejaré libre para que cumpla sus sueños.
¡Ah...! ¿Por qué los hombres no podemos traer bebés al mundo? Si de mí dependiera, no dudaría en ponerme en campaña para darle a Yuki todos los hijos que quiera. Nuestros genes mesclados darían como resultado niños preciosos. Los llenaríamos de amor. Les enseñaríamos a cantar y a escribir hermosas historias de amor... seríamos una familia feliz y perfecta. Pero se vale soñar...
—¿Qué tanto haces? ¿Por qué no vienes a la cama?
—Ah, estaba pensando.
—¿Pensando?
Siempre con ese sarcasmo que me irrita.
—Yuki... ¿te gustaría ser papá algún día?
Yuki me mira con suspicacia.
—¿A qué viene esa pregunta?
Me encojo de hombros mientras me cuelo bajo las sábanas y me apego como lapa a su lado.
—Es que hoy... cuando te vi cargando al bebé de Mika-san, me pregunté si está dentro de tus planes ser papá.
—Supongo que sí.
Lo sabía... tendré que hacerme la idea que algún día esta hermosa historia de amor terminará.
Yuki al parecer, se da cuenta de lo que me pasa. Cielos... ¿ni siquiera puedo sentirme miserable en paz?
—Lo he pensado muchas veces, pero desde que estoy contigo deseché esa idea.
—¡¿De verdad?!
—No me queda de otra. ¿O me vas a decir que puedes preñarte? Aunque viniendo de ti, no me extrañaría.
Sin pensarlo demasiado, me arrojo a sus brazos y lo lleno de besos.
—¡Por ti Yuki sería capaz de eso y más!