Se miraron atentamente esperando el momento indicado de actuar, se oyeron disparos de diferentes partes si n saber exactamente a quien le disparaban, todos se quedaron paralizados expectantes de la situación esperando una oportunidad de hacer lo que fuera para salir del lio en el que estaban metidos.
—No pensé que dispararan — menciono Hiroki con una sonrisa. Al menos podía decir que él no estaba herido, eso era ya una ganancia.
—El que seamos familia significa que no debemos matarlos — respondió Kisa, aun apuntando con el arma. Pero aún se moría de ganas por hacerlo.
—Aunque quisieran — respondió Misaki mirando fijamente su objetivo. Pero por supuesto que todos querían darse un buen balazo en donde fuera.
—Es cierto, aunque quisiéramos — Chiaki se rio un poco, vamos que tenían un poco de sentido del humor, más cuando de negociar se trataba.
—Vamos supérenlo, el que no pudieran cumplir con su objetivo en Siria no fue nuestra culpa — afirmo Ritsu seriamente. Nada cono traer cosas del pasado para poner un poco de ambiente a la situación, si no para mejorarla si para empeorarla.
—No, ¿Quiénes fueron los que se metieron en medio y no pudimos matarlos? — pregunto Shinobu mirándolos retadoramente, seguramente solamente recordaban lo que les convenía.
—Debieron avisar que estaban ahí, somos ladrones no adivinos — los regaño Misaki. Los tres asesinos pusieron mala cara.
Punto a su favor.
—Como sea, hemos venido a arruinar sus planes — Kisa sonrió al recordar su objetivo. Algo infantil pero al final su objetivo.
— ¿Mas? — pregunto escéptico Hiroki, mirando atentamente a cualquier indicio de que se descuidaran.
—Claro — respondió Chiaki— ustedes tres levántense — ordeno a Akihiko, Takano y Nowaki, los tres obedecieron ya que aún no podían creer que sus jardineros fueran los ladrones que tanto buscaban.
—Aremos las cosas un poco más difíciles — Kisa junto con sus compañeros sacaron unas esposas, las pusieron en la muñeca de los tres secuestrados.
— ¿Qué creen que hacen? — Pregunto enojado Akihiko— se arrepentirán — menciono furioso. Por la cara de todos los presentes supo que quizá no lo harían del todo.
—Aquí el único que se arrepentirá serás tú, si no te callas, te matare, después de todo no serás el primero y el ultimo — aseguro Kisa, mientras le ponía una de las esposas a Nowaki.
—Eres muy bajito para ser tan rudo, niñito — Takano se burló de Kisa— solo porque tienes un arma y secuas...— no termino de hablar cuando sintió un puñetazo en su estómago, miro atentamente a la persona que se lo había dado, el solo sonreía.
—No tientes a Chiaki, él es muy impulsivo — se rio Kisa. Chiaki podía ser de pocas palabras pero de armas tomar y jamás lo verías venir.
— ¿Qué harán con ellos? — Pregunto Misaki— no creo que si se los llevan logrean algo.
—Vamos Misaki, como si no nos conocieras — los tres se acercaron lentamente hasta estar de nuevo los mirándose. — Nosotros no nos lo llevaremos — los tres alerones aún tenían apuntando el arma hacia sus familiares. — Lo harán ustedes — todos se quedaron viendo cómo se quedaron esposados los seis.
— ¡No me...! — Hiroki estuvo a punto de dispararles, pero debido a las esposas jalo a Nowaki quien le paso a pegar. — Ahí — se quejó, los seis se miraron mientras los asesinos caminaban hacia atrás.
—No intenten quitárselas— menciono Kisa — si lo hacen, bueno su honor se irá por los suelos, esto es una prueba, padre ya lo aprobó.
—Muévete Liria aún tenemos asuntos contigo— Shinobu le dirigió una mirada de hielo, Liria solo los siguió. Odiaba su superioridad pero que más daba solo será momentáneo.
—Por cierto, lo único que tiene que hacer es ir por la llave —Chiaki parecía divertirse. — al lugar donde les digamos, estén atentos a nuestra llamada — desaparecieron detrás del estante de libros, como buen escondite de una salida secreta.
Detrás del estante libros Kisa, Chiaki y Shinobu se encontraban riéndose. Vaya que era un buen día para hacerles la vida miserable aunque fuera un poco.
—Chiaki, acciona las alarmas — ordeno Kisa, Chiaki saco una especie de botón de su pantalón, al momento las alarmas sonaron y un escándalo se hiso presente.
Del otro lado se escucharon las alarmas. Suspirando todos sabían lo que significaba.
—Pero me las van a pagar — decía Hiroki furioso— vámonos, y ustedes más les vale moverse o si no — Los tres apuntaron con su arma a los cautivos Akihiko intento quitarle el arma de mala manera a Misaki forcejeando un poco, lo cual logro puesto que era más fuerte.
—Ustedes se quedaran aquí, llegara la policía y serán arrestados como lo que son ¡Ladrones! — Akihiko, Misaki solo sonrió.
— ¿De verdad? — pregunto mirándolo, Akihiko sintió como la pistola estaba encima de su mentón, no sintió como se la había quitado de nuevo.
—Ahora muévanse — Hiroki comenzó a caminar, al igual que los otros dos, Ritsu y Misaki se miraron satisfechos.
Mientras tanto los tres asesinos subieron a su camioneta emprendieron de nuevo el camino a su verdadera misión, por ahora esos tipos estaban fuera de la jugada.
—Me encanta la venganza — menciono Kisa emocionado.
—Ahora solo falta hacer la llamada, esos seis no saben lo que le espera — Shinobu sonrió un poco. De todas formas estaba de humor.
—Espera, ¿Quién está conduciendo? — los dos se miraron aterrados, al voltear vieron a Chiaki al volante quien iba muy feliz.
— ¿Chiaki? — pregunto Kisa.
— ¿Qué? — respondió Chiaki, Shinobu se aventuró a preguntar:
— ¿No quieres que yo conduzca? — pregunto Shinobu con seriedad. Delicadeza al tratar con ese tipo de persona tan voluble.
— ¿Por qué? Acaso no soy buen conductor, dudan de mis capacidades — se volteo a verlos dejando el volante, los miro con aura asesina. Esperando una respuesta.
— ¡Chiaki el volante! — grito Kisa intentado ser el que controlara el volante, pero el otro era más rápido así que no le permitió acercarse.
— ¡no toques! yo estoy conduciendo — grito mientras hacía a un lado a Kisa.
—Está bien Chiaki, eres el mejor conductor que he conocido, conduce tu— solo veía como la carretera estaba vacía, para su suerte, solo veía que no se fuera a estrellar contra algún árbol.
Chiaki volvió al volante sin decir nada.
—Será mejor dejarlo así, ya sabes lo bipolar que es Chiaki — menciono Shinobu, recuperándose del susto.
—Me pregunto por qué no fue un psicópata, le queda mejor — dijo Shinobu sobándose la cabeza. Vaya que le iba mejor siéndolo.
—Sera mejor no hablar del tema enfrente de el — Kisa se volteo a ver a Chiaki.
—Hay que hacer la llamada — Shinobu saco su celular mostrándoselo a Kisa.
—Espero y hayan podido huir — Kisa sonrió ante la idea. Algo asustado porque en cualquier momento podrían morir pero de momento era lo de menos.
—Ten por seguro que lo lograron, aunque no nos guste reconocerlo cuando se trata de huir ellos también son los mejores — dijo Shinobu con algo de envidia.
—Bien llamemos —
Los seis encadenados corrían por el jardín de la lujosa mansión.
— ¡corran! — menciono Hiroki, las alarmas sonaban, la policía no tardaría en llegar, apenas y lograron salir por una serie de pasadizos que había en la bóveda como medida de escape. Odiaba la improvisación pero era mejor que no hacer nada. Y nadie lo atrapa a él o no primero muerto,
— ¿Cómo sabían lo de los pasadizos? — pregunto Nowaki.
—Eso ¡No te importa! — le grito Hiroki mientras corrían lo más rápido que podían.
Takano y Ritsu corrían lo más que podían, de pronto vieron un árbol enfrente de ellos trataron de esquivarlo, cada uno se fue de lado contrario, haciendo que ambos cayeron al piso por el impacto, les dolían las manos.
—Te odio — menciono Ritsu recostado en el pasto.
—Inútil — menciono Takano, Ritsu lo jalo de las esposas para que se levantara, Takano lo hizo, ya que Ritsu lo amenazo con un arma, ese hombre tenía sus métodos.
— ¡Muévete Ritsu! — le grito Misaki.
—Esto no se va aquedar así — Le dijo Akihiko a Misaki mientras corrían.
—Créeme que no — Misaki se puso serio mientras corrían por no ser atrapados.
Todos corrían hasta que llegaron a la carretera principal cerca del pueblo, iban cansados, mientras caminaban sonó el teléfono de Hiroki.
— ¿Qué? — Pregunto de mal humor— ¡que! — se sorprendió.
— ¿Qué pasa? — presunto Ritsu, viendo la cara de Hiroki.
—Los matare, definitivamente los matare —decía Hiroki enojado a más no poder— escuchen debemos ir a un cementerio, una feria y un bar que para nada están cerca de aquí, solo para conseguir las llaves de estas esposas— dijo alzando su mano izquierda.
— ¿Y cuál nos tocó a cada uno? — pregunto Misaki, Todos miraron a Hiroki a la expectativa. Nada más odioso que esas pruebas que lo único que hacían era hacerlos perder el tiempo, pero la venganza de verdad que sería jugosa.
—A cada quien nos tocó ir