El fuego se estaba propagando por toda la habitación, pero Kisa le restaba importancia, estaba escrito ahí, tal vez por azares del destino, pero al fin y al acabo estaba, algunos recuerdos comenzaron a invadir su mente, aunque siempre era un juego lo que en realidad paso en Norteleza y debía ser un secreto.
Las palabras de aquella voz habían llegado al fondo del corazón de Yukina, debía olvidar ese suceso al menos por ahora.
En la habitación donde se encontraba Shinobu la obscuridad se apoderaba del lugar ,no podía ver absolutamente nada, no podía escuchar nada , no podía percatarse de lo que sucedía en la habitación junto de él.
—“¿Por qué?”— se escuchaba, a Shinobu no le daba miedo, pero esa voz que escucho se parecía la de…
— ¿Quién eres?— alzo la voz, aunque no viera en donde se encontraba, su arma siempre estaba levantada, solo por si acaso.
—“No veo, esa es la razón, hundamos en la obscuridad” —se sentía cada vez más seguro, pero no podía ser cierto.
Miraba a todo su alrededor esa obscuridad le estaba impidiendo pensar claramente, no podía entender lo que sucedía en ese lugar.
—No me interesa, seas lo que seas yo me iré de aquí —estaba decidió, hizo una pausa antes de hacer su movimiento, recordando cómo era la habitación, en su mente todo lo que alguna vez vio intentaba verlo de nuevo, cuan do al fin encontró la salida fue corriendo hacia ella…
Por su parte Kisa miraba atentamente la escritura en la pared… “Fue tu culpa”, en ese momento fue como ver lo que había pasado en Norte Leza, comenzaba asustarse, fue entonces que se percato del fuego, aunque esas palabras estuvieran escritas, él ya lo sabía,
Simplemente sonrió, para luego intentar derribar la puerta y salir de ese lugar.
En la habitación donde se encontraba Chiaki, se enfrentaba a un dilema que nunca creyó.
— ¿Quién eres tú? — pregunto alzando el arma.
—Soy yo Chiaki, Hatori — se volteo para verlo, Chiaki sintió como si algo de felicidad. —Ahora baja el arma y ven tenemos que hablar— estaba a punto de hacerlo, quería abrazarlo, quería decirle que lo sentía, que todo había ido su culpa, pero su instinto asesino no lo dejaron.
Chiaki lo miro atentamente, aquel hombre ¿Podría ser él?, se acercaba lentamente, entonces solo fue un susurro, un momento, su voz, fue entonces que lo descubrió, disparo sin compasión a aquel cuerpo, si es que lo era.
— ¿Por qué Chiaki?... Soy yo Hatori…—decía mientras lo miraba con una sonrisa.
—Mientes… tú no eres Tori…. Tu nunca podrías ser Tori —la mirada firme y dedicada de Chiaki parecía no estar jugando, sus ojos se abrieron de par en par cuando vio aquella figura de Tori desaparecer como si nada.
Entonces pudo escucharlo, el fuego que consumía a la habitación de al lado, sin pensarlo dos veces corrió hacia la puerta por donde había entrado, de un solo golpe la derribo, cuando al fin salió, la escena parecía irreal, aquellos dos que los acompañaban parecían idos, ¿Acaso no podían ver el fuego que se les aproximaba?
Se hizo una pausa, el silencio era abrumador, no correrían, fue entonces que los hizo reaccionar.
— ¡salgan de aquí! —órdenes, al instante, los otros dos atrapados en la habitación salieron rápidamente, ambos al verlos libres ya no supieron cómo reaccionar, Chiaki comenzó a correr, todos lo siguieron, las incesables llamas empezaba a cubrir los edificios.
Al salir del lugar, solo podían observar como el fuego empezar a expandirse, la madera aprecia perfecta para esa situación, como si estuviera hecha para quemarse.
— ¿Qué les pasa? … ¿Acaso no vieron el fuego? —Chiaki estaba enojado, hacía mucho que no veía tanta imprudencia por parte de otras personas.
—No… no sabíamos que...—en su intento de explicar lo que había pasado se quedó mundo, Yukina junto con Miyagi no podían explicar lo que había pasado minutos atrás en ese lugar.
—Es mejor que nos vallamos— fue Kisa quien hablo, en ese momento decidieron apresurarse, pues al parecer no faltaba mucho para que el lugar desapareciera por el fuego. Caminaban mas no decían nada, comenzaban a surgir nuevos misterios, nuevos sentimientos y regraban viejos recuerdos.
La noche se hacía presente, la iluminación no poda ser mejor, Hallen-Hill comenzaba a desmoronarse poco a poco, minuto a minuto, en el cielo las estrellas comenzaban a aparecer.
Varias personas reunidas para discutir lo que sería su futuro, intentaba entender que es lo que estaba pasando, el disparo junto al fuego hizo que se tomaron medidas drásticas, Cuando al fin aparecieron en medio del desastroso panorama todos se relajaron.
— ¿Qué se supone que hicieron? — pregunto Ritsu con su mirada puesta en ellos.
—Al parecer la pintura no está aquí —intentaron evadir el tema.
—Esa ya los sabemos, ¿No vieron nada sobre natural? — fue Ijuuin quien pregunto, ante esto todos se los quedaron viendo.
—Si por sobre natural quieres decir, una figura que sería idéntica Tori…. —hizo una pausa —No.
—Si por sobre natural quieres decir escuchar tu propia voz cayendo en la profunda obscuridad—lo pensó un segundo— No.
—Si por sobre Natural quieres decir encontrar una pared pintada con sangre diciendo que “Fue tu culpa”—los miro a todos—No.
—Nosotros escuchamos una voz que decía que buscáramos venganza —menciono Miyagi, al escuchar sus palabras boletaron ver Ijuuin.
—Lo que esté pasando o no aquí ya no es cosa nuestra, Ijuuin debido a que aquí no está la pintura declaro esto un como Un Empate— exigió Kirishima,
—No... Esto termina con ustedes muertos o bajo mis órdenes—no parecía querer ceder, sus miradas junto con el fuego que los estaba invadían formaba el paisaje perfecto para terminar todo.
— ¡Estas loco! — grito Misaki— No pensamos ni morir ni obedecer tus ordenes… ¡Eso es ridículo! — el ambiente se puso tenso de repente.
—No importa, es ahora o nunca—la poca paciencia de todos, se estaba acabando rápido, eso tenía que ver con las incesantes llamas que se dirigen hacia ellos.
El fuego iluminaba la noche, los edificios en llamas parecía cobrar vida, delante de ellos el problema, Ijuuin no dejaría que nadie se fuera hasta obtener lo que quería.
— ¡Es suficiente!, La pintura no está aquí será mejor que dejemos en paz aquí el asunto—Kirishima parecía tranquilo, pero no lo estaba el fuego estaba propagándose demasiado rápido.
— ¡No! — les grito— asi tengamos que morir aquí encontraremos esa pintura— estaba más que alterado, no podía creer que todo lo que había hecho hasta entonces había sido en vano.
—La Pintura se declaró perdida en acción —esta vez fue Takahiro quien hablo.
—Es obvio que el incendio ya debió de consumirla, donde quiera que estaba— Risako también hablo, cruzada de brazos observaba a su hermano, habían cuentas que saldar, tal vez mas pronto de lo que creían.
—Escucha a tus esclavos y deja esto por la paz—la irritación no se hacía esperar, todos temían lo peor, eso era que el fuego también los consumiera a ellos.
–Como sea, pero recuerda Kirishima te estás metiendo en terreno peligroso— sin decir más Juan dio la orden de retirada, todos estaba atónitos de que aceptara.
— ¡Corran por sus vidas! — en ese mismo instante sin pensarlo dos veces comenzaron a correr, sin que nada los detuviera, parecía que su mundo se caía a pedazos mientras corrían Hiroki se dio cuenta de algo, solo fue una leve sensación, un leve sentimiento, una leve brisa, se detuvo, no siguió corriendo.
En su mirada se quedó esa imagen, aunque no pudo verlo muy bien debido a sus lentes obscuros el calor casi era insoportable, mas no podía entenderlo, eran sombras las que estaban en el fuego, entre más lo veía parecía que le sonreían, una linda sonrisa sin nada más.
— ¡Hiroki!—le grito Ritsu al notar su ausencia, en ese momento salió de sus pensamientos, comenzó a correr de nuevo, entre más corrían su corazón de aceleraba cada vez más, no tenían explicación para lo que veían sus ojos, tampoco querían averiguarla.
Cuando llegaron a lo alto de una montaña, cansado y aturdidos observaron como el fuego comenzaba hacerse más grande, sin embrago no salía del pueblo, el fuego no tocaba más allá del pueblo.
— ¿Qué está pasando? — pregunto asombrado Nowaki al ver que el fuego creía pero solo hacia arriba.
—Aquí nos despedimos— Kirishima hablo, los ladrones y asesinos se acercaron lentamente a aquellos que los acompañaban, no pudieron evitar los que paso.
—Pero que…. — Akihiko los alcanzo a mirar confundido.
—Esta es la despedida definitiva — esta vez fue Ritsu quien hablo.
Cuando al fin estuvieron todos desmallados en el suelo, Kirishima dio un enorme suspiro.
— ¡Ah!, qué bueno que siempre cargamos con sedantes por si Chi……..— antes poder terminar la frase recapacito en su palabras—Tenemos que sedar a personal no autorizado.
En ese momento todos se quedaron viendo, con una sonrisa comenzaron a reír, realmente para ellos había sido una experiencia única que tal vez nos e volverían a repetir, sin más que hacer se fueron dejando los cuerpos de aquellos hombres sobre el pasto bien acomodados, escucharon como algo se acercaba.
Era un helicóptero, las persona que venía en el era bien conocida.
—Cuídalos bien Liria — se escuchó a Kisa hablar con ella, la cual solo sonrió.
— ¡Ayúdenme! — todos corrieron a auxiliar-los, después de todo eran las personas más ricas de por ahí.
Tal perecía que todo había cavado para bien o para mal, aun no lo sabían, se acercaba una tormenta que ni ellos imanarían , con las personas que menos esperarían.
Pasaron algunos días después del incidente, en las noticias que se dieron al mundo decían que los tres hombres más ricos del país avían sido rescatado exitosamente l por la policía, ene se precisó momento en hospital en algún lugar del mundo, cierta persono observa a alguien detrás de un cristal.
—Tori…. —Chiaki se encontraba observando con mirada tristeza aquel cristal, Del otro lado Hatori aun recostado sobre la cama, al aparecer aun faltaba tiempo que despertara, sin embrago él había oído su voz tan clara, la obscuridad hacia ver que la soledad abundaba en la habitación .
—Chiaki, ya te dije que no apegues la luces — se quejo Shinobu al notar que siempre las apagaba cuando iba a visitar a Hatori.
—Pero le da más misterio — se quejó haciendo berrinche, fue entonces que el resto de los integrantes se unió a la fiesta, aunque Tori aun despertaba les gustaba visitarlo, para que tuviera tener un poco de compañía, sin pensarlo alguien en algún lugar planeaba algo que cambiaría su vida radicalmente.
Tal parecía que ellos aun tenían un largo camino que recorrer.