Fingirá una vez más a cerca de sus sentimientos, pensar en eso solo le causaba daño, incluso estar cerca le causaba remordimiento, tenía la sensación de estar cada vez más cerca de un final que le daría la estima suficiente para sentirse satisfecho.
—Kisa-san, ¿Tu eres la viuda negra cierto? — Yukina no quera pasar por alto aquello que lo hacía sentirse inquieto.
—Si lo soy — respondió dando a entender con su tono de voz, si tenían algún problema con ello.
— ¿Consiste a mi hermano Yukina Haru? — no quería sacar conclusiones antes de tiempo, pero en ese momento necesitaba saber por su boca cual era la verdad.
—Si lo conocía — aseguro sin desinterés, Chiaki les había informado que tenían que reunirse en casa para un asunto importante y que inmediatamente después irían adormir para preparase para un duro día de posible horror.
— ¿Tu lo mataste? — dedico un momento a mirarlo esperando que no hubiese hecho esa pregunta.
—Si — y en ese momento el oficial de policía supo que si quería arrestarlo esa sería su única oportunidad, tal vez jamás podría tener a si de seguro un arresto, pero seria ridículo el solo intentarlo.
—Hay que volver — le dio la espalda preguntándose el por qué no quería realmente hacerle daño, no quería ver más allá de lo que sus ojos le mostraban porque si lo hacía seguramente nada de lo que vería le agradaría.
Kisa por su parte entendió que no podía ser de otra forma aunque en el fono lo quisiera, pocas veces había conocido a personas que le agradaran fuera de su familia, pero esta vez era diferente, siempre sería diferente, hasta el momento no encontraba el momento para decirle que posiblemente se había enamorado de su hermano . Posiblemente.
Temieron lo peor cando estaban ya todos reunidos, ni siquiera una sonrisa pasaba por sus caras, Chiaki quien era el que había pedido la reunión dedujo que pronto tendrían que enfrentarse a una decisión, justo como él lo había hecho antes.
Por petición de Isaka todos se sentaron en la mesa de la cocina pues no quería nada extraño en su sala, cada uno tomo su lugar sintiéndose como una posible conclusión a lo que tenían que hacer.
—Chiaki…— Aikawa quien estaba ya un poco más seria le pidió que no dejara pasar la oportunidad para explicar el por él conocía una de las historias de Hallen-Hill.
—Hatori me la conto una vez que le dije que lo amaba, dijo que posiblemente tendría que saberla si él no podía contárnosla personalmente y ahora eso pienso hacer…— agrego sentado en una de las sillas de la mesa.
—Te escuchamos — Isaka era uno de los más interesados en la historia, ni siquiera lo ocultaba, desde que Asahina tuvo que irse sentía un desbordante interés por esos objetos que a veces se le olvidaba comer.
—Hasta ahora tenemos, una pintura, una fotografía y un piano del cual no sabemos su historia —menciono Hiroki a los presentes, quienes posiblemente ya no recordaban eso.
—Es correcto, ahora le contare la historia de esto — sacó una pequeña caja de su bolsillo, estaban más que sorprendidos de lo que había en la mesa en ese mismo instante.
— ¿Dónde lo conseguiste? — pregunto Misaki al ver el brillante anillo que tenía en mano, la caja era lo de menos, el anillo era una joya impresionante, no solo por el tamaño sino también por los detalles que este contenía dentro de sí mismo.
—Me lo dio Hatori — no pasó desapercibido por Ritsu que Chiaki dejo de llamar Tori a Hatori, suponía que era una forma de defenderse de la idea de que ahora estaba más solo que antes.
—Hay que apresurarnos mañana será un día en el que no podemos fallar — aseguro Kirishima quien posiblemente el más nervioso del grupo, por fin vería a su pequeña niña y eso le emocionaba pero asustaba la vez, el temor en ese momento invadía sin querer todo su cuerpo.
—Entonces empecemos — Todos pusieron atención a lo que Chiaki estaba por decir:
El Anillo
De entre todas las cosas que había en ese poblado remoto existían dos cosas que le daban esplendor al mismo: Su pintor y su Joyero, Aquel hombre de respetable reputación que era amado por la mayoría de los lugareños, solo envidiado por unos poco debido a sus riquezas, aunque para el solo existían tres joyas que hacían resplandecer su mundo, su amada esposa Delia y sus dos hijos. Una familia peculiarmente unida.
El mayor de ellos seria quien llevara las riendas del negocio familia, por lo tanto el menor seria el que más libertades poseía, buenos hermano que llevariann una gran vida, se casarían y tendrían prominentes hijos.
Cuatro meses antes de que la gran tragedia invadiera el feliz poblado, el hijo mayor de regreso de uno de sus viajes de negocios tuvo un accidente donde posiblemente había muerto , si no fuera por ella, una mujer misteriosa que al ver su carruaje totalmente volcado decidió ayudar al joven que ene se momento yacía inconsciente en el suelo.
Cuando este despertó no pudo evitar notar la belleza de la joven quedando inmediatamente enamorado, que aunque un poco desarreglada y sucia parecía una de las más brillante joyas; eso hizo que recordara las palabras de su padre:
“Algún día encontraras una joya que brille más que el sol, entonces asegúrate de no ocultar su brillo, pero nunca dejes que alguien te la quite”
Eso solía decir de su hermosa madre.
— ¿Quién eres tú? — pregunto el hijo mayor.
—Nadie ahora duerme — su voz contrastaba un poco con su apariencia, tal vez solo era el golpe que lo tenía en shock.
—Corrí con suerte al encontrarme con tan bella dama — eso amerito a una mirada extraña de la mujer lo acompañaba.
—Soy ahombre mi buen amigo— e hizo una reverencia, al parecer había juzgado por la apariencia, eso le dio un motivo para quedarse en calma por un momento. —Además que por aquí no me llaman dama, más bien me dicen bruja — Si bien recordaba había una leyenda de que una mujer vieja y arrugada vivía a las afueras del pueblo quien era una bruja.
—No creo en la magia — dijo incorporándose en la cama en la que dormía.
—Debería, muchos han dicho lo que usted y terminaron muy mal, medio sonrió al ver al joven un poco impresionado por la persona que le atedia.
— ¿Usted lo cree? — pregunto, a decir verdad, en la joyas no habían tantos complejos, todas eran hermosas por lo que podían ofrecer, todos eran una sola cosa; “Piedras preciosas”, tenían diferente tipo de belleza pero seguían siendo eso, no cambiaran por el hecho de ser de colores, al contrario eso las hacia especiales.
—Mañana por la mañana se ira y no mencione que lo ayude, lo que menos quiero es un entrometido que no tiene nada mejor que hacer — no parecía querer intrusos en su pequeño mundo, muchas veces se preguntó el por qué la leyenda de una bruja en ese bosque.
—Por supuesto, no quiera interrumpirlo más — sonrió, al parecer el hecho de conocerlo era una presagio.
El hijo mayor tuvo que irse como lo prometió, sin embargo esa no fue la última vez que se vieron , al contrario tuvieron más contacto de lo que pudiera querer el habitante del bosque , muchos en el pueblo murmuraban acerca del por qué el hijo del joyero visitaba tan frecuentemente el bosque. Su padre al notar que su hijo estaba más radiante de lo normal le preguntó el por qué y el solo respondió:
—E encontrado la más preciada de las joyas —aseguro sonriendo, el padre estaba complacido con esa respuesta, fuera lo que su hijo buscaba en el bosque en definitiva era para bien.
Los días pasaban sin que ambos se dieran cuenta, el habitante del bosque le tomo un enorme cariño al joven que se había decidido ser su amigo. En el fondo sabía que en el corazón de ese joven algo más que amistad estaba creciendo, más él no podía decir que el suyo cambiara, el solo era una persona especial que lo ayudaba en sus momentos de soledad. Pero era lo único que tenía para darle..
—Quiero invitarte a una boda — solto de pronto un día.
— ¿En el pueblo? — pregunto desconcertado al notar que el otro sonreía.
—A si es, tranquilo… nadie te reconocerá te lo aseguro, solo quiero que vengas conmigo tengo una sorpresa para ti — aseguro el joven quien emocionado tomo las manos de su acompañante, la mirada inexpresiva del habitante del bosque lo hacía dudar si fue una buena idea.
—Me gustaría ir contigo — no importaba como le pagaría lo mucho que le había proporcionado desde que decidió estar con él para ser su amigo.
El joven solo pudo emocionarse esperando a que ese momento llegara, le menciono el día, más nunca le dijo quien se casaba a diferencia de todos los habitantes de Hallen-Hill aquellos de clase un poco alta no solían juntarse con otros que no fueran iguales a ellos, más por alguna razón el novio logro pagar un costoso anillo para su prometida, cosa que alegro a la familia por lo que accedieron a ir.
El tan ansiado día llego y con ello una esperanza de un mejor día, el habitante de la bisque salió de su cautiverio para ir con el joven que le prometió ayudarlo a que nadie en la fiesta lo descubrieran.
—Quiero presentarte a alguien — anuncio cuando llegaron a la casa donde vivía, el habitante del bosque quedo totalmente sorprendido al ver talmonumento de casa en comparación con la suya.
—Lindos aposentos — fue lo único que se le ocurrió decir en ese momento donde todo le daba vueltas, nunc a tenia oportunidades como esa de presenciar tanta belleza.
—Enseguida vuelvo — aseguro yendo por un pasillo de la casa, la arquitectura era hermosa mas no podía distinguir que era cada cosa, pocas veces se había animado a salir del bosque debido a que su abuela le enseño que no debía andar solo por ahí.
— ¿Quién eres tú? — más que una pregunta fue un reclamo, el habitante del bosque andrajoso, sucio, con un largo cabello le intento mirar y decir algo — ¿Me escuchó? — vio al hombre acercarse, quería decir que era el amigo del dueño, pero no sabía si realmente era el dueño.
—Yo…— el hombre que lo descubrió le llamaba la atención esa persona, bien podía ser un ladrón o bien solo una persona que se perdió y hasta hora encontraba el camino de vuelta a casa. Con cuidado aparto la larga cabellar de su rosto dejando ver un rostro tras de esa suciedad.
Ambos se quedaron un momento quieto, la mano que rosaba su mejilla era suave y limpia en comparación con otras personas que habían ido a molestar. Se pregunto por un momento como alguien podía ser tan hermoso, su rostro fue lo que comenzó a cautivarlo.
— ¡Oh aquí estas! — ambos se apartaron al ver que alguien llegaba. —Hermano, quiero que conozcas al habitante del bosque — acerco y le hizo saludarle — será mi compañía esta noche para la boda — su sonrisa era única y su hermano podía notarla.
—Me alegro, pero ¿Padre sabe de esto? — pregunto algo consternado por la persona que llevara a la boda su hermano mayor.
—Claro, de hecho, el sabe de algo que esta noche la hará inolvidable — su voz sonaba ilusionada, un sentimiento que hacía mucho tiempo no se percibía en la boca de su hermano.
—Muy bien entonces, nos veremos en la boda, con su permiso — les dio una reverencia y se fue. Ante nada no podía quitarse esa mirada de su cabeza.
Esa misma noche frente a todas llego alguien desconocido, muchos decían que venía de la alta sociedad de la gran sociedad, otros que era ún príncipe, otros que simplemente era uno de la misma familia.
Como lo dijo el joven nadie lo reconocía, nadie pudo ver detrás que aquellas lindas ropas y corte de cabello, arreglos que solo cubrían la apariencia, el en verdad no sabía cómo comportarse ante los que le miraban con una sonrisa.
La noche paso como si algo estuviera a punto de pasar, mientras esperaba a que alguien ya no le hablara, el habitante del bosque noto como alguien le miraba profundamente, no sabía quién era pero en definitiva podía sentirlo muy cerca, después de un rato decidió ya no tomarle más importancia. Hasta que su amigo hizo algo que le tomó por sorpresa.
Un propuesta de matrimonio llega acompañada de un glamuroso anillo que podía ser el más caro de esa época, el habitante del bosque solo podía medio entender a lo que se estaba enfrentado, no halla respuesta en su corazón más que un “Si”, le debía tanto a esa persona, le debía tener una migo y no quería perderlo, no quería que se alejara.
Todos celebraron animadamente el reciente compromiso, conocía a los padres del joven quienes lo miraban con cariño y no entendía el por qué, en ese momento lo único que importaba es que de alguna manera había terminado con un anillo en su dedo. Desde que tenía uso de razón jamás pensó que llegaría ese momento en su vida.
El único que no parecía muy feliz era el hermano menor, a pesar de que deseaba la mayor de las felicidades para su hermano no podía de dejar de pensar en el prometido de su hermano. A pesar de eso logro retener cualquier sentimiento hacia esa persona que había llegado de improvisto. Como su hermano lo dispuso ambos convivieron más debido a que pronto serian familia, pronto formarían parte de un círculo familiar.
A veces solían mirarse de reojo procurando que nadie los viera, era un secreto oculto en el corazón de ambos, en el fondo dudaban ya que no se conocían, que no podían luchar por un amor que solo era una ilusión, que era imposible amar a una persona que acabas de conocer, lo sabían. Aun así, no dejaban escapar cualquier oportunidad para hablar.
La verdad siempre sale a la luz y eso incluía el amor que había entre ellos, más ninguno podía hacer nada para remediarlo. No traicionarían a la persona que creían más importante en su vida. Consideraban que era mejor callárselo; dejarlo marchitar en el fondo de sus corazones, muy en el fondo.
El habitante del bosque no podía con el peso que le estaba cargando su corazón, no podía, ni siquiera decir palabra, no lo admitiría, no haría sufrir a ambos, tomo una decisión a base de lo que su abuela le dijo: “Recuerda vivir por amor o morir por el ”, de esa forma le diría al hermano menor que en realidad quería estar con él, esa noche lo sito en una de las oficinas del presidente; había formado una buena amistad con el hijo del alcalde.
Pero al llegar algo le sorprendió, su prometido era quien lo esperan con una gran desilusión en la mirada, le pregunto, el porqué de su cambio, el porqué de todos le había engañado con su hermano, el habitante del bosque le dijo que no sabía de lo que estaba hablando, al final él nunca lo engaño más bien no físicamente. Aun así, no pudo evitar lo que aquella noche sucedió, lo que en ese momento estaba por ocurrir, de todo era lo menos que quería y paso.
El cuerpo del joven yacía en el piso a base de un cuchillo que tenía clavado en estómago, aun podía ver la sangre en sus manos, aun no podía creer que era él quien lo había asesinado. Simplemente no pudo soportarlo, no pudo con la culpa, no pudo entender cómo es que lo había hecho.
salió de ese lugar sin tener a donde ir, sin saber que hacer o que decir de ahora en adelante, temía por que todos le miraran con odio, un odio bien cimentado en lo que había hecho.
Él no sabía, él nunca lo sabrá y todos murmuraran lo ocurrido.
El habitante del bosque miro el cielo estrellado pensando en que lo sque habia hecho mal ¿Tal vez ayudar a un desconocido? O simplemente aceptar alfo que su corazón no sentria, ahora nunca lo sabría, pero lo que si recordana era por qué había encontrado su destino esa noche a las afueras del pueblo, cuando sintió que algo malo iba apsara, era en definitiva un presagio de que lo sucedido, esa noche donde de su mano muerta callo un anillo cubierto de sangre, el diamante que un vez relució por su belleza ahora no era más que un recuerdo.
Nadie sabe lo que hizo el hermano menor al enterarse de lo sucedido o lo que paso con la familia,
Pero igualmente esa noche donde una persona inocente murió, la noche cuando un paciente murió, la noche donde dos personas murieron por la conspiración de una mujer que estaba destinada ser la esposa de la mano derecha del presidente y que al final solo obtuvo un rechazo como respuesta, si ella no era feliz nadie los era, mucho menos el habitante del bosque. Ella lo sabía.
“Es mi error amarte y no puedo llorar por eso “
Cuando Chiaki termino de hablar todos se concentraron en la pieza de joyería que estaba sobre la mesa. Algunas veces a las historias tienden a repetirse con algunas variantes, pero al final el resultado siempre será el mismo.
—Ahora todos a dormir, recuerden que mañana puede ser nuestra última oportunidad — Kirishima noto la tención del momento por lo que les pidió a sus compañeros retirarse a dormir, además de que quería hablar un momento a solas con Chiaki.
—Buenas Noches —, mencionaban todos antes de irse a dormir, la historia les dejo pensando a más de uno, aun habían muchas coas que no sabían sobre Hallen-Hill y su relación con “la Familia” y estaban seguros que cuando lo descubrieran en definitiva nada bueno saldría de ello.
En la cocina donde se quedaron Kirishima y Chiaki el silencio parecía querer comerse a ambos.
—Hatori estaría feliz de que nos ayudes, sé que ahora que el murió tú no tienes la necesidad de ayudarnos, pero…—
—No me importa morir con ustedes, son lo único que tengo, pero ten por seguro que hare lo posible por proteger a tu hija, ustedes aún tienen la oportunidad de estar juntos, no lo olvides — la Cordura que pocas veces lo caracterizaba le hacía sentir seguridad al líder, en verdad necesitaba de Chiaki, principalmente para enfrentar a Kohinata An.
—Te lo agradezco — eran buenos compañeros y nada evitaría que la verdad saliera a la luz. No ahora. Chiaki jugueteaba con el anillo que en dado momento regresaría a su dueño.