Ritsu se encontraba caminando por los largos pasillos de la gran mansión, investigando, descubriendo, viendo cada detalle, cuando sin pensarlo su cabeza intuyo una idea...
—Rayos, ya me aburrí — dijo mientras caminaba, aunque solo hubiesen pasado cinco minutos —esto de ser un ladrón, es aburrido, pero prefiero esto a...— Ritsu sacudió su cabeza realmente no quería pensar en eso.
Continuo caminando cuando encontró una de las recamaras con la puerta entre abierta, se asomo intentando no hacer ruido, noto que un hombre dormía en uno de los sofás este tenía un libro en la cabeza, así que no pudo ver su cara, Ritsu entro lentamente a la habitación, hasta que se dio cuenta—
—Para empezar... ¿por que entre aquí? —se pregunto — Rayos, mejor me...— no termino de hablar, cuando vio una enorme rebanada de pastel de chocolate, el problema estaba en que estaba muy cerca de aquel hombre.
—Contrólate Ritsu, fuimos a un grupo de ayuda, al psicólogo incluso con un hipnotista, puedes hacerlo, si puedes hacerlo – dijo decidió, cuando estaba a punto de salir— Ok solo una probadita— se acercó rápidamente, con cuidado tomo con su mano un poco del pastel.
—Esta rico, — dijo chupándose los dedos— Ya suficiente, una privada mas y lo dejare – dijo acercándose nuevamente. — Ya la ultima, lo prometo – dijo acercándose de nuevo— Listo, ves Ritsu no era tan difícil— dijo yéndose, cerró la puerta.
En un dos por tres Ritsu volvió a entrar, sin preocupaciones tomo la rebanada completa y comenzó a comérsela, sin percatarse que alguien estaba despertándose.
Takano miro a la extraña persona que se encontraba sentada en el piso, se lo pensó antes de hacer ruido, pero al final se acercó lentamente sin hacer ruido, puso su mano en el hombro del desconocido se acercó su oído susurrándole.
— ¿Quién eres tú? – pregunto Takano, con voz un poco amenazante.
—Ah... – Ritsu se levanto rápidamente del piso — Yo. Ese… este. Soy...— Ritsu se había asustado, como si hubiera visto un fantasma.
— ¿Y por qué te comiste mi pastel? — dijo mirando la rebanada a medio terminar. Ritsu oculto la rebanada detrás de sí — Bien ¿Quién eres tú? — volvió a preguntar acercándose a Ritsu.
—Bueno… yo... yo soy — estaba realmente nervioso.
—Tú, basta de juegos, ¿Quién eres?— se acercó peligrosamente a Ritsu, este en un reflejo, le lanzo lo que sobraba del pastel en la cara.
Para después salir corriendo, al correr se tropezó con alguien, a quien él conocía muy bien.
— ¿Hiroki? — le vio sorprendido.
— ¿Ritsu? — viendo toda su cara batida de chocolate, se pregunto porque eso no se le hacía para nada extraño
Oyeron pisadas, así que voltearon a ver de quien se trataba, ambos al verlo quería reírse—
—Misaki pareces perrito mojado—Ritsu no podía contener su risa, después de todo no se veía seguido esa parte descuidada del mencionado
— Ritsu, que me dices tú Mr. Amo del chocolate —dijo Misaki desafiante.
—Cállate Misaki, que ya lo supere—intento defenderse a pesar de saber que era mentira.
—Sí, claro como Hiroki superó lo de...— Misaki no terminó de hablar, Hiroki le dio un golpe en la cabeza. — ¡Au!—
— ¿Qué?, quieres que también hablemos acerca de estar encerrado— pregunto Hiroki.
—Ese tema esta ¡Prohibido! Así como la adicción de Ritsu y del porque es adicto al chocolate —dijo Misaki.
—Ya cálmense, que rayos estaban haciendo, a ver díganme en la búsqueda que encontraron— Pregunto Ritsu, para cambiar de tema.
—Agua, y un hombre que me digo Chico Pay —Misaki a pesar de estar mojado, seguía enojado.
—Yo encontré una Criatura Inmoral— dijo Hiroki.
—Yo bueno…— Ritsu no termino de hablar.
— ¿Un poso de chocolate? — Misaki disfrutaba de hacer sentir a su amigo enojado.
— ¡Ya Misaki!, Míralo Hiroki –estaba haciendo berrinche, después de todo si se quejaba seria con Hiroki quien tenía la obligación de hacer que todos quedaran en paz.
—Disculpen los tres, pero que no se supone que debían estar trabajando en el jardín— el mayordomo de la casa lo había encontrado.
Como Ritsu, Misaki y Hiroki no supieron que decir salió corriendo rumbo al jardín, dieron una o dos vueltas al no saber exactamente donde estaba el jardín, cuando al fin llegaron.
—Eso... Eso estuvo cerca –Misaki intento recuperando el aliento.
—Esto va hacer más difícil de lo que pensé – dijo Ritsu— ¿Y Hiroki?
—Este — Misaki vio atrás, Hiroki estaba tirado en el piso— ¡Hiroki! No te mueras — dijo Misaki.
—Ya te dije, que lo superes, quítate esa bufanda y ese gorro— Ritsu intentaba quitárselos, mientras Hiroki se resistía.
— ¡Que No! déjame en paz — Decía Hiroki casi muriéndose de calor, no permitirían que le quitaran dos de sus más preciadas posesiones, y así pasaron su primer día en esa gran y lujosa mansión…