Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ROBARE TU CORAZÓN por Aria Kimiharu

[Reviews - 466]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 “Ciudad de Estrellas”

En ese lugar, donde la felicidad es la melodía de cada uno de sus habitantes, un niño sueña con alcanzar las hermosas estrellas del firmamento, emocionado por tocarlas una noche de cielo despejado subió a la colina más alta para poder estriar su mano y alcanzar una. ¡Oh sorpresa!, su pequeña mano alcanzaba ninguna.

Algo triste decidió volver a casa, en su imaginación el cielo estrellado estaba al alcance de todo el que quisiera tocarlo. Giro sobre sus pasos dispuesto a volver, cuando se escuchó una risa muy cerca suyo, el niño volteo para ver a un objeto extraño en lo alto.

— ¿Cómo te llamas?— pregunto… aquel niño  le respondió, pero su nombre olvidado en la historia quedo. El al escucharlo le propuso algo difícil de rechazar.

— ¿Un deseo?— propuso aquel ser de risa extraña en vuelto en estrellas. —Deseo…—uno de los muchos que no pueden recordar.

Aquel ser solo miro no entendiendo su deseo, pero aun si lo concedió. El niño emocionado regreso a casa, ya no había más que temer, cuando el ser vio que aquel niño regreso comenzó a preguntarse si el cumplir su deseo había sido buena idea.

Todas las noches el niño regresaba. Cada una de ellas. Él lo sabía. Aquel niño estaba muriendo, pero aunque su poder pudiera curarlo, el niño había desperdiciado su deseo. ¿Qué otra cosa podía hacer?...

Hasta que aquel niño no volvió más.

Espero.

Y Espero. Mas ya no volvió.

Una de esas noches de espera, apareció de repente, la figura de una mujer sin rostro, este enojado le pregunto qué quería.

Ella dijo —Dame tu corazón y yo lo salvare — él lo pensó, darle su corazón significaba… —

—No—respondió seriamente.

La mujer con el paraguas rio y se fue. Al igual que ese ser, después de todo no podía dejarlo todo por un ser humano.

Pero…

El niño vivió, creció y se convirtió en una gran persona. Algunos dicen:

La respuesta fue Si

Y Otros.

Fue mera casualidad.

Lo cierto es que en esa ciudad de estrellas, donde incluso tus peores pesadillas pueden hacerse realidad, algo cambio y nunca volvió a saberse de aquel ser que cumplía deseos.

Nadie lo recuerda. Hasta que el momento llegue, mientras ten dulces sueños y pequeñas pesadillas.

Versión Uno. Alguien a quien le contaron.

 

Misaki cerro aquel libro de cuentos, era poco común que un estúdiate universitario leyera esas cosas, pero dado que estaba emocionado no le tomo importancia. Regresar a la escuela después del accidente se le hacía difícil, más bien volver a todas sus actividades normales, aún le queda daban dos días de paz absoluta, además de que ese era su última noche en el hospital, pensó que todo debía mejorar, un poco al menos.

En su cama de hospital espero a que la enfermera  fuera a revisar su estado, mas solo se podía escuchar silencio, si podía ser que le temiera a la obscuridad por esos las luces estuviera encendidas. Recostado sobre su cama comenzó a intentar cosas sobre el accidente pero en si no tenía la menor idea de lo que sucedió, debido a que ningún familiar estaba cerca supuso que salir solo de esa crisis sería bastante sencillo.

Escuchó ruidos provenientes del pasillo, para su mala suerte su curato quedaba justo del ala norte donde los pacientes con problemas mentales eran recluidos, seguramente se debido a que en el ala normal solo había gente con dinero para pagar.

No es que el no tuviera dinero, simplemente se negó a pagarlo o más bien no sabía qué hacer con el hecho de decir no hay quien venga para encargarse de ello.

Decido no pensar mucho en eso, mejor sería dormir, entre sueños y pesadillas la verdad de lo que sucedió ese día se perdida constantemente. Se durmió de un momento a tal grado que no escucho a la enfermera entrar a su cuarto.

 

Respiro profundo a la mañana siguiente cunado le dieron de alta, el doctor le recomendó no hacer mucho esfuerzo y debido a que los daños del accidente parecían mínimos decidió que no era necesario que tomase medicamentos extra.

Decir que había extrañado su departamento podría ser una mentira, vivía solo desde que tenía ocho, pero al ver  lo vacío del lugar decidió comenzar a desempacar. Debido a que no llevaba muchas cosas termino rápido, cuando se sentó en el sofá  vio una nueve de polvo salir, aun le quedaba mucho por hacer.

Lo último por desempacar fue el libro sobre Rumell- Hill, si bien tenía muchos cuentos el único que causaba fuera era  la Versión  de una ciudad de estrellas, uno que todos conocen, según se dice que hay cinco versiones de la misma historia, una la del narrador, la del chico, la del misterioso ser concede deseos, la de aquella misteriosas mujer y una última que nadie sabe quién pudo haberla escrito.

Sabía que esas nada más eran historias echas por personas que no tenían nada mejor que hacer, pero en ciertas ocasiones se sentía como si este tuviera mucha importancia en su vida,  tomo una decisión bien si no podía quitarse la curiosidad sería mejor hacer algo al respecto.

Internet era la madre de las respuestas que generalmente buscas, pero esta vez parecía fallarle, no solo no encontraba nada sobre el tema si no que la búsqueda ni si quiera había ligeramente coherente sobre el tema.  Solo tenía un día antes de regresar a la Universidad, decidió que todo lo relacionado con ese tema pasaría a segundo plano cuando retomara sus actividades.

Si se concentraba quizá podría entender mejor, tal vez no debía buscarlo como tal, tal vez había alguien allá afuera que estuviera más obsesionado con ese cuento que el mismo. Intento por más medios acercarse a una respuesta, pero nada daba resultado. Una vaga idea le llego, quizá ese día uso su computadora por lo que debía haber un historial, se dejó llevar por su instinto así que sin pensarlo mucho le dio clic al navegador.

Al ver el historial se dio cuenta de que ese día solo había visitado una página. En ella la dirección de una Universidad cercana, un profesor y un artículo que hablaba sobre como este parecía estar obsesionado con Rumell- Hill, o eso parecía al parecer la fecha del articulo era de hace cinco años.

Busco al sujeto de investigación, tal vez maña pudiera encontrarse con él, la Universidad le quedaba relativamente cerca, tal vez de esa forma si encontraba a alguien lo suficientemente loco para intentar darle sentido a su extraña obsesión pudiera quedarse en paz.

Cuando apago las  luces para subir a su cuarto, se percató de algo, no había regresado a la cocina, pero sentía que no tenía hambre. Fue en cusca de algo para comer, para su sorpresa en el refrigerador una nota adhesiva contenía un mensaje “Hospital  Kearney”.

Si mal no recordaba ese lugar era donde lo habían atendido, tal vez solo era una coincidencia.

Volvió a su habitación sin cenar, no pensaría más en esa clase de preguntas, si no podría sé que no durmiera en toda la noche.

 

 Por alguna razón el accidente en coche no le trajo ningún trauma, podía conducir sin problemas, daba gracias de que al menos el seguro hubiese hecho algo mientras él estaba en el hospital , así no tendría que tomar el autobús y tardarse de más.

Antes de ir decidió pasar a desayunar a la cafetería de siempre, bien no podía cocinarse nada, porque en el refrigerador no había nada, tenía pretexto para comer en la calle, cuando entro la cajera le saludo con entusiasmo.

—Qué bueno que estés bien — dijo mientras preparaba su orden.

—Si…—

—Ese día parecías tan alterado que ni si quiera te comiste el pastel que habías pedido — ahora tenía un serio problema, no recordaba si quiera haber tenido  esa conversación, decido ir a sentar y al mirar por la ventana el cielo estaba nublado por lo que pronto llovería, tendría que comer rápido si quería alcanzar a esa persona y no conducir en la lluvia.

Cuando volvió a su camino, entre más se acercaba menos estaba seguro de lo que iba a hacer, no tenía una pregunta formulada, más que una conversación sobre pueblos fantasma. Ese no era un tema muy bueno de conversación.

A parco en un lugar alejado, no quería que nadie le reconociera.

La Universidad no era tan grande como la suya, pero encontrar a la persona que buscaba fue más difícil, al parecer era un profesor de historia que no tenía mucha relevancia si no fuera por ser alguien bastante inteligente.

Gracias a la ayuda de algunos chicos pudo encontrar la oficina del sujeto en cuestión, toco a la puerta, más nadie le respondió, en lugar de eso la puerta parecía estar abierta.

Con cuidado decido abrirla un poco más, esperando encontrar a alguien ahí.

—Hola…— toco a la puerta de nuevo. No se escuchó ningún ruido por lo que decido pasar, el lugar era algo espacioso pero no se podía apreciar debido  a la gran cantidad de libros. Se acercó a la venta para corroborar lo que presentía. Afuera comenzaba una tormenta.

—Que yo recuerde no lo invite a entrar — escucho decir desde la puerta.

—Lo siento en todo caso no estaba en la oficina Profesor Kuroda— pregunto dándose la vuelta para verle.

—Muy inteligente el chico— para la visón de Misaki el hombre era un poco diferente a como lo imagino, quizá por el vendaje que cubría su cuello, quizá porque parecía más alto de lo que pensó o por e echo de fumar donde se suponía estaba prohibido— ¿Qué necesitas?— termino por entrar para sentarse en su escritorio, rodeado de libros.

—Quería saber si sabe algo acerca de la segunda versión de Rumell-Hill —

 — ¿Por qué debería?— se apresuró a contestar — ¿Acaso importa?—

—Para mí sí, últimamente no he dejado de pensar en eso — respondió sentándose en un asiento libre que logro divisar en tanto desorden.

—Ese cuento solo es eso; Un cuento — se quitó el cigarro de la boca para dejarlo en el cenicero en el escritorio — No hay nada detrás, las versiones son solo mitos — aseguro.

—No lo son —

— ¿Cómo lo sabes?— aquel hombre lo miraba algo intrigado, al parecer no sería fácil deshacerse de este curioso.

—No lo sé — en si no tenía ni idea de porque estaba en ese lugar, simplemente necesitaba escuchar  que tal vez estaba loco, se hizo un silencio mientras esperaba más que una simple alegoría de no saber qué es lo que quería—hace seis meses tuve un accidente de auto, cuando desperté en el hospital podía recordar todo excepto las últimas 24 horas de mi vida, por alguna razón solo tenían conmigo ese cuento y parecía muy desesperado por llegar a algún lugar… yo sé que tiene que ver con ese cuento solo que no lo recuerdo.

Kuroda escucho con atención sus palabras. Podría ser simplemente un engaño pero el chico parecía hablar en serio.

—Lamento lo que te paso pero no puedo ayudarte, si bien dedique parte de mi vida a investigar eso, me di cuenta de que en realidad no tenía sentido así que deje de hacerlo  — aseguro mientras se colocaba sus lentes.

—Si bueno, yo solo quería saber qué es lo que descubrió o algo por el estilo — no tenía intención de perder su tiempo, quizá solo por esa vez deseaba que todo tuviera un porque al estar en ese lugar.

—No hay nada que no sepas, te lo aseguro— entendió que tal vez aquel hombre no quisiera hablar con él, por muchas obvias razones.

—Entiendo, con permiso —Se levantó para irse, por el momento dejaría las cosas como estaban no tenía intención de comenzar algo que sabía perdería.

—Mucha Suerte…— no recordaba haberle pedido su nombre a sí que sé que en silencio esperando una respuesta.

—Misaki… Takahashi Misaki — Kuroda se quedó contemplando un momento al chico— Sí, soy ese Misaki— e inmediatamente salió de  ese lugar, él fue  a hacer preguntas no a que se las hicieran.

A Kuroda le sonada el apellido Takahashi, después de todo hace unos años esa familia había sido el centro de atención: Su madre enloqueció, mato a su padre y a su hermano argumentando que no podía dejar que sucediera de nuevo, después de eso quemo la casa con ellos dentro, sin embargo por alguna razón su hijo menor estaba afuera contemplando el incendio como si ya lo hubiese visto antes.

—Interesante…— se dijo para sí mismo. Se levantó del asiento para cerrar la puerta de su oficina. En el tercer cajón del escritorio detrás de una puerta falsa, estaba una de las respuestas que aún no podía ser revelada; “Versión dos” decía en la portada.

 

 

Al volver a casa decido irse por el  más cercano, necesitaba descansar después de  esa conversación, no era que esperar que le contestara a todas sus respuestas pero al menos a uno o dos sí. Antes de poder hacer otras cosas, con miedo se percató de que no estaba solo, en la parte trasera de su auto había un manta que parecía esconder un bulto.

El no recordaba haber puesto lo que fuera detrás, además que por las prisas ni si quiera había tenido oportunidad de checar su auto. Bien podría ser un asaltante pero ¿Cómo saberlo?

Con calma  y tratando de no aparentar pánico decidió seguir conduciendo. No quería parecer alguien miedoso, pero en esa ocasión ya no le importaba mucho, ¡Tenia a un desconocido en la parte trasera!, Bien podía matarlo en cualquier momento. Calma debía tener calma. Cuando el individuo en cuestión comenzó a moverse…

 

Notas finales:

Hola :D

Si bien me e tardado lo normal (?) le agradesco sigan por aqui jaja 

Este es como un nuevo inicio, si bien tiene relacion con lo anterior, muchas cosas seran reveladas buaja asi como habra muchos misterios mas. ¿Ya dije que esta larga la historia? jaja un dia de estos... en fin 

Muchas gracias por leer jaja 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).