Ante el movimiento de la chica todos se sorprendieron, pero antes de hacer cualquier cosa la chica se detuvo al notar Nowaki lleno de cosa blanca. Sus brazos quedaron al aire mientras con una mirada divertida intentaba adivinar que fue lo que paso.
— ¿Qué rayos paso aquí? —dijo la chica riéndose de ellos, simplemente no podía evitarlo pocas o tal vez nulas veces podía ver semejante escena.
—Cállate, Liria — Takano quien al escuchar su risa se molesto comento con voz calmada, aunque no por eso menos amenazante,
—Bueno...—hizo una pausa, después siguió riéndose ya que en definitiva era una vista que no podía dejar de ver.
— ¿Que te trae por aquí? — pregunto Akihiko ya que en si no quería seguir oyendo su risa.
— Vine a traerles información sobre ese asunto— comento un poco más seria al ver las caras te todos.
—Si que eres algo lenta — sentencio Masamune. Después de todo desde hace tres día que pidieron la información.
— ¡Que! —grito la chica bastante ofendida.
—Ya no se pelen, Liria nos hizo el favor de investigar por su lado, hay que escucharla — decía Nowaki tratando de tranquilizar la situación.
—Waaa que lindo Nowaki, siempre tan calmado y apoyándome— decía la chica con lagrimas en los ojos. En definitiva no sabía cómo ese chico tan dulce podía juntarse con esos amargados.
—Ya, primero hay que limpiarnos, después hablaremos con ustedes —dijo Akihiko mirando a los tres jardineros, ellos no dijeron nada en toda la conversación, la chica los fue siguiendo mirando a los chicos que al parecer fueron involucrados en lo que fuera que pasado para que todos terminaran blancos.
Los tres se quedaron observando a la chica, su mirada fue más bien de gusto, enseguida des pues de recibir un regaño por parte de los empleados se fueron a cambiar y darse un baño al parecer eso de estar pegajosos no les gustaba. Terminaron de cambiarse, se dirigieron del nuevo al jardín, el día no había terminado por lo que el trabajo menos.
Mientras tanto la chica conversaba con los dueños de la casa, una vez que estuvieron cambiados y presentables. Pero as u parecer aun eran motivo de gracia.
—Y bien ¿Qué averiguaste? — pregunto Takano sentándose en uno de los sillones del despacho.
—Encontré la pintura — Sonrió.
— ¿Cómo? —Akihiko quien planeaba simplemente escuchar no pudo evitar preguntar.
—Tengo contactos en el mercado negro, según lo poco que descubrí ese ladrón la estrella de plata, ah robado a muchas personas importantes, además de que según es muy apuesto — decía la chica.
—Nada más — Takano la interrogo.
—Encontré la pintura, sin que la policía me arrestara, se mas agradecido — Liria comenzaba a cansarse de sus malos tratos.
—Gracias— dijo Nowaki — de verdad muchas gracias —
—Para que esta la familia — dijo sonriendo. —A todo esto quienes era los chicos de hace un momento — pregunto algo curiosa.
—Son empleados, encargados del jardín —
—Oh que interesante — no pudo evitar sonreír, ese día estaba lleno de sorpresas.
La tarde caía y los tres estaban cansados de trabajar, así que decidieron parar a descansar, Misaki tenía ganas de ir al baño así que se fue sin decirle a donde. Al encontrarse en los pasillos de la gran mansión, vio a aquel hombre que lo sorprendió en el baño.
—Tu, tenemos que hablar — dijo seriamente— sígueme — y lo siguió, no sin antes pensar que fuera rápido ya que tenía otras ocupaciones.
Fueron a dar a la cocina recién limpiada por los empleados, tal parecía que en realidad no sucedió nada en ese lugar.
— ¡Lo siento! — dijo Misaki con la cabeza abajo, tenía que quedarse en esa casa, ser despedido no era una opción.
— Dime Chico Pay, ¿por qué se estaban pelando de esa forma? — mostro curiosidad por el enfrentamiento entre esos tres,
—He, bueno los tres somos amigos de hace tiempo y debido a las circunstancias en las que crecimos decidimos que siempre desayunaríamos lo mismo, los tres —respondió— pero a ellos no les gustan mucho mis desayunos, a si que casi no elijo —resignado comento
—Bueno, por esta vez solo lo pasaremos por alto, pero esta será la última vez— suspiro, no sabía qué clase de personas podían hacer eso, pero eran sus costumbres entonces no tenía más que opinar.
—Gracias — dijo Misaki con una sonrisa, había que ser amables.
—Y ¿de dónde eres? — comenzó a preguntar, Misaki respondía como le era posible para ocultar información, de vez en cuando las preguntas se tornaban personales, y a veces guardaba silencio más que nada porque no quería responder.
Akihiko parecía intrigado en el chico, pero mayor fue su intriga cuando este se dio cuenta de que el chico no pregunto nada sobre él, como si ya supiera todo lo necesario, al quedarse observándolo no podía dejar de pensar que tal vez ya se habían visto antes.. O tal vez no.
—Ven conmigo Misaki — ordeno al notar el silencio en que ambos se encontraban,
Se dirigieron a la habitación de Akihiko la cual Misaki entro tímidamente, recordaba muy poco de la habitación ah excepción de ese enorme closet, que realmente no quería ver.
—Escoge uno — dijo viendo a los osos que tenía en la habitación. Que para ser honestos eran demasiados y de varios tamaños.
— ¿De verdad? — pregunto Misaki, él había recibido regalos a lo largo de su vida, pero no eran demasiado caros y no le gustaban muy bien los lujos, aunque a decir verdad había otro tipo de regalos que sobrepasaban la logia del precio en ese momento.
—Si —Misaki tomo uno de los osos que tenía un moño verde, no tenía nada de peculiar aquel osos simplemente le gusto.
—Gracias — dijo con un pequeño sonrojo, simplemente fue por agradecimiento nada más.
—Bueno, ya es tarde, espero verte mañana— dijo Akihiko con una leve sonrisa, Misaki dijo Adiós y salió de la habitación con el oso en sus manos.
Miro unos momentos la puerta de aquella habitación, nada en ese momento le parecía tener un sentido claro pero tal parecía que...
— ¡Hola! ¿Que hace? — una figura aprecio detrás de él.
—Ah— Misaki dio un pequeño grito.
—Perdón si te asuste — dijo la chica— Mi nombre es Liria — estiro su mano en señal de saludo.
—Soy Misaki, trabajo aquí —tomo su mano, ahora que lo pensaba ella no era parte del plan.
—jajá lo sé, lo que no sabía es que estabas interesado en mi Akihiko — esta vez nos upo que cara poner, confundido estaba bastante al tener en claro sus palabras.
— ¿Qué? ¡No! — decía Misaki, intentado salirse del problema. No necesitaba más de lo que ya tenía.
—Él te regalo un Suzuki-san, el jamás regala Suzuki—san porque si, es más a nadie jamás le ha regalado un Suzuki-san— su mirada era juzgadora, en cuanto coloco las manos detrás suyo a Misaki pareció que estaba a punto de decirle algo que encontraba impropio.
—A bueno... yo...— Misaki intentaba hacerse mas para atrás, cuando esta se le acerco.
—Bueno, en realidad lo que tengo que decirte es simple, —dijo haciendo una pausa— Si Akihiko es feliz por mi está bien.
— ¿Qué? — expreso Misaki con un signo de interrogación.
—Jajá vamos, los tres y yo somos familia, — se notaba contenta — por eso me interesa su felicidad, a si que conozcámonos mas, nos vemos pronto Misaki-kun — y se fue sin decir nada.
Misaki, realmente entendió poco de la extraña situación pero estaba feliz, ¿porque? Ni el sobia pero no se pondría a interrogarse a sí mismo. Al llegar a su habitación, sus acompañantes parecían intrigados.
—Misaki ¿Dónde estabas? — pregunto Ritsu.
—Por ahí — solo dijo eso.
— ¿Y ese oso? — dijo Hiroki viendo al peluche.
—Un regalo —intento ignorándolo yéndose a su cama. — Ritsu ¿qué opinas del amor?— se atrevió a preguntar.
— ¿Qué? No tenemos tiempo para eso, Misaki deja de pensar en sentimientos — decía Ritsu.
—Ok, solo preguntaba — Misaki se cambio de ropa para irse a dormir, después de su respuesta no le quedo de otra que uniéndose en su cama, abrazando al oso, el sabia que tenia razón.
Hiroki quien se había metido al baño hace un momento, al salir y ver que los dos estaban un poco tensos decidió no decir nada. No era el momento.
—Hiroki, ¿qué opinas del amor? — pregunto de repente Ritsu.
—Es la mayor Inmoralidad del mundo — dijo acurrucándose en la cama, no tenia caso decir más.
—Si, tal vez sea cierto — respondió a sí mismo.
Los ladrones empezaran a caer por si solos… aunque no lo sepan aun.