En la gran mansión donde los tres hombres más ricos del país esperan a que llegue la mañana, el sol comenzaba a salir, el primero en despertarse fue Nowaki, lentamente se levanto miro el sol entrar por su ventana estaba muy feliz ya que le dedico una sonrisa al sol.
—Qué hermoso día—
Pero en otra parte el sol entro, todo estaba obscuro rodeado de libros, pero lo que más destacaba era la gran cantidad de osos en la habitación regados por doquier.
—No me quiero levantar – dijo con voz apagada— es mas no me voy a levantar –y se volvió a dormir.
En otra habitación, alguien se levanta cansado y de mal humor, pero se levanto tenía más del trabajo normal, uno claro era averiguar acerca de los ladrones que se llevaron la pintura más preciada de la familia.
— ¡Ah!, que molesto — irritado camino dirigiéndose a la ducha.
Cerca de la mansión tres jóvenes castaños dormían apretados en su camioneta, el primero en despertar fue Hiroki.
— Ritsu, levántate —cansado y adolorido, manoteo para que se hiciera a un lado.
—No —
— ¿Por qué Misaki duerme en los asientos de adelante y nosotros aquí atrás apretados como sardinas? – pregunto Hiroki intentando abrir los ojos.
—Ya sabes, le da miedo estar encerrado, ya sabes por los del closet — la resignación era lo único que le quedaba ya que ciertamente le comprendía.
De pronto las puertas traseras se abrieron dejando la radiante luz entrar Ritsu y Hiroki gritaron a la vez.
— ¡Mis Ojos! – dijeron tapándose los ojos con sus manos, en su desesperación por ocultarse se pegaron con el techo de la camioneta.
— ¡Ah! Misaki, no nos despiertes así—Hiroki le reclamo intentando ponerse en pie. Ritsu se bajo de la camioneta en cuanto vio que el otro se hacia el desentendido con la acusación.
— ¿Qué pasa? ¿Qué? ¿Qué hora es? —pregunto Ritsu.
—Son cerca de las nueve de la mañana— respondió Misaki – además ya levántense holgazanes, hay que buscar comida.
—Sí, si Hiroki baja ya, es un día hermoso—menciono su otro compañero al ver como discutía con Misaki. Pero al bajar Hiroki, Ritsu le grito — ¡¿Qué acaso no tienes calor?!... Digo eso está bien para invierno pero estamos en primavera.
—No me importa lo que digas es mi vida –Hiroki empezando a caminar lo ignoro, era su vida, el podía vestir como quisiera.
Los tres se encontraban caminando por la ciudad buscando que comer, pero debido a que había variedad para escoger no se decidieron.
—Yo quiero comer pay con leche —
—Ya Misaki, acoso tienes 5 años— grito Ritsu.
—Yo quiero café con galletas —
—Pues yo quiero un Licuado y eso aremos —
— ¡Que no! – gritaron ambos a Hiroki cuando este lo propuso por sexta vez en la mañana.
En eso vieron pasar un lujoso auto, los tres lo miraron interesados, sabían perfectamente a quien le pertenecía, lo siguieron lo más sigilosamente posible, lo vieron estacionarse cerca de una florería.
— ¿Qué crees que busquen? – pregunto Misaki.
—Han de buscar Joyas lujosas – respondió Hiroki.
—Que chistoso Hiroki— dijo Misaki, viendo de mala manera a su compañero.
—Lo sé —altivamente Hiroki respondió.
—Cállense — Ritsu veía la tienda, esperando su oportunidad— Esperen aquí —yéndose sigilosamente hacía la tienda, cuando entro escucho murmuraciones muy cerca de la caja.
— ¿Y ahora que aremos? – Dijo una empleada— Ya no tenemos personal, y ese lugar es muy grande— intuyo que buscaban personal, seguramente era buen momento para preguntar.
— ¿Disculpe pero de casualidad no sabrá si solicitan ayudantes por aquí? Mis amigos y yo necesitamos trabajo — Ritsu amablemente apareció para hacer la pregunta indicada.
— ¿Eh?, nos acaban de salvar de tener que buscar personal, el trabajo será pesado ¿Aun así lo quieren?—
—Claro.
Después de un rato Ritsu salió de la florería. Misaki y Hiroki lo esperaban ansiosos, posiblemente con alegría de no ser ellos quienes tuvieran que entrar en ese lugar.
— ¿Adivinen qué? —Ritsu los vio con una sonrisa.
— ¿Qué? —preguntaron ambos a la expectativa.
—Conseguí un trabajo —sonriente siguió observándolos, Hiroki y Misaki voltearon a verse en complicidad como diciendo “Este de que habla” — es un trabajo decente
— ¡Ah!, no nos arrestaran por eso — Misaki lo miro con algo de desconfianza, ya tenía una larga lista de crimines por los cuales era perseguido y no solo él.
—No. Y será nuestro pase de entrada a esa lujosa mansión – dijo viendo a la gran mansión, según él ese era un regalo del cielo, si no fuera por el hecho de que tenían que trabajar.
En la gran mansión uno de los sirvientes se acercó a los tres hombres que estaban desayunando, estos ni se percataron de su presencia, principalmente porque estaban más concentrados en jugar con su comida que realmente comer.
—Mis señores, ya han sido contratados los ayudantes— el mayordomo informo, pensando en que los amos de la mansión posiblemente ni se habían dado cuenta de que el jardín había sido descuidado desde hace meses.
—Gracias, aquí los estaremos esperando – dijo amablemente Nowaki. — ¿Y tu Akihiko como lograste levantarte? – pregunto nuevamente Nowaki, ya que pocas veces comían los tres juntos, ya que cada uno tenía su propio estilo para levantarse.
Akihiko evadió la pregunta y Takano siguió tomando café ignorándolos a ambos.