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Desires of a Lost Soul por itachiuchihafan

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Notas del capitulo:

Hola.

¿Cómo les va? Bueno, se supone que iba a actualizar el miércoles pero termine por hacerlo hoy, no tengo excusas.

Espero que les guste este capítulo, es un poco extraño a mi parecer (claro que cada quien tiene sus puntos de vista, ya me dirán el suyo) y también está algo corto pero ya desde el próximo iniciaran los capítulos largos.

Era como cualquier otra mañana, el dueño de la librería le había pedido que llevara una caja a la bodega. Con su gesto indiferente se dispuso a hacerlo.

Le agradaba trabajar en la librería, había docenas de estantes a punto de desbordarse gracias a los centenares de libros que ahí se ubicaban. El dueño era un agradable hombre de piel morena y con una cicatriz que le cruzaba de una mejilla a otra pasando por la nariz. Siempre sonriente y con una agradable aura azul, siempre constante que difícilmente variaba de tonalidad.

Dejo la caja en la bodega, sacudió de sus pálidas manos la tierra y regreso al local en donde Iruka revisaba una lista de libros.

—   Sasuke, ¿Podrías encargarte un momento de la librería? Necesito hacer una llamada — pregunto Iruka.

Sasuke asintió, serio como siempre. Iruka le sonrió y se dirigió a una habitación en la parte trasera de la librería, una pequeña oficina llena de papeles.

El Uchiha se dispuso a acomodar varios libros que anteriores clientes habían desordenado. No le molestaba tener que acomodarlos pero pensaba que sería mejor que las personas regresaran los libros a sus repisas correspondientes en lugar de dejarlos en cualquier otro estante.

Escucho el leve tintineo de una campana que significaba que alguien había entrado. Dejando el último libro en su lugar se giro para mirar a aquella persona.

—   Buen día ¿En qué puedo…— un solo segundo frente a esa persona había bastado para que se sintiera diferente— ayudarlo? — termino por decir.

Aquella persona no podía ser real ¿O sí? Su aura era tan brillante, que prácticamente le cegaba. Era pura, constante y sin pizca de malicia.

Sasuke trago saliva. Sus orbes oscuras trataron de fijarse en algún punto en específico en lugar de estar recorriendo con la mirada toda el aura que envolvía a la persona.  Trato de concentrarse en la portada de uno de los libros que se ubicaba a unos centímetros al lado de él.

—   Disculpa ¿Tendrás algún libro de historia del arte? — era un hombre el que hablaba, un joven para ser exacto.

Tratando de guardar la compostura y diciéndose que era cualquier otra persona le miro a los ojos. Eran azules. Hermosos zafiros azules. Parpadeo un par de veces antes de volver a enfocar al joven. No pasaba de los veinticinco años,  su cabello era rubio y lo llevaba desordenado. Tenía una piel bronceada que parecía ser suave. De complexión fuerte y alto. Sonriendo alegremente.

De nuevo se sintió abrumado, como nunca antes lo había hecho. Sintió sus mejillas tornarse de color carmín, sería la primera vez.

—   ¿Te encuentras bien? — pregunto el joven.

Sasuke se obligo a reaccionar. Estaba comportándose como un verdadero idiota. Asintió tratando de volver a poner su típico semblante de indiferencia, tratándose de concentrarse en alguna otra cosa para que el color rojizo de sus mejillas desapareciera.

Camino a paso lento hacia uno de los libreros. El rubio le seguía. Se dirigieron a la sección de arte. Había  docenas de títulos, todos ordenados dependiendo del tema que trataran. Sasuke sabía de memoria cada uno de los autores, títulos y ubicación de dichos libros.

Sasuke se movió hacia un lado para que el de ojos azules tuviera la oportunidad de revisarlos.

—   En los tres estantes superiores están los libros de historia del arte — su voz sonó débil, se regaño así mismo — iré por una escalera para bajarlos.

—   No es necesario, lo alcanzo perfectamente — explico el rubio.

El azabache asintió, dándose cuenta de que el joven le sacaba como mínimo dos cabezas.  Sin necesidad de estirarse el rubio alcanzaba el estante superior del librero.

Pasaron algunos minutos en los que el rubio analizaba los diferentes títulos, tratando de encontrar alguno que le sirviera.

—   Creo que este será — tomo en sus largas manos un libro de pasta dura y colorida portada.

Sasuke volvió a asentir como aparentemente era su costumbre.

—   Sasuke — escucho la voz de Iruka, llamándole — Necesito que vayas a buscar estos títulos a la bodega — una vez cerca de él, le entrego una lista con diferentes nombres de libros.

—   ¡Maestro Iruka!  — el rubio sonrió alegremente, saludando a su antiguo profesor.

—   Pero si eres Naruto, por poco no te reconozco — correspondió la sonrisa.

El Uchiha miraba la escena.  Notando como él pasaba a segundo plano y viendo como sus dos acompañantes se alejaban en dirección a la caja registradora, charlando y riendo por cosas pasadas. Suspiro y se dispuso a ir a la bodega.

 

Era tarde, pasarían de media noche.  Se dirigía al bar en donde trabajaba su hermano. No le gustaba permanecer en su casa, detestaba soportar el eterno aroma del alcohol y los lastimeros sollozos de su madre que llamaban desesperadamente a Fugaku.

Tampoco le agradaba mucho la idea de ir a ese bar. Las auras de las personas que se encontraban allí y a sus alrededores le provocaban nauseas. No negaba que en aquel lugar pudiera encontrar personas más o menos decentes pero la mayoría tenía un aura oscura, opaca, de tonos grises y negros. La sociedad calificaría aquellas personas como escoria.

Y por fin llego. Un pequeño local sin nombre alguno en el cual un hombre alto y que llegaba a recordar a un tiburón cuidaba la entrada.

El nombre de esa persona era Kisame, se encargaba de revisar que los que entrababan no portaran armas ya que en los meses pasados había habido varios heridos y no era agradable la visita de los policías y los paramédicos en el pequeño bar.

No era necesario que revisara a Sasuke pues ahí en el bar le conocían muy bien. Al fin y al cabo, era el hermano menor de uno de los pocos empleados y pasaba la mayor parte de la noche cerca de allí.

Entro sin siquiera detenerse a saludar, aquello no iba con su personalidad. Conforme iba avanzando hacia la barra en donde su hermano mayor atendía.

Al verlo Itachi le miro con aire resignado, no le gustaba que su hermanito fuera a ese lugar pero ya se lo esperaba, siempre era así.

Sasuke se dejo caer sobre uno de los altos taburetes. Estaba cansado y con hambre, tal vez iría a buscar alguna tienda para comprar alguna fritura o algo por el estilo.  En el bar no vendían alimentos.

—   ¿Te encuentras bien, Sasuke? — le pregunto su hermano, al otro lado de la barra.

El menor asintió aunque era mentira, ese día se sentía diferente. Desde que había visto al rubio en la librería había notado una ansiedad inexplicable recorriéndole, como si anhelara algo y estando en presencia de esa persona pudiera tenerlo.

—   ¿Estás seguro? ¿Sucedió algo hoy? — insistió su hermano, preocupado.

—   Conocí a alguien distinto, con un aura…— ¿Cómo podía describirle? — impactante —No era una forma de expresarse de una aura pero no encontró palabras.

Itachi era consciente de que su hermano veía auras, creyó al instante. No porque Sasuke tuviera pruebas, sino por que como su hermano confiaba plenamente en él y sabía que no mentía.

Sasuke miro a su hermano, poseedor de una aura roja que significaba la fortaleza que tenia pero no era brillante y constante como la Iruka y otras personas que había conocido, de hecho era opaca cada día que pasaba se apagaba mas. Eso significaba que estaba cansado de todo ello pero no había nada que se pudiera hacer.

—   ¿Impactante? — Itachi rompió el contacto visual para servirle un trago a uno de los comensales de la barra — ¿A qué te refieres con ello? ¿Te ha hecho daño?

—   No, no me ha hecho daño — aclaro el menor, pensando en el rubio — Su aura era demasiado pura.

Sasuke suspiro. No pretendía que su hermano le comprendiera a la perfección. Nadie podía comprenderle porque nadie era como él.  No trataría de seguir explicándole, sabía que su hermano no le cuestionaría.

Se levanto del taburete y  le dio la espalda al mayor dispuesto a marcharse. Se subió el cierre de su chamarra negra que le venía grande y se marcho. Itachi no le detuvo, mientras menos tiempo pasara en ese lugar, mejor.

 

Termino por regresar a casa,  su pequeño hogar. No le gustaba pasar tiempo allí pero ese día era distinto. Estaba cansado y como pocas veces le sucedió, lograba vislumbrar un sentimiento, una emoción, tal vez dos. Era complicado, ni él mismo lo entendía.

Su hogar era el mismo que cuando un recién nacido, una modesta casa de un solo piso, con tres recamaras pequeñas y un solo baño. Además de una cocina y una sala.

Pero no era tan encantadora como en sus primeros meses de vida.  Estaba descuidada y cubierta de polvo. No era común que hicieran el aseo, de vez en cuando él e Itachi lo hacían pero apenas pasar uno o dos días terminaba igual.

Se dirigió a la cocina, más precisamente al refrigerador blanco. No había casi nada adentro, un cartón de leche con varios días de expiración, dos huevos, un pedazo de queso y un cartón de jugo.

Tomo el queso y el cartón de jugo. Cerró el refrigerador con un leve golpe de su cadera. Sobre la mesa había una bolsa con rebanadas de pan.

Preparo un solo emparedado que puso sobre un plato, pobre y carente de ingredientes, solamente queso. Sirvió dos vasos de jugo de naranja. Bebió de uno de ellos con exagerada calma, tanta que hubiera desesperado a la persona más paciente.

Al finalizar tomo el plato con el emparedado y el vaso lleno de jugo. Se dirigió con ambos a la habitación que hace mucho perteneció a ambos padres de los hermanos y que ahora solo era habitada por la mujer del matrimonio.

La habitación estaba completamente oscura, un fuerte olor a alcohol se hacía presente. Todo estaba esparcido por si ningún lado y varias botellas de vidrio vacías estaban en el piso.

Mikoto permanecía recostada sobre su cama de sabanas esparcidas. Mechones de cabello negro le caían por el rostro. Sasuke la miraba. Contemplaba lo desaliñada que estaba, como siempre. Ella tenía una piel enfermizamente blanca.

La mujer abrió sus ojos, velados por el efecto del alcohol.  Ella también miro a su hijo, aquel joven que prácticamente era un desconocido para ella.

—   Te he traído algo para que comas — menciono Sasuke mientras se acercaba a su madre.

Para ser sinceros, a él no le interesaba que su madre comiera o no, ella podía hacer lo que quisiera y a él poco le importaba. Pero su hermano le había pedido que cuando él no estuviera cuidara de ella. Por ello solo hacia aquello para complacer a su hermano.

Dejo los alimentos sobre un pequeño espacio libre de objetos de la mesa de noche. Su madre seguía sus movimientos con la mirada.

El menor miro a su madre, notando que aferraba en sus manos una botella que representaba su vicio. Suspiro. Estiro su mano para quitarle la botella, Mikoto vio sus intenciones y con su mano libre le dio un golpe en la mejilla.

La delicada mano se imprimió en tonos rojizos sobre la blanquecina piel de Sasuke. El menor se quedo inmóvil solo por unos segundos, sintiendo ardor en su mejilla. Si acaso logro mostrar  un leve semblante de dolor, nada más.

Sin volver a mirar a la mujer en la cama, salió de la habitación y fue a la propia en donde dejándose caer en la cama, se quedo dormido.

 

Un nuevo día, como cualquier otro. Llovía. Estaba frente a la librería en donde trabajaba, listo para entrar y comenzar su jornada laboral.

Antes de entrar se quito la capucha negra de su chamarra y se seco las manos en su pantalón del mismo color. Dentro era un ambiente agradable, no hacia frio pero tampoco calor.  Podía escuchar la lluvia golpeando las ventanas.

—   Sasuke, que bien que llegas — Iruka le sonreía desde el otro lado del mostrador —. Hoy comenzara a trabar alguien nuevo.

Eso no le importaba mucho, daba lo mismo si trabajaba allí una o cien personas. Fingió interés.

—   ¡Naruto! Ven un segundo — grito Iruka.

Sasuke vislumbro sorpresa, ¿Naruto? ¿El chico rubio de aura deslumbrante? Sin pensársela dos veces se giro bruscamente a donde se habían escuchado pasos aproximándose. Y se encontró con aquella persona encantadora de bonitos ojos.

—   Gusto en conocerte, mi nombre es Uzumaki Naruto.

Y como aquella primera vez que le vio, se sintió diferente.

Notas finales:

¡Hola otra vez! ¿Les ha gustado el capitulo?

Yo siento que algo le falto, bueno de hecho le quite una parte que pienso incluir en el próximo capítulo, solo que en este no cuadraba.

Tengo que explicar lo de diferente, pero será en capítulos próximos aunque supongo que ya deben de haber varios que entienden el concepto. 

Actualizare pronto creo yo, pero primero actualizare otro fanfic.

Muchas gracias a los que lo leyeron y también muchísimas gracias a los que han comentado, les agradezco y les quiero mucho.

Acepto críticas de todo tipo, comentarios, amenazas, sugerencias, ideas, saludos y demás.

Por favor díganme en lo que fallo, si algo no les ha gustado háganmelo saber para yo mejorar.

Por cierto, ¿Me dejan un review?

Sin más me despido.

Sayo!


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