-¿Se golpearon?-
-Pues…- el consejero hizo una pausa
-Dígame, ¿Iván y Andrew se dieron una paliza?-
-Celite y Jon estaban viendo la escena… ¿tú qué crees que hicieron?-
-No tengo idea, por favor ya dígame-
-Está bien…-
CONTINUACIÓN DE LA HISTORIA
El par de machos se veían fijamente, bastaría un solo movimiento de alguno para que el pleito diera inicio…
-¡Vamos ahora que esos dos van a cometer una locura!- dijo asustado Jon al momento de tomar a su amiga de la muñeca para llevarla al lugar.
-Corre tú también…-
-¿Quién eres? ¿Acaso te llamas Andrew?- cuestionó Iván.
-Sí, ese soy yo, y ¿tú?-
-Soy Iván, el….- el par de amigos los interrumpieron
-¡Iván! Qué bueno que llegas, ayúdame a cargar estos- el joven le dio sus globos, el peluche y los chocolates-¡Puff! No sabes cómo pesa, hoy que llevo estos libros es un sufrimiento cargar la mochila, anda vámonos ya…- lo jalaba para sacarlo de esa actitud retadora
-No, aguarda, aquí el joven- se refería el rebelde- y yo tenemos que aligerar la tensión-
-¡Eh! Lo olvidaba, Andrew quiero que me ayudes a revisar uno de los objetivos, creo que le falta especificarlo un poco más-
-Te ayudo después de que arregle este asunto que tengo pendiente- respondió sin quitarle la vista de encima al de la moto.
-Eh… pues… no tenemos tiempo Iván, ¡vámonos!- como pudo lo arrastró hacia afuera rompiendo esa incómodo situación. Jon decidió no voltear, a partir de ese día dejaría de sufrir por su fortachón, difícilmente tomaba la decisión de dejarlo atrás, sabía que nunca iba a ser para él.
-¿Con que ese es el tal Andrew?- dijo Iván un poco molesto
-Sí, él es- respondió Jon
-No sé que le viste, ni que estuviera tan bien-
-No solo me fije en eso, tiene otras características, es lindo, amable, caballeroso-
-¡No me digas! Déjame decirte que lo caballeroso se lo pasó por el arco del triunfo porque conmigo no lo fue-
-¿Qué pasó ahí? ¿Por qué estuvieron a punto de iniciar una pelea?-
-Fue culpa de él, yo llegué a buscarte y el muy idiota se me acercó como si fuera el muy muy-
-¿Eso hizo?-
-Sí, por eso si antes no lo tragaba, ahora lo detesto, lo desprecio porque te ha hecho sufrir-
-Eso ya no será problema, ya no sufriré por él-
-¿Y cómo le harás?-
-Voy a dejarlo en paz, sepultaré todas mis ilusiones, ya entendí que alguien como él no es para alguien como yo-
-¿Estás seguro?-
-Completamente, merece que un tonto como yo lo deje en paz-
-¡Óyeme bien! Si te vuelves a insultar por culpa de ese imbécil te juro que regreso y le parto la cara- expresó molesto
-No, no lo hagas por favor, te prometo que no se repetirá, pero no lo toques-
-Que suerte tiene ese desgraciado, mira que desechar a alguien tan valioso como tú…- con el dorso de la mano le acarició la mejilla derecha- pero él se lo pierde-
-Gracias por ser así conmigo, eres fenomenal- como un pequeño que encuentra refugio, Jon se abalanzó sobre Iván y lo abrazó.
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-Se nota que Iván quiere mucho a Jon- expresó Hunter
-Efectivamente, lo quiere demasiado, por eso es que lo protege tanto-
-¿entonces pretende algo con Jon verdad?-
-Mmm, ¿te parece si continuamos la historia?
-Sí-
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Esa noche, Jon escribió una carta para Andrew…
Estimado Andrew:
Tal vez estés acostumbrado a recibir muchas cartas (no lo dudo ni tantito) sin embargo ésta es muy especial porque será la única que llegue hasta ti, será ahora sí la última vez que me cruce por tu camino. Es una despedida, una despedida dejando de lado absolutamente todo lo que pueda sentir. Una despedida con la cual pueda ser realmente feliz viendo que puedo dar el primer paso para ser feliz.
Créeme que mientras escribo estas líneas me tiemblan los dedos, los latidos de mi corazón se aceleran, no sé si llegues a leer estas palabras, si lo estás haciendo me alegro, porque estarías teniendo consideración con una persona desconocida para ti. Soy feliz de haber conocido a alguien como tú, respetuoso, educado, pulcro, guapo y sobre todo comprensivo. Aquel día en el estacionamiento jamás lo olvidaré, actuaste como pensé que lo harías, y nuevamente te lo agradezco, otro en tu lugar me hubiera insultado para después darme un tremendo puñetazo o una patada, sin embargo me hiciste tan feliz, porque me respetaste dejándome las cosas bien claras.
Tal vez muchas veces ni me notes, intento desaparecer de tu campo visual y físico, no me atrevo a hablarte de la nada, los nervios me traicionan, me invaden y gana el miedo. Me conformo con verte de lejos, es para mí más satisfactorio.
Ya no te seguiré molestando (pero pienso que muy probablemente jamás te diste por enterado), dejaré de estorbar, seguiré mi camino. Permitiré que toda mi competencia vaya a la carga, hay un buen número de compañeras que andan tras tus “huesitos” lo escucho, lo veo… muchacho ¡eres el tipo ideal!
Sé muy feliz, yo lo intentaré, sé tú mismo y no permitas que nadie te diga lo que tienes que hacer, eres libre y cuentas con el apoyo de tus mejores amigos, eso es suficiente, no estás solo, siempre hay alguien a tu alrededor dispuesto a ayudarte. Reitero mi agradecimiento y me despido…
Hasta siempre.
Jon
Con lágrimas en los ojos el joven enamorado selló el sobre donde iba su despedida, oficialmente se daba por vencido, ya no quería sufrir más, no deseaba causar más molestias. Jon miraba dolido ese papel, por muy insignificante que pareciera, le costaba desprenderse de sus ilusiones, sus sueños… su amor por Andrew, pero era lo mejor según él.
Al día siguiente como pudo se acercó cautelosamente a la mochila de Andrew, tuvo que buscar un distractor (Celite) para tener el libre acceso sin que alguien lo descubriera. Con cuidado abrió el cierre y depositando el sobre dentro cerró, le daba mucho trabajo decirle adiós, por ello lo hacía sin que el otro lo viera. Cuando con señas Jon le avisó a su amiga que el trabajo ya estaba hecho, ésta dejó libre al fortachón.
Minutos más tarde, Jon se aferraba a los brazos de la chica…
-Ya querido, ya pasó…- el amigo no contestaba, se encontraba en shock por atreverse a soltar sus sueños- Ya todo terminó, ya… no llores más- acariciaba la espalda del muchacho, era tan palpable su dolor que lo sentía debajo de su piel, sus ojos se nublaron, era empática con el hombre que abrazaba.
-Es que… es que…- Jon gimoteaba, luego de varios minutos hablaba-… Es que me duele mucho Celite… me duele- su llanto era desgarrador, por primera vez miraba a su amigo tan destrozado- No sé que haré de ahora en adelante, ya no tengo nada…-
-Te equivocas, tienes a tus amigos, me tienes a mí, tienes a Iván… no estás solo-
-Él debe ser feliz, tiene que serlo, yo puedo sufrir, pero él no, quiero que sea inmensamente dichoso-
-Tienes un corazón de oro Jon, que lástima que no supieron valorarlo- se abrazaron, otra vez, era la primera ocasión que ese joven sufría tanto por otro chico.
Unas horas después Andrew descubrió el sobre, sin saber de qué se trataba lo abrió, no reconocía la letra, comenzó a leer la carta…
-¿Despedida?- se preguntó. Leyó cada palabra, cada signo, todo. Cuando terminó un nudo en la garganta se le formó, nunca había recibido algo tan emotivo, esas líneas estaban cargadas de cariño, respeto… de amor. Él, un rebelde, petulante, hasta grosero en ocasiones, no comprendía cómo alguien como Jon se pudo enamorar así de él.-Jon… Jon… ¿Qué hice para que me quieras de esta manera?- se recargó sobre la puerta de un salón.
Ya era momento de irse a casa, consideraba lo mejor irse y asimilar todo lo que vivió ese día. Antes de salir de la facultad descubrió que una tormenta azotaba la ciudad, la lluvia violenta caía sobre la calle, Andrew se apresuró a llegar a su auto. Lo encendió, giraba el volante para irse cuando en la parada del autobús descubrió una silueta muy familiar, Jon se encontraba allí, con la mirada perdida, un gesto de dolor, abrazándose solo, aguardaba su transporte, obviamente la lluvia lo tenía completamente empapado, como en pocas ocasiones sintió algo dentro de sí, algo que lo impulsaba a proteger a aquel chico que evidentemente estaba sufriendo…