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Gakuen Life por Glax Trancy

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Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen, aunque me gusta hacerlos quedar en situaciones bochornosas en la mente de cada fujoshi y fudanshi que lea mis historias. 

 

Se supone que eso es un disclaimer, ¿no? El asunto es que no había caído en cuenta que debía hacerlo y bueno.... Henos aquí. Volviendo al tema...

 

¡Hola! No me he tardado tanto, ¿verdad? Díganme que no ;___;

 

 

 

 

 

 

 

Propiedad

 

 

 

 

 

 

 

El despertador sonó dos veces antes de que él, con el hastío marcado hasta en el cabello, lo lanzara al piso. Estaba acostumbrado a despertar temprano, pero esa noche apenas y había podido dormir. Al parecer, su hermano consiguió (por fin) una pareja, aunque por lo que había escuchado parecía ser algo serio. Pues llevaba ya varios días escuchando a su hermano en «acción».

Se levantó con pereza, arrastrando los pies hasta la ducha donde haría, y asistiría todas sus necesidades matutinas.

 

 

 

Al terminar de cepillarse comenzó a rememorar su noche anterior, estuvo pegado al ordenador mirando videos para adultos mientras escuchaba de fondo la voz aterciopelada de la pareja de su hermano. Gimiendo, claro está. Sabía cuan enfermo era, pero no pudo evitar masturbarse pensando en ello.

Y ahora, mientras tomaba esa tan deseada ducha comenzó a masturbarse pensando en cierta experiencia vivida en el transcurso del baile en honor al carnaval. Se sentía estúpido por ello, pero ya poco importaba.

 

 

 

Al alistarse salió dispuesto a correr, justo como hacía cada mañana. Abandonó su hogar aún escuchando exclamaciones de placer salir bajo la puerta de la habitación de su hermano.

 

 

 

En cierta parte le entendía, ya eran varios años de abstinencia. Aunque eso no quitaba el hecho de que le molestase dormir tan cerca y tener el espectáculo solo para él. Necesitaba dormir. Profirió unas tantas maldiciones y dejó admirar una mueca de asco antes de cerrar la puerta y marcharse corriendo.

 

 

 

A esa hora el lugar estaba solo, y a él le encantaba cuando era así. Nadie le molestaba, nadie le miraba. Corrió un par de cuadras antes de pasar por una casa de color lila, no pudo evitar mirar hacia ella y en el momento en que sus pupilas se posaban sobre la puerta, ésta se abrió. Sakura salió mirando a todos lados con esa típica bata rosa que ya había visto antes. Miraba a todos lados, asegurándose de que no hubiese alma rondando el lugar, y al momento, una mata de rubios cabellos hizo acto de presencia en el sitio, abrazando a la chica por detrás. Le dio un beso en el cuello y ambos rieron.

 

 

 

No eran más de las cinco de la madrugada, así que Naruto debía estar allí a escondida de sus suegros, pues salía con una expresión de nerviosismo feliz. Era obvio el porqué. Aminoró el paso y sonrió burlón cuando las miradas se posaron en él. Estaba del otro lado de la acera y al parecer se fijaron de su presencia hasta ahora. Los ojos azules le miraron expectantes, casi retadores. Mientras los verdes denotaban cierto temor. Esos ojos verdes tan parecidos a...

¡Joder! Pateó la baranda del lugar y les miró con odio retomando el camino ahora de regreso a su casa.

 

 

 

Todo había estado yendo perfectamente bien hasta que recordó al personaje de sus pesadillas eróticas. Frunció el ceño levantando levemente el labio superior. Una clara muestra de infinito desprecio. ¿Pero a quién despreciaba realmente? ¿Al susodicho que se robaba los suspiros que de vez en vez dejaba escapar? ¿A Sai por tenerle así de cerca? ¿Se odiaba a sí mismo? Presionó con sus dedos índice y pulgar el puente de su nariz y casi entró en pánico al ver a su hermano. Le había tomado una hora ese estúpido paseo debían rondar las seis de la mañana y su hermano estaba subiendo a su horrible auto negro para lo que suponía, era irse al trabajo. Pero no fue eso, no fue su hermano ni tampoco fue el hecho de que saliese casi dos horas antes de lo que solía. No. Fue aquella melena roja lo que llamo su atención. Fue aquella silueta que con su blanquecino brazo rodeaba a su hermano recargándose de su hombro en un acto de cariño demasiado enfermizo. No necesitó ver su rostro para saber de quién se trataba.

 

 

 

Tenía la sangre a punto de hervir, su rostro se había tornado levemente rojo de la furia y sus manos temblaban sin razón aparente. ¿De verdad no había una razón?

Se apresuró a su habitación, tropezando varias veces con casi todo lo que se le atravesara en el camino, estaba furioso, y aunque sabía que algo así llevaba bastante tiempo pasando, no sabía bien cómo reaccionar.

Entró a su habitación dando grandes zancadas, tomando todo lo que fuese necesario para ir a sus respectivas clases y se marchó. Era muy temprano aún, y sin embargo ya estaba saliendo de casa con una única idea en mente. Tenía que averiguar qué estaba sucediendo, puesto que ya sabía todas y cada una de las tretas de Sai para con Gaara, y no le preocupaba en absoluto. Pero su hermano... Itachi ya era algo muy distinto.

 

 

 

Apoyó el rostro entre sus manos cruzadas, se había sentado en una de las bancas del lugar, esperando encontrar con la mirada a cualquiera de sus dos compañeros de clases. Pero solo a los chicos, por nada del mundo quería tener que lidiar con Karin. Sabía perfectamente lo que ella sentía por él, y lo que él sentía por el pelirrojo, y sin embargo se tomaba la molestia de interferir siempre alegando que ella era mejor que cualquier hombre e incluso, también era pelirroja. Gracias a los cielos que no estudiaban en el mismo curso. Por cosas del destino, a ella le tocaban clases separadas de él, Juugo y Suigetsu.

 

 

 

Entabló unas conversaciones vacías, y más por cortesía que otra cosa con algunas personas que pasaban a su alrededor quedándose impresionados con su presencia en el recinto a tan tempranas horas de la mañana. Porque Sasuke era siempre puntual, jamás llegaba un minuto por encima o por debajo de la hora fijada. Era tan puntual que a veces asustaba.

 

 

 

Movía con insistencia la pierna derecha, estaba más que ansioso y necesitaba algo con qué distraer su mente, los vagos recuerdos de las últimas veces que habló con Gaara llegaban a grandes choques a su mente, a sí como también la conversación que tuvieron el pelirrojo y Sai en el baño. Sai no le agradaba, por su culpa se había ganado el odio de las personas a las que una vez llegó a considerar amigos. Claro, él también tuvo algo de culpa en el hecho, pero ese no era el punto. Gracias a él, ahora Karin andaba tras suyo cual perrito faldero en busca de una miga de pan. Y aunque él no le había dado ni siquiera una gota de agua, ella ya lo seguía y estaba seguro que lo seguiría hasta el fin del mundo de ser posible. ¡Cómo odiaba a ese mujer!

 

 

 

—¡Es en serio Juugo! —escuchó a sus espaldas, sintiendo cierto toque de alivio en su cuerpo.

 

—No te creo. Además, no tienes pruebas de que… Eh, Sasuke, ¿qué haces aquí? —cuestionó el mayor una vez lo había visto, sentándose en el acto a su lado.

 

—Estudio aquí.

 

—Sí, sí, hombre, que eso lo sabemos pero que llegues tan temprano es lo raro —aportó Suigetsu, sentándose en el piso frente a los otros dos.

 

—Suigetsu tiene razón, era a eso a lo que me refería Sasuke. ¿Aún Itachi con sus movidas en casa? —el menor asintió.

 

—Deberías decirle que le baje un poco al nivel, ¿no? Ya hasta comienzo a ver unas ojeras bajo tus ojos. Vas a terminar pareciendo un mapache igual que tu preciado Sabaku No.

 

—Cállate imbécil, él no es preciado para mí. Su culo lo es. Ahora, necesito que ambos me hagan un favor luego de clases, ¿de acuerdo?

 

 

 

 

Ambos chicos asintieron, acercándose curiosos al moreno.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era ya pasada la hora del almuerzo, todos se estaban retirando del comedor como los profesores encargados de esa zona lo indicaban, Sasuke tendría clases con el profesor al que más odiaba y estaba, por sobre todas las cosas, demorando el momento en que le tocase entrar al aula. Odiaba su vida, odiaba Konoha, odiaba al quinta, pero por sobre todo odiaba a…

 

 

 

—Sasuke, hace veinticuatro minutos que ha sonado la campana. Sabes que llegar tarde a mi clase es inadmisible, te pido que te retires —escuchó a penas su mano había girado la perilla entreabriendo la puerta del salón donde sería su próxima clase. Esa que odiaba tanto.

 

—Como usted diga —sonrió en su fuero interno— profesor Uchiha.

 

 

 

Cerró de un portazo, sonriendo. Odiaba las clases de historia, pero no porque fuese historia. Las odiaba porque era su hermano quién las impartía, y aunque fuese deportes (su clase favorita) de ser llevada por Itachi; también la odiaría. Odiaba todo lo que estuviese relacionado con ese hombre, incluso su propio apellido. Así que si Gaara estaba inmiscuido con ese despreciable ser, no tendría otra opción más que odiarle a él también. Pero no, Gaara no podía, es más, no debía estar relacionado con Itachi más que en el simple protocolo que se lleva al ser alumno del moreno. Gaara no podía ser otro de los muchos. No, simplemente no podía.

 

 

 

—Sai por favor —escuchó unos susurros mientras bajaba al primer piso— ya vamos tarde, sabes como reaccionará Orochimaru.

 

—Vamos Gaara, no va a pasar nada. Además, te has negado miles de veces de ir a mi casa para hacerlo. Al menos déjame hacerlo en el jardín, es una vista hermosa y te aseguro que va a levantar bastante mi inspiración. Ya habías aceptado, no puedes faltar a tu palabra.

 

—De acuerdo, lo haré.

 

 

 

—No deberías escuchar conversaciones ajenas, Sasuke. No es lo que nuestro padre nos enseñó antes de morir —le encaró Itachi, apareciendo justo tras de él mientras escuchaba las voces alejándose de su posición.

 

—No tuvieron oportunidad de enseñarnos muchas cosas antes de morir «accidentalmente», ¿no? No veo por qué molestarse ahora.

 

—Oh, vaya. De nuevo ese tono sarcástico. Papá no estaría feliz. ¿Sabes? Creo que deberías dejar de culparme por su muerte. Las cosas pasan, Sasuke. Supéralo.

 

—¡Pero qué inteligente de tu parte decir eso! ¡Justo ahora! ¿Que lo supere? Oh sí, claro que lo haré. Solo y únicamente cuando te vea sufriendo como la escoria que eres. Y déjame aclararte algo, Itachi: no importa cuánto creas que controlas en este lugar y en mi vida, pero lo cierto es que tarde o temprano vas a arrepentirte por todo lo que has hecho. Y Gaara, él ya fue mío.

 

—¿Qué? ¿Pero de qué hablas Sasuke? —Itachi se acercó a su hermano, tomándole del cuello de la camisa, golpeándole contra la pared—. ¿Lo que quieres acaso es jugar? Sabes que no tengo paciencia para estas cosas, hermanito. Muero por ver cómo me harás pagar, Sasuke. Eres débil, nuestros padres murieron por tu culpa, y sé que me odias por ello. Pero tu odio es insignificante, no me odias lo suficiente y por ende jamás podrás superarme.

 

—¡Cállate, maldito! ¡No sabes nada, no tienes ni idea! Ellos —jadeó leve, el aire se iba de sus pulmones a medida que el agarre de su hermano en su cuello se intensificaba—, ellos murieron por tu culpa. ¡Eres el único responsable!

 

—Profesor, ehm… La señorita Tsunade le busca. Fui hasta el salón, pero… —la chica miraba a otros lugares, estaba nerviosa y ese tenso ambiente no ayudaba, de hecho—. Pero no le encontré, así que he venido hasta acá. La quinta dice que es de mucha importancia que vaya a su oficina y…

 

—Ino, ya he comprendido. Muchas gracias por tu oportuno aviso. En un momento estaré allá. Sasuke, espero no verte de nuevo rondando estos pasillos. Asiste a tu próxima clase.

 

—Lamento si interrumpí algo Sasuke, pero la quinta quería ver a Itachi… Sus gritos se escuchaban hasta mi salón.

 

—¿Escuchaste algo de lo que hablamos? —preguntó, directo y sin rodeos.

—No —mintió—, solo algunos gritos inentendibles.

 

—Bien. Ven conmigo —dijo, arrastrando a la rubia hasta el jardín más cercano. Al llegar, Sai estaba sentado en el piso con un cuaderno y pincel en mano, y Gaara se encontraba sentado en una banca de mármol mirando al horizonte con aire despreocupado. ¿Era eso por lo que había estado insistiendo Sai? ¿Un dibujo de Gaara? —. Eh, Sai —exclamó en voz alta, llamando la atención de ambos chicos—. Tengo que hablar contigo, Gaara Ino vino a decirte algo.

 

—¿Eh? —La rubia alzó una de sus finas cejas, pero al ver la profunda mirada clavada en su ser, comprendió—. Ah, sí. Orochimaru ha pedido que te llame Gaara. ¿Me acompañas? —Sonrió.

 

—¿Es porque faltamos a clases? ¿Por qué no me ha mandado a llamar a mí también?

 

—¿Crees que acaso yo lo sé? Es Orochimaru Sai, si tienes algún problema resuélvelo con él, no conmigo. Ven, Gaara —la chica parecía ofendida, se había adentrado en el juego y al parecer no le creían. Tomó a Gaara de la mano y echándole un último vistazo a Sasuke; se adentró a las instalaciones llevando al pelirrojo de a tirones.

 

—¿Qué se te ofrece? —Preguntó el moreno de falsa sonrisa, haciendo ésta última más pronunciada.

 

—Es simple Sai. Quiero que te alejes de Gaara.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

—¿Qué sucede, Ino? —Cuestionó el pelirrojo, tenía un aire de indiferencia con cierto toque de profunda curiosidad.

 

—¿De qué? —Rebatió la rubia, totalmente despreocupada.

 

—¿Qué iba a hacer Sasuke?

 

—Ah, eso. Pues no lo sé, simplemente me pidió que te distrajese. Bueno, no exactamente, pero algo así —sonrió—. Aunque ahora que lo pienso, pues como que él e Itachi tienen una movida grande. ¿Sabes? Hace rato se estaban dando de a gritos en el corredor del primer piso. La quinta tuvo que mandar a llamar al profe Itachi.

 

—¿Gritos? ¿Sabes por qué?

 

—Pues fíjate que de saber sí, pero saber como tal, pues no sé —soltó una risilla, empujando a Gaara hasta el comedor—. Bueno, pues, verás… Según lo que escuché, estaban discutiendo por la muerte de los padres de Sasuke.

 

—Espera —el pelirrojo parecía confundido—, ¿los padres de Sasuke están muertos?

 

—¿Qué? —La rubia le miró como si fuese dicho la peor grosería del mundo, incluso había endurecido el gesto—. Claro que lo están. ¿Acaso no lo sabías? —Gaara negó, ella suspiró—. Ah, pues fíjate… Es una larga historia. Verás, a Sasuke no le gusta que hablen de ello. Peeeero, como ya hemos faltado a la clase, ¿qué más da? Venga te cuento.

 

 

 

            »Itachi desde que nació como el primogénito de la familia Uchiha, siempre tuvo varias facilidades, ya sabes. Un trato «especial». Él sería el heredero del clan Uchiha, y por ende pasaría a heredar el cargo de su padre en la jefatura. Fugaku era el jefe de la policía local de Konoha, sus abuelos habían sido los fundadores y por ser Uchiha, Fugaku pasó a ser el líder, por así decirlo. Cuando se casó con Mikoto y tuvieron a Itachi le entrenaron y le mandaron a estudiar desde temprana edad, pero venga que el chico era ya bastante listillo. Todo un niño pródigo, ¿sabes?       Pero por alguna razón, cuando Sasuke nación todo fue bastante diferente. Según he escuchado, Itachi se negaba a cargar a Sasuke. Su trato para con él era muy distante y frío, casi como si le odiase. Mikoto y Fugaku pensaron que sería cosa de niños, que al reconocerle como su hermano tal vez cambiaría. Pero se equivocaron. Cuando Sasuke comenzó a dar sus primeros pasos y buscar a su hermano mayor, éste le rehuía. Casi como si su sola presencia le molestase.

            Al cumplir Sasuke los siete años, Itachi decidió marcharse de la casa. Al parecer no soportaba a los niños, y menos a Sasuke. Se fue a vivir con su tío lejano, ¿cuál era su nombre? Ah, sí. Madara Uchiha, uno de los miembros más lejanos del Clan Uchiha. No es pariente total de Sasuke e Itachi, pero al compartir apellidos éste trataba a Itachi como si fuese su hijo propio. Todos en Konoha decían que Madara anhelaba el cargo de jefe policial, por eso Itachi tuvo ciertas disputas con sus padres antes de macharse. Ellos no estaban de acuerdo con que él se fuese, pero poco podían hacer. Itachi tenía doce, pero era un tipo inteligente según decían. Sasuke siempre tuvo cierto recelo cada vez que Itachi iba de visita a la casona Uchiha, pues su padre le prohibía hablar de él, si quiera mencionarlo le otorgaba una reprimenda. Y más aún cuando el mismísimo Fugaku le dijo que no creciera siendo como su hermano mayor, ¿puedes creerlo? Lo sé, todos los Uchihas son raros. Esconden muchos misterios, y creo que por eso son tan lindos. Eh, lo siento, creo que me he desviado. En fin, cuando Sasuke cumplió trece años, Itachi se presentó en la reunión en honor a su cumpleaños, pero al parecer todo salió mal, pues él y sus padres terminaron discutiendo cuando se presentó al lugar en compañía de Madara. Itachi les pidió «hablarlo» mientras daban un pequeño paseo por la calle, y eso fue lo último que hicieron en familia. Itachi le había prohibido a Sasuke acompañarles, y Madara se había retirado ya para cuando salieron en el auto del primogénito Uchiha. Según cuentan las malas lenguas, Gaara, Itachi bloqueó los frenos del auto y cuando estaban a punto de estrellarse contra la gran estatua de los antiguos Hokages, éste saltó del auto condenando a sus padres a la muerte. Tétrico, ¿no? Desde entonces Sasuke le culpa totalmente de la muerte de Fugaku y Mikoto, claro, todo apunta a que él realmente quería asesinarles, pero yo no lo creo. Itachi es una buena persona, escalofriante a veces, pero buena persona a fin de cuentas. Tsunade al tener un cargo importante, y ser la quinta directriz del Konoha Gakuen, decidió darle empleo a Itachi para que éste pudiese mantener a Sasuke. Pues desde aquel incidente, Madara desapareció y Sasuke se vio obligado a vivir con su hermano hasta que termine la academia y pueda heredar el trabajo como jefe de policías en Konoha. Y por fin, conseguir su tan anhelada libertad.

 

 

 

—Una locura, ¿no? Los Uchihas sí que son raros —comentó Ino, cambiando de posición sus piernas cruzadas—. Recuerdo que una vez vi a Madara, tenía el cabello casi tan largo, si no más que Jiraiya. ¡Y eso sí que es raro!

 

—¿Por qué habría Itachi de matar a sus padres? Es… Es ilógico.

 

—Lo sé, hombre, lo sé. Pero no podría hablarte nada más. Por más que me pese decirlo, la frentona es más amiga de Sasu que yo. O bueno, lo era. Si quieres saber algo aparte, deberías preguntarle a ella, yo, al igual que los demás; sabemos la historia superficial de la familia Uchiha. Ella y Naruto saben un poco más, puesto que fueron amigos de mi Sasuke. O la quinta, pero dudo que la señorita Tsunade te diga algo.

 

—Entiendo… Gracias, Ino.

 

 

 

 

 

 

El resto de las clases transcurrió normal, cada quién hacía lo suyo y el que no, miraba lo que hacía el que tenía al lado. Kiba jugaba a escondidas con su perro, mientras Lee se la pasaba hablando sobre su próximo entrenamiento. A él no me le importaba ni medios cojones todo aquello, pero esos inútiles se postraron frente a la puerta obstruyendo el paso. ¡Joder, que se quitaran ya! Él tenía cosas mucho más importantes que hacer, como por ejemplo hablar con Gaara.

 

 

 

«¿Crees que tienes mucho poder sobre él? Vaya, Sasuke. Sí que eres imbécil. Creo que no sabes cuán lejos ha llegado tu hermano con Gaara. Lo bastardo se lleva en la sangre, ¿no?».

 

 

 

Le había dicho Sai justo cuando él terminara su discurso barato sobre que el pelirrojo le pertenecía. Lo que pretendía con ello, era justo lo que había pasado. Sacarle información al idiota de Sai para terminar de aclarar sus dudas sobre lo que sucedía entre su hermano y Gaara. Y por lo que le dijo, al parecer había mucho más de lo que él sospechaba.

 

 

 

Miró paciente como todos y cada uno de los alumnos de la clase donde iba Gaara abandonaban el aula seguidos por Iruka, y cuando divisó la melena roja, le abordó sin dar chance a los posibles reclamos de Sakura cuando le hubo cerrado la puerta en la cara, para luego pasar el pestillo.

 

 

—Hola, Gaara —saludó, sonriente y nervioso. Era una rara sensación el querer descubrir algo, pero no lo que eso conlleva.

 

—¿Qué se te ofrece? —Cruzó los brazos, como creando una barrera invisible que le protegería de cualquier ataque lanzado por el moreno.

 

—El profesor de Historia quiere verte, dice que tienen asuntos que resolver. Dime, ¿’también’ te lo estás follando a él? —escupió, endureciendo el gesto, borrando de su rostro aquella sonrisa que se había formado segundos atrás.

 

—Ese no es tu asunto, ahora si me disculpas, tengo cosas que hacer —pasó a su lado, antes de ser detenido con poca sutileza por el brazo del Uchiha.

 

—Claro que es mi asunto, estamos hablando de mí hermano—apretó su mano alrededor de la muñeca del pelirrojo, su respiración se trastornó volviéndose inestable y precipitada. Como si supiese que venían malas noticias.

 

—Sí, pero no olvides que es mí pareja —rebatió el pelirrojo, arrepintiéndose al instante de decir aquello. Joder, lo que faltaba. Otra razón más para que ese idiota le chantajease.

 

—Ah —soltó finalmente su agarre—, ya veo. Pues bien, ve al encuentro de tu amor —el pelirrojo estuvo a punto de marcharse, pero el brazo del moreno le detuvo de nuevo—. Pero no olvides una cosa, Sabaku No: desde el momento en que me besaste —su cuerpo se acercó al del pelirrojo, impregnándolo con su calor propio, rozó los labios del menor con su pulgar y le miró fijamente—, tus labios y esto —posó su mano libre en la separación de los glúteos de Gaara, haciendo presión en ellos—; me pertenecen totalmente. No lo olvides.

 

 

 

Y sin más, se fue dando un sonoro portazo.

 

 

 

Gaara se había quedado de piedra. Estaba en shock, casi no podía creer lo que había sucedido. Solo existía una palabra en el mundo que podría describir perfectamente su situación: Indignación. Estaba total, profunda y peligrosamente indignado. Le estaban tratando como a un juguete de premio, algo que podía cambiar de dueño fácilmente. Pero no, eso no se quedaría así.

 

 

 

A pasos apurados se dirigió a la sala de profesores, Itachi siempre se quedaba allí una vez que todos desalojaban el recinto. Y solo por esta vez, lo agradecía enormemente.

 

 

 

—¿Qué quieres? —aportó no más entrando al aula, encontrando a Itachi con una taza de café en la mano, y unos documentos en la otra.

 

—Buenas tardes, Sabaku No. ¿Qué se te ofrece?

 

—Deja de fingir, no hay nadie, y nada ganas con ello. Eres mi «novio», ¿no? ¿No es eso lo que me obligaste a aceptar hace algún tiempo atrás?

 

—Gaara, ¿qué sucede?

 

—Sasuke me dijo que me buscabas.

 

—¿Yo? —el mayor enarcó una ceja, llevando la taza hasta sus labios—. Lo siento, pero creo que se ha equivocado. No te he llamado, de hecho pensé que estarías ya en tu casa.

 

—Es un maldito inteligente —susurró, no se le había hecho difícil descubrir la treta del moreno. Sasuke le había engañado cual niño pequeño, y él, muy tontamente; había caído.

 

—Bueno, ya que estás aquí. ¿Te gustaría ir a mi departamento? Hay un tema —dejó la taza a un lado, acercándose al menor, tomándole de la cintura y dirigiéndole hasta dejarle pegado a la puerta. Acercando sus labios a los opuestos, llevando una mano a su retaguardia— que aún no hemos tocado.

 

 

 

Y mientras aún sonreía, Itachi besó los labios de Gaara antes de pasar el pestillo de la puerta tras ellos.

 

           

 

 

 

Notas finales:

¡HoooOOoooOOooola mis querid@s! Si se preguntan por qué la variación de tamaños entre las "O's" es porque quería dar un efecto dramático. 

 

¡En fin! He vuelto, y esta vez creo que no em tardé tanto. Antes de ponerme a hablar tonterías como siempre suelo, les digo que tengo una maldición. Solía actualizar de la laptop de mi hermana, pero le dañé el cargador así que me quedé sin sitio para escribir ;___; ahora tengo que resolver con el block de notas de mi celular y bueno... No es muy funcional. Pero venga, aquí estoy en lucha para seguir actualizando y no dejarles guindandp tanto tiempo.

 

Para los que no sepan, esta historia la estoy basando en la historia original de Naruto, así que si se encuentran cosillas por allí que se les hagan conocidas, es porque así debe ser. Claro, tampoco pretendí hacerlas al pie de la letra pues obvio esto es una historia AU. O UA, cómo sea...

 También quería dejarles saber que ODIO A MUERTE (disculpen si ofendo a alguien) las historias SasuNaruSasu. LAS ODIO. ¿Pero saben qué odio más? Las historias donde Gaara es pareja de Matsuri, Sakura o Hinata. No tengo nada en contra de ellas, pero... ¡Vamos! Que Gaara es el Uke de toda Suna, Konoha y el mundo Ninja! Yo creo que Obito reconsideraría su maldad si pasase una noche con Gaa. *u* Bueno, ya xD

ALALALALA no sé qué decirles sobre esto, tal vez les aclaré dudas, pero les creé nuevas xD soy pésima en eso de resolver dudas misterios y esas cosas. Así que bueno...

 

Antes de irme, quería hacerle una mención especial a varias chicas que me leen y me apoyan desde un inicio.

 

•Waka (eres tú querida, siempre allí apoyándome aunque pasen los mil años. Gracias por leerme desde mis historias anteriores y tenerme tanta paciencia, lo aprecio muchísimo<3)

•Anoniima

•Sabaku no Cachi

•Purpleline (sorry si no se escribe así, tiendo a confundirmeajsdkasjd aunque no dejaste review en el capítulo anterior, sé que igual siempre me sigues, me apoyas y hasta siento que te extraño por acá D: espero leerte pronto)

•Natsuki 

•Sadako Midali

•GaaraLover

•SasuDaii (no sé qué ha sido de ti últimamente, y aunque sé que me he tardado horrores, te extraño ;__; hasta me hace falta que me digas que me amas xD no, en serio. ¿Dónde te metes? D: )

•Mel(y?)Hyuga

•Bloody_kat

•Kaia Shirley (se te extraña)

•Kimiyu (nunca más supe qué fue de ti, y aunque no sé si aún lees esto, igual te menciono porque fuiste de las primeras en darme ánimos con tus comentarios<3)

•Yuu

 

Y si olvido a alguien, no es porque no sean merecedores de mi aprecio, no, culpo totalmente a mi estupenda (nótese el sarcasmo) memoria. LOS ADORO A TODOS POR LEERME Y COMENTAR Y AHKJAHSDKJASD ya me puse sentimental así que me mejor me voy. Dudo que alguien lea esto, así que...

 

Juana, juana, pélame la banana~~~

Cambio y fuera!<3


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