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Gakuen Life por Glax Trancy

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Notas del capitulo:

Naruto no me pertenece. Ni cuando empezó ni mucho menos ahora que se puso feo. 

 

Gaara por otra parte sí.

 

 

 

 

Rumores

 

 

 

 

 

No había duda alguna. Se hablaría de dicho acontecimiento durante largos ratos. Los murmullos en los pasillos le perseguirían hasta el final de cada jornada por una cantidad de tiempo totalmente indescifrable. Todo dependería de la sed de chisme que Konoha Gakuen sintiese. Bueno, para ser más directos, el alumnado y personal de dicho recinto.

 

¿Por qué a mí? Se encontró preguntándose al entrar al baño cuando unas chicas pasaron junto a él riendo.

 

Vale, que tal vez tenía moretones por todo el cuello, que tal vez llegó tomado de la mano del famoso pintor “jamás he tenido novia “ Sai, pero volverse parte de un rumor de pasillos era total e increíblemente estúpido. A fin de cuentas, ellos sólo eran amigos. Amigos que estuvieron a punto de tener relaciones sexuales, pero amigos a fin de cuentas. Que Sai se retractase al final de la jornada sólo lo acentuaba más.

 

Sólo amigos.

 

—Lo siento Gaara, juro que no sé qué pasa, a veces está despierto.

 

¿Quién iba a pensar que Sai sufriría de impotencia?

 

 

Refrescó su cara con un poco de agua mientras pensaba lo rara que se había tornado su vida. No es como si el desease ser una especie de máquina u objeto sexual pero tampoco deseaba quedarse con las ganas. La situación en sí era completamente hilarante desde cualquier punto de vista. Tal vez Sai se sentía presionado, tal vez la presión de Temari en la puerta era demasiado para mantenerles enfocados en el sexo, o lo que sea que sucediese definitivamente no tenía nada que ver con él.

 

—Maldita sea —murmuró malhumorado. Shukaku había estado haciendo de las suyas desde la noche anterior, poniendo su escaso deseo sexual hasta el límite, para finalmente acabar con nada—. ¿Por qué a mí?

 

 

Ese sería un día largo, y pudo comporbarlo a penas entró al salón de clases. Kiba a penas le vio comenzó a reír como idiota, Sakura e Ino murmuraban cosas inentendibles entre ellas, y ya era demasiado raro verlas hablar sin discutir. Incluso Naruto le miraba perplejo.

 

—Gaara, ¿quieres ir a Ichiraku hoy? —Comentó el rubio cuando toda la atención se centró en el pelirrojo—. Tienen una promoción del dos por uno.

 

—Yo creo que Gaara tiene cosas mejores que hacer, ¿o no?

 

No podría aguantar eso ni un momento más.

 

Se caló la calabaza al hombro y técnicamente salió corriendo del aula, en palabras técnica pues en lo que cabe, jamás se había visto a Gaara correr. Ni siquiera para intentar huir de la dichosa flor de la juventud.

 

Corrió al único lugar que podría estar solo, tenía demasiados pensamientos revueltos en su mente jamás en sus cortos años de vida se había sentido tan extraño. Ni siquiera la vez que su tío…

 

—¿Qué haces aquí?

 

Genial. Ni en la azotea tendría paz. Si no era uno, era el otro. Pero en dónde fuese, se encontraba a personas indeseadas. Sasuke le miraba desde la barandilla donde estaba hace algún tiempo atrás, entre sus dedos había un cigarro encendido y su rostro reflejaba una paz tal, que incluso se mostraba a sí mismo accesible; humano.

 

Sensual.

 

—Escapo.

 

¿Qué era eso? ¿Una conversación normal?

 

—He escuchado los rumores. Incluso a mí me atosigan —lanzó el cigarrillo a medio fumar lo suficientemente lejos y se acercó igual de tranquilo al pelirrojo, invitándole a sentarse junto a él—. No debe ser agradable estar en boca de todos.

 

—Por un momento podría pensar que sientes pena por mí, Uchiha. No lo necesito. Adelante, puedes burlarte o recriminarme. Me da igual.

 

—No lo haré —suspiró al ver que Gaara no se movería de su lugar— no a ti, por lo menos —caminó hasta la puerta, echándole una última mirada—. Pero será mejor que Sai no se cruce en mi camino. Nadie tocas lo que es mío.

 

 

Si pudiese encontrar una palabra, diría que terrible sería la más acertada. Aquella situación era ilógica y terriblemente estúpida. Así como ese dolor de cabeza que pronto se apoderó de él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

—¿Gaara? ¿Me oyes? ¿Estás?

 

 

Estaba todo tan distorsionado, tan confuso. Parpadeó un par de veces y no lograba enfocar bien. Escuchaba esa voz llamándole, pero no podía ser verdad. Era la voz de su tío la cual sonaba en su cabeza. ¿Era él? Intentó llamarle pero se sentía débil, ido. ¿Dónde estaba, y cómo había logrado llegar hasta allá? Se sintió perderse de nuevo.

 

Caminó sin rumbo fijo por lo que parecía ser un sendero, un bosque, cambiaba. Sus labios se separaron, buscando formar una oración pero su voz no reaccionó. Había alguien delante de él y necesitaba saber quién era.

 

 

Gaara…

 

La brisa soplaba muy fuerte. La otra persona hablaba, pero no podía escucharle. ¿Qué estaba diciendo?

 

—¡Gaara, reacciona! ¡Te necesito!

 

Estaba gritando, esa persona le gritaba pero no lograba entender nada.

 

Gaara… Regresa…

 

—¡Joder Gaara, reacciona!

 

Abrió los ojos de golpe intentando incorporarse sin éxito alguno. Su cabeza dio vueltas y sintió náuseas. Tuvo que recostarse de nuevo. No lograba distinguir el lugar. Mucho menos reconocerlo.

 

—¿Estás bien? Pensé que habías muerto.

 

Las punzadas en su cabeza se incrementaron. ¿Por qué estaba Sasuke Uchiha mirándole como si de un fantasma se tratase?

 

—Pensé que habías muerto.

 

—¿Dónde estoy? —Cuestionó incorporándose de nuevo, con un poco más de sutileza.

 

—En mi casa. Te desmayaste en la azotea del instituto. Te golpeaste fuerte la cabeza con la manilla de la puerta. Cuando escuché el golpe regresé y te vi en el piso. Quise llevarte al médico pero…

 

—¿Realmente pensaste que había muerto?

 

—Sí. No quería cargos fiscales así que te traje lo más discretamente posible. No creas que estoy preocupado por ti, ¿pero qué demonios te sucedió?

 

—Eso quisiera saber. Supongo que deberías agradecerte —reconoció el lugar como el que sería la sala de estar, pues estaba en un gran sofá. Se incorporó—. Así que gracias. Pero debo irme.

 

Sasuke le miró fijamente.

 

—¿Nunca dejas de ser testarudo, verdad? Te invito a mi casa, e igual eres desagradable.

 

—Se diría que fue más un secuestro. No te pedí que me trajeses. Temari pudo ir por mí.

 

—Pero no lo hizo. Ahora, ¿agradecerás o seguirás de malas leches? Es tarde, ni siquiera un taxi te llevaría.

 

Claro, lo del secuestro era exagerado, sin embargo algo de verdad tenía. El estrés que había estado viviendo recientemente le afectaba mucho más de lo que llegó a pensar, y aunque realmente era tarde había una persona en la que no dejaba de pensar.

 

—No volverá a suceder nada de lo que pasó, Uchiha.

 

Gaara se levantó completamente avanzando hasta Sauke, lucía expectante. Con baja estatura, incluso con su delgado cuerpo y su tez enfermiza, al moreno se le hacía una imagen algo intimidante. El pelirrojo a veces era un misterio. Otras veces era un dolor de cabeza. Pero casi siempre, era totalmente irresistible y él no pudo evitar erizarse cuando los labios de Gaara rozaron su lóbulo antes de susurrar amenazante.

 

—No le pertenezco a nadie.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Deberían darle un premio por ser la persona más tonta del mundo. Todo lo que había deseado desde hace meses atrás había llegado a él casi como un regalo divino. Absolutamente todo, y lo había arruinado. En una de sus investigaciones leyó un par de veces que el estrés, los nervios y la expectación a veces pueden ser un gran apagón para el deseo de alguien. Y sentir tal deseo como el que él sentía por Gaara era casi anti natural. A veces sus testículos dolían de tanto pensar en el pelirrojo y tenía erecciones en los peores momentos posibles.

 

Sin cortarse en lo más mínimo comentó su problema en una de las tantas conversaciones de las cuales Ichiraku´s Ramen era testigo, y con la natural falta de tacto que le caracterizaba le hizo saber a sus amigos que había sufrido un tan temido gatillazo momentos antes de follarse al pelirrojo. Una sola persona logró contestar algo coherente, y debía agradecerle lo cursi que era.

 

Según como había dicho Lee, cuando quieres a alguien más allá de sólo un deseo físico, no aprovecharás la mejor oportunidad de consumarte con esa persona. Harás el momento perfecto junto a ella. Y aunque al principio le pareció algo extraño, quizás tenía razón. No estaba completamente seguro de cuáles eran sus sentimientos hacia el pelirrojo ó viceversa, pero de que lo deseaba lo deseaba. Ahí no había error alguno.

 

Se descolocó totalmente cuando escuchó unos golpes en su puerta, eran pasadas las once de la noche, llovía a cántaros y alguien estaba visitando. Dejó de lado su pincel levantándose del taburete que solía usar para pintar y se encaminó a la puerta.

 

—¿Puedo pasar?

 

Fue lo primero que escuchó al abrir. Visualizó a Gaara abrazándose a sí mismo mojado de pies a cabeza tiritando por el frío, aceptando en su vergüenza que aquella era una imagen que deseaba pintar y sin tiempo a responder sintió como su pantalón comenzaba a sentirse apretado.

 

La tan esperada erección por fin había aparecido. 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Pues hola, ya sé que no tengo excusas, esta vez literalmente me tardé años en actualizar. Y no les vendré con pretextos malos. 

 

Sé que también el capítulo estuvo bastante feo y todo eso.

 

Así que si aún queda un alma bondadosa que me lea, prometo que el siguiente será mejor y no cortaré los posibles encuentros xD

 

Qué me dicen? Un review por caridad?

 

Acepto también sugerencias para el próximo capítulo.


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