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Gakuen Life por Glax Trancy

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Notas del capitulo:

Naruto no me pertenece.

 

 

 

Sad Boy

 

 

 

 

 

 

 

Rara vez se había sentido así. Gaara llevaba rato ya hablando cosas a las que, siendo honestos, no les estaba prestando ni la más mínima atención. Por obvias razones, cabe destacar. Todo aquello parecía inentendible. No lograba comprender nada por más que se esforzase. Su mente estaba perdida y sus pantalones apretados. Su pecho subía y bajaba de manera irregular y sus pensamientos se dispararon automáticamente a la escena vivida en casa del menor. Haciendo su erección mucho mayor.

 

La sensación era como cuando aguantaba las ganas de ir al baño por mucho tiempo.

 

Dolía.

 

—Eres hermoso —interrumpió al pelirrojo, irguiéndose en su lugar. Gaara no tendía a hablar mucho pero ese día era diferente.

 

—¿Disculpa? —El taheño estaba levemente ofendido. Se había (recién) dado cuenta que Sai no tenía el mínimo interés en lo que le estaba diciendo. Lo certificó al verle sonreír.

 

—Dije que eres hermoso —repitió aun sonriendo—. Como esas obras de arte que solía ver cuando era más joven. Hermoso como esos artistas a los que solía admirar hace tiempo. Eres hermoso, Gaara, perfecto.

 

—Nadie es perfecto, Sai. Nadie —replicó cruzando los brazos. La pasión que destilaba cada palabra de Sai le tenía nervioso y al mismo tiempo excitado. Si Sai le consideraba hermoso como una obra de arte, él deseaba, muy a su pesar; ser la mayor obra en el arte de Sai. Para siempre.

 

—La perfección está en los ojos del receptor, Gaara. Para mí eres perfecto dentro de todas tus imperfecciones y muy hermoso; resplandeciendo entre todos esos errores que has cometido. Lamento si te infortuné, sé que debo moderar mis palabras e intentar no incomodar a las personas. Pero debía decirlo: en serio eres hermoso.

 

Aquellas no eran palabras que habría dicho el Sai que conoció hace algún tiempo atrás. Hace mucho que ese Sai había desaparecido y honestamente este nuevo era de más agrado para él. Jamás había imaginado fijarse en un hombre pero Sai rompía todos los esquemas y estándares de cada persona que conocía.

 

Para bien o para mal, Gaara estaba cambiando gracias a Sai. Junto a él.

 

Y estaba asustado por ello.

 

Ninguno decía nada, estaban sentados en el mismo sofá uno frente al otro rodeados de aquel olor a pintura y deseo, cada uno mirando la impaciencia del otro brotar de sus ojos como las más ardientes llamas. Gaara luchando por saber qué debía hacer y Sai tratando de frenar lo que deseaba hacer.

 

—Al carajo. No me odies por esto.

 

En un parpadeo Sai se abalanzó sobre el tan deseado cuerpo de Gaara cortando la pequeña pero abismal distancia que le separaba de su mayor objeto de deseo. Tomó entre sus manos el pequeño rostro del pelirrojo juntando ambos labios. Lentamente recostando el otro cuerpo contra el respaldar del sofá sintiendo cierta resistencia.

 

Acojonado pero decidido continuó con aquel glorioso beso acariciando cada parte de esa suave y aterciopelada piel desde su lóbulo hasta la base de su cuello hasta llegar al mentón de Gaara guiando e intensificando aquel beso. Gaara finalmente cedía entre delicados suspiros. La incomodidad de la situación estaba cambiando a su favor y se sintió emocionado de tener las manos de Gaara recorriendo las propias en una sutil caricia. Cuando ambas lenguas se juntaron un cosquilleo terminó como un delicioso palpitar en su miembro endurecido.

 

—Me gustas.

 

Escuchó excitado esas dulces palabras salir de los labios de Gaara como un pobre suspiro lo suficientemente entendible para saber que era real. Su pecho comenzó a doler. Sentía más emoción de la que podía si quiera soportar.

 

Las manos de Sai lentamente bajaron por el pálido cuello de Gaara apenas rozando la piel igual a la suya pretendiendo tocar todo lo que le fuese posible para que quedara grabado en su mente y poder recordarle incluso en aquellos momentos en que le sentía tan lejano e inalcanzable. Todo él era un mar de sensaciones placenteras y no podía pedir nada más. No deseaba ser nadie más que él.

 

Gaara observaba a Sai con mucho detalle. Recordaba aquella primera vez que vio al pintor bajo el árbol y aún si iba contra su moral reconoció que justo ahora le parecía tan atrayente y sensual como aquella primera vez. Le deseaba con demasiado fervor.

 

 

El silencio se expandía a medida que estaban más cerca. La oscuridad se disipaba con cada caricia sentía que Sai era capaz de liquidar el lado oscuro que le consumía, ese ser deforme que se apoderaba de si volviendo todo en caos. Ya no existía para él. Sus oídos zumbaban, ansioso, anhelante. Muchas veces desearon sentirse así sin penas, ni miedos.

 

Ellos eran el cambio que cada uno necesitaba, tenían en ambos lo que les completaba. Desesperados y nerviosos se despojaron de sus ropajes quedando desnudos ante el otro liberando su afecto entre cada suspiro volvieron a besarse temiendo que el momento se acabase. Cada uno tocando la piel del otro, besando y disipando sus miedos internos.

 

Nada existía en ese momento más que ellos y su pasión. Sai se ahogaba en extraños quejidos de placer cuando la mano de Gaara acariciaba su hombría con poca experiencia pero con mucho esmero. Las sensaciones en su cuerpo le hacían temblar a medida que escuchaba los latidos desenfrenados de Gaara en su pecho. Ese corazón acelerado latente de deseo. Sus manos se entrelazaron dejando que la voz de Gaara naciese finalmente ante el roce fiero de sus miembros palpitantes y deseosos. No sabía cómo proseguir, juntando su frente con la de Gaara le miró serio, con miedo. Rozó con sus dedos la palabra “amor” marcada en su frente. Sintiendo esa palabra recorrerle el cuerpo como la sangre dentro de sus venas y con un pequeño asentimiento por parte del otro se adentró lentamente en su cuerpo. El interior de ese ser especial abrazaba con furia su excitación dándole placeres que pensó jamás conocería a medida que penetraba hondo dentro de sí.

 

Gaara era de el y él era de Gaara.

 

Entre un lento vaivén se deshacían en gemidos entregándose al otro. Sai le miraba con aquella curiosidad que le caracterizaba y no podía pensar en nada más que aquello. Abrazó a ese incomprendido chico tomando todos sus miedos como suyos, tratando de ser más íntimos aún. Los roces eran tanto dolorosos como placenteros, pero para él la vida siempre había sido así: agridulce.

 

Sin embargo ahora tenía a este chico convirtiéndose en hombre dentro de él, haciéndole sentir salvo y muy a gusto.

 

Sai susurró su nombre varias veces antes de convertirlo en un grito ahogado cuando le notó llegar al orgasmo continuando aún así con el movimiento que pronto le produjo el suyo propio llenándole la mente de dudas y preocupaciones.

 

¿Había sido eso una buena idea?

 

—Te amo... No sé bien lo que eso signifique —tragó aferrando sus brazos bajo la cabeza de cabellos rojos mientras respiraba agitado. Y con un brillo especial le miró tan dulce que sintió sus adentros removerse. Quería llorar—. Y no sé si entenderás. Pero te amo. Nunca me había sentido así y te agradezco por demostrarme que estoy vivo.

 

Que en realidad sí puedo sentir.

 

Tanto como buena idea no, pero ahora estaba seguro que nunca se arrepentiría.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¡Hola! Esta vez no me tardé tanto y dado al repentino ataque de ideas e inspiraciones que tengo no creo volver a tardarme tanto.

 

Aclaro que el titulo no tiene nada que ver con el texto. Pero me inspiré mucho escuchando esa canción. La música realmente es mi mayor fuente de inspiración. Si alguna acá realmente me lee, y desea saber cuáles canciones escuché para inspirarme con gusto se las pasaré.

 

Lamento que el capítulo esté taaaan corto pero necesitaba escribirlo o moriría ese fuego dentro de mí xD

 

Si aún quedan algunas de mis viejas lectoras por acá sería muy feliz si recibiese un Review de ustedes. Y para las nuevas lectoras bienvenidas sean y gracias por leerme.

 

Espero que al menos les guste.

 

Hasta pronto.


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