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Gakuen Life por Glax Trancy

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Notas del capitulo:

¿Hola? ¿Hay alguien acá?

Naruto no me pertenece. 

 

 

 

(Gaara, aún sí).

    

 

 

 

Situaciones

 

 

 

 

— ¿Cómo te sientes, Naru? ¿Listo para ir a casa y comer mucho ramen?

— ¡Sí, de veras!

Una semana larga y ardua había transcurrido desde aquel “accidente” en Konoha Gakuen. La herida de Naruto le había hecho perder mucha sangre, sin embargo no resultó ser nada grave. Afortunadamente, Karin no logró perforar ningún órgano vital. Aunque la cicatriz que portaría Naruto a partir de ese día sería algo que mostraría con mucho orgullo exagerando cada vez más la historia.

Karin fue internada en un hospital psiquiátrico tras un juicio en el que el padrino de Naruto solicitaba con mucho fervor que se encerrase a la chica por su acto criminal. No obstante, dada la edad de la joven y las condiciones en las que se presentó aquel incidente, el juzgado decidió que la chica estaba mal de la cabeza y necesitaría ayuda profesional.

Durante esa larga semana Naruto fue atendido por los mejores médicos del lugar y no hubo ni un solo día en que no recibiese visitas. Todos sus amigos hablaban con él y sobre él tanto en el hospital, como en Konoha Gzakuen así como fuera de esos sitios. El rubio se había vuelto “tendencia” según Kiba.

— ¡Eres peor que la peste! ¡Naruto, te has puesto de moda!­— le dijo en una de sus visitas riendo a carcajadas.

Por su parte, Sasuke había ido a visitarle también un día de semana cuando los demás abandonaron la habitación. A diferencia de lo que él pensaba, Sakura no se opuso a que hablara con el rubio, pues la chica se quedaba cada noche haciendo de niñera para Naruto. Al verlo entrar a la habitación la chica no dijo nada, pero Sasuke podría jurar que la vio sonreír antes de cerrar la puerta cuidadosamente.

La conversación inicial no fue particularmente larga. Naruto estaba seguro de haber muerto y estar en alguna dimensión paralela cuando el moreno sin decir nada empezó a llorar justo frente a sus ojos. Naruto sabía que no debía esperar una disculpa, porque aunque Sasuke fuese hecho de detonante para aquella situación absurda, el proceder de Karin no había sido algo que el moreno fuera hecho o aprobado.

—Estoy jodido Naruto, muy jodido. Y de verdad… Lo siento, lo siento mucho —masculló, bajo la atónita mirada del rubio quien estaba seguro que ahora sí había pasado a mejor vida.

La visita duró tanto como la conversación y Sasuke se marchó luego de darle un fuerte apretón de manos a su viejo amigo y un enorme abrazo a Sakura, quien también quedó completa y totalmente confundida al respecto.

Para Gaara esos días que siguieron luego de aquel horrible accidente fueron todos exactamente igual: desesperantes. Sentía, no; Gaara sabía que todo eso había sido su culpa. Pasaba largas horas acostado en su cama mirando a un punto fijo del techo sin parpadear casi y muchas veces estaba tan confundido que no sabía si llorar o enojarse. Estaba furibundo con Sasuke por pelear con Sai, enojado con Sai por dejarse arrastrar en esa pelea, deseaba matar a Karin por herir a aquel joven que se había convertido en alguien tan importante para él. Con Naruto también estaba enfadado, el rubio había sido muy descuidado y torpe, pero su mayor enojo iba dirigido a él mismo. Estaba molesto consigo por ser tan estúpido y haber permitido que todo llegara tan lejos. De haberle dejado en claro todo a Sasuke desde un principio nada habría llegado tan lejos, y se culpaba por permitirle hacerse ideas erróneas y porque muy en el fondo sabía que continuamente no solo seguía los juegos de Sasuke, sino que también le correspondía. El coqueteo era recíproco y se encontró admitiendo que le gustaba hacerlo.

Desde esa vez, Sai se volvió más apegado a él. El moreno no le dejaba solo ni un segundo y Gaara agradecía muchísimo ese detalle. Con sus ánimos tan cambiantes temía que Shukaku apareciese más de lo acostumbrado y que terminara empujándole a cometer alguna locura. Sai estuvo para él no solo como su pareja, sino también como su fiel amigo. Gaara temía perder a Sai, pues la experiencia con Naruto fue algo que le dejó marcado y le produjo terribles recuerdos. El día que el rubio resultó herido Sakura estuvo en estado de shock por tanto tiempo que fue él el único capacitado para acompañar a Naruto en la ambulancia hacia el hospital. Estuvo junto a su amigo todo el trayecto hasta que al joven lo condujeron en la camilla hacia el área de emergencias directo a una operación con la que salvarían al rubio.

Al final del día, Gaara se encontró solo y bañado en la sangre de su amigo parado a mitad de la sala de urgencias. Recordaba la llamada desesperada que le había hecho a Temari para que fuera por él, y nada más. Con los incesantes recuerdos de su niñez volviendo a su mente, golpeando su cerebro como fieros relámpagos recuerdo haber llorado convulsamente hasta perder el sentido. Lo que sucediera a partir de ese momento no lo recordaba y en parte prefería que fuera así.

Durante toda esa semana, no había tenido la oportunidad de hablar con Sasuke, y aunque una parte suya esperaba que el mayor se acercara para poder hablar; otra parte muy en el fondo solo deseaba que Sasuke olvidara ese estúpido capricho que tenía por él y se olvidara de su existencia para siempre. El día que Naruto regresó a clases, todos estaban emocionados por verlo. El rubio se sentía algo fatigado y ofuscado por tanta atención, pues en ese día sus amigos le demostraron cuánta falta hacía y todo el cariño que le profesaban. Era, y se sentía, realmente querido.

A la hora del primer receso, Naruto sintió sus mejillas arder y sus ojos encharcarse. Gaara había acudido a él derramando intensos lagrimones después de un largo e intenso abrazo. De todas las personas en el instituto, era de Gaara de quien menos esperaba esa reacción ya que el chico apenas y mostraba alguna sonrisa y únicamente estando con Sai. En su confusión correspondió al abrazo y supo definitivamente, que Gaara era su amigo.

—Muchas gracias por estar conmigo Gaara —y sonrió rascándose la cabeza alborotando sus rubios cabellos.

Los días pasaban sin ningún tipo de acontecimiento relativamente importante. Las clases seguían y el fervor que el regreso de Naruto había causado, se apagó hasta tal punto en que casi desapareció por completo. Todo había retomado su rumbo normal, luego de clases se reunían en Ichiraku para comer y hablar y los mismos chistes salían a flote. Gaara había recuperado un poco su compostura y estaba mejor de lo que había estado en mucho tiempo. Diariamente veía a Sasuke por los pasillos del instituto, pero ninguno hacía un esfuerzo por hablarle al otro y aunque Sasuke parecía tener mucho que decir, lo único que realmente hacía era desviar la mirada al momento en que sus miradas entraban en contacto. Sai parecía feliz por aquello, pero no podía evitar sentir que algo malo iba a pasar.

—Oye Gaa-chan — dijo, tomando al menor por el brazo mientras salían de Ichiraku—. ¿Quieres quedarte en mi casa hoy? Tengo una nueva idea para hacerte un retrato y no quiero que se me borre de la mente. Prefiero pintarte mientras tengo la imagen aún fresca en mi memoria. ¿Puedes?

Gaara asintió. Tecleó rápidamente un mensaje de texto para Temari informándole que no regresaría a casa ese día y caminaron tomados de la mano hasta el hogar de Sai. El camino de regreso a la casa del moreno era largo así que apenas tomaron asiento en el bus Gaara recostó tu cabeza en el hombro de Sai y se permitió descansar la mente un rato. Al cerrar sus ojos empezó a soñar con Sasuke. Imágenes vívidas sobre la vez que estuvieron juntos se agolpaban en su cerebro provocando diversas reacciones en su cuerpo y mente. Soñó con la forma en que Sasuke le había apresado contra la ventana y le recordó penetrándole mientras lo inmovilizaba pero al virar el rostro no era la figura de Sasuke quien le poseía. Era Sai.

— Gaara, despierta, hemos llegado  —el moreno le zarandeaba intentando despertarle hasta que finalmente abrió los ojos.

— ¿Qué sucede? —preguntó algo confundido. Su sueño estaba siendo demasiado real.

— Llegamos, Gaa-chan.

Bajaron del bus para caminar hasta la residencia de Sai en completo silencio. El moreno iba pensando en el tamaño del lienzo que usaría o si pintaría esta vez con gouaches o acuarelas, los pensamientos de Gaara distaban muchísimo de la pintura.

Apenas se hubo cerrado la puerta, tomó la mano de Sai guiándole con mucho cuidado hasta la cama del pintor. No dijo palabra alguna ante las interrogantes de Sai y empujándole hasta el borde de la cama le hizo sentar para luego subirse a horcajadas sobre él. Le besó intensamente mientras sus pálidas manos recorrían y se aferraban a los cabellos del moreno separándose únicamente para tomar el debido descanso y poder retomar algo de aire. Las últimas dos semanas fueron en extremo cansadas y estresantes para Gaara, y sin siquiera notarlo se había alejado de Sai (aunque el moreno estuviese allí para él, siempre) y le había rechazado en múltiples ocasiones cuando el mayor deseaba tener un mayor contacto que solo los pobres besos que se daban en el sofá de la casa del pelirrojo.

Así que en el momento que Gaara susurró un débil “tómame” luego de quitarse la camisa, Sai no se detuvo a pensarlo demasiado y no esperó un segundo pedido.

Estaba ya muy oscuro cuando ambos se encontraban desnudos y mirándose el uno al otro acostados aún sobre la deshecha cama de Sai. Para el mayor esos pequeños momentos eran perfectos, y para Gaara eran reconfortantes. No solían hablar demasiado en la intimidad, pero una sola mirada bastaba para decir muchas cosas y ambos lo sabían. Se quedaron profundamente dormidos luego de hacer el amor una segunda, y finalmente una tercera vez. Al día siguiente fue de acuerdo mutuo el no asistir a clases. Ya se inventarían alguna excusa, pero por ahora solo querían disfrutar del momento y de sus cuerpos.

 

 

 

 

 

 

 

 

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— Oye, Sakura, espera  —se apresuró a llamarle al ver a la chica salir del baño de señoritas.

— ¿Sí? ¿Se te ofrece algo? —dio la vuelta arqueando una ceja.

— Me preguntaba si… pues, me preguntaba si sería mucha molestia que habláramos un momento. Hay algo que debo preguntarte.

— Claro, pero podrías esperar a que finalicen las clases e ir con nosotros a Ichiraku así…

— No —le interrumpió­—, lo siento pero debo hablar solo contigo. No me tomará mucho tiempo, lo prometo.

Muy a pesar de sí misma, Sakura se encontró siguiendo al moreno hasta uno de los jardines donde tomaron asiento en unas bancas de piedra. El moreno tenía la mirada muy fija en el cielo y aunque a Sakura no le molestaba su compañía tanto como hacía un par de semanas; comenzaba a impacientarse. Suspiró y finalmente dijo:

— Sasuke, entiendo que estés nervioso o algo incómodo. Es primera vez que hablaremos solos desde que sucedió lo que sucedió entre nosotros y Naruto. Te entiendo —hizo una pequeña pausa asegurándose que el mayor le siguiera el hilo de la conversación—, pero no podemos quedarnos acá mucho rato. Podemos meternos en un lío.

— Lo sé, lo siento. Solo quería pedirte disculpas —entornó su cuerpo, clavando sus oscuras orbes en la chica—, sé que ha pasado mucho tiempo ya pero de verdad lo siento.

— Estás perdonado, aunque no hay nada que disculpar —ahora era ella quien interrumpía, tomando la mano de Sasuke entre la suya—. Somos jóvenes y estúpidos, lo que consideré una traición de tu parte se volvió en lo mejor que me ha podido pasar ya que probablemente de no quedarme encerrada con Naruto no habría podido conocer los sentimientos de Naruto y no hubiese sido capaz de reconocer los míos propios. No, espera —se apresuró a decir al notar que Sasuke tomaba aire para decir algo—. Déjame continuar, por favor.

*Ese día pensé que sería horrible, pero fue lo mejor que me ha sucedido jamás, ya que pude aceptar y corresponder los sentimientos de un chico maravilloso y no seguir aferrada al fantasma del amor que creí profesarte. Naruto es, sin duda, un joven increíble y muy puro. Sentir que pude perderlo ese día me hizo abrir los ojos, ¿sabes? No quisiera perderlo jamás, y aunque vaya, es difícil de admitir: tampoco quiero perderte a ti. Gracias a ti le conocí a él y gracias a ti Naruto fue capaz de confesarse. Eras nuestro amigo Sasuke, y aunque el orgullo de Naruto es grande, sé que aún te aprecia al igual que yo. Lo que sucedió no fue tu culpa y no me gustaría que pensaras lo contrario. Quiero que vuelvas a unirte a nosotros Sasuke, como antes, y sé que Naruto desea lo mismo. Es muy tonto para admitirlo pero te ha echado de menos. Te hemos echado de menos, todos. ¿Qué dices, lo pensarás?

Le sonrío amablemente teniendo aún la mano del moreno entre la suya y suspiró aliviada al ver como asentía. Ese día Gaara no había asistido a clases y Sai tampoco así que dedujo que el hecho de que Sasuke la abordara tan repentinamente queriendo hacerle una pregunta tenía que ver con el pelirrojo. Y sabía que la pregunta sería sobre él así que poniéndose de pie y mirando muy seriamente a Sasuke dijo en un tono algo brusco:

— Pero te lo advierto, Sai es nuestro amigo y él y Gaara están juntos ahora y se tienen un amor bastante grande aunque no sea fácilmente comprendido por los demás. No pienses en interferir Sasuke, tómalo como un consejo de una amiga o como una amenaza también de una amiga. ¿Vale?

Sasuke no respondió nada, pero obviamente no haría caso a esa advertencia. No estaba entre sus planes rendirse. No aún.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Debían ser alrededor de las 9pm cuando Gaara estaba de regreso a casa, saludó levemente a su hermano y respondió un seco “con Sai” cuando Temari le saludó e interrogó sobre dónde había estado. Tomó un vaso con agua y un par de galletas saladas que consiguió en la mesa de la cocina y subió apresurado a su habitación. Estaba muy cansado y deseaba ducharse de nuevo antes de dormir. Masticaba la última galleta cuando entró a su alcoba, encendió la luz y se encontró a la figura de Sasuke Uchiha sentado en su ventana. Ambos se miraron por largo rato en el que ninguno hacia ademán de querer decir algo hasta que finalmente fue el mayor quien rompió el silencio.

— Tardaste más de lo que esperaba en llegar. Debo admitir —dijo, con una media sonrisa y el enojo pintado en el rostro— que no es nada cómodo estar tanto tiempo sentado en este marco. Y bien —instó—, ¿no me preguntarás qué hago acá?

Gaara pareció regresar en sí y finalmente cerró la puerta arrojando sus cosas a la cama y terminando de tomar el agua ahora caliente de su vaso. Caminó sin prisa hasta una cómoda donde dejó sus zapatos y terminó por quitarse los calcetines y sus prendas superiores reemplazándolas por una camiseta simple con un reloj de arena estampado en el centro. Sus movimientos no dejaban adivinar lo que sentía, pues se veía calmo, pero su reacción inicial fue de sorpresa total.

— Ya me he acostumbrado a tus tendencias acosadoras, solo se me hizo extraño que durases tanto tiempo sin acercarte. Dime, ¿a qué has venido?

Con actitud arrogante se sentó en la cama mirando con aire desafiante al otro, quien en un arranque de confianza plena entró por completo a la habitación, recorriéndola con la mirada, pasando sus dedos por algunos estantes y unas pinturas que guindaban de la pared. Decidió también tomarse su tiempo y se recostó de una pared cruzando los brazos.

— Aunque sería mejor preguntar —Gaara hablaba nuevamente, entrecerrando los ojos— ¿cómo diste con mi casa? ¿Cómo sabes dónde vivo o cuál es mi habitación?

— Tú lo dijiste Gaara… son mis tendendias acosadoras. Siempre tengo vigilado lo que es mío. No voy a disculparme contigo por haber golpeado a Sai. Lo que ocurrió con Naruto —dio unos pasos en dirección a la cama— fue un accidente que jamás pensé llegaría a suceder. Pero —había colocado una rodilla en el borde de la cama y se inclinaba acercándose a Gaara— no me arrepiento de golpear al imbécil de tu novio. Eres mío, Gaara.

Gateó hasta quedar a la altura del menor y tomándolo del cuello le plantó un casto beso en los labios. Al separarse dibujó el contorno de los labios de Gaara con el pulgar mirándole directamente a los ojos.

—Eres mío.

 

 

        

 

Notas finales:

Bueno, si hay alguien que esté leyendo esto: ¡Hola!

Espero que les "agrade" el capítulo y que si no les parece tan aburrido dejen un review. Eso ayudaría bastante a esta pobre autora <3

 

 

 


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