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Gakuen Life por Glax Trancy

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Notas del capitulo:

Naruto sigue sin pertenecerme, pero Gaara sigue siendo mío. <3

   

 

 

 

 

Traición

 

 

 

 

 

 

 

 

Sasuke era una persona completamente incomprensible, todo un enigma difícil de resolver, algo así como un rompecabezas que no tenía todas las piezas completas y aunque las tuviese, Gaara no estaba seguro de querer encaminarse rumbo a esa tarea que lucía tan imposible. Sus personalidades chocaban aunque sus actitudes y gustos resultasen tan similares. Sasuke tendía a obrar de manera pícara e ingeniosa y por mucho que Gaara se dedicase a querer detestarle, las cosas no eran así.

Justo como el moreno le había prometido, debido a su falta del día anterior, le sometió a una serie de castigos que no llegaron a lo físico, Sasuke se dedicó únicamente a atormentarle con preguntas y con una retahíla de frases hirientes que más que hacerle sentir ofendido, le estaban causando sentirse débil. Sasuke le estaba provocando. Aquella noche ninguno había llegado a un contacto sexual pero se descubrió deseándolo. Shukaku estuvo muy cerca de controlarle como aquella vez en el salón de ciencias y gracias a su fuerza de voluntad logró mantenerle a raya, sin embargo las palabras del mayor calaron hondo en él. Ambos tomaron licor hasta que todas las botellas quedaron completamente vacías y aparte de poner a prueba su resistencia, también logró comprobar que no se dejaría engatusar de nuevo por el Uchiha. No de nuevo.

Amaneció en la misma cama que Sasuke, ambos seguían vestidos y no había ningún indicio que le dijera que algo más pasó. No despertó abrazado al cuerpo del mayor ni tampoco sentía dolores como los de aquella vez aunque aún las palabras de Sasuke daban vueltas en su cerebro. Estaba mareado, tenía la boca seca y el estómago revuelto. Logró levantarse de la cama sintiendo su mundo girar al quedar sentado sobre el lecho y se tuvo que asir de una mesita de noche para evitar caerse de boca en el piso. Toda su visión se tornó negra por unos segundos y maldijo por lo bajo. Volteó a ver a su compañero que dormía plácidamente y tomando sus zapatos bajó hasta la planta inferior. No quería despertar a su anfitrión. Se colocó los zapatos dentro del baño mientras estaba sentado en el inodoro, aún seguía mareado pero estaba decidido a irse. Levantándose como pudo se paró frente al lavabo y se observó al espejo, estaba destruido, en ese nivel, tanto física como mental y moralmente. Abrió el grifo dejando que el agua cayera en sus manos para luego lavarse el rostro, el agua fresca le estaba ayudando un poco.

Al entrar a la cocina tomó un poco de jugo de naranja que fue, extrañamente, bien recibido por su maltratado estómago y suspiró aliviado. Detestaba vomitar y la sensación que eso le producía. Buscó sus pertenencias en el sofá donde estuvo sentado la noche anterior y se sorprendió al no tener ningún mensaje, ni de Temari ni de Sai. La primera seguro pensaría que estaba con el segundo, y en cuanto a Sai, no tenía ni idea. Estaba acostumbrado a recibir mensajes del moreno tanto de buenas noches, como de buenos días.

—Ha de estar ocupado— se dijo, intentando calmar sus pensamientos raros. Muchas veces sentía que Sai estaba realmente ausente.

Tomó sus pertenencias guardándolas en sus bolsillos y salió de la propiedad Uchiha. Estaba atormentado por sus propios demonios y ahora también los de Sasuke acudían a martirizarle y sabía exactamente adónde ir para poder calmar aquellas dolencias en su cabeza. Tomó un taxi que le dejaría directo en su destino y pensó que tal vez sería buena idea pedirle a Temari que le enseñara cómo conducir, así evitaría todo aquel proceso que era tomar el transporte público y el privado con tanta frecuencia.

Su corazón se aceleró a medida que se acercaba a la residencia de Sai, tenía, aparte de las náuseas; un extraño sentimiento de incertidumbre que se acrecentaba a medida que se iba acercando a su destino. Tenía un mal presentimiento. Al llegar al lugar respiró hondo y tocó la puerta esperando sinceramente que Sai le abrazara como solía hacer. Tardó varios minutos pero finalmente Sai le abrió la puerta, mirándole con aire de sorpresa. Tenía el cabello húmedo y solo una toalla alrededor de sus caderas le cubría. Ambos se miraron fijamente por unos segundos en los que ninguno mencionó palabra alguna y entonces Gaara supo que algo iba mal.

— ¿Puedo pasar? —preguntó finalmente, cambiando su peso de una pierna a otra y sintiendo un leve cosquilleo en su cuero cabelludo.

Sai dudó unos instantes pero finalmente se hizo a un lado dejando que Gaara entrara en la propiedad. Al poner un pie dentro se arrepintió totalmente. Una pelirroja había abandonado su cómoda posición en el sofá principal para mirarle directamente a los ojos con aire curioso. Tenía el cabello en un tono un poco más oscuro que el suyo propio, y sus ojos eran verdes, igualmente más claros que los suyo. Era bastante delgada pero con un busto enorme y estaba completamente desnuda. La chica le miró a él y luego a Sai varias veces alternando entre varios chicos. Sai estaba demasiado callado.

— ¡Hola! —dijo finalmente la chica, tratando de romper el hielo y levantándose de su lugar encaminándose directo hacia Gaara—. Tú debes ser el amigo de Sai que aparece en todas sus pinturas y del que tanto me ha hablado. Realmente nos parecemos —dijo riendo— disculpa mi ropa o la falta de ella, pero estamos practicando desnudos para nuestra clase. Sai y yo estamos juntos en clases de pintura. Es un placer.

La chica estrechó la mano de Gaara esperando una respuesta con una bonita sonrisa pintada en su rostro. Demonios, realmente se parecían. Sai seguía sin mencionar una palabra y la chica empezaba a contagiarse de la incomodidad de los dos chicos así que excusándose tomó unas prendas tiradas a lo largo del vestíbulo y desapareció en dirección hacia las habitaciones.

—Su nombre es Amaru —finalmente agregó Sai en un tono casi inaudible. La puerta principal seguía abierta y él seguía chorreando agua del cabello—. Estamos en la misma clase de pintura. Realmente no esperaba tu visita el día de hoy Gaara, sino yo… —y dejó la frase sin terminar, suspirando hondo. No se atrevía a decir nada más y tampoco apartaba sus oscuros ojos de la expresión ilegible de Gaara.

— ¿Tuvieron sexo? —preguntó, sin ningún tipo de tacto girando su rostro para mirar fijamente a los ojos de su pareja. Sai tragó en secó y sus ojos se humedecieron levemente. Gaara se preparó para lo peor, pues el moreno no acostumbraba a mentir.

—Sí —respondió luego de una prolongada pausa—, pero no fue nada. Solo lo hacemos antes de cada pintura y a veces después. Nos volvimos compañeros en un proyecto de desnudos, pero no significa nada Gaa-chan. No es nada más que sexo, lo prometo —Gaara contuvo sus emociones así como su aliento y finalmente lanzó una última pregunta casi como un último aliento.

— ¿Seguirá sucediendo después de esto?

—Probablemente sí. Es solo sexo.

Gaara no necesitó escuchar más nada, y asintiendo se marchó del lugar dejando a un confundido Sai.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

— ¿Te sucede algo?

—No, estoy bien.

—No lo pareces.

—Pues ya te dije que lo estoy Uchiha, no molestes. Eres peor que mi hermana —dijo, dando un largo suspiro mientras botaba humo por la boca y el cigarrillo se consumía entre sus dedos. Era lunes, y estaba en la azotea con su nuevo confidente.

— ¿Qué sucedió con tu madre? Siempre les he visto solo tus hermanos y a ti —Sasuke se dejó caer en el piso, con las rodillas flexionadas y sus brazos reposando en ellas mientras miraba fijamente a Gaara.

—Falleció —respondió luego de un largo silencio—. Murió dándome a luz. Temari se convirtió en algo así como una madre para mí. Y mi padre también murió años después. ¿Ya sacié tu curiosidad?

—Sí, en cuanto a eso. ¿Por qué te fuiste ayer? Esperaba que te quedaras otro poco para poder conversar.

—Tuve que irme, estar contigo me desconcierta demasiado —tomó lugar al lado de Sasuke y aunque se arrepentía de darle tanta información al Uchiha, él siempre iba con la verdad por delante—. Tu acoso no tiene igual.

— ¿Te pongo nervioso? Interesante saberlo —rio bajito y rozó la rodilla de Gaara con dos de sus dedos manteniendo su mirada fija en la de Gaara—. Es solo una de las tantas cosas que me gustaría causar en ti.

—Claro —comentó algo incómodo y cohibido por las palabras del mayor, así que decidió cambiar de tema rápidamente—. ¿Qué has sabido de Karin?

Sasuke abrió la boca tomando aire dispuesto a responder, pero el sonido de la pesada puerta de la azote abriéndose les distrajo, ambos dirigieron sus miradas hacia el mismo punto para encontrarse con la imperturbable expresión apacible de Sai quien les miró fijamente por un rato. Sasuke le mantuvo la mirada fijamente alzando una de sus cejas y elevando su mentón. Era claro que pretendía desafiarle con aquel gesto. Sai frunció el ceño por un instante y luego solo sonrió falsamente cerrando sus ojos.

—Gaara, necesito hablar contigo. ¿Vienes? —se pegó a la puerta, manteniéndola abierta y dejando espacio suficiente para que el pelirrojo pudiese salir, sin embargo; Gaara no se movió. La mirada fija de Sai estaba clavada en él y ahora Sasuke también había volteado a mirarle. Sabía que tenía que tomar una decisión.

—No. Estoy ocupado, márchate.

Desvió rápidamente la vista y Sasuke quien hasta ese momento estuvo mirándole con suma atención, volteó para dedicarle una última mirada a Sai que se fue dando un sonoro portazo. Sasuke quería reír, pero consideró no sería muy apropiado. Estaba claro que algo no iba bien entre esos dos, pero no lograría sacarle nada al pelirrojo, así que decidió optar por ser sutil. Tarde o temprano el menor le contaría qué estaba sucediendo. Mientras tanto, él podría fingir comprensión y ser el apoyo de Gaara por un tiempo. Pasó su brazo por encima de los hombros del menor en un gesto amable y permaneció en silencio hasta que el ambiente dejó de ser tenso recuperando aquello complicidad. Gaara le miró y por una fracción de segundo pudo ver una media sonrisa en sus labios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Varios días pasaron desde el incidente en el que Gaara encontró a una mujer desnuda en el sofá de Sai, desde esa vez no había cruzado más de tres palabras consecutivas con el moreno y aunque sus amigos le habían presionado para que hablaran, Gaara no tenía la energía para hacerlo y mucho menos la disposición. Sai cometió un error y más que cometerlo, lucía orgulloso de haberlo hecho, además luego de aquella vez supo que seguía frecuentando a la chica. Lo peor (si es que existía el factor peor) del caso, era que aquella chica efectivamente pensaba que él y Sai eran solo amigos y Sai por su parte, nunca trató de corregir ese pensamiento.

Sakura intentaba hablar con él, pero simplemente se negaba o se excusaba con tener alguna otra cosa pendiente por hacer. No le apetecía hablar con nadie de Sai y mucho menos de lo que sucedió. Durante esos días que pronto se volvieron semanas, Gaara empezó a pasar más tiempo con Sasuke. Ahora no solo se reunían en la azotea, sino también se veían en el comedor para almorzar juntos y de vez en cuando se iban juntos también. Sasuke tenía un automóvil que no solía usar, el cual había decidido desempolvar con la excusa de llevar a Gaara hasta su casa. El mayor conducía muy bien y no cometía ninguna infracción. Hacía todo mucho cuidado y dedicación, de una manera casi perfecta.

Aquella tarde de viernes no resultó ser la excepción, Sasuke iba rumbo al hogar del menor luego de un fatídico día en el instituto haciendo lo mismo de todos los días y después de dejar a Naruto y Sakura en sus respectivos hogares. Hacía mucho frío y estaban a tan solo una semana de sus tan anheladas vacaciones de Navidad. Conducía por las calles que ya conocía bastante bien dando un breve vistazo al cuerpo del pelirrojo que normalmente iba distraído con alguna lectura o con algún otro pasatiempo. Ellos no solían hablar mucho dentro del auto, pero no lo necesitaban, siempre estaban inmersos en sus propios pensamientos con alguna música relajante de fondo. Estaban ya llegando a su destino cuando Gaara decidió romper el silencio en el que iban luego de dejar al ruidoso rubio en su casa.

—Me cuesta aún entender cómo es que teniendo un vehículo, preferías usar el transporte público.

—El auto era de mi padre —Sasuke se estacionó frente al pórtico de la casa del pelirrojo tomando una posición cómoda en la que pudiera clavar sus ojos negros directamente en los de Gaara. Se le había hecho costumbre mirarle con aire altivo y disfrutaba mucho con las reacciones del otro—. No me gusta conducirlo por eso, además me parecía una pérdida de tiempo usarlo para ir de mi casa al instituto.

—Ah —respondió el menor. Sabía que ya había llegado a su hogar, pero no tenía realmente ganas de salir del vehículo. Por alguna extraña razón, no quería alejarse del otro, y para su desgracia o buena fortuna Sasuke lo notó. El ambiente se tensó, sintiéndose pesado y ninguno hacía ademán por querer despedirse del otro.

— ¿Quieres ir a mi casa a ver una película? Entra, avisa a tu hermana, busca algo de ropa y yo te esperaré acá. No tardes.

Gaara se sorprendió a sí mismo siguiendo las instrucciones de Sasuke al pie de la letra. Entró rápidamente a su casa, subiendo las escaleras con algo de prisa, al entrar a su dormitorio pensé en qué podría llevar, ya que era la primera vez que iría con un amigo a ver una película y no tenía ni idea de qué llevar y qué no. Con Sai todo se resumía en comer, hablar, dejar que el mayor pintara su rostro una y otra vez y tener sexo. Básicamente eso era todo. Sai no tenía televisores, ni reproductores de video ni mucho menos consolas de videojuegos ni nada que no fuesen sus lienzos. A pesar de tratarse de Sasuke, Gaara estaba emocionado por la salida. Se sentía como un niño pequeño al que invitan a su primera salida de juegos al parque. Tomó varias cosas que guardó en su calabaza reemplazando los libros y pergaminos, se cambió de ropa velozmente y bajó a la cocina para hablar con Temari. Al no encontrarla supuso que o no habría llegado del trabajo, o estaría con ese chico con el que había empezado a salir. Decidió dejarle una nota así que garabateó unas cosas sobre un trozo de papel y lo pegó al refrigerador con un imán en forma de abanico. Salió rápidamente de la casa y se encontró a Sasuke mirándole con muchísima expectación. Suspiró hondo cerrando la puerta tras de sí y se encaminó al auto. Sería la primera noche que pasaría en casa del Uchiha estando completamente consciente y por su propia decisión.

Para ser honesto, estaba nervioso y Shukaku bastante excitado.

 

Notas finales:

¡Hola! De nuevo actualicé en menos de un año haha espero que las pocas lectoras que he tenido, no me odien por este capítulo. El que viene prometo será mejor, pero cuando decido escribir así sea una tontería, es mejor hacerlo o pasarán años antes que vuelvan a darme ganas de actualizar. Gracias a las que leen y comentan, de verdad lo aprecio. 

A los que no, vamos, yo no muerdo. Pueden dejarme cualquier sugerencia, queja, comentario o incluso insulto en un Review.

 

Cambio y fuera~


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