No se Repetirá
—Adelante, estás en tu casa.
A pesar de no ser la primera vez que iba, ésta sería la primera que Gaara entraría en la mansión Uchiha por decisión propia, así que luego de las palabras del mayor, asiéndose firmemente la calabaza al hombro, el pelirrojo se decidió a entrar. A diferencia de la última vez, aún había rayos de sol surcando el firmamento y la casa lucía bastante más iluminada gracias a que las pesadas cortinas estaban descorridas y los grandes ventanales permitían la entrada de luz. La visión de aquella estancia no se le antojó tan sobria esta vez, y de hecho, se sintió más a gusto. Dejó su calabaza sobre una pequeña mesa cerca de la puerta de entrada guardando sus cosas como su celular y billetera en sus bolsillos. Sasuke dijo varias cosas que ignoró mientras seguía paseando sus ojos por el sitio. Era una casa enorme.
— ¿Dónde quieres hacerlo, acá o en mi habitación? —de repente las palabras del moreno le sacaron de su ensimismamiento y se sintió algo sofocado de la nada.
— ¿Disculpa? —parpadeó varias veces balbuceando sin decir nada realmente—. ¿Qué?
— Decía —agregó el moreno luego de soltar una risilla por lo bajo—, que si prefieres ver la película acá o en mi habitación, Sabaku No. Hay pantallas en casi todas las habitaciones del lugar, así que tú escoge.
—Prefiero que sea acá, Uchiha. Si mal no recuerdo tu sofá es bastante cómodo.
—De acuerdo. En esa cómoda de allá —dijo, señalando con el dedo a un mueble de madera— están los controles. Coloca cualquier película que desees, las nuevas están disponibles también. Yo iré por algo de comer, curiosamente tenía unas cuantas cosas preparadas.
Gaara asintió observando como Sasuke se perdía al cruzar el marco de la cocina. Se dirigió a la cómoda y tomó un control grande con muchos botones. Al encender la enorme pantalla plana, varios títulos de películas viejas y algunas nuevas aparecieron frente a sus ojos. Tardó un rato en encontrar alguna que fuera de su interés y cuando por fin se decidió por una película de suspenso, Sasuke venía ya de regreso con una bandeja repleta de muchos bocadillos.
La tarde de películas se le había hecho realmente agradable. Sasuke soltaba comentarios referentes a las escenas más interesantes, creando un debate amistoso sobre todo el filme. Era, de hecho, bastante acogedor estar allí con él, además para su sorpresa el mayor no había intentado hacer nada raro desde que llegó. Al finalizar los dos filmes que optaron por ver, Sasuke se levantó del sofá estirándose y desperezándose. A decir verdad él también estaba un poco entumido y sentía un fuerte cosquilleo en sus piernas y en la planta de los pies debido al exceso de tiempo sin moverse. Se levantó mirando de frente a Sasuke que le regaló una leve sonrisa mientras recogía todo lo que utilizaron para la merienda y los pasapalos. Gaara notó que el moreno era realmente pulcro y ordenado.
—Oye, Gaara —agregó regresando a la estancia donde aún el pelirrojo se encontraba de pie— si gustas puedes tomar un baño y luego podremos cenar. Deberías ponerte cómodo.
—La verdad es que no pensé en eso, y por más absurdo que parezca solo traje otro cambio de ropa para irme mañana a casa. No traje ropa cómoda.
—No hay problema, yo podría prestarte algo. Sube y espérame en mi habitación, ya te alcanzo.
Gaara asintió tomando su calabaza. Efectivamente en ella solo había guardado un cambio de ropa que sería para el día siguiente. Nunca había necesitado empacar de prisa, pues cuando se quedaba con Sai ya tenía ciertas prendas suyas que llevó la primera vez que se quedó en casa del pintor y que dejaba allí para poder usarlas cada vez que fuera a quedarse. En esta situación, todo cambiaba porque era primera vez que se quedaría con el Uchiha por voluntad propia y sin estar bajo los efectos del alcohol. Llegó a la habitación de Sasuke que olía bastante bien y estaba tibia, a diferencia de la planta baja. Se sentó en la cama pensando en lo que podría pasar a continuación. Por una parte estaba Sai, que a pesar de lo que sucedió seguía siendo su pareja pues nunca habían acordado separarse y sentía que cualquier contacto indebido con Sasuke sería una traición. Luego estaba la chica que encontró en la casa del pintor: la pelirroja candente. Sai no había pensado ni un segundo en él o en cómo se sentiría con todo aquello, simplemente se dejó llevar por sus deseos carnales. Luego pensó en Sasuke, con quien había tenido una relación sexual hace ya bastante tiempo y cuando aún no estaba de novio con Sai. También pensó en Shukaku y en lo mucho que a él le gustaba Sasuke. Y finalmente pensó en sí mismo. Estaba hecho un lío y debía admitir que él también sentía atracción por el Uchiha aunque eso le pareciera el equivalente a tener que tragar ácido. Se le revolvió el estómago y se removió incómodo en la amplia cama.
A los pocos minutos Sasuke apareció de nuevo con una toalla en la mano y una mirada algo extraña. Dijo algo sobre la ropa y que su baño era el único funcional para ducharse o tomar un baño en la tina, pues los demás no estaban equipados ya que al vivir el solo, únicamente hacía uso de su propio sanitario.
Entró rápidamente al sanitario sintiéndose avergonzado por alguna extraña razón y tras cerrar la puerta con llave, se miró frente al enorme espejo. Estaba igual de pálido que de costumbre y sus muy marcadas ojeras seguían adornando su rostro. Lucía cansado. Echó un vistazo rápido y al igual que la habitación y el resto de la casa, el baño era amplio y elegante sin rayar en lo exagerado. Le gustaba ese lugar sin duda alguna.
Pensó en qué debería hacer, pero supuso que estar en esa situación con Sasuke solo era algo normal entre compañeros o amigos. Tomó un rápido baño y al estar listo envuelto en la toalla fue que cayó en cuenta que Sasuke nunca le había entregado la ropa.
—Maldito —susurró terminando de escurrir el agua de su cabello y enrollando firmemente la toalla alrededor de la parte baja de su cuerpo. Respiró profundamente y se decidió a salir—. Sasuke —le llamó, buscando al mayor con la mirada quien estaba parado frente un pequeño closet sosteniendo varias prendas en sus manos.
—Creo que esto te servirá. Aunque no eres exageradamente delgado, eres más bajo que yo. Y no tengo ropa de tu talla. Tómala y vístete acá, ahora yo me daré una ducha rápida.
Sasuke depositó las prendas en las manos de Gaara antes de adentrarse al baño y sin esperar ninguna respuesta por parte del menor. Tomó una ducha rápida pensando en qué haría de cenar, tenía demasiado tiempo sin cocinar para alguien que no fuera él mismo y aunque se sentía algo raro por ello, debía decir que también estaba emocionado. Le gustaba la forma en que sus amistades halagaban sus destrezas culinarias y estaba algo ansioso por saber la opinión de Gaara. Estaba dispuesto a sacarle toda la información sobre su reciente actitud hacia Sai entre otras cosas más, pues finalmente tenía a Gaara completamente para él, y pensaba aprovechar y disfrutar la ocasión al máximo.
Al finalizar su ducha salió del baño de la misma manera que Gaara, con una toalla alrededor de sus partes nobles y otra sobre sus hombros con las que secaba su ahora más larga cabellera. Al salir divisó al pelirrojo cambiando los canales en pantalla plana que colgaba de la pared, tenía un aire infantil y bastante inocente. Al parecer Gaara era muy curioso como para no cortarse y tocar todo aquello que le causase intriga. La sencilla camiseta azul que llevaba puesta le quedaba algo holgada y larga y el pantalón de chándal negro le marcaba bastante bien el trasero. Al sentir la puerta cerrarse Gaara retiró sus dedos de los botones del aparato y fijó su mirada en Sasuke que pretendía no mirarle. Atónito observó paso a paso como el moreno dejaba la toalla en una especie de perchero quedando desnudo y de espaldas al pelirrojo. Le vio tomar un bóxer negro y un pantalón idéntico a él quedando con el torso completamente desnudo.
—Ven —dijo el moreno, haciéndole una leve seña al menor—, es hora de cenar. Y la verdad, muero de hambre.
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—No tenía ni idea que podías cocinar, y mucho menos hacerlo tan bien —agregó luego de finalizar la elaborada cena que Sasuke había preparado para ambos, estaba sorprendido de las cualidades culinarias del mayor y más aún porque nunca había imaginado al moreno frente a unas hornillas.
— Si no cocino yo, ¿quién lo hará por mí? No confío en nadie para que entre a mi casa a ocuparse de las labores domésticas, todo lo hago por mi cuenta. Además… Itachi nunca fue bueno con la cocina. Él siempre prefirió ir por comida rápida.
—Pues estás bien dotado —respondió sonriendo, antes de reparar en su comentario y en la mueca burlona que había recién adquirido Sasuke—. Me refiero a tus habilidades con la cocina, claro. Yo suelo cocinar muy poco, en casa siempre cocina Temari o del resto lo hacía Sai.
Sasuke borró su sonrisa ante este último comentario, pero lo vio como una oportunidad de abordar el tema. Decidió atacar mientras lavaban los platos.
—No soy muy fan de la sutileza Gaara, así que iré directo al grano. ¿Sucedió algo entre ustedes?
Gaara se mantuvo impasible ante la preguntaba mientras terminaba de recoger y colocar en su lugar los utensilios. Suspiró y finalmente se decidió a contestar.
—Sai ha estado acostándose con una chica de su clase de arte. Y no parará de hacerlo —Sasuke frunció el ceño pero decidió no decir nada aún—. Bueno, esas fueron sus palabras directas.
—Ya veo —agregó, y tomando aire se acercó al menor—. No es por defenderlo, pero es parte de la naturaleza humana el querer experimentar. Sai es algo especial, ambos lo sabemos y además de ser un idiota estuvo mucho tiempo bajo abstinencia. Me sorprendería que se mantuviese fiel y monógamo —acercándose aún más al menor le tomó por la barbilla depositando un fugaz beso sobre los labios del otro, antes de separarse y continuar hablando—. Eso no quita que sea un imbécil.
— ¿Me dirás ahora que tú eres fiel y monógamo? —preguntó con una media sonrisa.
—No —respondió rápidamente, metiendo sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón—. Nunca he tenido una pareja a la cual brindarle u ofrecerle fidelidad. ¿Quieres ver algo?
—No gracias. Ya tengo algo de sueño. Es algo tarde y la comida me dejó muy satisfecho. ¿Me puedes decir dónde dormiré?
Sasuke asintió, conduciendo a Gaara hasta la planta superior. Estaba algo decepcionado, pues esperaba que la noche terminara diferente. Sin embargo decidió escuchar a su razón y decidió no forzar las cosas con el pelirrojo. Así que luego de dejarlo en una de las habitaciones amobladas, se dirigió a la suya propia. No acostumbraba a dormir temprano, así que colocó una música instrumental a un volumen bajo para sentarse en su cama a leer. Su vida diaria era algo aburrida y rutinaria cuando estaba solo, y haber compartido la tarde con Gaara había sido diferente y agradable, ya que la única visita que recibía era la de Karin y únicamente para tener sexo, luego despachaba a la chica y se quedaba solo de nuevo. Decidió concentrarse en su lectura y cuando el reloj marcaba las dos de la madrugada, la puerta de su habitación se abrió. Los rojos cabellos de Gaara hicieron acto de presencia y con una expresión algo tímida el pelirrojo le habló bajito.
—No he podido dormir, hace frío y la verdad no tengo sueño. ¿Puedo hacerte compañía?
Sasuke asintió haciéndole una seña con la cabeza y palpando el lado vacío de su cama. Gaara entró cerrando cuidadosamente la puerta tras de sí y gateando sobre la cama tomó asiento frente a él, cruzando las piernas y mirándole como lo haría un niño o una chica cuando quiere atención. Dada a la insistencia de la mirada del menor, cerró el libro observando a Gaara. Se veía realmente atractivo con su semblante tan serio y el cabello alborotado. Le gustaba mucho el color de sus ojos, ambos podrían perderse por horas en la mirada del otro. En un acto que podría considerarse como mera inercia, levantó la pesada cobija que cubría sus piernas invitando al pelirrojo a entrar con él en ese espacio tan privado. Gaara, tomando eso como una solución a su comentario anterior decidió aceptar la invitación silenciosa de Sasuke y se coló bajo la cobija notando que el moreno estaba usando únicamente su ropa interior, y el calor que emanaba de su cuerpo se le hizo bastante agradable. Sasuke despedía un calor corporal y un aroma que era bastante embriagador y Shukaku lo sabía. Ninguno dijo nada en ese momento ni tampoco cuando Sasuke retomó su lectura o cuando Gaara decidió encender la televisión obligando al moreno a apagar su reproductor.
El ruido del programa que había escogido el menor no le molestaba en absoluto, pero definitivamente se vio obligado a abandonar de nuevo su lectura cuando sintió el cuerpo de Gaara pegarse el suyo y la respiración del menor golpearlo el brazo. Le hizo un espacio al pelirrojo dejando que apoyara todo su peso en su pecho mientras decidió continuar con su libro, Gaara cayó pesadamente sobre él como si estuviese dormido, pero demostró todo lo contrario al pasar su mano por todo el abdomen de Sasuke quien se quedó totalmente quiero esperando la siguiente acción del otro.
Gaara estaba perfectamente consciente de que no debería estar en la cama del Uchiha, ni mucho menos haciendo aquello que hacía y que mucho menos debía hacer lo que pensaba hacer, pero esta vez sin poder atribuirle su comportamiento a Shukaku decidió continuar sin hacerle caso a su razón. Se acomodó más en el abdomen del moreno y continuó explorando todo el torso de Sasuke y aquel abdomen trabajado. Podía notar claramente que el moreno hacía ejercicios, además había logrado percibir el aroma de ese peculiar perfume que usaba el Uchiha trayendo recuerdos explícitos a su mente. Sintió la mano del moreno posarse sobre sus cabeza, aferrando los dedos a su cabello como una clara invitación a que siguiera con aquel juego. Los dedos de Gaara continuaron bajando por el cuerpo de Sasuke como un leve roce hasta tocar el elástico de sus bóxers, continuó bajando hasta encontrar una abertura y tras desabrochar los pequeños botones ingresó su mano hasta dar con el miembro del mayor.
Sasuke dejó el libro sobre una mesita de noche y cerrando los ojos suspiró, la mano de Gaara se sentía fría y hacía un contraste bastante placentero con el calor de sus partes. Le agradaba en exceso esa situación y que Gaara tuviese la iniciativa de tocarle sin ningún tipo de vergüenza. Abrió sus ojos para encontrarse con la imagen del pelirrojo amasando su miembro que ahora estaba totalmente fuera de su ropa interior y soltó un gruñido de placer al Gaara presionar su glande. Sabía claramente lo que deseaba y dándole un leve empujón al pelirrojo, le guio por debajo de la cobija hasta tenerle a gatas bajo las mismas y se sintió en la gloria al tener la lengua de Gaara dándole placer. Le gustaba lo que le hacía y le gustaba mucho más ver esos ojos verdes mirándole fijamente, joder, era muy bueno con la boca. Le detuvo un momento para poder quitarle la camiseta y le dio un apasionado beso antes de guiarle de nuevo hasta su miembro, el cuerpo de Gaara era más pálido que el suyo propio y como aquella vez en el salón de ciencias, el rubor se marcaba desde el pecho subiendo hasta sus mejillas. Gaara era sensual de una manera bastante exótica.
—Mierda, ya para.
Gruñó luego de un rato de lamidas y succiones antes de tomar al pelirrojo por el codo y lanzarle a la cama. Con desespero bajó el pantalón lo suficiente como para notar que no llevaba ropa interior. Aquello le envió una punzada de excitación directo a la pelvis.
—Te dije que no tenía más ropa que la de mañana —se excusó, girando su rostro pegado a la cama, apretando las sábanas con sus dedos.
—Cállate —gruñó como toda respuesta tomando a Gaara de las caderas y penetrándole de un solo golpe. Sin esperar aprobación o alguna señal del pelirrojo, se inclinó tomando los cabellos rojos en su mano manteniéndole firme contra la cama mientras con la otra mano levantaba más las caderas y aceleraba el ritmo de sus embestidas. Gaara gemía bajito y Sasuke se inclinaba sobre él para susurrarle cosas indecentes al oído. Le tomó por el cuello apretando lo suficiente, mordiendo también el hombro del menor mientras alcanzaba el orgasmo. Y luego se dejó caer sobre su cuerpo sintiendo al pelirrojo temblar levemente bajo él. Eso había sido inesperado, pero de no haber sucedido se veía ya en la mañana irrumpiendo en la habitación en la que se supone debía dormir Gaara para tomarlo así fuese usando la fuerza bruta.
—Sasuke —se tensó al oír su nombre, pues pensaba que tal vez Gaara querría tener una conversación post-coito—. Quítate idiota, no puedo respirar.
—Lo siento —se apartó riendo y por qué no admitirlo, aliviado por las palabras del pelirrojo—. Yo tendré tendencias acosadoras, pero tú eres un abusivo sexual. Mira que entrar a mi habitación y usarme como un juguete sexual es considerada una violación, ¿sabías?
—Cállate imbécil, no volverá a suceder —Gaara seguía boca abajo con el pantalón a la altura de sus rodillas y Sasuke que se había acomodado de medio lado para observarle, sonreía—. ¿Entiendes? Estoy hablando en serio Uchiha.
—Entendido, Sabaku No.
Y tras besarle de nuevo en los labios se posicionó de nuevo sobre Gaara para una segunda ronda. Al llegar el alba, ambos yacían totalmente desnudos y profundamente dormidos sin llegar a estar abrazados, pero cruzando sus piernas y cada uno con una mano sobre el cuerpo del otro.
Esta vez, Shukaku no necesitó aparecer.