Playa
Sasuke estuvo teniendo sueños demasiado reales sobre Gaara durante toda la noche. En esos sueños podía sentir perfectamente el calor del otro a su lado, debajo de, o encima de él. Desde aquella vez en el salón de ciencias, Sasuke soñaba frecuentemente con el pelirrojo, eso equivalía a muchas noches de masturbación y mirar porno de pelirrojos por internet. Las primeras veces que lo hizo, tenía la experiencia recién vivida, por lo tanto los gemidos de Gaara, así como la sensación de su interior estaba bastante fresca en la mente del Uchiha, pero luego con el pasar del tiempo los recuerdos de esa vez ya no eran suficientes. Sasuke necesitaba renovar esos recuerdos y vivir nuevamente esa experiencia.
Gracias a esa perfecta noche que el menor le había brindado, logró dormir casi sin interrupciones, pues a lo largo de la noche abrió sus ojos negros para vislumbrar la apenas perceptible figura de Gaara a su lado en la cama. El menor dormía con el entrecejo fruncido y los labios entreabiertos.
Llegada la mañana, se despertó al escuchar un ruido proveniente de la planta baja, además de la incesante luz que entraba por la enorme ventana ahora abierta. Maldijo entre dientes y estiro el brazo aún con sus ojos cerrados buscando encontrar otra fuente de calor en su cama, pero lo único que sus dedos pudieron sentir; fue vacío. Un frío que había dejado Gaara al haberse marchado sin despedirse de nuevo. Se preparó mentalmente para volver a dormir, mientras en su cabeza daban vueltas miles de insultos dirigidos al pelirrojo, pero cuando su mente comenzaba a estar tranquila y sus pensamientos a apagarse, un nuevo ruido le distrajo de su tarea: en la mesita de noche del lado donde durmió Gaara, estaba su teléfono móvil. El mismo tenía la pantalla encendida indicando un mensaje nuevo.
Aunque luchó internamente con el impulso de husmear el móvil del menor, terminó por hacerlo de todos modos. Al deslizar su dedo por la pantalla pudo notar que Gaara no había colocado ningún tipo de clave o código de seguridad y sonrió ladino ante su buena suerte. Al estar desbloqueado, pudo ver una burbuja emergente con el nombre de Temari y un texto algo largo que ignoró completamente. De nueva cuenta había fallado su sentido común, y esta vez se encontraba hurgando en la privacidad de la galería fotográfica del pelirrojo. Tenía mucha basura y demasiadas fotos de sus amigos como para su gusto. La cara de Naruto y Sakura aparecía mucho por allí, así que supuso que ambos tomaban el móvil de Gaara para tomarse fotos. Patético pensó. Continuó bajando para encontrarse con muchas fotos de Gaara y Sai. Eran cientos de fotos aparentemente tomadas por el moreno o por otras personas. Aparentemente, el pelirrojo no era muy dado a las selfies.
Como un leve relámpago, una idea absurda surcó su mente de repente, y sonrió de nuevo ante su estúpido pensamiento. Sin embargo, se recostó en la cama flexionando uno de sus brazos tras su cabeza para poder acentuar más sus músculos y sonriendo manera triunfal terminó por tomarse una foto. Luego de colocar la imagen como fondo en cada una de las aplicaciones que pudo, apagó el aparato dejándolo donde lo encontró para dirigirse al baño a cepillar sus dientes. Al salir volvió a escuchar los mismos ruidos provenientes de la planta inferior así que colocándose únicamente sus bóxers, se decidió a bajar para descubrir al causante de tanto alboroto y casi pudo jurar que seguía dormido y soñando.
Gaara estaba sin camisa, con los pantalones de chándal a medio poner y cabello bastante revuelto sosteniendo un par de tazas. Sasuke le observó en silencio mientras servía minuciosamente un café recién preparado y sonrió ante la escena. Olía muy bien allí a pesar que todo aquello se le antojaba muy extraño. Mucho tiempo había pasado desde la última vez que alguien cocinó para él.
—Ah, Sasuke —dijo el pelirrojo al notar su presencia—. No sabía qué te gustaba, así que preparé algo dulce y algo salado para el desayuno. Estaba a punto de subir a buscarte. Ven, siéntate, el desayuno está listo.
—Pensé que no cocinabas —agregó por toda respuesta tomando asiento en el mesón de mármol justo frente a Gaara mientras éste le pasaba la recién servida taza de café.
—No lo hago —respondió, colocando tres panqueques de chocolate y crema batida con frutas como plato dulce y un omelette con queso y unas tostadas con tocino como acompañante salado.
—Para no saber cocinar, esto tiene muy buena pinta además de oler bastante bien. Y está muy bueno —admitió luego de darle varios bocados a cada platillo.
—Dije que no cocino, pues no lo hago regularmente —respondió luego de masticar calmadamente—. Pero sí sé cocinar. Aprendí desde que era bastante pequeño pues vivía solo y debía preparar mis propias comidas. Ahora que vivo con Temari, ella insiste en cocinar siempre para mí.
—¿Viviste solo de pequeño? —preguntó, metiendo varios trozos de tocino a su boca. Era temprano y él no acostumbraba a desayunar, pero lo estaba disfrutando realmente. Gaara únicamente asintió ante su pregunta—. ¿Y tus hermanos? —insistió al no obtener una respuesta.
—No vivimos juntos de niños. ¿Quieres más café?
Por la forma en que Gaara había cambiado de tema, supuso que no le apetecía hablar del tema así que decidió terminar su comida en silencio. Los panqueques le recordaban a los que su madre solía prepararle los domingos por la mañana cuando desayunaban todos juntos antes de morir y eso le hizo de alguna forma, sentirse satisfecho. Al terminar decidieron repetir el mismo patrón de la noche anterior cada uno ocupándose de una tarea distinta para poder dejar todo limpio.
—Gracias por la comida —dijo Sasuke, secándose las manos y en un acto de pura impulsividad, besó los labios del pelirrojo sorprendiendo a Gaara y a sí mismo en el proceso. No entendía que pasaba con él cada vez que tenía al menor cerca, siempre eran sus impulsos los que le hacían actuar.
—D-De nada —respondió sonriendo, de pronto algo cálido empezó a florecer dentro de él y eso le hizo sentir bastante bien—. Solo quería agradecerte por la cena de anoche —aquella escena y aquella comida le recordaron repentinamente a la primera vez que preparó panqueques de chocolate para Yashamaru y lo feliz que se puso al oír los halagos del mayo. Sin quererlo su sonrisa se volvió melancólica.
Recordaba vagamente pedazos de su pasado y también la sonrisa que aquel hombre de mirada dulce le otorgaba cuando preparaba esos mismos panqueques. Suspiró cerrando los ojos intentando sacudir esos recuerdos de su mente y sintió de nuevo esa rara mezcla de nostalgia y felicidad. No había pensado en Sai en mucho tiempo.
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—Ya te dije que Sasuke-kun dijo que sí Naruto, no seas pesado.
— ¡Pero Sakura-chan! —se quejó el rubio haciendo un puchero—. ¡Se supone que hoy sería un día solo para nosotros! Y no solo invitaste al tonto Uchiha, ¡hasta cejotas vino!
— ¡Naruto! —Le regañó la pelirosa—. Ellos también son nuestros amigos, y hace ya bastante que planeábamos una salida así. Hay que aprovechar la ocasión.
—Es cierto —agregó Tenten—, hace mucho desde la última vez que salimos todos juntos. Ir a la playa será una experiencia agradable.
—Sí y además —habló esta vez Kiba— Akamaru adora la playa y cavar hoyos en la arena. También es buena idea que Neji tome un buen bronceado, con lo pálido que está casi se parece a Sai y eso es escalofriante —finalizó poniendo cara de miedo.
Todos rieron afirmando las palabras dichas por el amante de los perros y se dirigieron a la mansió Uchiha. Por el camino se entretenían con unas charlas agradables y quedaron en buscar a Sasuke de último, ya que al vivir a las afueras de Konoha, era el que estaba más cerca de la playa. Para esa ocasión tan especial, Rock Lee había logrado convencer a Gai para que le prestase su estupenda Volkswagen Van color verde, ya que el vehículo era suficientemente grande para llevar a diez personas y un Akamaru cómodamente.
Al llegar a la mansión Uchiha, fue Naruto quien decidió llamar a la puerta tocando el tiembre y gritando repetidamente el nombre de Sasuke. Akamaru se dedicaba a marcar territorio levantando la pata en varios arbustos, Neji, Ino y Tenten veían como Lee hacía unas flexiones en honor a Gai-sensei como él mismo le llamaba, ya que tan amablemente le había prestado a su Bestia Verde de la Juventud para poder llevar acabo aquel viaje. Y finalmente a un lado de ellos se encontraban Sakura y Hinata teniendo una conversación algo más relajada.
—S-Sakura-chan, ¿por qué Gaara-kun no vino? —preguntó la chica del clan Hyuga volteando a ver a todos sus amigos y notando la ausencia del pelirrojo, que aunque no lo consideraba muy cercano a ella, se había vuelto alguien importante en la vida de Naruto, Sakura e incluso Kiba, a quiénes apreciaba bastante. Es decir, el chico ya era parte del grupo.
— ¿Eh? Oh, pues la verdad no lo sé Hinata. Creo que ha de estar con Sai, pues Naruto y yo le marcamos varias veces al móvil esta mañana y estaba apagado, así que no obtuvimos respuesta. Además —continuó sonriendo—, Sai dijo que estaría acompañado y que nos alcanzaría luego en la playa, así que es muy probable que ambos estén juntos y nos vean alla. No hay de qué preocuparse, ¿vale?
Sakura sonrió contagiando a Hinata que también le respondió con una sonrisa y un leve asentimiento. Se alejó un poco para ir al encuentro de su ruidoso novio que estaba aún gritando improperios contra el Uchiha sin recibir respuesta aún. El rubio presionaba frenéticamente el timbre hasta que finalmente la puerta se abrió despacio mostrando al moreno con una cara de pocos amigos. La sonrisa de Sakura se desvaneció a medida que levantaba la mano para saludar a su amigo, dejando entrever una mueca de sorpresa total al ver a Gaara parado detrás de Sasuke.
— ¿Qué quieres, Naruto? —Dijo, algo molesto pues había tenido que interrumpir una agradable sesión de beso con Gaara—. Ah, hola Sakura.
— ¡¿Qué quiero?! ¡Idiota hoy es el viaje a la playa!
—Oh, lo olvidé por completo —dijo, creando un silencio algo incómodo que, obviamente, Naruto rompió en seguida.
— ¡Gaara, estás vivo! —El rubio había empujado al moreno para abrirse paso en su casa como si fuera la propia y darle un fuerte abrazo a Gaara que le miraba sonriendo pero bastante apenado.
—Hola Naruto, Sakura. Hola a todos —dijo, notando las miradas perplejas de sus demás amigos quienes de manera inconsciente habían regresado el saludo.
—Eh, Gaara —habló esta vez Kiba, mientras cruzaba los brazos—. ¿Tú y Sasuke están teniendo relaciones?
Ante el comentario de Kiba, incluso Neji se había puesto colorado de la vergüenza, algo que obviamente al moreno le faltaba. Ino, sonrojada hasta las orejas decidió hacerlo callar de un fuerte golpe y ante las excusas recién inventadas de Sasuke y Gaara, Sakura decidió llevarse a rastras al pelirrojo también. La chica era muy persuasiva cuando se lo proponía.
Una vez enfriado el ambiente, Lee tomó el volante de la Bestia Verde acompañado de Tenten e Ino en la parte delantera, tras de ellos iban Kiba, Akamaru y Neji. Naruto compartía asiento con Sakura y Hinata y en los últimos asientos iban Gaara y Sasuke acompañados del equipaje. Lee colocó una música algo ruidosa y entre risas y conversaciones alegres se encaminaron a la playa.
Gaara se sentía algo incómodo por la escena anterior y porque por primera vez en un largo rato, se encontraba pensando en Sai y por qué no asistió al viaje. Pensó que tal vez Sai estaría con aquella chica. ¿Cómo se llamaba?
—Oye —Sasuke interrumpió sus pensamientos notando lo serio que se había puesto, se inclinó acercándose a su oído y susuró—: anoche usaste mi ropa interior y hoy usarás mi traje de baño.
Gaara se sonrojó sin decir nada pensando que todo en esa situación era vergonzoso, pues para ahorrarse las explicaciones, Sasuke había dicho que Gaara estaba allí para ir con ellos al viaje por lo que el moreno se vio en la obligación de prestarle algo de ropa apropiada para aquella ocasión. Obviamente Sakura sabía que ambos estaban mintiendo, pero para evitar estropear lo que prometía ser un buen día, decidió dejar pasar el interrogatorio. Solo por ahora.
Mientras miraba por la ventana, Gaara pensaba que esa sería la primera vez que iría a la playa. Estaba acostumbrado a la arena, pero era por el clima de Suna. Además de ser la primera vez que iba a una playa, sería también la primera vez que haría un viaje así con amigos. Y se sintió muy bien de pensarlo. Sasuke notó inmediatamente la sonrisa leve en aquel rostro que tanto le gustaba.
— ¿En qué piensas, Gaara? —Naruto se volteó apoyando su cabeza en el respaldar del asiento para poder ver al pelirrojo. Le había quitado las palabras de la boca y aunque se molestó por eso, la respuesta de Gaara le distrajo de cualquier otro pensamiento.
—Pienso que —respondió bajito, mirando con alegría al rubio que se había convertido en alguien tan especial para él en tan poco tiempo— es la primera vez que iré a la playa.
— ¿Te refieres a la primera vez que vienes a una playa de Konoha, Gaara? —Sakura también se había volteado llamando la atención de sus demás amigos que imitaron la acción de Naruto y su novia, todos miraban ahora a Gaara, menos Lee quien sin embargo daba leves vistazos por el retrovisor.
—No, nunca he ido ni siquiera en Suna. Es la primera vez que voy a la playa… Con amigos.
La respuesta del pelirrojo tomó por sorpresa a todos, pues incluso Naruto que solía ser un niño solitario, había ido varias veces y ahora contaba con muchos amigos incluyendo al pelirrojo. Sasuke le miró de soslayo y Sakura sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas. Realmente nadie sabía qué era lo que ocultaba Gaara, pero todos allí estaban seguros que había algo.
—Pues, creo que hablo por todos cuando digo que este será entonces el mejor viaje al que hayas ido, o al que puedas ir. Nosotros nos encargaremos de eso —finalizó Sakura sonriendo cálidamente para luego retomar su asiento viendo hacia el frente.
El viaje continuó ameno hasta que finalmente llegaron a la hermosa playa de Konoha, desde la vía podía percibirse el característico olor del mar y la brisa era reconfortante. Cuando consiguieron donde dejar el vehículo, las chicas se apresuraron a conseguir el mejor sitio con la mejor sombra y cerca de los sanitarios y restaurantes. Kiba, Neji y Lee armaron las sillas plegables mientras Naruto abría las sombrillas. Al estar todo listo los primeros en saltar al agua fueron Kiba y Akamaru seguidos de Lee que se dirigía al agua apoyándose en sus manos gritando algo sobre la maravilla de la juventud. Neji les miraba con reproche y las chicas se tomaban fotos obligando también a Hinata a posar. Sasuke sonrió. Tal vez no lo admitiría nunca, pero era también su primera vez en la playa y le agradaba la idea de ver a Gaara sin camisa durante un día entero.
Gaara estaba parado en la arena sintiendo el calor en sus pies descalzos mientras admiraba como todos habían comenzado a divertirse a solo segundos de haber llegado y se preguntó qué podría hacer. Nunca había experimentado algo así y de repente se sintió ansioso. Debía distraer la mente, pues si sus nervios continuaban creciendo Shukaku podría estropearlo todo.
— ¿Nadamos? —Preguntó Sasuke mirándole de una forma indescifrable para el pelirrojo, Naruto también le miraba con aquella sonrisa que le caracterizaba esperando una afirmación.
—Sí —dijo—, vamos.
Tiraron todas sus pertenencias a la arena y corrieron al mar donde les esperaban Kiba, Lee y Akamaru. Gaara se sumergió en el agua y nadó hasta que sus pulmones no pudieron más. Era realmente agradable estar allí. Naruto gritaba y competía contra Lee por quién aguantaba más la respiración mientras Sasuke trataba de quitarse de encima a Akamaru, las chicas tomaban fotos desde la orilla y todos reían.
Las horas pasaron entre competencias, juegos de vóley en la arena, tratar de atrapar a Akamaru y más fotos. Hasta que Naruto con una mueca pícara sacó de una pequeña gavera una botella de líquido transparente que mezcló con jugo de naranja y granadina. Hinata y Neji se negaron a beber, pero los demás se sirvieron vaso tras vaso hasta que quedaron todos alegres. Incluso Gaara tenía las mejillas sonrosadas y estaba algo más contento que cuando llegó. Pasado el mediodía Sakura e Ino se dispusieron a servir los alimentos que habían llevado y cuando todos tenían un plato en sus manos, Sai llegó sonriendo falsamente como solía hacerlo, tomado de la mano con aquella chica de sus clases de pintura.
Sakura abrió la boca tanto que casi escupió la comida que masticaba, Gaara desvió la mirada y tanto Naruto como Sasuke fruncieron el ceño. Sai también borró su sonrisa al ver a Gaara sentado al lado del Uchiha, pero nuevamente sonrió ladeando su cabeza mientras saludaba a todos y presentaba a la chica como a una amiga.
Al terminar de comer, el ambiente se había relajado de nuevo, Sai había dejado de lado a la chica y se dedicaba a querer hablarle a Gaara, trataba de sentarse a su lado y constantemente hacer contacto con él, siendo completamente rechazado por el menor. Ino sugirió tomar otra foto ahora que el moreno había llegado, pero sin tener vergüenza alguna le pidió a la chica de cabellos rojos que se mantuviera fuera pues ella no era parte del grupo o el instituto. En un acto nuevamente impulsivo, Sasuke le pidió a Naruto que le tomara una foto con Gaara y el rubio así lo hizo. Colocó una mano sobre el hombro del pelirrojo mientras con la otra sostenía un cigarrillo y Gaara no pudo evitar sonrojarse bajo la atenta mirada de Sai quien estaba sentado en la arena acompañado de la chica parecida a su pareja.
Sai divisó la calabaza de Gaara y entonces de manera discreta la abrió buscando su teléfono móvil. Gaara siempre le prestaba el aparato para que el chico pudiera jugar o tomar fotografías, así que pensó en tomarlo y sorpresa se volvió disgusto al encenderlo y se una foto de Sasuke lo primero que vio. El pelirrojo nunca había colocado una foto de ellos en ninguna red social o sitio público y eso le hizo temblar de enojo. Apagando el aparato lo colocó de nuevo donde estaba y se dirigió al agua a paso apresurado.
Ante el ambiente raro que se había creado tras la llegada de Sai y su invitada, Naruto pensó que lo mejor sería continuar tomando licor, así que de manera hábil preparó varios cocteles y los repartió en el grupo. Esta vez tanto Neji como Hinata decidieron tomar y tras unas cuantas horas ya estaban demasiado alegres menos Lee, que al ser el conductor, no podía tomar. Sai notó el estado algo afectado de Gaara y se acercó a la chica para susurrarle algo al oído por lo que ella asintió y tras dar otros tragos a su bebida, se levantó excusándose de tener asuntos que atender y debía marcharse. Ino estuvo de acuerdo con que se fuera, pero no le parecía justo que Sai tuviese que irse también por haber llegado con ella así que tras unas cuántas súplicas de la rubia y de Rock Lee, Sai “accedió” a quedarse sonriendo.
Cuando empezó a oscurecer los chicos ya iban de regreso a sus hogares dormitando por el efecto del licor, o hablando tonterías por el mismo motivo. Cada uno se sentó en el mismo sitio donde vinieron y Sai se acomodó en los últimos asientos con Gaara y Sasuke. Cada uno sentado a un lado del pelirrojo que, para ese momento, ya estaba bastante ebrio y maldiciendo su suerte.
Sai trataba de tomar la mano de Gaara para atraerlo hacia él, pero al Sasuke notar esta acción pasó descaradamente su brazo por los hombros del menor y lo atrajo hacia su pecho dándole un sonoro beso en los labios. Movido por el licor y por su necesidad de venganza, Gaara rodeó el cuello del Uchiha con sus brazos dándole un largo y apasionado beso con lengua que derivó a muchos besos más y unas cuantas caricias por aquí y por allá. Sai frunció el entrecejo así como los labios, y enojado miró a otro lado. Debía admitirlo, le habían derrotado y no podía hacer nada al respecto.
Al llegar de nuevo a la mansión Uchiha, Sasuke se despidió de todos sus amigos. Realmente no tenía planeado pasar una noche más con Gaara, pero pensando que Sai podría tomar ventaja y tratar de convencer al pelirrojo de perdonarlo ayudado por el licor que corría en las venas del menor, se dijo a sí mismo que sería mejor evitar cualquier situación parecida. Gaara era suyo e iba a evitar cualquier contacto entre él y Sai. Extendió su mano hacia Gaara y en lo que para el menor se vio como una escena de una película en cámara lenta, todos sus amigos incluyendo a Sai, voltearon a verle esperando una reacción por su parte. Él volteó a ver a su novio quien le correspondió la mirada con una expresión suplicante y un no lo hagas mudo que le causó un tirón en el estómago y un mareo pasajero. Cerró los ojos aturdido, y al abrirlos tomó la mano que Sasuke le extendía y bajó del vehículo para irse con el Uchiha dejando nuevamente a Sai de lado.