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¿Tsuna y Tsuna? por kyokousami

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Capitulo 4

Reborn los seguía y no quitaba su vista del castaño, pasará lo que pasará, él descubriría que se traía entre manos y recuperaría lo quera SUYO por derecho ya que él fue quien le enseño a pelear, a defenderse y ser un buen jefe mafioso, y por nada del mundo dejaría que su arduo trabajo se fuera a la basura, los siguió hasta el festival al pie del templo donde se encontró con el guardián de la nube por casualidad.

Hibari Kyoya estaba dando sus rondas para mantener el orden, cuando se encontró con Reborn en cuanto lo vio supo que su castaño estaba por ahí, y decidió cerciorarse, siguió con sus rondas buscando disimuladamente a Tsuna con la mirada cuando lo encontró por fin estaba sentado solo en una banca debido a que minutos antes él y Gokudera se habían topado con Bianchi, Gokudera al ver a su hermana se desmayó, y esta se lo llevo dejando solo y vulnerable a Tsuna, cuando Hibari lo encontró un grupo de tres chicos se acercaron peligrosamente al castaño, el cual con agiles y perfectos movimientos los derribo, en el momento que intentaba escapar un guapo prefecto los atrapo por perturbar la paz, y acto seguido los llevo a la oficina del comité disciplinario de Namimori.

Tsuna seguía a Hibari sin pronunciar ni una palabra, y sin imaginar lo que este pervertido estaba pensando- 

Hibari: "me divertiré un momento con el impostor y le sacare la verdad o lo morderé hasta la muerte" 

Mientras una terrorífica sonrisa decoraba su hermoso y aterciopelado rostro, y miles de ideas nada sanas con el menor pasaban por su mente, el castaño tenía un mal presentimiento pero decidió ignorarlo ya que lo que ocurriera podría sacarle provecho para tratar de conquistar a otro guardián, estaba empezando a desesperarse por el incómodo silencio que había en el aire.  La atmósfera era tan densa que se la podría fácilmente cortar con un cuchillo, cuando entraron en la oficina del comité disciplinario en un rápido movimiento Hibari toma con una mano el rostro de Tsuna el cual se asustó, estaba nervioso por lo que ocurriría de un momento a otro empezó a tener un terrible miedo de estar a solas con el azabache, pero lo disimulaba con rostro de aparente calma, sin embargo no se esperaba lo que siguió a continuación.

El azabache se apodero de sus labios en un beso largo y salvaje no podía creerlo se había quedado perdido en sus pensamientos de los cuales fue sacado por las palabras del prefecto- 

Hibari: dime dónde está MI Tsunayoshi si no quieres que te muerda hasta la muerte impostor- 

Tsuna quedo de piedra tras estas palabras lo habían descubierto, la segunda persona ya lo sabía no tenía idea de qué hacer solo quería escapar lo más rápido posible de aquel lugar, intento escapar, pero solo logro molestar a Hibari, quien apretó más fuerte asiéndolo gemir del dolor mientras decía frenéticamente- 

Tsunayoshi: no sé de qué me hablas- 

Tenía que ganar tiempo para poder escapar pero cada palabra que decía, gesto o movimiento que hacía solo lograban enfurecerlo más de lo que estaba- 

Hibari: no mientas impostor y dime dónde está MI Tsunayoshi ¡dímelo de una maldita vez! o te muerdo hasta la muerte- 

Se estaba poniendo más nervioso hasta que en un momento desesperado dijo- 

Tsunayoshi: libérame y te prometo, no te juro que te llevo con él- 

Ante estas palabras Hibari sonrió con orgullo y suficiencia, al haber acorralado al pequeño impostor e imaginando encontrar a su pequeño castaño y poder tenerlo entre sus brazos, besarlo, y hacerlo suyo por qué no dejaría que nadie más lo tuviera, y todo aquel que tuviera la desfachatez de tocarlo o simplemente de mirarlo sería mordido hasta la muerte. Soltó al castaño y con una voz neutra que denotaba mandato le ordeno- 

Hibari: muy bien, llévame con él, AHORA- 

Tsuna sudó frío, pero tenía un plan, llevaría a Hibari Kyoya a otro lugar y lo engatusaría cumpliría con las ordenes de su amo, aunque fuese lo último que hiciese. 

Tsunayoshi: "no defraudare a mi amo, y hare que Hibari Kyoya caiga rendido a mis pies, aun si sabe que no soy Tsunayoshi no está todo perdido, el juego no termina hasta que muestre mis cartas" 

Mientras sonreía de medio lado, todo aquello acorría mientras Reborn los miraba atentamente sin quitar la vista de las acciones de los dos jóvenes, en otro momento haría pagar a Hibari por su descaro pero ahora sus acciones le eran de mucha utilidad, ya que podría encontrar a su dame-Tsuna.

-en el laboratorio de Verde-

Verde seguía pensando en lo ocurrido, como un pequeño niño lo había conquistado, y sobre todo pensaba en lo que había hecho, desde luego sin el menor remordimiento por lo que hizo, al contrario se sentía orgulloso de haber sido el primero en tener ese pequeño, delgado y suave cuerpo y quería más y más, quería tomar de nuevo ese delicado cuerpecito, lo deseaba tanto que estaba pensando en volver a entrar y follarlo de nuevo, cuando sonó el teléfono sacándolo de sus pensamientos, en un principio pensó en ignorarlo pero el sonido no cesaba con un tono de molestia tomo el auricular y dijo- 

Verde: si, que quiere que estoy ocupado- 

Tsunayoshi: señor me ha descubierto el guardián de la nube, Hibari Kyoya, me ha descubierto señor y quiere que lo lleve con usted le he dicho que sí, pero pienso llevarlo a otro lado- 

Por el tono de voz preocupado Verde supo quién era la otra persona, y eso no le agradaba, no ahora que se sentía lleno de nuevo, que había encontrado otra luz al final del túnel, algo por que vivir y que no entregaría sin pelear con todas sus fuerzas, hasta el último segundo que fuera posible o aun si no lo era no se alejaría de su castaño, porque para él era una droga sumamente necesaria sin la cual no podía vivir, ya había perdido a su amada Hikari, y ahora no perdería a su castaño necesitaba de la droga que era su cuerpo ese fino y delicado cuerpo que parecía que al más leve soplido del viento se rompería en mil pedazos.

Colgó el teléfono y se dirigió al cuarto de cristal quería tomar de nuevo ese cuerpo que lo volvía completamente loco, al entrar se encontró con un aun durmiente Tsuna paso su mano suavemente por las mejillas del castaño, mientras contemplaba su inmutable belleza, pero al hacerlo el oji miel se empezó a quejar como si estuviera teniendo una pesadilla, pues estaba recordando involuntariamente, lo que Verde le había hecho mientras unas finas lagrimas recorrían sus blancas mejillas, Verde las limpio delicadamente con su mano, y antes de marcharse le dio un rápido beso al castaño haciendo que este despertara muerto del susto, al verlo dio un leve salto hacia atrás y al caer se quejaba del dolor mientras sus ojos se volvían cristalinos por las lágrimas, Verde sonrió cosa que al castaño no le gusto, Verde empezó a moverse hacia la cama el castaño trato de escapar haciéndose para atrás, hasta que no pudo más al chocar con una pared cerró los ojos a lo inevitable y protegió su cabeza con sus manos, pero lo que siguió a continuación no se lo esperaba, de un momento a otro Verde lo había recostado en la cama mientras besaba su cuello y lo metía debajo de las sábanas arropándolo pues la noche estaba que congelaba los huesos, lo abrigo bien y le llevo un poco de comida recién hecha, el castaño tenía sus dudas por lo que no quería probar la comida por miedo a que estuvieran envenenadas, sin embargo Verde se percató de este hecho y probo él primero la comida como dándole a entender que no tenía nada que temer, que no lo iba a matar, el castaño ya más confiado decidió probar la comida que Verde le ofrecía, sin apartar su mirada de él, ahora sabía que la comida no estaba envenenada, pero los recuerdos de esa tarde estaban atorados en su cerebro y no podía olvidarlos así como así, de un momento a otro como si nada hubiese pasado, seguía desconfiando de Verde por lo que no podía relajarse y disfrutar de la comida, Verde se dio cuenta y decidió dejar solo al castaño, no sin antes revolver sus cabellos de forma cariñosa y de la misma forma le dio un delicado y corto beso en la frente, lo que hizo que Tsuna tuviera los nervios de punta y diera un leve saltito por los aires, mientras Verde salía y se concentraba en su trabajo tratando de despejar su mente de los pensamientos nada sanos que tenía con respecto al más joven.

 


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