En mi corre la misma sangre que ese niño, los dos hijos del mismo padre, pero no de la misma madre, nuestra sangre negra como la oscuridad, y caliente como la lava que nace en el infierno, Ángelo creo que voy a tener que contarte la verdad
Ángelo se encontraba despierto, no podía dormir, no dejaba de mirar al rubio descansar, sus heridas se estaban curando muy rápido eso era algo bueno, de golpe le entro la curiosidad de porque no se parecían en nada, acerco su mano al del mayor tratando de encontrar algo que los haga parecido, entonces shaka lo toma de la mano
-que estás haciendo hay mucho que caminar, vete a dormir-
El demonio le dio la espalda se sentía raro como que ese niño lo intimidaba
-por que tus manos son mas blancas que las mías-
El niño lo miraba con tristeza
-por que me preguntas algo tan estúpido-
-es que yo no me parezco nada a ti, y somos hermanos-
-mira, vos me pusiste ese nombre yo no te dije eso, te dije que era parte de tu familia-
-entonces, quien sos?-
-haber hablemos así te saco las dudas-
Ángelo se arrodillo alado mirándolo con curiosidad, siempre supo que no era normal, esas pesadillas, hasta la soledad que tuvo que pasar desde que tenía memoria
-dime, por que tan rápido me pusiste de hermano-
-me dijiste que éramos familia, y estaba tan feliz que se me ocurrió llamarte así, pensé que…-
- tus padres que eran para ti-
Ángelo cambio su mirada a una muy triste, la verdad era que siempre estuvo solo, todos en esa casa siempre estuvieron alejados de él, le tenían miedo, el nunca entendió porque
-mi madre nunca me quiso, cuando estaba embarazada se encerraba en su pieza, le cantaba canciones a mi hermanito, yo solo podía apoyar mis orejas a la puerta y me dormía escuchando, siempre estaba lejos de mí, las empleadas me dejaban la comida, así que yo solo tuve que aprender a comer ya que nadie quería estar conmigo-
-tus padres debieron saber quien eras por eso te trataban así-
-siempre me sentí un grande dentro del cuerpo de un niño, aprendo muy rápido-
-la verdad si, somos hermanos, vos sos como yo un demonio, nuestro padre es el señor del infierno Hades, el tomo la forma de tu padre y embarazo a tu madre-
El niño solo lo miraba era muy chico para entender muchas cosas que hablaba el rubio, pero estaba feliz que se interesara por su bienestar
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Se veía un abismo grande donde las almas caían, unas alas negras se podían distinguir en ese lugar, sus ojos rojos brillaban en esa oscuridad, de pronto vio que alguien llegaba y se arrodillaba frente a el
-Abbadon, fallaste era algo tan simple, matar a Shaka y al niño-
-Señor Saga, perdóneme, la próxima no fallo, voy a juntar un ejército de demonios de baja categoría y volveré a atacar-
-jajajajajaja por favor es lo más ridículo que escuche en todo mi eterna existencia, como crees que vencerás a alguien que tiene mi nivel de poder, con demonios mediocres-
-pero señor, por más fuerte que sea no podrá con tantos-
El demonio que se encontraba frente a el tomo su guadaña y le corto la cabeza, el cuerpo cayo resonando en todo el infierno
-odio a los débiles-
El demonio poseía unos hermosos ojos verdes, su rostro era de un joven maduro, y muy apuesto
-disculpe que lo moleste señor Saga, pero hay una reunión en la entrada del inframundo, tengo que dar una noticia-
-zeros, quien pidió tal reunión-
-el señor hades, asique no se demore-
Aiacos y Milo se encontraban en la puerta que los llevaría a la tierra, el oji vino miraba de reojo al escorpión ya que no habían cruzado palabras desde que se encontraron frente a frente
-valla, valla, hace cuanto que no estamos juntos-
El demonio de cabello plateado y ojos ámbar se paro frente a ellos, tenía una mirada fría y maliciosa
-Minos, es verdad hace mucho que no estamos los siete juntos-
el oji vino le estrecho la mano saludando a su compañero de batalla
-solo la guerra nos une-
Radamanthys quien estaba recuperándose apareció frente a ellos, estaba ansioso por volver a la tierra buscar a su hermano
-bueno faltan los gemelos y el traidor-
Dijo Aiacos quien no dejaba de mirar a su compañero de batalla quien casi había perdido la vida y que estaba frente a él poniendo su mejor esfuerzo
-digo que acaso Kanon y Saga creen que tenemos todo el dia para ellos-
El escorpión tiraba fuego de la rabia, estaba desesperado por salir de ahí, y los otros no llegaban
-tranquilo aquí estamos-
Los gemelos que por donde los mires eran igualitos, se pararon frente a Milo
-vos deberías de cerrar el pico ya que sos el único que fue herido por un angelito-
-Kanon, es cierto pero también soy el único que mato a uno de los guardianes, por eso termine con esta herida que no se borrara, pero ahora voy por otra Azaña, matare al ángel cazador-
-me das mucha gracia, pero bueno ya veremos que tanto de razón tenes-
- ya dejen de pelear que estamos empezando una guerra y lo que menos queremos es un pleito entre ustedes-
Se acerco un demonio pequeño quien traía la orden de su señor
-Zeros, se puede saber que tenes que hablar con nosotros-
Milo estaba muy impaciente ya quería estar en la tierra, para armar un caos y así atraer a su presa
-hubo cambio de planes, los gemelos irán a matar a Shaka, y traerán al niño sin un rasguño
-quee, porque esa decisión-
Radamanthys no podía permitirlo era su hermano, tenía que ser él quien vaya a castigarlo
-y nosotros estamos pintados-
Aiacos esta vez levanto el tono de vos ya que no soportaba que cambiaran las cosas sin consultarles
-tranquilo, Milo y tu partirán a matar a ese ángel con el bebe-
-eso me gusto más, amo asesinar a esos alados, que presumen de ser puros-
Milo tomo su arma y salió por la puerta que separaba el infierno de la tierra
-Minos tu quédate aquí con Radamanthys no vaya ser que ataquen aquí-
Sin más se retiro desapareciendo entre la oscuridad
-bueno sigo a mi compañero-
Aiacos abrió su alas saliendo por el portal que va a la tierra, seguido de Kanon que sin despedirse se marcho
-rada quería avisarte que después de matar a ese bebe voy por la cabeza de tu hermano y lo matare-
Saga salió a toda prisa dejando al juez con bronca ya que tenía prohibido salir del infierno, Minos sonreía tapando esos hermosos ojos, observando esa reacción de su compañero
-tranquilo mi amigo, quien te dice capaz que Shaka termina sacándole la cabeza a él-
El peli blanco se retiro dejando solo al rubio quien pensaba como salir de ahí
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Afrodita estaba en camino a ese lugar que se le había asignado para cuidar de Shun hasta que crezca, a su lado iba el pequeño Aiora, y más adelante Figaro el perrito del castaño quien sería un luchador en esta guerra
-mira dita un pueblo, podemos frenar aquí y comer algo-
-si, ya estoy muriendo de hambre-
Los dos entraron al pueblo, se podía apreciar que estaba bastante poblado, en eso un hombre con cara de sinvergüenza los frena
-buenas viajeros, no les gustaría ver el futuro, pasen por aquí-
Abrió una cortina gigante, del otro lado había un niño con unas cartas sobre la mesa
-les presento al niño adivinador -
Dita miro al pequeño quien se puso a mezclar las cartas, estaba algo flaco y mal vestido, el pequeño le indico que tomen asiento
-por favor divide las cartas, con la mano derecha-
El peli celeste así lo hizo, después el niño las volvió a juntar y empezó a ponerlas sobre la mesa
-dios, que futuro lleno de muerte, ese bebe que llevas en los brazos va traer malaria a nuestros pueblos-
-que estás diciendo, me parece que mejor nos vamos-
Dita tomo a Aioria, abrazo a Shun y salió de ahí a toda prisa, olvidándose de pagar
Ya estaba oscureciendo, pagaron una habitación para pasar una noche, así mañana estarían lucidos para seguir el viaje, los pequeños dormían abrazaditos a Fígaro , mientras que el ángel vigilaba por la ventana, para que ningún demonio lo tome desprevenido, en eso ve al hombre que le había hecho leer la mano, que corría con sangre en las manos, sin pensarlo dos veces salió de ahí a toda prisa, necesitaba saber que estaba pasando, temía que un demonio sea culpable de ese hecho, entro a la casa de magia, allí noto que el pequeño quien le tiro las cartas estaba tirado con un golpe en la cara, Dita lo alzo sintiendo una gran tristeza, sin pensarlo se llevo a su cuarto para curarlo, la vela era la única que alumbraba esa carita triste, que mantenía sus ojos cerrados, el peli turquesa se durmió cuidándolo, cuando amaneció sintió que le tocaban la cara, abrió los ojos topándose con ese niño
-hola, gracias por cúrame, ahora debo irme mi tío me debe de estar buscando-
-espera el te lastimo porque si es así debo hablar con él-
-no por favor, solo se molesto porque le dije que vi como moría-
-es eso posible, sabía que había humanos que nacían con dones pero nunca hable con uno-
-si, pero eso me aleja de la gente, ya que me tienen miedo-
-yo no te tengo miedo al contrario eres una persona muy especial, cómo te llamas-
-Shura, y vos?-
-afrodita-
El ángel le abrazo haciendo que el pequeño llorara como si nunca lo hubiera hecho, este sintió una pena grande por ese pequeño, sentía que debía cuidarlo
-sabes, estoy de paso, te gustaría ir conmigo-
-si, si llévame lejos de aquí, no quiero ver a mi tío, el es malo-
-bueno, voy hablar con él para que me autorice a cuidarte-
De golpe Shura cayó al suelo tocándose el pecho, era como si le costara respirar-
-que te pasa, dime-
-mi tío va a morir, empecé a sentirme así desde ayer-
-como va morir, eso no se puede saber-
-lo soñé, y todo lo que sueño se hacer realidad-
-que viste, dime-
-vi, dos hombres, eran igualitos, tenían un arma grande que tiraba fuego, vi que todo se va incendiar, ellos tenían alas negras-
El Ángel sintió un miedo enorme en su interior eran ellos los asesinos del infierno y seguro lo estaban buscando, tomo a los niños para salir de ahí, el no era capaz de enfrentarlos, no siendo humano y menos con Shun en sus brazos, salió corriendo de ese pueblo sin mirar atrás, cuando estuvo lejos freno, dando tiempo a los niños que descansaran, en eso vio el humo que resurgía a lo lejos, empezó a sentir que se le oprimía el corazón, no fue capaz de salvar a esos inocentes, empezó a llorar lagrimas de cristal, Aioria empezó a alzar esas pequeñísimas piedras que se formaron por la tristeza de afrodita
-no llores, todo va estar bien, me salvaste y por eso te estoy agradecido, pero ya para de llorar-
Shura lo abrazo sintiendo que esa persona estaba sufriendo mucho, Aioria que vio esa actitud también lo abrazo, y como si fuera un milagro Shun abrió sus ojos, esos ojos de color verde que reflejaban la esperanza humana como si fuera un espejo