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The Nightmare Kingdom por TheSexiestDiva

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Notas del capitulo:

¡¡HOOLAAAAAA!! Esta ves grito para ver si alguien nos escucha
Diva: nena solo a ti se te ocurre decir esa clase de cosas, aunque mas de 100 personas nos leyeron, con eso seremos felices
Bueno antes que otra cosa aclarare que el capitulo me quedo tan mega largo que tuve que partirlo en dos, y puedo prometer algo ya sabiéndolo a ciencia cierta
Diva: y dinos que es preciosa
Que para el verídico capitulo 3 por fin habrá Sasunaru ¡¡¡¡siiiii!!! Sorry me emocione
Diva: esto será divertido, y si leen bien ya hay pistas Sasunarescas aquí jaja. En fin capitulo desastroso muy largo y muy lento esperemos al menos intrigarlos grax si alguien en el infinito se toma el tiempo para leerlo
Y sin más al cap

Escuela (Parte 1)

La noche había caído hace unas cuantas horas en este alegado y frio país, y aun moviéndose entre la quietud de las sombras nocturnas, varias personas dentro del perímetro de una inmensa mansión, que bien podría ser confundida con un antiguo castillo medieval, corrían velozmente por el gran jardín ahora y siempre cubierto por una capa de blanca nieve, que armonizaba perfectamente con la exuberante vivienda.

El primer piso de la extravagante mansión, estaba completamente custodiado por hermosos pilares de mármol blanco, que formaban la perfecta figura de una mujer, que hacia como si sostuvieran el techo, solo estos extravagantes pilares desapareciendo, el pequeño tramo en el que se alzaban imponentes las grandes puertas de madera blanca, que ahora estaban abiertas de par en par, mostrando de soslayo el interior de la mansión, mostrándose cálido pero igual de costoso y  exuberante que el exterior de la misma, la opulencia simplemente podía ser palpable en la construcción.

Mas ahora lo que se llevaba toda la atención de los ocupantes de la mansión, y que se mostraba poderoso rompiendo la sobria estela de opulencia del lugar, era un enorme y poderoso helicóptero militar, de brillante acero negro recubierto contra balas, al que el equipo de empleados subía maletas, baúles y toda clase de cosas más, casi llegando a parecer ridículo el exceso de instrumentaría que era subido al aparato.

Y mientras todos se movían como locos, casi pareciendo atemorizados, un chico de rostro jovial y mirada bonachona, se mantenía quieto en el marco de la puerta aun dando algunas instrucciones a los sirvientes que volaban llevando la pila de cosas que se mostraba tras él, como una pequeña montaña.

El chico era de tés morena, bien parecería tostada por el sol, mas viviendo en un lugar en el que los 365 días eran invierno era raro de creer. Su mirada bonachona pertenecía a unos bellos y brillantes ojos azules como dos costosos zafiros, su cabellera era rubia corta y tan alborotada que parecería jamás la había cepillado, y dándole un toque tierno a su infantil apariencia tres marquitas como los bigotes de un gato se dibujaban con coquetería en sus mejillas. Su vestimenta mostraba que haría mucho frio pues, encima cubriendo todo su cuerpo, llevaba una pesada chamarra de un cegador tono naranja.

Y mientras el aun daba tranquilamente indicaciones mostrándose amable y comprensivo con los sirvientes, en el interior del helicóptero aguardaba otra persona, que bien ahora mismo nadie tendría el valor de acercarse a ella. Quien mostraba con orgullo una delicada piel tan blanca como la nieve, un rostro de facciones tan delicadas y precisas que harían que cualquier obra de arte  ardiera en celos, un largo cabello lacio de hermoso color rubio como el sol, que llegaba con delicadeza hasta su media espalda, un largo fleco que cubría el lado izquierdo de su rostro, y su único ojo visible, era como una orbe de hermoso cristal azul, ahora bien afilado listo para matar a cualquiera que se parara delante suyo.

Y al contrario que el joven que aun estaba en la mansión, el mostraba casi con descaro sus curvas femeninas, bien definidas por una chaqueta de cuero negro que destellaba aun mas por los diamantes, que relucían altaneros en el cuello y puños de la costosa prenda, que abrasaba posesivamente su fino cuerpo, mas los jeans de un azul oscuro que igualmente se apretaban a sus largas y torneadas piernas, delineando casi como en un sueño su figura y por último llevaba unas largas botas negras, que llegaban hasta su rodilla lanzando algunas cintas decorativas  ordenadamente al lado de cada una.

Su hipnótica belleza, sería el deseo de cualquier hombre y la meta a alcanzar de cualquier mujer, y aunque todo gritase que este ser de belleza infinita era una fémina, en realidad mostraban a un varón, que siempre seria confundido por su angelical belleza con una mujer, mas ahora con el ceño fruncido con elegancia y la mirada hecha peligrosas cuchillas de cristal, nadie tendría el valor para siquiera saludar.

- pero aun así alguien que se había ocultado en las sombras del interior de aquel helicóptero, salió de las mismas posando sus brillantes ojos verdes sobre el rubio- deberías tranquilizarte, estamos por partir- comento esta persona, mostrando una refinada y elegante vos femenina, que bien lograría que todo hombre temblara en deseo solo de oírla.

El rubio desde su asiento apenas logro girar la cabeza lo suficiente, para mirar por el rabillo del ojo a esa fémina, atravesándola sin ningún miramiento con su peligrosa mirada, mas aquella persona solo soltó un bufido divertido, regodeándose divertida al ver la aterradora mirada del otro.

Aquella mujer de profunda vos elegante y seductora que volvería loco a cualquiera, no era más que un hermoso unicornio de blanco pelaje cual nieve, grandes ojos verdes, crin y cola de exuberantes tonos magentas. Alas postradas con refinación a los costados de su cuerpo, mostrando las puntas de sus suaves plumas en un tono rosa apenas colorido, mas su peligroso cuerno que brillaba con filo peligroso mostrándose casi traslucido en un hermoso tono rosa pastel.

Yo sé que es lo que tengo que hacer- comento de manera agresiva el rubio, regresando su mirada a la ventanilla, por la cual miraba fieramente a todos los sirvientes ir y venir.

- aun siendo un majestuoso corcel, la fémina sonrió con altanería mientras miraba divertidamente acida al menor- ya, pues comienza a tranquilizarte- agrego sarcástica, comenzando una elegante caminata hasta las puertas del helicóptero.

Solo ganándose la peligrosa mirada del otro, que ahora se mostraba única y exclusivamente presente para matarla a ella, mas al sentirla la hermosa unicornio se permitió sonreír satisfecha, así continuo su camino hasta sacar la mitad de su cuerpo al frio exterior, el aire cargado de helor penetro su plague calándole hasta los huesos al instante, pero altiva ni siquiera pareció inmutarse, mirando fijamente hasta el joven que aun se mantenía en el cálido interior de su vivienda.

¡¡¡Naruto!!!- su elegante vos resonó fuertemente por todo el jardín, logrando que todos se detuvieran casi congelados en sus lugares- ¡¡muévete que...- callo algunos segundos - solo muévete!!-  termino con vos cansada al no encontrar palabra alguna para expresarse mejor.

El rubio menor no tuvo que recibir más información del corcel, entendiendo bien a que venía eso, un poderoso escalofrió trepo por su espalda, logrando que el ojiazul temblara con fuerza, ciertamente intimidado por lo que no había dicho la fémina, pero el bien sabia, así que disculpándose con los sirvientes pidió que los baúles y maletas restantes fueran regresados a sus respectivos aposentos, pues en esta ocasión no serian requeridos.

Y sin más que decir o hacer corrió velos hasta el poderoso aparato, que ahora solo esperaba por él, la fría brisa golpeando su alborotado cabello, logro mostrar dos pequeños cuernos demoniacos, que orgullosos brillaban en un intenso tono escarlata. El rubio apenas entro al helicóptero, la escotilla fue cerrada y las hélices comenzaron a girar peligrosamente ocasionando un sonido apenas perceptible.

El recién llegado se atrevió a mirar algunos segundos al otro rubio, que bien comenzaba a relajar sus tensos músculos y su mirada poco a poco dejaba de mostrarse inmisericorde, pero que aun así le ponía los pelos de punta, así que antes de que el otro sintiera su mirada sobre él y esos ojos como dagas lo atravesaran petrificándolo en su lugar, decidió caminar al otro extremo del lugar,  sentándose al lado del unicornio, que se había recostado sobre el mullido abrigo de piel blanca que hasta hace minutos Deidara había vestido. Así ambos comenzaron una amena plática, mientras el otro, simplemente controlaba su respiración intentando calmarse de alguna manera.

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En otra parte del mundo las tinieblas igualmente habían reclamado como suyas aquellas tierras, aquí mostrando un lugar más aceptable en términos de temperatura, aunque mostrando el frio, una ligera capa de bruma cubría el lugar, ocultando algunas cosas en la lejanía. Ocultando de ojos curiosos una antigua mansión, ciertamente tan grande que llegaba a perderse de vista en el cielo, rodeada por un pequeño jardín que rodeaba la morada, aunque pequeño exuberante en vida y belleza.

La construcción era sobria sin tantos detalles excesivos, aunque aun así mostraba un diseño descarado y glorioso, que hacía parecer que los ocupantes del lugar fueran dioses o seres superiores, bien lo segundo lo eran. En el jardín delantero se lograban ver las sombras de cuatro personas, delante de los cuales una sombra más grande e imponente se estiraba casi de manera terrorífica, entre la capa de niebla que cubría la ciudad.

Los cuatro ocupantes del jardín mostraban rasgos bastante parecidos, mostrándose a la simple vista como familiares cercanos, la diferencia de estaturas entre los cuatro apenas abarcaría milímetros, pero aun así de una extraña manera eran bien notadas. Siendo la primer y más alta figura perteneciente, a un joven de diecinueve años, de piel pálida como el papel, ojos negros cual carbón de mirada inexpresiva, portaba una larga cabellera de color negro cual petróleo atada en una flaquearte coleta baja, bien era un joven atractivo aunque unas marcas bajo sus ojos como ojeras, lo hacían parecer unos diez años mayor a lo que era.

El segundo apenas más bajo que el anterior por dos centímetros, era un joven idéntico al anterior, aunque él no mostraba esas grandes marcas bajo los ojos y su pétrea expresión más que inexpresiva mostraba aburrimiento, su cabellera era corta y se mostraba en puntas, mas su fleco se escurría a los lados de su rostro enmarcando sus facciones, delicadas pero fuertes siendo este joven el más atractivo de todos.

El próximo apenas rebasando por algunos milímetros a la última persona, era un chico de expresión alegre y mirada brillante en emoción, igualmente sus ojos eran negros como el carbón, mas los suyos eran alegres y brillantes, sus cabellos negros todos se alzaban en púas al cielo. El si sonreía alegremente a la persona, que delante de ellos, no paraba de hablar y tomar fotografías, mientras los otros dos se mantenían en una pose distante y engreída.

La última era la única fémina del cuarteto, la madre de los primeros dos y la tía del último. Ella mantenía sujetos sus cabellos negros en un estirado peinado, que habría pertenecido a la realeza de hace siglos, dejando que su flequillo perfectamente acomodado callera sobre su frente con elegancia, su rostro mantenía facciones igual de delicadas que la de los jóvenes, solo que se mostraba frágil como una muñeca, sin la fuerza masculina de las facciones de los más jóvenes, y aunque ella bien no pasaría de los 25 años físicamente, mostrando que era imposible que tuviera hijos ya tan crecidos, en su haber de años ya acumulaba varios siglos.

Vamos niños una mas- pidió la fémina con vos amable, mostrando una vos dulce y cien por ciento maternal.

¡Mamá!- se quejo con vos monótona el segundo joven, que respondía al nombre de Sasuke- ya fueron suficientes ¿no crees? ni que fuéramos unos bebes- se expreso fastidiado de la situación, unas cuantas fotos podía aguantarlo pero ya había exagerado.

- la fémina sonrió cálidamente hacia su hijo- ante mis ojos son unos bebes- acoto con tranquilidad.

Si bueno...- Sasuke desvió la mirada, ante los brillantes ojos negros de su madre que lo miraban amorosos y desarmaban al serio chico.

Una mas madre- comento con vos alegre el primero, mientras miraba con una sonrisilla a su hermano- se va a hacer tarde- recordó sabiamente, al encontrar una escusa perfecta para deslindarse del mimo de su madre.

Bueno- Mikoto sonrió, dándole la razón a su hijo mayor llamado Itachi, tomo una foto más de los tres listos para partir a la escuela.

Y se despidió de sus bebes, como ella insistía en llamarlos abrasando a los tres por igual tan fuerte, que en cierto punto a los tres les paso por la cabeza, la idea de que ese abrazo podría haberlos roto a la mitad, siguiendo con una tanda de besos que hizo sonrojar hasta las orejas a Sasuke, mientras Itachi y Tobi, no podían hacer otra cosa más que reír para sus adentros, mirando los inútiles esfuerzos de Sasuke, de intentar zafarse del agarre de su madre para escapar de sus besos.

Al final Sasuke se cruzo de brazos como un niño pequeño recién regañado, tan rojo que podrían confundirlo con un foco de navidad y tras unas cuantas palabras de Mikoto excusando a sus padres, que no habían podido estar ahí por negocios, los jóvenes entraron a la gran limusina negra que tras Mikoto los esperaba, rumbo al aeropuerto donde tomarían el jet privado y así terminarían su recorrido.

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En otro lugar, el sol había aparecido por el horizonte horas atrás iluminando hermosamente el níveo paisaje, que ahora destellaba como una gema preciosa, gracias al hielo y nieve que comúnmente adornaba sus calles. Centrándonos en cierta vivienda, de arquitectura griega, que bien parecía esculpida en hielo a la semejanza de los antiguos templos. De altos techos que parecían acariciar el cielo y blancas paredes.

Ahora la exótica mansión destellaba como un diamante gracias a la fina capa de nieve y hielo, que se había adherido a sus paredes y techos, dando un porte aun mas ostentoso al sitio, mientras el jardín, cubierto completamente de una espesa capa de nieve, los árboles sin una sola hoja sobre sus ramas mostrándolas torcidas y hasta macabras, pero aun así, todo destellaba hermosamente como si solo se tratara de una hermosa ilusión óptica.

Las grandes puertas de brillante madera color miel permanecían abiertas de par en par, mostrando apenas una pequeña extensión del lujo y ostentosidad, que se erguía orgulloso en el interior del lugar. Justo delante de las puertas se extendían, unas largas escaleras de piedra, que terminaban en un exótico caminillo de antiguas losetas de piedra blancas, donde se encontraba una poderosa limusina que bien pasaría por un tanque blindado de impoluto color blanco.

Junto a esta se encontraban dos féminas, una de facciones soñadas piel pálida cual nieve, ojos azules como el cielo y una excelsa cabellera rubia platinada que brillaba como una gema, un largo fleco cubría su ojo derecho, mientras su demás cabellera permanecía atada perfectamente en una alta coleta. La otra era algunos centímetros más alta que la rubia, siendo igualmente hermosa, mas  sus facciones mostraban cierta severidad inflexible, su cabellera era de un color purpura intenso, un flequillo ligeramente revoltoso enmarcaba su hermoso rostro, su cabellera era corta apenas llegando a rosarle los hombros, mas igualmente sujetaba algunos cabellos en una media coleta, y sus ojos ligeramente fríos portaban un hermoso tono castaño claro.

No tardo mucho para que a quien las féminas esperaban, bajara tranquilamente por las largas escaleras de piedra, con pasos rápidos pero aun así calmados, llevando solo una pequeña maleta negra, sujetada finamente pos sus largos dedos blancos. Su belleza era tal que era incluso difícil de creer que fuera real, pues sus facciones delicadas y casi cinceladas por los mismos ángeles, hacían que pareciera una criatura incluso superior en belleza a ellos. Poseía una cabellera de largos cabellos negros tan brillantes como el petróleo fresco, piel aterciopelada incluso más hermosa que la nieve y ojos castaños tan dulces que parecían hechos de chocolate.

Cuando al fin llego hasta la limusina, el maletero se abrió al instante dejando una vista poco prometedora, pues entre el centenar de maletas que ya hacían ahí, amenazando con salir todas volando como una fuente, el recién llegado no tuvo más remedio que soltar un suave suspiro cansino, mientras cerraba los ojos y sin más busco con sus finas manos el pedazo de fierro para cerrar el maletero de un solo golpe.

- y aun con la maleta en mano camino hacia las féminas- ¿no se te olivada nada?- pregunto de manera amable la peli morada, mostrando una vos femenina severa e inflexible que demandaba respeto incluso de las piedras.

No- asintió alegremente sonriéndole a la mayor, que igualmente se permitió sonreírle.

¿Seguro?- la seductora vos femenina de la rubia, obligo a ambos a mirarla- el año pasado tuvimos que mandar a que trajeran dos baúles- recordó con cansancio, llevando su mano a su frente como si recordar el penoso asunto lograra causarle dolor de cabeza.

Ya... pero uno era tuyo- recordó con cierto tinte irónico en sus palabras, atestándole un buen golpe al ego de la otra, que perdió la compostura algunos segundos mirando homicida al más pequeño.

Bien, bien ya es suficiente, vamos- indico seriamente la mayor, ella misma abriendo la puerta de la limusina para que los otros entraran y de una buena vez se fueran, pues habían perdido dos horas entre esto y lo otro, mas asuntos de vanidad de todos cosa que la avergonzaba.

 

El pelinegro fue el primero en entrar, seguido de la rubia que aun seguía resentida por el anterior comentario del menor, entrando por último la peli morada cerrando con fuerza la puerta, indicándole con este sonido al chofer que ya era hora, y sin más este arranco comenzando así el largo trayecto. Mientras los tres ocupantes de la limusina se sumieron en una plática, ciertamente cómica, de los ya acostumbrados problemas de la escuela, que a la peli morada ya más que una escuela el lugar le parecía un manicomio, a lo que los otros solo pudieron asentir sonriendo como niños pequeños, concordando con sus palabras.

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Los segundos parecieron estirarse horas, mientras la hermosa mujer delante de mí permanecía en su sitio, callada y quieta como una estatua, su imagen impoluta de hacia un instante se había borrado, cuando sus ojos jade habían absorbido a los míos, no pensaba correctamente perdido en la belleza de aquellas brillantes iris, pero algo me era muy claro y palpable, algo en mi había sorprendido a la pelirrosa.

Su seño divertido de segundos atrás, había cambiado tan sutilmente y a la vez tan radical, que era difícil de creer, pues sus ojos se habían abierto tanto que parecía querían escapar de sus cuencas, y sus pupilas tan pequeñas apenas siendo visibles, parecía que incluso le costaba enfocarme delante de ella, la boca de perfectos labios rosas, entreabierta, dejando que el oxigeno entrara  entrecortadamente por ella, como si estuviera respirando agua. Era un cambio casi imperceptible, incluso me pareció que si aun fuera humano no habría notado cambio alguno en su expresión.

Los segundos siguieron estirándose, aunque tal vez ni siquiera fue un segundo, el que la mujer delante mío se había quedado tan estática como una piedra, pero extrañamente esta alteración en el tiempo poco me importaba, aun atrapado por la brillante mirada verde, que aunque tuviera cien por ciento la conciencia de estar atrapado en ella, no habría hecho ningún esfuerzo por apartarme de la misma.

Lo lamento- la calmada vos de la joven pelirrosa, fluyendo tranquilamente de sus labios, logro despertarme y hacerme escanearla rápidamente de arriba a abajo.

Era una mujer tal vez centímetros más baja que yo, de rostro juvenil y ojos vivarachos, no tendría más de veintidós años seguramente, su cabellera rosa mal cortada, enmarcaba su perfecto rostro, quitándole cierto porte, mas por el despeinado indecente de sus cabellos que por el color rosa pastel. Vestía un blazer negro bien justo a su esbelta figura, remarcando casi con descaro sus prominentes curvas, una recatada blusa blanca descansaba bajo el mismo, con los primeros dos  botones desabrochados, mostrando el largo cuello blanco de la chica, la falda negra que igualmente parecía dolorosamente justa apenas cubría lo necesario, dejando sus largas piernas blancas al descubierto, mas los lustrosos tacones de charol negro la hacían seguro ligeramente más alta que yo.

Con elegancia, aunque ligeramente torpe aun shockeada por quien sabe que, rodeo con pasos livianos el sofá mirándome de pies a cabeza, en una decima de segundo que incluso me tuve que preguntar si realmente me había examinado, para de nuevo clavar sus brillantes ojos en los míos, mas esta vez no fue un contacto invasivo que me robaba la conciencia y me dejaba prendado de ellos.

Lamento mi abrupta intromisión a su hogar- se disculpo con una fluida vos, que me parecía excedía la elegancia requerida o existente- e igualmente lamento mi falta de educación, mi nombre es Sakura Haruno- me sonrió con calidez extendiendo su fina mano hacia mí.

- camine con pasos inseguros hasta la mujer, pero no me parecía peligrosa y su extrema educación y elegancia para hablar, hablaban de una mujer de cuna de oro-  un placer- estreche su mano con suavidad, sintiendo la mano ajena como la suave y delicada piel de un bebe, entreabrí la boca, para igualmente presentarme pero la pelirrosa se adelanto.

Se cual es su nombre- me aclaro con la calma de un abrazo materno- Sasori Akasuna- la revelación de eso logro sorprenderme mas no tanto, como debería, solo eleve una ceja mirando realmente intrigado a la fémina- sabemos todo de usted, le parecería sentarse, lo que tengo que decirle podría serle algo extraño- me indico con amabilidad.

Con cierto nerviosismo recorriéndome todo el cuerpo como una onda eléctrica helada, conduje a la joven mujer hasta el sofá en el que había estado sentado, con una suave seña le di permiso de sentarse y así lo hizo, igual de elegante que un gato. La imite algo torpe, intimidado por la abrumadora muestra de elegancia y modales que desprendía, modales que alguien de su edad no debería poseer.

Incomodo me cruce de brazos ante la atenta mirada de la otra, simplemente me dedique a mirarla pues sería una falta de respeto no hacerlo, con lo educada que resultaba la mujer. Y otra vez los segundos parecieron alargarse hasta volverse tortuosas horas, mientras la fémina volvía a mirarme intensamente, como si lo que tuviera delante de sus ojos fuera un espejismo y no alguien real, o bien podía ser solo mi imaginación.

Como podrá darse cuenta no soy humana igual que usted- su suave vos, rompió con tanta calma el silencio, que un coro de ángeles no pudo haberlo hecho mejor, la mire un poco más, ya me lo esperaba el cutis perfecto y tan suave como una flor, no podía pertenecerle a ningún mortal.

Si no es maleducado de mi parte- intente que mi vos sonara tranquila, al igual que intentaba hablar tan elocuente como lo haría un antiguo rey- ¿podría preguntarle que hace aquí?- la joven sonrió comprensiva, ablandando aun mas sus facciones, como si fuera una madre que escucha las primeras palabras de su hijo.

Es comprensible que lo pregunte- me aseguro con calma, mientras rebuscaba en su bolso de cuero blanco algo, un segundo no sabía de dónde, pero de pronto el costoso accesorio con brillantes detalles en oro blanco e incrustaciones de diamante había aparecido, pero ahí estaba sobre el regazo de la mayor, mientras ella con calma revolvía su interior, hasta sacar de él un brillante papelito multicolor que extendió hacia mí.

Lo mire unas decimas de segundo dubitativo, aunque mi brazo ya se había extendido a aceptar el rectángulo de papel y antes de ser consiente lo tome, acerque el papel hasta mi campo de visión  para examinarlo con la mirada, sorprendiéndome instantáneamente, era sin lugar a dudas un folleto, por lo cual no pude evitar pasear la mirada repetidamente de la chica al papel, hasta que me detuve mirando aquel folleto.

En lo alto y con letras negras cual carbón ponía: Black Moon Signal. Seguido de una imagen de una exótica playa bañada por el mortecino brillo naranja del sol, abrí la hoja, encontrándome con más imágenes y muchas letras leí rápidamente enterándome en las primeras líneas, que esto se trataba de una escuela, o bueno un internado. Confuso deje el folleto abierto y pose mis orbes sobre las de la otra, que rápidamente leyó mi muda pregunta y se apresuro a contestarme.

Sé que le suena muy extraño, pero ahora que es un vampiro, es peligroso para convivir en un entorno normal con humanos, e incluso puede ser peligroso para usted mismo- me explico con la calma con la que se le enseñan las fracciones a un niño.

- torcí la boca dubitativo y volví a posar mi mirada en aquel folleto, Miami, ja un internado de vampiros en Miami- ¿usted es un vampiro?- la pregunta salió de mis labios antes de que la pudiera frenar, pero aun así mi vos sonó monocorde a la situación.

- la joven ensancho su sonrisa divertida- si, si lo soy.

-tras un largo silencio, que extrañamente no fue molesto, pude articular por fin las palabras que me asfixiaban-  ¿y qué se supone que haga?- pregunte extrañado, mostrando sutilmente el folleto que descansaba en mis manos.

Joven Sasori, usted fue convertido en uno de los nuestros hace día y medio, por lo cual ha ganado una plaza en la academia Black Moon Signal para vampiros- acoto lentamente toda la información para que mi cerero pudiera procesarla, a la par que ella hablaba.

¿Entonces...?- alargue confundido my frase, yo mismo reacomodando las ideas todas revueltas en mi cabeza- estoy entendiendo que me viene a ofrecer un puesto en esta escuela. Tiene que admitir que es extraño- acote cruzándome de brazos un vez más para mirar a la otra, que permanecía en su pose, dignamente sentada mirándome con una sonrisa materna en los labios.

Lo sé- me dio la razón con tranquilidad- pero tiene que entender, que ahora que no es un humano y claramente no sabe cómo ser un vampiro, tiene que ser instruido en su nueva vida- volvió a hablarme como una madre lo haría con su hijo.

¿A usted también la convirtieron?- otra pregunta burda pero realmente tenia curiosidad, la joven negó con la cabeza suavemente.

No, yo nací vampiro- comento tranquilamente aunque el orgullo que bordeaba sus palabras fue casi materializado.

- guarde silencio unos segundos más, mirando una vez más el folleto, intentando encontrar algo que aun no veía- ¿si aceptara que pasaría?... ¿con la escuela y mi familia?

Nosotros nos encargaríamos de todo- me informo velozmente, como si ese dialogo lo hubiera memorizado mucho tiempo atrás y ya no hubiera la más remota posibilidad de equivocación.

Desvié la mirada de sus ojos para volver a mirar el folleto. Miami, no era mucho cambio de Los Ángeles a Miami, aunque dejar todo así sin decir siquiera adiós, mis únicos amigos de infancia, perdidos, mi único familiar vivo, todo sería muy difícil, no es que me quisiera apegar al mundo que ya conocía, pero...

¿Podre volver?- pregunte suavemente, tanto que mi vos solo fue un susurro muy bajo y aun así la mayor lo escucho perfectamente.

Señor Akasuna, los humanos nos han convertido en monstruos voraces insatisfacibles, pero somos mucho más que eso, realmente no somos un peligro para la supervivencia humana. Y tiene vacaciones, claro que puede regresar aquí si es su deseo- explico con vos dura, como si regañara a un niño pequeño que no entiende algo que se le ha explicado ya mil veces.

- la mire a los ojos una vez más, ahora como piedras preciosas, brillando interrogantes y no tuve que pensarlo más, ya no era humano tenía que estar con los míos y aprender- acepto- fue la única palabra que salió de mis labios, dura como roca. Mi decisión era férrea e inamovible, algo me decía que tenía que aceptar o más bien debía aceptar, como si algo como una atracción magnética me llamara con la fuerza de una erupción volcánica a aceptar.

- la mujer volvió a sonreír maternal, mientras se incorporaba elegante en su lugar- bien joven Sasori, tiene suerte este año las clases se retrasaron y empezaran mañana, así que no tendrá que ponerse al corriente de nada, solo suba y prepare su equipaje que el auto ya nos espera fuera- me indico con decisión, como un líder lobo guía a su manada.

- asentí lentamente mientras me incorporaba en mi lugar, con el cuerpo tembloroso por los nervios, que me cosquilleaban como si pequeñas hormigas caminaran por estos conductos- gracias- le susurre dejando que una leve sonrisa estirara las comisuras de mis labios y sin más desaparecí rumbo a mi habitación, tenía que prepararlo todo y rápido, no podía dejar a ese joven tan atenta esperando, no era lo que los cánones de educación dictaban.

Una vez Sasori abandono la luminosa habitación, Sakura dejo que su sonrisa forzada y su mirada maternal, se disolvieran como borradas por acido mostrando su rostro serio, aunque bordeado por una triste nostalgia de un pasado tortuoso feliz y triste. Tomo su costoso bolso, del cual rápidamente saco su celular, y sin tener la paciencia para buscar el número exacto en el directorio, lo marco conociéndolo de memoria.

- pronto el tono dio, y la contestación al otro lado de la línea fue amable y brillante como un día de verano- hola- saludo la jovial vos de una joven.

Las cosas son peor de lo que temíamos- la seriedad casi oscura de la vos de Sakura, logro borrar la sonrisa de la otra, endureciendo su rostro hasta volverlo peligroso.

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Unos minutos más tarde baje al recibidor con ocho grandes maletas repletas de ropa, jamás había estado en un internado y prefería llevar ropa de mas a llevar menos de la necesaria. Busque a la pelirrosa en la sala, pero ahí no estaba pensé que tal vez estaría en otra habitación, pero repentinamente el ostentoso sonido del timbre trepo elegante y velos por toda la casa, así que me dirigí a la gran puerta principal, siendo lo primero que vi un hombre mayor de prominentes arrugas vestido completamente de negro entrar sin preguntar nada, lo que no me permitió regresar sobre mis pasos y verificar quien era, fue la imagen de Sakura bajo el sol de medio día mirándome y sonriéndome.

Lamento no haberle informado de mi partida, pero bien sabia que necesitaría ayuda con el equipaje- explicó elegante, disculpándose de paso por el grosero comportamiento del otro.

Simplemente asentí comprendiendo, el anciano paso una vez más a mi lado, aun con su aspecto delgaducho y frágil, con gracia llevaba mis ocho pesadas maletas, camino veloz hasta salir de la exuberante propiedad. Con un elegante movimiento de mano Sakura me indico que la siguiera, así que salí de la mansión y cerré velozmente con llave la puerta, siguiendo el glamuroso caminar de la otra, que mas bien parecía el caminar de un dios sobre la tierra, que el caminar de un vampiro, si que Hollywood y los escritores de vampiros se quedaban muy cortos con la realidad.

Salimos del perímetro de la propiedad pasando por la reja de metal negro torcido en elegantes formas, encontrándonos con una larga y glamurosa limusina negra e intentando no parecer intimidado por la ostentosidad, me gire a cerrar la reja con la cadena y candados que colgaban de  la misma, ligeramente oxidados, apenas manchando su brillante color.

Sakura espero hasta que me gire para adentrarse en el vehículo, el anciano que ahora notaba era el chofer, me indico entrar igualmente, así que lo hice, sintiendo como la puerta era cerrada con suavidad tras de mí, una vez ahí mire a Sakura, que se había sentado en una de las largas hileras de sofás forrados en cuero negro, que estaban delante de la que yo ocupaba, para poder mirarme directamente.

- la pelirrosa al notar mi mirada sobre ella ensancho su calmada sonrisa, para después abrir sus perfectos labios rosas y comenzar a hablar- debe tener muchas preguntas, el recorrido será largo por qué no las hace- comento con vos suave como un susurro, mostrándome que esta conversación quedaría solo entre los dos.

Guarde silencio algunos largos segundos, mirando aquellos ojos verdes tan extrañamente, familiares y cálidos, pero tan solo con abrir los labios mi primer pregunta broto, casi arrancada de mi garganta por otra fuerza, la pelirrosa llamada Sakura volvió a sonreírme, como si tratara con su propio hijo y contesto amablemente todas mis preguntas, que me resultaron burdas y llenas de una curiosidad infantil, nada común en mí, pero bueno apenas tenía un día de vampiro, podía considerárseme como un niño ¿no?

No me di cuenta cuanto tiempo paso, pero repentinamente, la puerta de obscuros cristales fue abierta con suma suavidad, dejando que el sol entrara potente, ocasionándome dolor en las pupilas. No estaba seguro tal vez la realidad fue distorsionada, pues el aeropuerto no estaba cerca de mi hogar y no me parecía haber estado dentro del vehículo más de veinte minutos como máximo.

Salí del vehículo solo porque sabía que tenía que hacerlo, al salir mis sentidos fueron golpeados brutalmente llegando a marearme, por el potente ruido que ocasionaban los coches que fluían veloces, en su mayoría taxis de color amarillo chillón que lastimaban la vista simplemente con verlos, y el escandaloso silencio de las personas que caminaban por el lugar, bien hablando entre sí o charlando por sus celulares, en tantos idiomas, que hacían un bufete auditivo inentendible para cualquiera.

Apenas note por el rabillo del ojo, como Sakura se paraba a mi lado, con el porte de una antigua reina, atrayendo la mirada hacia si de todos los presentes, no pude evitar girar la mirada y mirar de soslayo a la fémina, sus trazos suaves y altaneros, la hacían más hermosa de lo que cualquier mortal aspiraría a ser, enmarcando su belleza su exótica cabellera rosa, y sus brillantes ojos verdes como dos jemas.

- Sakura se giro a mirarme y no hice siquiera el intento de apartar mi mirada de ella, para inútilmente encubrir mi escrutinio hacia su perfecto rostro, ella ni siquiera pareció inmutarse- ten- hablo con suavidad extendiendo su largo brazo derecho, pasándome un largo papel, que rápidamente reconocí como un boleto de  avión.

- con suavidad tome el boleto de la mano de Sakura, llevándolo ante mis ojos para examinarlo rápidamente - Miami- susurre débilmente apenas moviendo los labios, pero aun así pareció que la otra me escucho fuerte y claro.

Debe darse prisa su vuelo ya saldrá- acoto con tranquilidad, regresando con desasosiego su mirada hacia el frente- y no se preocupe por el equipaje este será mandado directamente al instituto, ya que en estos anticuados medios de trasporte siempre suele perderse- una vez más poso sus brillantes ojos sobre mí para continuar- lamento el inconveniente de mandarlo en un trasporte humano, pero su llegada al instituto fue inesperada en absoluto, así que antes de que llegue tengo que arreglar algunas cosas- me informo realmente apenada y con un tono de  disculpa tal vez, solo tal vez exagerado.

¿Quiere decir que podría llegar mucho antes a la institución, en lugar de ir por avión?- pregunte ilusamente elevando confundido ambas cejas.

- la mujer se limito a asentir con calma, para abrir lentamente los labios y soltar el aire que había mantenido en sus pulmones casi ahogándola, en un suspiro casi frustrado- yo no soporto esos medios de trasporte tan primitivos- confesó con cierto desprecio bordeando sus elegantes palabras.

Abrumado apenas logre asentir, ante el rostro de completa disculpa de la otra, solo su elegante vos revotándome en la cabeza "primitivo", yo había subido siempre en clase ejecutiva y era casi como sonar una campanilla mágica, y todos tus deseos serian cumplidos por las aerocargos, pero para la hermosa vampiresa eso era bajo, no quería siquiera imaginarme que llegaría a ser ostentoso para su persona.

Bueno señor Akasuna un gusto, lo esperare en la escuela- con una suave reverencia hacia mí, la fémina subió a la limusina dejando que el viejo chofer cerrara la puerta detrás de ella y prontamente subiendo a su lugar, partieron veloces para perderse rápidamente de mi vista.

Mire a mi alrededor, mirando que las personas que caminaban lentamente por el lugar seguían mirándome, embobados o así parecía como si mirarme fuera su elixir de vida, bufe crispado y lleve mi mirada al boleto que sostenía suavemente entre mis dedos, y sin tener que esperar a mas comencé mi camino hacia el moderno lugar de brillantes suelos de mármol, paredes pintadas de impoluto color blanco y altos techos, que provocaban un eco casi fantasmal, así que tranquiló entre el bullicio de gente.

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En otro lugar podía notarse lo ajetreado del día, con las personas corriendo tan veloces que se podían comparar a un bravo río. El sitio era enorme, hacia donde todas aquellas personas se dirigían, eran a tres enormes edificios de diseño moderno. El panorama que los rodeaba sin lugar a dudas era tropical, los jardincillos que adornaban el lugar, de exóticos diseños mostraban altas y orgullosas palmeras, de vividos colores muestra de lo bien cuidadas que estaban.

Podía que los tres altos edificios como rascacielos, que destellaban magníficamente bajo la potente luz solar, se robaran las miradas generales, mas el lugar no solo contaba con estos, pues era un amplio terreno, que igualmente poseía hermosos jardincillos con exóticas plantas muchas típicas de la región y otras tantas traídas del otro lado del mundo, cultivadas por años, para lograr, que crecieran y brillaran como gemas, adornando lo estéril que podría ser el lugar y tras los enormes edificios, se encontraba un pequeño anfiteatro, de estructura antigua pero firme, pintado en un desgastado color hueso y de tejas cafés, dándole un aire tan antiguo y hogareño que en el sitio era difícil de creer.

Dentro de uno de los modernos edificios, el aire que se respiraba era muy diferente al exterior, que era frio y estéril mostrando una soberbia elegancia antigua, mesclada perfectamente con la modernidad, mostrando un exquisito lugar digno de que cualquier dios caminara por él. Altos techos se levantaban sobre sus cabezas orgullosos, muebles de diseños ostentosos de maderas claras, candelabros de plata que colgaban de los techos como diamantes incrustados en ellos, pisos de brillante mármol, de un tono tan claro que el blanco apenas era remplazado por el beige, un aire extrañamente cálido y acogedor para una institución de este tipo.

Junto a las elegantes puertas de cristal con agarraderas en plata, se encontraba una gran placa de plata pulida, en la que se leía en lo más alto en letras blancas como escritas por la luz lunar, Black Moon Signal para Demonios. Y bajo aquellas soberbias palabras cargadas de orgullo, se podía ver el exótico dibujo de la luna en cuarto menguante, como una sonrisa felina y cálida que les daba la  bienvenida a todos los estudiantes.

Alguien que se había posado delante de la placa, tras leer sus soberbias palabras y mirar el hermoso dibujo de la luna, le fue imposible evitar imitar la picara sonrisa de la luna, zorruna y coqueta, fue como la brillante placa le reflejo su sonrisa, logrando que la ensanchara un poco más, pronto unos pasos lentos y pesados llamaron su atención por su izquierda obligándolo a girarse hacia el lugar.

Naruto- la vos salió forzada desde el pecho del hombre que lo llamo, una vos amable y cálida, a lo cual el rubio se sonrió con calidez.

- mas cuando fue bien consiente del porque al otro le costaba caminar y hablar, le fue imposible evitar, tensarse como la cuerda de un violín, casi aterrado al ver lo que el mayor cargaba dificultosamente entre sus brazos- huy- una queja demasiado baja para que cualquiera la escuchara broto de su subconsciente, sus alarmas habían votado todas de una sola vez.

Iruka uno de los profesores de la institución, era quien venía hacia él, era un hombre ligeramente alto, de tez morena y largos cabellos castaños atados en una coleta algo desarreglada, ojos castaños, dulces como el fondo de un tarro de miel, mas una gran cicatriz corría horizontalmente por su rostro, pasando por el puente  de su nariz, muestra sin duda alguna de una feroz batalla, que había incluso marcado al demonio.

Naruto- las palabras del mayor, esta vez no fueron dulces si no como un calmo reproche hacia un niño no mayor de tres años.

- la enorme sonrisa que broto al instante en los labios de Naruto, fue lo único que el mayor necesito para calificar el nerviosismo del menor- profesor Iruka no se qué decirle- las palabras entrecortadas y titubeantes del rubio lograron ablandar el corazón del demonio mayor, haciéndolo olvidar en las profundidades de su mente el sermón que ya tenía planeado darle.

El director Jiraya aun no las ha visto- suspiro cansado el castaño, pasándole con sumo cuidado la preciosa y delicada carga que llevaba en brazos- pero... que no se repita el escándalo del año pasado- sus palabras casi peligrosas y la mirada preventiva del mayor, logro volver a intimidar al pequeño, que se había quedado casi hipnotizado mirando su nueva carga.

Si, si yo me encargo- asintió con vehemencia el rubio, recordando el escándalo de hacia un año, y el regaño y castigo que casi termina matándole proveniente de su director, aunque técnicamente él no había hecho nada.

- Iruka no pudo evitar sonreírle como si le sonriera a un niño pequeño, y con cuidado revolver la ya de por si alborotada cabellera de finos cabellos rubios- cuídate Naruto- se despidió del menor y sin más continuo con su ajetreado día.

Naruto se quedo en su lugar como si lo hubieran figado al suelo, mirando como su  profesor se alegaba con pasos tranquilos, y cuando el mayor cruzo por el umbral de un pasillo perdiéndose de su vista, regreso de golpe su mirada al extravagante arreglo de flores, que el otro le había pasado. Rosas rojas tan rojas y brillantes como si hubieran sido barnizadas con sangre fresca, más la extrañeza de que en todas en el mismo sitio establecido con precisión milimétrica, tres pétalos  negros decoraban el mar rojo cual magma, el símbolo de aquella altanera familia.

- Naruto sonrió de manera casi boba, con ojos brillantes como jemas al mirar esas rosas cultivadas por siglos por dicha orgullosa estirpe- ególatra- menciono apenas en un suave susurro, para inclinarse a oler el delicado perfume que desprendían las rosas.

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La puerta de clara madera color blanco comenzó a abrirse muy lentamente, llamando la atención del único ocupante de la habitación, que desde su posición llevo su dulce mirada castaña al lugar, ni un solo sonido parecía romper el soberbio silencio que se había apoderado del lugar, hasta que la puerta termino de abrirse, dándole paso a una silueta de descaradas curvas femeninas, resaltadas por una ajustada chaqueta de brillante cuero negro, bañada en diamantes y unos jeans apretados a las largas piernas, de color azul oscuro como una noche sin estrellas.

Los finos y largos cabellos rubios ondeándose ante cada movimiento, mas cuando sus ojos azules notaron la otra figura femenina al otro lado de la habitación y sus ojos se conectaron pareció encenderse una chispa, que exploto como la misma bomba atómica. Y rompió el soberbio silencio, como si un mazo hubiera sido estrellado contra un delgado cristal.

¡¡AAAAA!!- los gritos gemelos, en tonos agudos y femeninos, fueron como un elegante canto previamente ensayado.

Y ambos jóvenes corrieron hasta el otro, como si hubieran pasado mil milenios en los que no se hubieran visto, o siquiera llamado, rodeando el fino cuerpo ajeno con sus delicados brazos, ambos cerraron un cálido abrazo tan apretado que ni siquiera el aire podría pasar entre ello. No fueron consientes cuanto tiempos se quedaron así, pero repentinamente ambos se separaron de manera golpeada del otro, para analizarse críticos el uno al otro, ambos terminando asintiendo débilmente  signo de la aprobación hacia el vestuario ajeno.

Deidara- por fin la suave vos como un coro de ángeles, rompió el tranquilo silencio que los había rodeado abrazándolos como una madre- wow te ves fabuloso-  animo al otro, que logro sonreírse de medio lado orgulloso y ligeramente apenado.

Y tú qué me dices Haku, igual que siempre una princesa de nieve- acoto el rubio, subiendo el ego de su amigo, que levanto el mentón con regia altanería sonriéndole agradecido al otro.

Mas pronto el angelical rostro del pelinegro y su animosa sonrisa se borraron, como una fina figura de arena arrastrada por el viento, siendo remplazadas por un rostro cebero y una mirada amenazante, que podría derretir una roca si así lo quisiera. Deidara sonrió torpemente por los nervios y curvó ligeramente su espalda hacia atrás en un vano intento por alegarse de Haku.

Y tú todo el verano, no respondiste mis llamadas, no contestaste mis mensajes- acuso al otro, ciertamente resentido- ni a ningún otro y hace dos semanas que nos vimos. Naruto dijo que irías y al final ¡no fuiste!- las palabras casi convertidas en peligrosos proyectiles, dejaron totalmente desarmado al rubio, que solo podía sonreír torpemente, sintiendo los nervios electrificarle el cuerpo ante la peligrosa mirada de su amigo.

Yaaaaa...- con torpeza alargo la palabra intentando retomar el control de su cuerpo y cerebro- se que fue muy grosero de mi parte, pero... no tenía ganas de ver a nadie- las palabras cada vez más suaves y casi inaudibles, penetraron el corazón del otro como un taladro encendido, rematado por el obvio intento de Deidara de desconectar sus miradas, al girar el rostro hacia un lado.

- un nuevo silencio floreció velozmente, como si las paredes que los rodeaban se hubieran movido ahora aplastándolos, sin siquiera dejarlos respirar- fuuuu- Haku se obligo a tomar todos sus sermones maternales y lanzarlos en un suave suspiro- no te pongas así, ya se acabo, mejor que acabara así que después de otra cosa- comento con la suavidad de alguien mucho mayor, logrando que el rubio posara sus orbes azules una vez más sobre las suyas- ¿y qué tal tu verano? - termino preguntando, para cambiar de tema radicalmente.

Un verano que superficialmente conocía, gracias a Naruto, mas quería saber por la boca de su mejor amigo que había hecho, ambos se sentaron en unas elegantes sillas de madera color borgoña bien barnizadas, alrededor de una pesada mesa de madera clara, que se encontraba en el centro de su habitación, de altas paredes blancas que terminaban en un techo ovalado como una elegante cúpula, el suelo de mármol blanco, era decorado por algunas alfombras de color rojo cual sangre recién vertida, la puerta de clara madera aun semi abierta, al otro lado de la cual se  encontraba una amplia ventana de cristales tan limpios que parecía no haber nada ahí, por lo cual los rayos solares destellaban, danzando alegres por toda la habitación.

A cada lado de la puerta principal se encontraban las camas, al lado derecho una enorme cama de madera antigua color blanco, sobre la cual había un mullido colchón, adornado por montones de cojines en claros tonos casi traslucidos y las sabanas de claro color azul, hechas de brillante seda que elegantes se arrastraban sutilmente hasta rosar el brillante suelo de mármol. Al  otro lado de esta se encontraba una litera del mismo tamaño que la otra cama, mas su vieja madera era color miel deslucido, mostrándose más rustica y a la vez hogareña, el colchón de esta era decorado por mullidos cojines de felpudos forros blancos cual nieve, al igual que las brillantes sabanas, que también elegantes llegaban a arrastrase. Pero la cama superior comúnmente vacía, ahora tenía su propio colchón, enfundado en sabanas rojas cual llamas y con solo dos cómodas almohadas que descansaban sobre la misma, sin la ostentosa comodidad y elegancia exagerada que despedían las otras, elegante pero no exagerada.

Había otras dos puertas que en algún momento se habían perdido en la blancura de las paredes, la primera en la pared izquierda unos metros más allá de la pesada mesa que ocupaba el centro de la habitación. Madera clara cual nieve, solo la perilla de brillante plata, la hacía cien por ciento visible ante cualquier visitante, esta conducía al baño. Y justo al otro lado de esta se encontraba la  última puerta, extravagantes y elegantes como mandadas a hacer especialmente para el lugar, era una delgada puerta doble de perfecta madera blanca, las perillas de oro y los cristales adornados con dibujos de flores blancas, hacían lucir el lugar más elegante y cómodo de lo que debería, al armario levaban estas puertas casi soñadas.

Y por último en la pared final, la única que tenía una gran ventana, que dejaba a los rayos solares entrar juguetones, había tres escritorios de madera oscura, barnizados hasta el punto de brillar como joyas. Tal vez los ocupantes de la habitación no habían notado los cambios en su habitación, pero seguramente una cama lista para usarcé y un escritorio extra, serian prontamente notados por los jóvenes ocupantes, tal vez mas pronto de lo que desearían, pues la puerta semi abierta fue tocada suavemente atrayendo las miradas de los jóvenes, que vieron asomarse un rostro familiar.

¿Chicos?- pregunto la mayor, esperando el permiso de los otros para entrar, que se limitaron a asentir dándole el permiso a su profesora, que sin más termino de adentrarse a la habitación de los jóvenes.

Camino con pasos lentos hasta los jóvenes, para poder observar el interior del sitió, notando como ya se lo esperaba el nuevo colchón bien arreglado como era de esperarse, y el escritorio al fondo de la alcoba, una vez delante de los menores intento sonreírles con tranquilidad, más que el que su profesora pelipurpura les sonriera ya era extraño, bueno no tanto con ellos, pero la sonrisa vacilante en la comisura de sus labios y los castaños ojos cerrados como evitando sus inocentes miradas, los alerto de sobremanera.

¿Qué ocurre profesora Anko?- pregunto amablemente Haku, mirando a la mayor intentando averiguar que traía entre manos, aunque literalmente llevaba un sobre de papel blanco en las mismas.

Mejor léanlo- hablo suavemente extendiéndoles el sobre, el cual Haku casi arranco de sus manos y abrió con frenesí, casi rompiendo su contenido de papel.

Una vez abierto los chicos pegaron sus cabezas, para leer las líneas escritas a computadora, mientras la bella vampiresa delante de ellos se quedo en su lugar, observando los cambios en los rostros de los menores, al avanzar rápidamente en su lectura. Primero ambos abrieron los ojos tan grandes que parecía estos querían escapar de sus cuencas, mas luego sus mandíbulas cayeron incrédulas y al final ambos se miraron entre sí horrorizados, una vez más llevando sus miradas a la  carta para releerla, pero estaba claro y sellado por el sello de la institución, era legal.

- y casi rogándole a la peli morada, levantaron sus miradas brillantes como las de pequeños cachorros suplicantes de afecto, rogándole a la mayor que todo fuera una cruel broma, la vampiresa abrió lentamente sus perfectos labios para soltar un suave suspiro, mientras miraba apenada a los pequeños- lo siento- no pudo decir más.

- la mayor se giro con elegancia para regresar por sus pasos y salir de la habitación de los menores- espera Anko- mas la delicada vos de Haku la detuvo unos segundos- pero, teníamos un trato- rogo esperanzado que sus suaves palabras, bombardearan como siempre lo hacían el corazón de la peli morada.

- la mayor giro la cabeza lo suficiente para mirar al hermoso pelinegro, disculpándose con la mirada- son ordenes de la directora, nada podemos hacer- volvió a disculparse con sus suaves palabras que llegaron a arrullar al pelinegro, como una vieja canción de cuna cálida y familiar. Pero a Deidara que sostenía la carta entre manos, solo lo crisparon haciéndolo apretar la carta entre sus finos dedos, comenzando a reducirla a una masa sin forma.

La vampiresa salió con pasos presurosos de la habitación, cerrando suavemente la puerta tras de sí, dejando a los jóvenes como si fueran dos pequeños perdidos en un precipicio a punto de caer, y Haku que se había levantado con refinación de su lugar, se dejó caer sin fuerzas al mismo soltando un suspiro de derrota total. Mientras Deidara no había dejado de arrugar y arrugar mas la dichosa carta, con una mirada peligrosa y la mandíbula fuertemente apretada conteniendo así sus gruñidos animalescos.

Sabes- la armoniosa vos de Haku, obligo al rubio a reacomodar sus facciones hasta mirarse una vez más sorprendido, para así girar la cabeza y mirar al pelinegro- tal vez se pueda hacer algo, hablare con Anko y con Ino huyshhh- se quejo con elegancia, incorporándose una vez más en su sitio- entre las dos podrían persuadir a la directora- hablo suplicando que sus palabras fueran ciertas, Deidara solo asintió dándole permiso a su amigo, que sin esperar más salió disparado del lugar para buscar a las profesoras que deberían de estar con el trabajo hasta por los cielos, pero seguramente encontrarían tiempo para él en su ajetreada agenda.

Notas finales:

Cualquier dudados y falta de ortografía lo lamento, ya me dijeron en otro foro que soy nefasta en esas cosas, pero intento, aun sigo intentando arreglarlo, así que si se encontraron con algún error, díganoslo para poder repararlo en futuras ocasiones
Diva: bueno como el capitulo esta completo, así que la otra mitad la subiremos si es que podemos la próxima semana, para el capitulo tres aun no hay fecha, pero ¡hagg!, subimos esto hace mucho en fiction, pero pasa algo raro con nosotras, y siempre olivamos nuestra contraseña de aquí
Esperamos que no vuelva a pasarnos, si alguien leyó, gracias, valen mil lo saben
Diva: y nos vemos la próxima, se cuidan, y bla, bla, bla
Un enorme abrazo y un beso, gracias por soportar esto
Diva y Yo: hasta la siguiente ¡¡BAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY!!


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