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APARTAMENTO DE SOLTERO por Butterflyblue

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Notas del capitulo:

JEJEJEJEJEJE VOLVI RAPIDOOOOOOO, SON SUS MENSAJES DE VERDAD ME INSPIRAN. GRACIAS POR LEER, LAS DEJO CON EL NUEVO CAPITULO, ESPERO LES GUSTE Y NOS VEMOS PRONTO.

 

SIGANME ACOMPAÑANDO Y LLENANDOME DE ALEGRIA CON SUS MENSAJES, POR FAVOR.

 

BESITOS Y GRACIAS POR LEER.

Abre los ojos

 

—Shinobu por fin se durmió. —Susurró Nowaki al odio de Hiroki, que miraba pensativo por la ventana, la fría madrugada.

 

El castaño volteó un segundo a mirar al pequeño rubio dormido en el sofá, con su carita entristecida sobre el regazo de Miyagi. El medico acariciaba dulcemente su cabello y lo miraba con infinita ternura.

 

Hiroki llevó su mirada de nuevo hacia la noche, y derramó finas lágrimas. —La vida les ha quitado tanto…Nos ha quitado tanto. —Murmuró Hiroki con dolor.

 

Nowaki acarició su rostro y Hiroki fijó su mirada en aquellos apacibles ojos. —¿Qué haremos sin Misaki?, él es todo luz y alegría, siempre tiene algo que decir, es desfachatado, imprudente, alocado, tan niño y tan maduro al mismo tiempo… Él es tan…dulce y tan valiente…Le tiene miedo a las lágrimas, al dolor. ¿Qué haremos si sus ojos verdes ya no nos miran más?. ¿Cómo vivir sin él?

 

Hiroki sollozó silenciosamente y Nowaki lo abrazó con amor.

 

—Misaki se va a recuperar, ten esperanza mi amor. —Las palabras murmuradas buscaban trasmitir sosiego. Pero el mismo Nowaki tenía miedo, lo que tenía Misaki no era sencillo, solo esperaba que el chico fuera lo suficientemente fuerte como para aferrarse a la vida.

 

Haruhiko se paseaba intranquilo por la habitación en penumbra. Un sonido constante llenaba el lugar, dos corazones que latían casi al unísono, en un hermoso compas.

 

Ryu se removió en la cama y sollozó entre sueños. Haruhiko corrió a su lado y murmuró en su oído palabras dulces, hasta que el joven se calmó. Acomodó la cobija que se había corrido un poco, no sin antes acariciar la blanca piel de la candorosa barriguita de Ryu.  Comprobó la correa que la cruzaba, con un pequeño aparatito que le permitía escuchar el corazón de los bebes. No se había movido, ni estaba muy apretada, colocó la sabana de nuevo en su lugar.

 

Haruhiko miró a Ryu con tristeza, hace unas horas todo era alegría, ahora todo se había vuelto un caos. Había tenido que sedarlo para que descansara, pero mañana despertaría y la realidad seria la misma. ¿Cómo evitarle ese dolor?, ¿Qué decirle, si ni el mismo tenia esperanza?

 

Akihiko lo miró, por mucho rato, no se había separado de él ni un segundo. Las enfermeras entraban y salían cambiando medicamentos y el solo estaba allí sentado a su lado, mirándolo silencioso. En un momento se acercó y tomo su mano, estaba tibia, la beso dulcemente, sus labios temblaron al contacto, sus ojos amenazaron con derramar todo el torrente de lágrimas que había contenido en aquellas agonizantes horas. Finalmente le habló.

 

—Lo primero que me gusto de ti, fueron tus ojos, pensé que eras la chica con los ojos más hermosos que había visto jamás. —Akihiko sonrió. —Después cuando me gritaste y descubrí que eras un chico, me gustaron aún más. Había fuego en tu mirada, un brillo increíble que me invitaba a querer descubrir que había en el interior de esas hermosas esmeraldas.

 

La primera lagrima, rodó silenciosa, por la mejilla del médico. —Hoy cuando cerraste los ojos, sentí que el mundo se me venía encima, descubrí que me había habituado a mirarme en esas cristalinas aguas, y me perdí cuando ya no pude encontrarlas más.

 

Akihiko se acercó al rostro de Misaki y besó su frente con amor. —He luchado con todo lo que tengo Misaki, he dejado mi corazón y mis fuerzas aquí, ya no consigo palabras para rogar, para pedirle a la vida que no te aleje de mi…Ahora es tu turno pequeño, te toca a ti ser fuerte, resistir y regresar, tienes que luchar Misaki, tienes que luchar.

 

Los sollozos llenaron el silencio, y las lágrimas humedecieron la tibia piel del pequeño castaño. Esa noche resonó muchas veces una súplica. —Abre los ojos…Ábrelos una vez más, para encontrarme en ellos, para no perderme nunca más…Por favor mi amor, abre los ojos.

 

******

 

Keiichi llego como cada día a su oficina esa mañana. Tenía un montón de trabajo pendiente, que se le había acumulado por andar más pendiente de Haruhiko que de su propia vida.

 

—Hotaru, dile al chico nuevo que me traiga un café…y que nadie lo ocupe hoy tengo mucho trabajo acumulado y necesito que me ayude —Le dijo a su asistente que entraba en ese momento a su oficina.

 

Su asistente, se quedó mudo unos segundos. —…Señor, Shinobu…el, no vino hoy.

 

Keiichi levantó su mirada y lo vio con un dejo de molestia, no era que le cayera mal Shinobu, Miyagi le había pedido el favor de contratar al chico y él lo había hecho por su amigo, pero no había sido mala idea, pues el rubio era responsable y cumplido. Era solo que al saber que era hermano de la persona que le estaba arrebatando al amor de su vida, no podía dejar de tenerle cierto resentimiento.

 

—Apenas comenzando y ya va su primera falta…Vaya, que maravilla. —Espetó con molestia.

 

Pero Hotaru lo corrigió en su error, pues le tenía mucho aprecio al rubio que se había ganado el corazón de todos en aquel bufete. —No lo hizo porque quiso Sumi san. Miyagi sensei llamó esta mañana muy temprano para avisar que Shinobu no vendría, pues su hermano está muy grave en el hospital.

 

Keiichi se sentó mirando perplejo al joven, eso no se lo esperaba. Pero al contrario de lo que suponía, no se alegró, pues si el hermano de Shinobu estaba grave, Haruhiko también estaba sufriendo, y eso no le gustaba. Además él no le deseaba mal a Isaka, y mucho menos a sus bebes que eran inocentes.

 

—Encárgate de todo Hotaru, dedo irme. —Dijo sin pensarlo mucho, tenía que saber que estaba pasando.

 

******

 

—Doctor Usami, su hermano  quiere hablar con usted.

 

Akihiko miró a la enfermera que lo importunaba en su vigilia, por unos segundos y luego volteo su rostro hacia Misaki.

 

—Dígale que ya voy. —Murmuró sin siquiera mirarla.

 

—Ya vengo mi amor. —Susurró al oído de  Misaki y besó su mejilla, arrugando el ceño al sentirla helada.

 

Haruhiko lo esperaba en un pequeño cuarto destinado para el descanso de los médicos. Cuando Akihiko entró, sintió una opresión enorme en el pecho, guardarse aquello lo estaba matando, y era su hermano quien estaba allí, su amigo, su cómplice, el que con su ejemplo le había dado el valor para luchar por lo que deseaba. Caminó despacio y antes de que Haruhiko pudiera siquiera preguntar,  se recostó de su pecho apoyando la cabeza en el hombro fuerte de su hermano.

 

—¿Tan mal están las cosas?. —Preguntó Haruhiko abrazándolo fraternalmente.

 

—¿Recuerdas que te pregunte hace poco si valía la pena renunciar a todo por alguien amado?. —Haruhiko asintió sin entender a qué iba la pegunta.

 

—Desde la primera vez que lo vi, sentí que no volvería a ser el mismo. Luche contra eso, como no te imaginas, hasta el día que te hice esa pregunta y me respondiste que por amor valía la pena todo. Me diste el mejor ejemplo, nuestro hermano pequeño, dejo todo por el amor de alguien a quien apenas conocía y lo hizo con tanta certeza, con tanto valor, que no cabía duda de que era amor lo que sentía. Ayer yo fui a decírselo, a pedirle que saliera conmigo, y…

 

—Vaya con estos hermanitos, que nos tienen a todos rendidos  a sus pies.

 

Dijo Haruhiko con nostalgia. Akihiko se separó de sus brazos y le preguntó con tristeza.

 

—¿Y si no despierta Haruhiko?... La infección no quiere ceder, no se normaliza la función de los pulmones, y la presión sigue en un constante subir y bajar…el…

 

Haruhiko entendió en ese momento que su hermano no estaba pensando como médico, que era un hombre enamorado que tenía al amor de su vida tendido en una cama muriéndose, y eso no lo dejaba ver las cosas con claridad.

 

—Akihiko, ¿le mandaste a hacer un cultivo?, ¿viste los exámenes de sangre?,¿ has cambiado el antibiótico?.

 

Akihiko entendió lo que Haruhiko quería decirle,  y respiró con cansancio, pero con  un dejo de alivio.

 

—Solo han pasado horas Akihiko. —Le dijo Haruhiko palmeando su hombro. —Se está haciendo todo lo que se debe hacer y si hasta ahora no ha empeorado es porque comenzara a mejorar. Pero no será un proceso rápido y tú lo sabes, el cuerpo necesita recuperarse del shock que sufrió. Solo tenemos que vigilar la infección y mantenerla a raya.

 

—Por eso eres el mayor. —Le dijo Akihiko mirándolo con esperanza.

 

—Que no se te olvide. — Haruhiko sonrió y Akihiko negó con la cabeza, sonriendo también.

 

—Después me contaras bien cómo fue que caíste enamorado de otro de los Isaka. Mientras, iré con Ryu antes de que despierte.

 

Akihiko asintió y le dijo antes de dejarlo marchar. —Háblale a Nowaki también, su novio y Shinobu deben estar esperando noticias.

 

******

 

 

Haruhiko entró silencioso al consultorio de Nowaki, su hermano corrió hacia el diciéndole en voz baja.

 

—Haru… Hola…¿Qué se sabe?.

 

Nowaki salió del consultorio, pues, Hiroki y Shinobu estaban dormidos.

 

— Hable con Akihiko ahora, y me dijo que los pulmones siguen sin funcionar bien solos. La infección esta igual, no ha aumentado lo que es favorable, está contenida hasta los momentos.

 

Nowaki suspiró, no eran ni buenas ni malas noticias, tendrían que seguir esperando.

 

—Llame a Fuyuhiko, le pedí que contactara al amigo suyo ese que es infectologo, él me dijo que le avisaría de inmediato.

 

Nowaki sonrió. —Papa debe haberse sorprendido de que lo llamaras, Haru.

 

Haruhiko hizo una mueca de molestia. —Ese hombre es uno de los mejores especialistas en enfermedades infecciosas, necesitamos usar todos los recursos que tengamos.

 

Nowaki asintió. Haruhiko entonces suspiró y se despidió de su hermano, debía estar en la habitación de Ryu antes de que este despertara.

 

En el pasillo de la sala de hospitalización lo encontró Sumi.

 

—Haruhiko. —Le llamó corriendo hacia él.

 

Haruhiko lo miro extrañado y de alguna forma molesto, no estaba para peleas y reproches en ese momento.

 

—No tengo tiempo Sumi estoy…

 

—Lo sé. —Cortó Sumi. —Mi asistente me dijo que el hermano de Shinobu estaba grave…¿Qué paso Haru?,¿Están tus hijos bien?

 

Haruhiko se perdió por un segundo hasta que recordó que Keiichi creía que los bebes de Ryu eran suyos. No tenía tiempo para desmentir aquel error, y mucho menos para dar explicaciones. También le había extrañado la preocupación de Keiichi.

 

—Los bebes están bien Sumi. No es Ryu el que esta grave, es su hermano Misaki, está en terapia intensiva con una infección severa.

 

Keiichi se sintió tonto en ese momento por haber corrido así al hospital. Sabía que Haruhiko debía estarse preguntando cuál era su interés, por saber de sus hijos.

 

—Ah, lo siento, cuando Hotaru me dijo eso, pensé que era tu… pareja. No sabía que Shinobu tenía otro hermano. Me preocupe, pues… porque yo también tengo hijos, y sé que no es fácil cuando les pasa algo.

 

Haruhiko no dudó de la palabras de Keiichi, él lo conocía, sabía que el joven era muy sensible y que además era muy apegado a sus bebes. Keiichi era una gran madre y eso Haruhiko no lo ponía en duda.

 

—Gracias Sumi. Ryu no la está pasando bien con esto, lo deje hospitalizado anoche porque tuvo un desmayo por la situación de estrés, pero los bebes están bien. Ahora iba con él, así que te dejo. Con todo esto aún no sé si podré ir el sábado, yo te llamo.

 

Sumi iba a decirle algo pero una enfermera llego corriendo.

 

—Doctor Usami Ryu despertó y lo está llamando.

 

Haruhiko corrió sin siquiera despedirse.

 

—Ryu no puedes irte aun, espera que llegue el Doctor Usami.

 

La enfermera de guardia, luchaba con un frenético Ryu que a toda costa quería ponerse de pie.

 

—No puedo estar aquí, tengo que saber cómo está mi hermano.

 

Decía Ryu desesperado por no saber nada.

 

—Gracias enfermera, ya estoy aquí. —Dijo Haruhiko con firmeza cuando entró a la habitación.

 

El tono sirvió también para Ryu, tal como quería Haruhiko, pues el joven se quedó sentado en la cama mirándolo confundido.

 

—Misaki amaneció estable, la infección aun no sede, pero tampoco está avanzando, los medicamentos están haciendo su trabajo, pero hay que esperar.

 

Todo esto lo dijo Haruhiko mientras acomodaba de nuevo a Ryu en la cama. El joven lo miró con tristeza.

 

—¿Podre verlo hoy?

 

Haruhiko suspiró y se sentó a su lado. —Primero vas a comer. —Ryu quiso protestar, pero Haruhiko, negó con la cabeza mirándolo con severidad— .Como decía, primero vas a comer y luego hablare con Akihiko, para ver si puedes entrar aunque sea un momento a verlo.

 

—Deja de tratarme como a un niño. —Protestó Ryu, rebelándose.

 

—No te comportes como uno entonces. —Le dijo Haruhiko con serenidad.

 

—¡Es mi hermano, ¿porque no me entiendes?!. —Gritó Ryu con su rostro bañado en lágrimas.

 

El golpeteo constante que se había escuchado todo la noche en la habitación, resonó con más fuerza en un ritmo acelerado.

 

—¿Escuchas eso?.

 

Ryu miró a Haruhiko sin entender.

 

—Esos son los corazones de tus hijos y así se aceleran cuando tú te alteras.

 

Ryu puso atención al sonido dulce y rítmico, de los dos corazones que tanto amaba. Quiso llorar de nuevo, lleno de impotencia, pero en lugar de eso, cerró los ojos y respiró profundo varias veces, encontrando la serenidad perdida.

 

—No estoy tratando de ser un patán, Ryu, y créeme cuando te digo que te entiendo, amo a mis hermanos con todo mi corazón. Se por lo que estás pasando, pero mi deber es velar por tu bienestar, y por la salud de ellos.

 

Ryu sintió profundamente en su corazón la mano de Haruhiko que se movió sobre su vientre.

 

—Suena tan hermoso. —Dijo aun sin abrir los ojos, concentrándose en la suave caricia del médico y en la dulce melodía del corazón de sus bebes.

 

Ryu abrió los ojos y pidió algo que no pensó jamás pedir. —¿Puedes darme un abrazo?.

 

Haruhiko sonrió, aquella era música para sus oídos. Se acomodó en la cama y lo acurrucó en su regazo abrazándolo con fuerza, trasmitiéndole fuerza y diciéndole sin palabras que allí estaba para él.

 

—Todo va a estar bien cariño, ya verás. —Le susurró besando su cabello.

 

Un rato después, Hiroki y Shinobu entraron a la habitación. El especialista amigo de Fuyuhiko Usami había llegado. Nowaki se había quedado con los chicos mientras Miyagi y Haruhiko acompañaban a Akihiko, para saber el diagnóstico del médico.

 

Esa tarde aunque el tratamiento parecía estar haciendo efecto, Misaki entró en coma. Akihiko estaba desconcertado, Ryu, Shinobu y Hiroki,  sin consuelo. Las cosas de repente no parecían querer mejorar.

 

******

 

Sombras y oscuridad es todo lo que ha visto, sentado en el frio suelo, se acurruca aferrado a sus rodillas, quiere regresar, pero no sabe cómo, no sabe dónde está la salida, ni siquiera sabe quién es o como llegó allí.

 

La primera semana no fue fácil. Volver a casa sin su  pequeño castaño, le costó a Ryu, dejar un pedazo de su corazón en aquel hospital. Aun así se llenó de fuerza y lo dejó sabiendo que todos cuidaban de él. Shinobu y Hiroki a regañadientes volvieron a sus rutinas, la vida no podía detenerse, aunque todo en ellos les pidiera quedarse con su hermano. Ryu va cada día al hospital, la infección ha cedido, aun no desaparece, pero parece que se ira. Misaki aun respira a través de un tubo. Ryu lo visita en la iluminada habitación que le dieron al pequeño. Hiroki la llena de flores en cada visita,  huele a primavera en aquel lugar, donde un pequeño príncipe duerme. Ryu lo peina, lo limpia con amor, lo viste con cuidado, lo espera con fe.

 

Cuando Ryu se va, otro Ángel guardián cuida al príncipe. Akihiko ha cambiado toda su vida. Sus hermanos apenas lo reconocen, apenas lo ven. Se pasa día y noche en hospital, rondando cuando Ryu cuida a Misaki, encerrado en la habitación cuando es su turno de velar el profundo sueño. Esa noche como todas las anteriores, Akihiko llora y le suplica que despierte, una noche más y el pequeño durmiente no habrá escuchado su suplica.

 

No sabe si han pasado días o si han sido meses, si siente adormecido en aquella oscuridad, como si nada importara, ni su nombre, ni su pasado, como si no existiera y eso solo fuera un vago sueño. Otra vez percibe un aroma, lo ha sentido hace días, es confuso, lejano, pero aun así puede sentirlo. Sonríe, un resquicio de lucidez brilla en su mente, pero la oscuridad, es tan penetrante, que el brillo se pierde y sus ojos se cierran en el silencio de esa eterna noche.

 

Ya son quince días, el sosiego de la resignación, ha aplacado los corazones. Ryu se refugia en sus bebes, ellos le dan fuerza. Hiroki consigue consuelo en los brazos de su amor, él lo llena de esperanza. Shinobu es joven, su corazón es valiente ya ha conocido las penas y tiene a su lado un gran hombre que con su amistad también ha aliviado el peso de la espera.

 

La habitación se sigue llenando de cosas, la primavera no quiere moverse de allí y ahora nuevos amigos acompañan al príncipe que no quiere despertar. Un oso enorme, con un lazo rosa que lo vigila cuando nadie le cuida y una caja de música que canta una linda melodía que arrulla su sueño. Esta encierra un secreto, uno que espera ser revelado apenas se llenen de luz las brillantes esmeraldas.

 

Ryu con sus ya casi seis meses sigue visitándolo cada día. La curva grande y primorosa, le grita al mundo que lleva vida, y esa vida es el motor de aquel corazón, que por amor se ha negado a detenerse aun con el enorme dolor que carga. Las lágrimas se han secado, ahora lo llora su alma, con paciencia lo peina, lo limpia, lo viste, como si lo hubiese hecho por años, es amoroso aquel acto, pero en él hay cierto recelo,  hay suplicas que no han sido escuchadas, hay temor de que no termine jamás.

 

Y de nuevo cae la tarde y los Ángeles cambian de turno. Akihiko ya no es tan guapo como solía ser, y aunque solo han pasado quince días, en él parece haber transcurrido un siglo. Ya ni su padre lo increpa por su actitud. Hasta él ha entendido la profundidad del dolor que habita en su alma. Todos lo han visto convertirse en un espectro, como si hubiese perdido el rumbo y solo lo encontrara dentro de aquella habitación, donde la primavera se detuvo y el dulce príncipe aun duerme en compañía de un oso y una caja de música.

 

“Abre los ojos mi amor”

 

Suplica el Ángel cada noche y se duerme con la cálida mano aferrada entre las suyas, murmurando una oración, esperando que alguien la escuche.

 

“Eso que está en el cielo, son estrellas Misaki, no son luciérnagas” “Misaki hice tu postre favorito” “Vamos cariño toma tu medicina y veras que mañana te sentirás mejor”

 

—¿Te quedas conmigo mami?, la oscuridad me asusta.

 

Misaki llora como un niño, y las tibias manos de su mama lo consuelan.

 

—Mami siempre está contigo mi amor, no tienes nada que temer. Ahora despierta.

 

—Tengo miedo mami. —

 

La oscuridad se disipa poco a poco y el rostro dulce y hermoso de su madre es lo primero que ve.

 

—No quiero llorar mama, no quiero perderte.

 

Su madre le sonríe. —No me has perdido mi amor, vivo en lo profundo de tu corazón, allí las personas que amas no mueren, allí somos inmortales.

 

Misaki derrama pequeñas lágrimas y su madre las limpia con amor. —Llorar a veces es bueno Misaki, significa que puedes demostrar tus sentimientos. Siempre fuiste un niño maravilloso y ahora eres un gran hombre. No ocultes tu corazón cariño, los que te aman te quieren por lo que eres.

 

“Abre los ojos”

 

—¿Quién es mama?...¿Quién me llama de esa forma?, ¿Por qué llora con tanta tristeza?

 

Su madre lo besa con amor, es un beso de despedida, pero no se ira estará con él por siempre.

 

—Es el destino Misaki, el amor te está esperando. Dile a Ryu y a mi pequeño Shinobu que los amo, que siempre los amare.

 

La mañana de ese día, y después de un largo mes, el príncipe abre los ojos. Y los que lo aman celebraran con él su regreso, fue una noche muy larga, pero la vida les regaló un dulce despertar.

 


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