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APARTAMENTO DE SOLTERO por Butterflyblue

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Notas del capitulo:

Hoy les traigo un capitulo romantico, jejejejeje, espero les guste.

 

Besitos y nos vemos el miercoles.

¿Cómo se siente el amor?

 

Esa tarde es diferente, Shinobu se ha sentido extraño ya hace varios días. No es tristeza, pues su hermano ya está con ellos. No es preocupación, pues todos lucen como salidos de una fiesta, relajados, felices. ¿Qué es lo que siente?.

 

Diario de observación de Shinobu, día uno. El amor es Ternura.

 

Camina a la cocina por un vaso de leche. Lo primero que ve, es a Nowaki, el cuerpo de Hiroki apenas se ve, el medico lo cubre casi por completo. Están en el balcón, apenas se puede escuchar lo que se dicen.

 

Shinobu se mueve un poco para mirar mejor la escena. Hiroki recostado de la baranda mira al horizonte. Nowaki lo rodea con sus brazos y le susurra algo al oído. Hiroki sonríe. Shinobu piensa que jamás había visto a Hiroki sonreír así. ¿Qué siente?. Una de las manos del médico recorre suavemente el cuello del castaño, la otra  se cierra entre los dedos de Hiroki posados en la baranda. Por un momento se miran y parecen entenderse aun si de sus labios no ha salido nada.

 

Shinobu sonríe, el amor de Hiroki y Nowaki es tan tierno. ¿Así se siente el amor?. Tendrá que seguir observando.

 

Al llegar a la cocina por fin consigue su deseado vaso de leche, se sienta en la mesa y piensa, en las dulces miradas, en lo delicado de las caricias.

 

 El amor es suave.

 

Pero ¿No es así, porque ellos son de esa forma? Nowaki es tan romántico, y Hiroki tan dulce que su amor no puede ser de otra forma.

 

La oportunidad de seguir observando le llega enseguida. Hiroki entra a la cocina de la mano de su novio. Nowaki le sonríe y le guiña un ojo alborotando su cabello.

 

—¿Quieres comer algo, pequeño?. —Le dice Hiroki con una tierna sonrisa.

 

Shinobu niega despacio con su cabeza. Nowaki llega al lado del castaño y lo ayuda a sacar algunas cosas. Sus manos  se encuentran muchas veces, y cada vez sus miradas se encienden, como si el solo roce dijera palabras silenciosas que solo ellos entienden. Hiroki se sonroja, oculta su mirada con inocente coquetería y Nowaki lo mira embobado como si nada existiera más en el mundo, solo ellos dos y su universo color de rosa.

 

Pero no todo es galletas con almíbar y chocolate caliente. Nowaki le habla y Hiroki lo escucha y viceversa. Shinobu entiende que el amor también se comunica. Nowaki le relata su día, le habla de sus pacientes. Hiroki sonríe y pregunta, se interesa, opina. Al cambiar los papeles, es Nowaki el que con una dulce sonrisa se interesa  por el ajetreado día del príncipe de las flores.

 

Shinobu se permite pensar que aquella conversación entre esos dos que tanto se aman, es como una danza. Se toman de las manos y comienzan a dar vueltas despacio, con la suave música de su día a día. Se detienen, se besan, y cambian de música o de tema y siguen danzando, hasta que llega la hora de irse.

 

 El amor es una fiesta.

 

Shinobu observa esa escena final. Hay nostalgia en los ojos de Nowaki, como si despedirse de Hiroki fuera lo más doloroso que tuviera que hacer. Los ojos de Hiroki también están tristes, pero en ellos también brilla un poco de autocomplacencia.  Es bonito que Nowaki lo ame tanto que le duela decirle adiós aunque solo sea por unas pocas horas.

 

—Ven conmigo. —Murmura Nowaki entre sus labios.

 

—Pronto. —Le responde Hiroki entregándose al dulce beso.

 

El amor es emoción.

 

Shinobu se acuesta esa noche, pensado en que no es eso lo que siente, pero desearía alguna vez sentir algo así.

 

Diario de observación de Shinobu, día dos. El amor es Pasión.

 

Esa mañana Shinobu despierta con una apagada discusión.

 

—Acabas de salir de un coma Misaki, ¿podrías dejar de andar todo apasionado con Akihiko y enfocarte en recuperarte?.

 

Shinobu se asoma en la cocina y todos guardan silencio. Misaki dice unas cuantas malas palabras y se encierra en su habitación. Ryu suspira, Misaki no ha cambiado ni un poquito. Todo el día resuena esa palabra en la mente de Shinobu. Pasión. Aprovecha un descanso y con permiso de uno de los abogados se mete en una computadora e investiga. Las imágenes son diversas, algunas lo hacen sonrojar y otras simplemente le hablan de otra cara del amor.

 

De camino a casa, piensa en su hermano y Akihiko. Ellos no se miran como Hiroki y Nowaki, en sus miradas siempre hay un brillo diferente. Cuando sus manos se encuentran parecen irradiar energía, calor, y en sus besos, lejos de encontrar ternura, puedes mirar un duelo como si se les fuera a terminar el tiempo, como si ya no tuvieran un mañana. Shinobu sonríe, todo lo que significa la palabra pasión, es lo que representa al corazón de su hermano.

 

El amor es deseo

 

Cuando entra en la casa,  no escucha nada. Hiroki llegara tarde, va al cine con Nowaki y Ryu tiene una cita con Haruhiko. Escucha risas apagadas en la sala. Se esconde. Para poder mirar tiene que ser silencioso. Sentados en el mueble, Misaki y Akihiko se besan. Y allí está el calor que Shinobu presiente irradian aquellos besos.

 

Misaki se sube a horcajadas sobre las piernas de Akihiko y lo besa, con los labios abiertos e incitantes, con su lengua curiosa recorriendo la boca del médico. Pequeños gemidos escapan de la boca de Misaki, y Shinobu piensa en otra palabra que aprendió y que describe fielmente aquel encuentro.

 

El amor es erótico.

 

—Vas a matarme. —Susurra Akihiko.

 

—Esa es la idea, que mueras de placer. —Murmura Misaki moviendo incitantemente sus caderas.

 

Shinobu hace un respingo cuando de los labios de Akihiko sale un ronco gemido. La risa de Misaki es melodiosa y Shinobu se alegra de poder verlo sonreír, aunque claro esta nunca se lo dirá. Misaki es un odioso hermano mayor. Enfurruñado sigue observando. Akihiko con una sonrisa quita a Misaki de su regazo.

 

—No quiero problemas con Ryu. —Le dice el medico con seriedad.

 

La sonrisa diabólica de Misaki hace pensar a Shinobu que el médico no la tendrá fácil resistiéndosele. Y no se equivoca, pues Misaki se pone de pie y colocándose entre sus piernas, le toma las manos para ponerlas en sus nalgas. Shinobu sonríe, pobre Akihiko con aquel ligero pantalón que usa su hermano debe sentir como si estuviera tocando la piel.

 

—¿Por qué me haces esto?—Susurra Akihiko, mientras aprieta los esponjosos montículos. 

 

Misaki sonríe maliciosamente, sus delicadas manos recorriendo su torso medio desnudo, hasta llegar a posarse en la evidente erección que apenas esconde el transparente pantalón.

 

—Me gusta que me desees. —Le dice Misaki con una sensual sonrisa.

 

Y allí ve Shinobu el amor, pues aunque el brillo es diferente, y en lugar de ternura hay pasión, la mirada que le da Akihiko en ese momento a Misaki, dice lo mismo que la de Nowaki cuando mira a Hiroki.

 

—Te amo mi pequeño, caliente y  travieso príncipe. Más que a mi vida.

 

Sí, eso es amor. Los ojos de Misaki se humedecen ante aquellas palabras. Akihiko hace un camino de besos, haciendo que Misaki cierre los ojos y suspire. Shinobu piensa que eso es demasiado íntimo y lo último que logra mirar es la  boca del médico besando la erección de su hermano. Corre y se encierra en su habitación sin ser notado, con el corazón a mil y con los gemidos de Misaki resonando en su mente.

 

No es un mojigato. Shinobu se sienta en la ventana y piensa en el sexo, sabe lo que es por supuesto, lo ha leído, lo ha visto en películas. Pero jamás lo había visto tan en directo. Sonrie, tal vez eso le sirva, ya conseguirá la forma de decirle a Ryu lo que estaba haciendo Misaki. Se sienta en la cama sin sentirse un poco mal por pensar en acusar a Misaki, después de todo se lo merece, el muy tarado vive metiéndose con él.

 

Ya dispuesto a bañarse piensa en lo que aprendió en el día, y vuelve a su sentimiento inicial. Se siente un poco frustrado, pues tampoco ha descubierto ese día, que es lo que siente, que es lo que ha estado molestándolo. Dormir será mejor, mañana será otro día, tal vez lo descubra.

 

Diario de observación de Shinobu, día tres. El amor tiene segundas  oportunidades.

 

Shinobu llega esa tarde a su casa. Lo recibe Ryu, pues tanto Hiroki como Misaki han salido en una cita doble. No le importa quedarse solo con Ryu, será una noche de hermanos y podrá pasarse el rato sintiendo a sus sobrinos moverse. Pero sus planes se frustran cuando alguien toca la puerta. Cuando va a abrir nota que Ryu se le ha adelantado, y en su rostro puede ver algo que hacía mucho no veía en el rostro de su hermano, emoción.

 

Después de todo, no es tan malo, podrá ver otra cara del amor. Se sienta de nuevo en el sofá y saluda a Haruhiko. La televisión esta aburrida, pero Shinobu  ni lo nota, ha estado todo el rato observando de reojo a su hermano. Haruhiko es un hombre adulto y muy maduro. Pero lo que más le gusta del médico es como trata a Ryu. Es como una cosa preciosa y muy valiosa que esta entre sus manos.

 

Shinobu no tiene otra forma de describirlo. Haruhiko es galante, es amable, es cariñoso y Ryu toma todos aquellos sentimientos con facilidad. Entonces Shinobu entiende al médico. Haruhiko sabe cómo ha sufrido Ryu, y le da lo que sabe que su hermano puede manejar.

 

El amor es respeto y consideración.

 

Ese es un hermoso rostro para el amor. Shinobu piensa que Haruhiko es una gran persona, al permitirle a su hermano quererlo poco a poco y sanar su corazón. Aun no hay en sus miradas, la ternura de Nowaki y Hiroki y están muy lejos del brillo apasionado que hay en los ojos de Misaki y Akihiko. Pero Shinobu piensa que ese amor, que va despacio, que se toma su tiempo, que respeta el espacio del otro y que cuida como preciados tesoros los sentimientos del ser amado es un amor hermoso que vale la pena atesorar.

 

Shinobu lo medita un rato y cree que esa clase de amor se alcanza con el tiempo, cuando ya el corazón ha tenido aprendizajes, cuando se aprende a escuchar los sentimientos de los demás, cuando el tiempo no parece correr entre tus manos y te das la oportunidad de pensar y de saborear los momentos de la vida.

 

Shinobu vuelve de sus pensamientos y se encuentra con una tierna escena.  Haruhiko con la mano posada sobre el vientre de Ryu le habla a los bebes. Ryu lo mira sonreído, en los ojos de su hermano aún hay nostalgia, sobre todo en aquellos momentos. Pero Haruhiko logra muchas veces espantar aquel recuerdo que lo entristece.

 

Shinobu se despide de Ryu, es hora de darles un poco de intimidad. Haruhiko le sonríe y él se pierde por el pasillo, no sin antes darles un último vistazo. Haruhiko acerca a Ryu hasta tenerlo rodeado entre sus brazos.

 

—Eres una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida.

 

Ryu le sonríe con ternura, Haruhiko siempre tiene palabras dulces para decirle.  Shinobu piensa que el medico también ha sido algo bueno para Ryu, en un momento en el que lo pensó todo perdido.

 

Las segundas oportunidades suelen ser buenas, y su hermano tiene derecho a ser feliz. Con eso en mente Shinobu se sienta en su cama. No ha encendido la luz así que la semioscuridad lo rodea, su corazón está lleno de sentimientos, pero ninguno le pertenece, son sentimientos de  sus hermanos, ¿Qué es lo que él siente?.

 

La respuesta a su pregunta llega el día siguiente. Comenzó con un acelerado palpitar de su corazón, cuando Miyagi le ha llamado para irle a buscar. Tres días tiene sin verlo por un viaje a una conferencia médica. Entonces, allí sentado en el banco donde siempre le espera, lo descubre. Ya sabe cuál es el sentimiento que lo embarga. Nostalgia, el anhelo de volver a ver la amable sonrisa del médico, de escuchar sus amenas charlas, de comer algo dulce a su lado en el camino y de su mirada tierna cada vez que se despiden. ¿Cómo será su amor?

 

Miyagi sale del ascensor, una caja enorme en sus manos y Shinobu sonríe, eso es para él, lo sabe y es feliz. Así se siente el primer amor. Con mariposas en el estómago, con manos nerviosas, con sonrisas esquivas, con un acelerado palpitar de un puro corazón.

 

El amor es un sueño.

 

—¿Eso es para mí?. —Pregunta Shinobu cuando ya está cerca.

 

Miyagi le extiende la caja con una gran sonrisa. —Sí.

 

Y aunque la respuesta es escueta, la mirada del médico dice tanto que Shinobu no alcanza a leerla completa.

 

—Gracias. —Murmura sonrojado. — ¿Qué es?— .Pregunta curioso.

 

—¿Qué te parece si lo descubres mientras nos comemos un helado?

 

Shinobu asiente, no puede concebir una mejor idea.

 

La caja está llena de cosas lindas, pero Shinobu no puede dejar de sentirse molesto. Y aunque Miyagi a acertado en todo sus gustos, aquello, solo le confirma que el hombre solo lo ve como a un niño. Un dulce perro de peluche, pues Shinobu siempre ha deseado tener un perrito. Unos mangas que el rubio siempre anhelo comprar. Un pequeño morral para sustituir el viejo y desgastado que aun usa. Y un monton de tonterías que dibujan un puchero en su rostro.

 

Yo no soy un niño”

 

Pero el pensamiento no llega a sus labios, de pronto ya no le apetece el helado y solo quiere volver a casa. El camino ha sido silencioso. Miyagi lo mira de reojo pensando que ha podido molestarlo. Sube con el cómo cada día, para saludar a la familia que ya siente como suya. Shinobu abre la puerta y el apartamento silencioso los recibe, no hay nadie y Shinobu tiene una idea que no tarda en llevar a cabo.

 

Se acerca al médico preguntándole con inocencia. —Miyagi san…¿Yo le gusto?

 

Miyagi siente que está en una dimensión paralela, lo mira con impresión, pero no tardara en volverse todo peor, cuando Shinobu poniéndose en la punta de sus pies, jala su camisa y lo atrae para el mas puro de los besos. Sus sentidos se aplacan, su corazón se tranquiliza, el mundo se detiene. Era allí a donde tenía que llegar, se siente en el lugar correcto en la hora justa, en la estación de la vida, tomando el tren hacia su destino.

 

Miyagi no puede creer que la muerte sea tan dulce. Pues no siente a su corazón palpitar, ni el aire circular por sus pulmones, los sonidos han cesado y en ese instante, solo hay un vago aroma a libertad.  Unos labios que saben a fresas y un dulce niño que se ha llevado hasta el último vestigio de su alma.

—¿Que carajos pasa aquí?

 

Y hasta allí duró la magia.

 

Sentados en la sala, Akihiko, Haruhiko, Nowaki y Miyagi que se paseaba de un lado a otro, escuchan los gritos de Ryu.

 

—¡¿Eso es lo que yo te he enseñado?!...!¿En qué demonios estabas pensando?!... ¡Solo tienes diecisiete años maldita sea!

 

—Si tengo que hospitalizarlo por esto, te voy a matar. —Le gruñe Haruhiko a Miyagi, poniéndose de pie y caminando hacia la cocina donde la acción se lleva a cabo.

 

Shinobu sentado en una silla, no se atreve a mirar a su hermano.

 

—No veo porque el escándalo, solo fue un beso no fue como si estuvieran co…

 

—¡Misaki cállate maldición!... todo esto es tu culpa, tu eres el que le das esos ejemplos.

 

Ryu está más allá de sus cabales. Pero Misaki no se queda con esa.

 

—¿Yo?... ¡Jah!... yo no soy el que esta preñado… Y si no te has dado cuenta Shinobu ya está grandecito y además es un  rubio con el culo sexy y caliente. Si lo miraras bien dejarais de tratarlo como a un niño. Que prefieres que este con el vejete o que se consiga algún imbécil en la calle.

 

Ryu mira a su hermano indignado y justo cuando va a comenzar otra tanda de gritos, Haruhiko entra en escena.

 

—¡Suficiente! — Dice palmeando con fuerza la mesa.

 

Akihiko en la sala sonríe, se ha acabado la pelea.

 

—Tú no te metas. —Le grita Ryu.

 

Haruhiko sin mediar palabras lo toma de la mano y lo saca de la cocina. —¿Qué demonios crees que haces?.

 

Grita Ryu forcejeando. Haruhiko le suelta la mano mirándolo de frente con una expresión molesta en su rostro.  —No quiero escuchar un grito más. No voy a pasar otra noche contigo en el hospital. Piensa en los bebes, maldición.

 

Ryu lo mira estupefacto y le pasa por un lado encerrándose en su cuarto con un fuerte portazo.

 

Pero allí no termina la cosa. —Ustedes dos, no dejan de causarle disgustos a Ryu, ¿Cuándo van a comportarse como los adultos que son?.

 

—Haruhiko por favor. —Hiroki trata de intervenir, pero el medico esta inflexible.

 

—No Hiroki, todas la veces que Ryu ha estado en el hospital y siempre tienen que causarle un disgusto. ¡¿Es que acaso quieren que pierda a los bebes?!... Su hermano ha hecho mucho por ustedes, muéstrenle un poco de agradecimiento.

 

Shinobu se echa a llorar y la voz de Ryu se escucha de nuevo en la cocina.

 

—No voy a gritar más. —Le dice Ryu a Haruhiko, el medico entiende el discreto “lárgate” y sale de la cocina.

 

—Vas a ser un gran papa, Haru. —Le dice Nowaki cuando se sienta de nuevo con ellos.

 

—Tenían que encontrar de nuevo el equilibrio o de lo contrario estarían gritándose toda la noche. — Dice el médico encogiéndose de hombros sin darle mayor importancia.

 

Haruhiko luego de unos segundos sonríe y mirando a Miyagi con sorna le dice en un tono jocoso.

 

—Siéntate vejete que esto va para largo.

 

Todos ríen bajito, y Miyagi se sienta consternado mirando a Akihiko con desaprobación. —Tu novio y su gran lengua.

 

—Malagradecido, después de todo te estaba ayudando. —Le reprocha Akihiko entre risas.

 

—Lo siento. Fui grosero al referirme a tu embarazo, sé que no ha sido fácil para ti.

 

Ryu mira a Misaki perplejo, quizás la experiencia cercana a la muerte no le ha arrancado su manía de hablar de más, pero le ha dado un poco de sentido común.

 

—Y por eso no quiero que les pase lo mismo a ustedes. No soy un idiota tratándolos como niños, solo deseo que no sufran.

 

Shinobu mira a su hermano después de esas palabras y con sus ojitos llenos de lágrimas murmura entre sollozos.

 

—Me gusta Miyagi san.

 

Y allí está el sentimiento que no conocía, que no había sentido, que lo había confundido, saliendo tan libremente de sus labios.

 

Ryu suspira, no puede  ir contra la corriente. Se acerca, lo abraza y besa su nieva frente.

 

—Está bien cariño, está bien…Solo tómalo con calma ¿sí?.

 

Cuando salen a la sala, aun les falta saber si el medico siente lo mismo. Aunque todos saben que es así, Miyagi jamás lo ha puesto en palabras. Ryu no quiere que su hermanito sufra al no ser correspondido. Pero no es así y cuando Shinobu sale con su rostro triste y lleno de lágrimas, Miyagi se acerca y lo envuelve en sus brazos, besando su rubio cabello.

 

—Lo cuidare más que a mi vida. —Le dice el médico a Ryu.

 

Para sorpresa de todos es Misaki el que habla. —Más le vale si no quiere quedarse sin bo… bueno ustedes entienden.

 

Misaki se traga  la mala palabra al último minuto al ver los rostros molestos de Ryu y Akihiko.

 

Con eso se cierra esa noche el diario de observación de Shinobu, pero pronto comenzara otro diario, uno donde contara como es el rostro de su amor.

 

 


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