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APARTAMENTO DE SOLTERO por Butterflyblue

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Notas del capitulo:

Hola, no actualice ayer porque me dolía la cabeza y no queria saber nada de computadoras. Así que un dia despues les traigo capitulo, espero les guste, y nos vemos el Sabado. Respondi sus mensajitos jijiji, y hare lo mismo con los que me dejen esta vez, ojala sean muchos. Besitos y gracias por leer.

Desaciertos (2da parte)

 

 

Haruhiko, recogió el desorden de la sala, los niños dormían una siesta, habían pasado casi todo el día jugando con él. Fue un día de lanzar pelotas, nadar en la piscina, perseguirlos por el jardín, en fin, el pobre medico en ese momento estaba agotado, pero absolutamente feliz. Keiichi había amanecido bien, los niños estuvieron con él gran parte de la mañana, pero el joven abogado, convaleciente como estaba, se dormía con facilidad

 

No habían cruzado más de unas pocas palabras y todas eran para que el médico constatara el estado de su salud. Aun así Keiichi se sentía lleno de dicha, pues Haruhiko no había dado señas de marcharse. Hasta ese momento.

 

Haruhiko entró a la habitación de Sumi, desde que había despertado lo había pasado de nuevo a su habitación que ya estaba ordenada y lista para mantenerlo cómodo. Sumi dormía y la enfermera leía un libro sentada en un cómodo sillón cerca de la cama.

 

Haruhiko le hizo un gesto  a la enfermera para no despertar al joven. No quería dramas ahora que ya se acercaba el momento de marcharse.

 

—Todo bien Usami sensei, puede irse tranquilo. Yo los cuidare bien.

 

Por más que la enfermera susurró todo aquello para no despertar a Sumi, el abogado abrió los ojos, removiéndose en la cama.

 

Al encontrarse con la mirada incomoda de Haruhiko supuso lo que ocurría.

 

— ¿Ya te vas? —Preguntó con tristeza.

 

No pasó desapercibido para Haruhiko ni mucho menos para la enfermera, las lágrimas que brillaban en los ojos de Sumi. Haruhiko le habló a la mujer con serenidad, tenía que armarse de paciencia, Sumi estaba demasiado sensible y no quería perturbarlo.

 

—Déjenos solos un momento por favor, yo le avisare antes de marcharme.

 

La mujer asintió y salió silenciosa.

 

—Lo siento Haru… no sé qué me pasa, no puedo parar de llorar.

 

Keiichi se sentía avergonzado y vulnerable. Haruhiko se sentó a su lado en la cama. Aquellas palabras le trajeron un recuerdo, alguien le había dicho algo parecido, pero la situación era diferente. El pensar en Ryu hizo que Haruhiko suspirara y no pudo evitar el compararlos. Ryu era fuerte, valiente, decidido, amaba con ferocidad, con pasión, con el alma. Keiichi era dulce, delicado, inseguro, temeroso, amaba, sí, pero su amor era frágil. Alguna vez le había gustado aquella vulnerabilidad del joven abogado, alguna vez había amado protegerlo, cuidarlo, tratarlo con delicadeza. Quizás ese amor aún existía, pero Haruhiko estaba muy cansado y un ave fénix llenaba su vida ahora. Ryu era tan opuesto, tan capaz de cuidarse solo, de cuidar a los suyos, de renacer de sus cenizas. Tan lleno de fortaleza, tan independiente. Ryu era fuego y él quería ser el aire que avivara aquellas llamas.

 

—Los niños están durmiendo una siesta, con el día que pasamos, seguro se despiertan, comen y se vuelven a dormir.

 

Haruhiko limpió las lágrimas que aun descendían por las rosadas mejillas. Sumi lo miraba con tristeza.

 

—No te vayas…solo por hoy, quédate.

 

—Volveré mañana y todos los días hasta que estés bien.

 

Haruhiko habló tranquilamente, ignorando la triste suplica. Sumi se dio la vuelta dándole la espalda.

 

—Me odias. —Susurró, tragándose las lágrimas.

 

—No te odio… Tengo cosas que atender. Mañana vendré, quisiera que contrataras una niñera para que te ayude con los niños. No quiero que estés haciendo esfuerzos con ellos en tu estado.

 

Sumi volvió a girar para mirarlo, su rostro lucia sereno, más bien resignado.

 

—No voy a hacerlo de nuevo… Irme, no lo hare más.

 

Haruhiko lo miró conmovido. Quizás ellos tenían una oportunidad para llevar las cosas bien.

 

—Gracias. —Murmuró el medico sonreído,  mientras una de sus manos se paseaba por el vientre de Keiichi.

 

—Te daré el nombre de varios médicos de mi confianza, puedes escoger el que quieras, para que lleve el embarazo, y me gustaría poder ir contigo a las consultas.

 

—Yo quisiera que fueras tu Haru… me gustaría que tu trajeras a este bebe al mundo.

 

Cuando Sumi interrumpió sus palabras, Haruhiko no se imaginó que fuera para hacerle esa hermosa petición.

 

—Claro… cielos… es…es…increíble.

 

Haruhiko no conseguía las palabras, estaba feliz y agradecido. Sumi sonrió, por lo menos eso le quedaba, el vínculo que tenían él y Haruhiko con sus hijos, solo eso tenía para aferrarse. Una pequeña esperanza.

 

 

****** 

 

Ryu escuchaba el escándalo en la sala, Misaki se reía y Shinobu le gritaba. Esos dos jamás dejaban de pelear. Escuchó a Akihiko intervenir, sonrío negando con la cabeza,  ahora Misaki reñía a su novio. Una vez más sonrío complacido, la voz de Hiroki se escuchó fuerte y clara, la pelea se acababa cada vez que Hiroki regañaba a los chicos.

 

Terminó de poner los platos en el pequeño comedor, pero su mente estaba en otro lado. La ida de Haruhiko de forma tan imprevista lo tenía preocupado. Algo pasaba, y estaba seguro que no le iba a gustar. Por otro lado estaba la sensación que había tenido esa tarde. Sabía que Kaoru había estado cerca, eso le dio miedo, y también lo hizo sentir rabia. Si Kaoru lo había visto tendría que haberse dado cuenta de su embarazo. Entonces, ¿Por qué no le dijo nada?. ¿Porque no se acercó?.

 

La respuesta le llego sin esperarla.

 

“Debió estar con su esposa”

 

¿Qué otra razón podría haber?. Su corazón no lo engañaba, él lo había sentido, sabía que no se equivocaba. Sintió nostalgia, tristeza, se llenó de una sensación de abandono. Por primera vez no sintió culpa por haberle ocultado a sus hijos. Se sintió tonto al pensar en Kaoru, el había hecho una vida hacía mucho tiempo, tenía una esposa, y seguro pronto también tendría hijos con ella. Ryu se sentó en una silla y suspiró, no había sido nadie en la vida de Kaoru desde el mismo momento en que él le dejo para casarse, su corazón terco era el que se había aferrado a un amor que no le pertenecía.

 

Las lágrimas llenaron sus ojos, pero él las alejo limpiándolas con una servilleta y respirando profundo, Kaoru no se merecía sus lágrimas y más aún, el odiaba llorar.

 

—Ya quiero que nazcan para dejar de andar todo sensible. —Gruñó mirando su vientre.

 

—A mí me gustan tus lágrimas. —Murmuró Haruhiko en su oído.

 

“¿Cómo es que siempre llegas en el momento justo?”

 

—¿Cuándo llegaste?. —Le dijo Ryu, sonriendo y metiéndose entre sus brazos. Haruhiko se sorprendió ante el gesto. No se quejó, le gustaba cuando Ryu buscaba su afecto. Con cariño lo abrazo, llenándose de su aroma. Los bebes también le saludaron, riendo acaricio la barriguita.

 

—Hola hijos, ¿cómo están?, ¿Se portaron bien con mama?. Yo los extrañe un montón, más tarde les leo un cuento.

 

—Lo haces a propósito. —Murmuró Ryu entre sollozos. Haruhiko no era el amor de su vida, pero se había ganado a pulso un lugar en su corazón.

 

— ¿Quererte?... ¿Quererlos?...No mi amor, eso es tu culpa, tú te hiciste indispensable para mí.

 

Haruhiko limpió las lágrimas con tibios besos, hasta que los labios se encontraron con los de Ryu, cálidos, entreabiertos, necesitados. Había ternura en aquel suave beso, y un ansia de que las cosas siguieran por ese dulce  y pacifico camino.  

 

Haruhiko fue el que corto el beso, temor recorrió su cuerpo. Miró a los ojos de Ryu, había algo que tenía que decirle y justo en ese momento no quería hacerlo. Temía perderlo, dañar la magia que había entre ellos. Una vez había perdido el amor, se había sentido desolado y vacío, hasta que Ryu llego a llenar su vida de luz.

 

—¿Es malo verdad?.

 

La pregunta de Ryu lo tomó por sorpresa, no creía haber sido tan evidente con sus sentimientos.

 

—La llamada de ayer fue de mi hijo. Keiichi se desmayó y ellos estaban asustados.

 

Haruhiko hablaba serenamente, pero por dentro estaba aterrado.

 

—Keiichi esta embarazado y tuvo una amenaza de aborto, por eso me quede hasta ahora con ellos.

 

Ryu perdió el color en el rostro, su mirada dejo de brillar. ¿Por qué la vida le daba la felicidad, para después robársela sin piedad?.

 

—…¿Es tuyo?

 

No necesitaba esa respuesta, él ya lo sabía. Haruhiko tendría un hijo, un hijo de su sangre, no unos fingidos como los suyos. Pensó en todo lo que habían comprado esa mañana, nada de eso le pertenecía, esas cosas de bebes tenían un verdadero dueño, ni siquiera el amor de Arisu, su dulzura, debían ser para él. Sumi Keiichi era el verdadero poseedor de esa vida y él una vez más sobraba. Construyó de nuevo su felicidad en terreno falso y su castillo se derrumbó con la facilidad de uno hecho por naipes.

 

No esperó a oír la respuesta, corrió como pudo aferrándose a su vientre, a sus hijos que eran lo único que le pertenecía. El único amor al que podía asirse.

 

—¡Ryu!. —Haruhiko lo llamó y lo siguió desesperado, pasando por el frente de las miradas confundidas de los que estaban en la sala.

 

—¿Que paso?...¿Que le hiciste?.

 

Para sorpresa de todos fue Shinobu el que increpó a Haruhiko.

 

—Por favor ahora no… les explicare… explicare todo, lo juro…Ahora déjenme hablar con Ryu.

 

Ryu estaba en la habitación mirando todo, las cunitas en un ángulo perfecto, cerquita de su cama, dentro de ellas reposaban los juguetes, las ropitas pequeñas y delicadas, las sabanitas. Cubrió su boca para no gritar con frustración. Y sus sollozos llenaron la hermosa habitación.

 

Haruhiko entró a la habitación y cerró la puerta silenciosamente.

 

—Acababa de conocerte Ryu, pasó la noche que te hospitalizaron por el incidente en la escuela. Keiichi… él siempre quiso mantener la relación así. Me buscaba, hacíamos el amor, o más bien teníamos sexo, y después se iba, así sin más. 

 

—Y ahora esperan un hijo. —Murmuró Ryu con tristeza. El joven se dio la vuelta y lo miró con su rostro húmedo de lágrimas, con la desolación pintada en las finas líneas de su cara.

 

—Vas a tener un hijo… Eso fue lo que siempre quisiste. ¿Recuerdas que me lo dijiste?... Yo no tengo lugar en tu vida Haruhiko, ni mis bebes.

 

Ryu se paseó por la habitación acariciando las hermosas cosas.

 

—Nada de esto me pertenece…Vete Haruhiko…vete por favor, devolveré estas cosas, lo devolveré todo lo prometo. Solo vete y… no regreses.

 

Haruhiko caminó hacia él y lo abrazó con firmeza, lo dejo llorar por largo rato recostado de su pecho. Minutos después le dijo con suavidad. —En la vida no hay nada seguro, lo que hoy es una certeza mañana pude ser un desacierto, a lo que hoy nos hace llorar,  mañana podríamos agradecerle el habernos enseñado otro camino. Hace mucho tiempo pensé que  no volvería a querer a nadie y hace unos meses, cuando te conocí, comprendí que me había mentido. Te quiero Ryu y si te digo la magnitud de este sentimiento podría asustarte. Así que no me pidas que me vaya porque no lo hare, no dejare mi corazón aquí. Porque mi corazón vive aquí…—Haruhiko toco el corazón de Ryu. —Y aquí. —Para luego tocar su vientre.

 

Sus miradas se encontraron, por unos largos segundos. Haruhiko fue el primero en romper el silencio. —Nada ha cambiado Ryu, la única diferencia es que en vez de tener cuatro hijos, tendré cinco.

 

— ¿Estás seguro de que quieres hacer esto?... Sumi san, el…

 

—Keiichi es pasado, Ryu… él es el padre de mis hijos, ese es su lugar. —Haruhiko trato de acallar los miedos de Ryu. Se aferró a la esperanza de que sus palabras lo convencieran, de que Ryu le diera una oportunidad.

 

—Quiero creerte Haruhiko. —Ryu suspiró con cansancio.

 

—Entonces hazlo, porque no te estoy mintiendo.

 

Haruhiko lo besó lentamente, y Ryu se dejó besar, poniendo su fe en las palabras. Dejando que letra a letra danzaran en la oscuridad, desapareciendo entre las sombras y llevándose con ellas el miedo que habitaba en su corazón.

 

 

******

 

—¿Cómo es posible que yo me tenga que enterar así que soy abuela?

 

Arisu tiró la puerta del departamento de su hijo, apenas controlando su rabia. Cuando Haruhiko salió con Ryu de la habitación y les relató a todos lo que había estado ocultando por cinco años, las reacciones no se hicieron esperar.

 

Nowaki y Akihiko, lo miraron entre dolidos y sorprendidos. Miyagi se quedó en silencio, pues él era el único que sabía todo aquello. Pero Arisu sonrió, habló con suavidad, apoyó las razones de su hijo. Ahora que estaban ya en casa de Haruhiko, dejó salir todo lo que no pudo decir en casa de los chicos, comprendía que Ryu estaba afectado por todo aquello y no quería hacer nada que lastimara al joven que ya quería como un hijo.

 

—Mama ya te expuse mis razones…

 

—No me vengas con tonterías Haruhiko. —Gritó Arisu sentándose con enfado en el mueble. —Todo lo que he escuchado es a ti en el papel de la víctima, pero y ese chico, ¿acaso él no es también una víctima en todo esto?.

 

Haruhiko bufo con indignación.

 

—¿Una víctima?, Mamá , ¿No escuchaste todo lo que te dije?, él fue el que me prohibió ver a mis hijos.

 

—Y tú fuiste muy cómodo al conformarte con esa situación. No luchaste, no hiciste nada para poder cambiar las cosas, te diste por vencido muy rápido hijo. ¿Acaso no le diste con eso la razón a ese joven?, ¿No le demostraste con tu aceptación,  que tu amor no era tan fuerte? Yo no digo que él no sea culpable hijo, pero tú también tuviste mucha culpa.

 

Arisu se puso de pie y tomó su cartera para marcharse. Se acercó a su hijo y le acarició el rostro.

 

—Cuando dejes de pensar desde el rencor, te darás cuenta que tu fallaste al  no luchar por los que amabas, piénsalo hijo, piensa bien las cosas. Ryu es un joven maravilloso, y ha sufrido mucho, no quiero que por tu confusión le hagas daño y si tu amor por él es verdadero, entonces arregla las cosas con ese otro joven. Haruhiko, no va a ser fácil enfrentar esta situación si no tienes tus sentimientos claros.

 

Haruhiko se quedó de pie en medio de la sala, sintiendo como si un tren lo hubiese atropellado. Arisu había dado en el blanco. Todo lo que le había dicho era verdad y ahora tenía que lidiar con esas certezas y preguntarse que quería hacer con su vida.

 

Akihiko se fue a llevar a su madre, Nowaki estaba en silencio sentado en el mueble.

 

—¿Cómo son?

 

Haruhiko se percató de su presencia con aquella pregunta. Cuando Nowaki vio su confusión se puso de pie caminando hacia el con una sonrisa.

 

—Mis sobrinos…¿Cómo son?

 

Haruhiko sonrió con alivio, su hermanito, al que quería como un hijo, sería el único que no lo llenaría de reproches.

 

—Eita me recuerda mucho a ti cuando eras pequeño, tiene cinco años, es muy inteligente y vivaz. Todo lo pregunta, siempre buscando aprender. Yu es más dulce y tranquilo, te enamoras de su sonrisa y de su ternura.

 

Haruhiko se sintió mal, había perdido tanto de sus hijos, y todo por no luchar. Cerró los ojos con tristeza. Nowaki lo abrazó fraternalmente.

 

—Todos nos equivocamos Haru, pero estoy seguro de que eres un gran padre, así como has sido el mejor de los hermanos. Ojala pueda conocerlos pronto.

 

Haruhiko le sonrió, agradeciendo su amor. Silencioso se fue a su habitación, había mucho en lo que tenía que pensar esa noche.

 

******

 

—Te ves como la mierda.

 

Akihiko se tomaba un café mientras hojeaba el periódico en la cocina de la casa de su hermano.

 

—No he pegado el ojo. —Haruhiko se sentó a su lado mientras Akihiko le servía una taza de café.

 

—Adelante… dilo.

 

Haruhiko esperaba que su hermano también le reprochara, después de todo, él había estado haciéndolo todo la noche. Se reprochaba el no haber actuado de otra forma. Pensó en las palabras de su madre, y se sintió como el peor hombre del mundo, al no haberle dado una oportunidad a Keiichi. Lo había llenado de reproches. Había manejado toda la situación mal y ahora estaba más confundido que nunca.

 

—No soy quien para reprocharte Haruhiko… Yo… Estuve tan metido en mi vida prefabricada que no vi tu angustia, que no supe cuando mi hermano me necesitaba. Tú, que siempre estuviste para mí y yo que no supe hacer lo mismo.

 

Haruhiko suspiró, cuando la mano de Akihiko se posó en su hombro.

 

—Me gusta Ryu, lo quiero, y me puedo decir con certeza que lo amo. Pero desde anoche siento que le debo tanto a Keiichi. —Haruhiko poso su mano en el pecho, mirando a Akihiko con desolación— .Es una sensación que me oprime, pensar en las cosas que le he dicho, todas las veces que me rogó una oportunidad. Ryu anoche me preguntó si estaba seguro de querer estar con él. Yo lo estaba Akihiko, pero ahora no lo sé, no sé qué hacer. No quiero hacerle daño a ninguno de los dos.

 

—Si sigues pensando así no encontraras respuestas Haru.

 

Nowaki entró a la cocina despeinado y somnoliento. Haruhiko lo miró con ternura, tanto para Haruhiko como para Akihiko, Nowaki era su pequeño hermanito.

 

—Está muy bien que te preocupes por los dos, pero si te quedas con alguno para no lastimarlo estarás cometiendo un error. Debes decidir por la persona que ames Haru, porque solo de esa forma lo harás feliz, solo si tú estás bien puedes darle bienestar a alguien más. No decidas desde la culpa, decide desde el amor.

 

Akihiko sonrió, Nowaki había dicho las palabras justas, a tal punto que la cara de Haruhiko cambió, llenándose de un poco de esperanza.

 

—Iré a bañarme para buscar a Ryu, le prometí que lo llevaría a comprarle un obsequio a mama.

 

Haruhiko palmeo la espalda de Akihiko y despeinó a Nowaki antes de irse.

 

—El ya decidió hace tiempo, y su corazón lo sabe.

 

Akihiko miro a Nowaki cómplice, pues él sabía que aunque Keiichi había sido un gran amor para Haruhiko, era Ryu el que llenaba ahora su corazón. Pero el amor tiene tantos rostros y facetas. Algunas veces llega en el momento justo, otras nos pasa de largo, algunas veces tenemos la persona perfecta esperando por nosotros y nuestros ojos solo miran al amor imperfecto que hemos escogido. Y así pasa el tiempo, a veces nos reunimos en una vida y en la siguiente jamás nos veremos. Habría que esperar para ver si Haruhiko y Ryu vivirían su amor en esta vida o tendría que esperar hasta la siguiente para amarse.

 

******

 

—Kaoru…Kaoru…¿Dónde te metiste Kaoru?

 

Chiyuki buscó a su esposo por todo el departamento, para encontrarse con que no estaba en  ningún lugar. Se había ido.

 

—¿Hotaka, para donde fue mi marido?

 

El hombre se tensó ante la pregunta. Él mantenía bien vigilado a Kaoru, estaba apostado en la puerta, no había manera de que saliera sin verlo.

 

Corrió al estudio y encontró la escalera de emergencia desplegada, Kaoru había huido.

 

—¿Se llevó algo?. —Preguntó el hombre.

 

Chiyuki negó, mirándolo con molestia. —Yo estaba  en la habitación, el salió hace unos minutos dijo que iba al estudio.

 

[Kumicho lamento molestarlo, pero tengo que informarle que Kaoru sama salió de la casa sin ser visto]

 

Chiyuki vio como el hombre con un semblante siniestro asentía silenciosamente, a cuales fueran las órdenes del padre de Kaoru.

 

—Por favor permanezca en la casa por si regresa, llámeme si eso ocurre.

 

Ella solo atinó a asentir y vio como el hombre salía rápidamente.

 

—Su padre ya lo descubrió. —Dijo el detective Okano desde la camioneta con logotipo de la electricidad, en la que vigilaban el edificio donde Ryu vivía. Kaoru vio el auto negro que estaba estacionado frente al mismo.

 

De la camioneta bajó uno de los policías encubierto y comenzó a abrir la tanquilla eléctrica. Por un lente de máximo alcance, el detective Okano pudo ver que el hombre en el interior del auto miraba la camioneta. Como el policía  encubierto comenzó a mover cables dentro de la tanquilla, el hombre perdió el interés y siguió su vigilancia.

 

—Agente siete y diez, se quedarán vigilando el automóvil, ya pedí información de las placas.

 

A Kaoru le sudaban las manos, pasó toda la noche pensando que hacer. Cuando llegó la mañana tenía un plan en mente y aprovechó un descuido de su esposa, para bajar por las escaleras de emergencia.  Se cambió de ropa, se puso un abrigo largo y un sombrero,  así logró burlar al hombre que vigilaba la puerta de su edificio. Estaba seguro que ya deberían estar buscándole, pero necesitaba ver a Ryu, hablar con él y sobre todo  tenía que hablar con el policía, todo aquello tenía que apurarse, antes de que su padre lograra hacerle daño a Ryu o a su hijo.

 

Otro auto se estacionó, un hombre bajó de él y entró al edificio, todo parecía normal hasta que Ryu salió con el hombre y se metió en su auto. El que los vigilaba sacó una cámara y comenzó a fotografiarlos, una vez que el auto de Haruhiko arrancó el otro le siguió despacio, tratando de pasar desapercibido.

 

Okano se dio cuenta enseguida, al igual que Kaoru, no lo habían descubierto a él. Su padre ya tenía cercado a Ryu.

 

—Asahina san… Asahina san…

 

Kaoru estaba perdido, si su padre ya vigilaba a Ryu, solo era cuestión de tiempo para que le hiciera algo. ¿Qué estaba esperando?. Sus ojos se abrieron cuan grandes eran, una idea pobló su cabeza de pesadillas. Su padre no quería a Ryu, quería a su hijo, eso era lo que estaba esperando. Que su hijo naciera.

 

—Tenemos que sacar a Ryu de aquí.

 

Dijo casi sin aliento. Okano asintió y comenzó a hacer unas llamadas. Kaoru apenas escuchaba. Casas de seguridad, agentes encubiertos, y otras cosas que no entendía. Haría lo que fuera para mantener a su familia segura.

 

—Está listo, hoy mismo podemos llevarlo a una ubicación segura. Solo tiene que convencerlo de ir con usted, si lo hacemos a nuestra manera podríamos asustarlo y poner a su bebe en peligro.

 

Kaoru asintió, lo difícil iba a ser que Ryu quisiera irse con él.

 

*****

 

La mañana estaba lenta, Ryu se tomaba un te esperando que el único paciente del día saliera. Ojeaba una revista que le había traído una de las enfermeras, cuando alguien entró al consultorio.

 

—Buenos días en que puedo ayu…

 

Kaoru estaba allí, frente a él y Ryu perdió el habla por unos segundos.

 

—Tu… como…

 

—Ryu… cielos… tengo tanto que decir… pero no tengo tiempo, ven conmigo por favor, necesitamos hablar.

 

Kaoru tenía los minutos  contados, era cuestión de tiempo para que su padre llegara al hospital, así como el había conseguido ubicar a Ryu, su padre también lo haría y tenía que sacarlo de allí lo más rápido posible.

 

—¿Cómo demonios llegaste aquí?...  ¿Y cuál es tu apuro, temes que tu esposa te descubra?

 

Ryu no entendía como lo había encontrado Kaoru, y no le gustaba su actitud azorada, como si lo estuvieran persiguiendo.

 

—¿Si eras tú verdad?... Me viste ayer en la tienda. ¿Qué haces aquí Kaoru?... Tu esposa estaba contigo ayer y no me hablaste ¿por qué me buscas ahora?

 

Kaoru lo tomó de la mano halándolo hacia él. —Te explicaré todo te lo juro, solo ven conmigo.

 

—Suéltame, que demonios te pasa ¿Por qué estas actuando así?

 

¿Cómo decirle que estaba en peligro?, ¿cómo explicarle el caos que estaba cerniéndose sobre él?, No quería asustarlo, solo quería ponerlo a salvo.

 

—Ryu, ¿qué pasa mi amor?, te escuché gritar.

 

“Mi amor”

 

—No es nada Haruhiko… no es nada.

 

Ryu le lanzo una mirada seria y dolida a Kaoru, una que le decía un silente “Lárgate”

 

—¿Puedo ayudarle en algo?. —Preguntó Haruhiko al hombre que lo miraba con suspicacia.

 

Kaoru lo ignoró.

 

—Ryu por favor, ven conmigo, tenemos que hablar.

 

—El tiempo de hablar se acabó Kaoru, hace mucho que yo debí dejar de hablar contigo, el mismo día que te casaste con esa mujer.

 

“¿Así que este es Kaoru?”

 

Haruhiko se puso delante de Ryu cuando vio la intención de Kaoru de acercarse.

 

—Creo que él ya te lo dijo claramente. Yo no voy a ser tan pasivo para decírtelo, así que por las buenas márchate.

 

Kaoru no estaba intimidado por la actitud del Haruhiko, estaba impresionado por la negativa de Ryu de hablarle.

 

—Por nuestro hijo Ryu… déjame explicarte, déjame hablar.

 

Ryu fue inflexible, Kaoru no lo lastimaría nunca más.

 

—Mi hijo Kaoru, solo mío. Y no tenemos nada de qué hablar… vete de una buena vez.

 

El teléfono que Okano le dio sonó, el tiempo se había terminado. Frunció el ceño al ver la llamada. Ryu pensó todo mal, juraba que era su esposa quien lo buscaba, tantas veces había pasado por eso, ¿por qué iba a creer algo diferente?.

 

—Vete, tu esposa te busca.

 

Kaoru sacudió la cabeza y cuando iba a decir algo, el teléfono volvió a sonar. Se dio la vuelta y salió del consultorio con rapidez, habría que hacer las cosas a la manera difícil, pero el pondría a salvo a Ryu costara lo que costara.

 

En la salida del consultorio un hombre lo interceptó, vestía como médico, pero Kaoru sabía que no lo era. Entraron a un pequeño cuarto donde otros hombres esperaban, se vistió rápidamente con lo que le daban y minutos después salió como un paciente más, en una camilla con un médico y varios enfermeros. Los hombres de su padre se apostaron en los pasillos, para los demás pasaban desapercibidos pero los policías sabían quiénes eran. En lo que pareció una eternidad llegó al auto donde Okano lo esperaba.

 

—No quiso venir conmigo.

 

Le dijo derrotado al policía. El hombre suspiró.

 

—Yo me encargare de poner a Isaka san seguro, ahora lleve esto. —Okano le entregó unos dulces y otras compras. —Regrese a casa como si nada, diga que salió a respirar aire puro y que no avisó porque quería estar solo, trate el hecho como lo más normal de mundo, nadie lo ha visto cerca de Isaka, así que no harán ningún movimiento hacia él ahora.

 

Kaoru negó con la cabeza, estaba aterrado de dejar a Ryu, lo quería seguro en ese mismo instante.

 

—Asahina san, por favor, no caiga en la desesperación, el cargamento de drogas que espera su padre llegará en un mes, solo eso nos falta para hundirlo en la cárcel, si fallamos ahora no tenemos nada, solo lo suficiente para que este unos meses en prisión y ya. Con ese cargamento más lo que tenemos pasara el resto de su vida en la cárcel, ha esperado tanto por esto Asahina, no decaiga ahora.

 

Kaoru lo miraba con angustia.

 

—Y Ryu, y mi hijo…Detective Okano ellos son mi vida.

 

—Los pondré a salvo, se lo juro. Ahora deje que el agente lo lleve a casa.

 

Kaoru asintió no le quedaba más que esperar


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