Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

APARTAMENTO DE SOLTERO por Butterflyblue

[Reviews - 396]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola aqui como lo prometi dejando un nuevo captitulo, espero les guste.

Nuestra Historia

 

Ryu esperaba en su escritorio hasta que Haruhiko terminara de atender a su paciente. Eso le permitió la libertad de pensar en lo que acaba de ocurrir. Su corazón aun no recobraba el nivel normal, y un ligero temblor también podía percibirse en sus manos.

 

Más de tres meses sin verlo, sin saber nada de él. ¿Cómo se atrevía a aparecerse ahora en su vida?. Todas sus aprensiones, su dolor, su amor, todo eso que había enterrado en lo profundo de su corazón, volvía. De nuevo le hacía daño, y la vida pacífica y serena que estaba llevando, se fue al demonio solo con su presencia.

 

Lo que más le molestaba a Ryu, era el hecho de que a pesar de todo, aún lo amaba. Había tenido que contenerse para no correr a sus brazos, para no decirle cuanto lo había extrañado, habría deseado hablarle de sus hijos, sentir sus manos en su vientre. Sentía que se traicionaba a si mismo al sentir todo aquello. Después de todo, Kaoru no lo amaba, lo había abandonado por una vida llena de lujos y riqueza donde el no cabía, donde su amor no tenía lugar.

 

Limpió las lágrimas que de nuevo caían. ¿Qué habría ido a decirle Kaoru?. Quizás pensaba reprocharle el haberle ocultado su embarazo. Ryu apretó los puños con rabia cuando un pensamiento diferente lo abordó. Quizás había ido a decirle lo inconveniente que era ese embarazo para él. Kaoru estaba casado y era el heredero de una importante familia, quizás al enterarse de su embarazo, fue a decirle que quería desligarse de todo aquello, iba a pedirle que jamás lo buscara.

 

Ryu apretó su vientre sintiendo tanta rabia, sus hijos jamás lo necesitarían, y el nunca iría a mendigarle nada para ellos. No lo había hecho antes cuando estaba mal y no lo haría ahora que su familia y un hombre maravilloso lo respaldaban.

 

Haruhiko salió de la consulta y Ryu respiró profundo fingiendo una sonrisa. Se despidió amablemente del paciente y cuando este salió del consultorio Haruhiko lo envolvió suavemente en un dulce abrazo.

 

—Estoy aquí contigo… Siempre Ryu. —Le susurró el medico al oído.

 

Ryu sonrió y asintió, recostándose en su pecho. Escondió su amor por Kaoru de nuevo en lo profundo de su corazón, ¿Para qué querer a alguien que solo te lastimaba?.

 

— ¿Quieres que te  lleve a casa?

 

—No, quiero seguir con nuestros planes. Íbamos a almorzar y luego a comprarle algo a tu mama. ¿Recuerdas?

 

Haruhiko sonrió ante la respuesta de su novio, pero sabía que Ryu no estaba bien. Hubiese querido golpear al imbécil que había causado tal tristeza en la mirada de su amor.

 

“Mi amor”

 

Esas palabras decían mucho, en su mente Haruhiko sabía que hace mucho tiempo había decidido, que estaba enamorado de Ryu y que por Keiichi solo sentía cariño, quizás nostalgia.

 

—Está bien mi amor, espérame aquí mientras recojo mis cosas y hago una llamada para saber cómo están los niños.

 

La mirada de Ryu se ensombreció, había olvidado todo aquello. Sumi Keiichi, era una sombra en su felicidad, y quizás él sería también una sombra en la vida del abogado, alguien que se interponía en su felicidad.

 

—Haruhiko, podemos dejar esto para después. Quizás sea mejor que vayas a verlos.

 

Haruhiko besó sus manos.  Con delicadeza le levantó el mentón para que lo mirara a los ojos.

 

—Llamé temprano y la enfermera me dijo que todo estaba bien con Sumi, los niños aun dormían por eso quiero llamarles para saber cómo están. Iré a verlos un rato en la tarde, después que te deje en casa y luego volveré para cenar contigo.

 

Ryu lo miró por unos segundos. En su corazón sintió que robaba la felicidad de alguien, pero cerró sus ojos a aquel sentimiento. El también merecía ser amado, el también merecía ser feliz.

 

Dibujó una tenue sonrisa en su rostro y asintió silencioso, dejando que Haruhiko lo besara y se llevara con esa caricia, todos sus miedos y sus dudas.

 

******

 

Kaoru respiró profundo cuando el policía lo dejó a unas cuadras de su casa. Llevaba en sus manos las compras que le había dado el detective Okano. Repasó varias veces lo que habían acordado que diría. Cuando caminaba hacia su edificio, el guardia de la entrada lo miró con sorpresa. Él, pintó una sonrisa cínica en su rostro y le pasó por un lado, escuchando como el hombre hablaba por el radio.

 

—Asahina sama está entrando al edificio.

 

Supuso entonces que el lugar estaba cercado por guardias, era un pequeño edificio, lujoso y obstentoso que tenía ascensores para cada apartamento. Kaoru odiaba aquel lugar y todo lo que representaba en su vida. Como siempre usó el ascensor de costumbre, el que usaba la servidumbre para entrar a las casas de sus patrones. Este, daba directamente a la cocina. Sabía que la primera en reprocharle su escapada seria su esposa. La muy ingenua lo esperaba en la entrada principal, tan poco lo conocía que no se había tomado la molestia de notar que Kaoru jamás usaba ese ascensor.

 

Dejó las compras en la mesa y la llamó.

 

—Estoy en la cocina…”Querida”

 

Remarcó las palabras con asco, con odio,  sentía repulsión por aquella mujer que significaba su prisión, parte de su infierno.

 

—¡¿Dónde demonios estabas metido?¡…!Todo el mundo está buscándote!

 

Le gritó la mujer apenas entró a la cocina.

 

—Salí a respirar aire fresco…Quería descansar un poco de ti.

 

Kaoru no era cruel, no tenía ni una veta de malvado en su cuerpo, pero estaba cansado de aquella situación y decidió cambiar el guion. Esperaba que aquella nueva actitud le ayudara, esperaba de corazón poder terminar con todo aquello lo más rápido posible y disfrutar con Ryu lo que quedaba de embarazo,  poder ver a sus hijos nacer, poder vivir al fin la vida que quería y dejar de ser el títere de su padre.

 

—¿Qué dijiste?. —Preguntó la mujer indignada.

 

—Lo que oíste. —Contestó Kaoru con serenidad, mientras la ignoraba y sacaba uno de los dulces que habida traído.

 

—¡Esto lo va a saber tu padre… maldito imbécil!

 

La mujer estaba histérica. Kaoru la miró con desdén, aumentando más su cólera.

 

—Sí, si, anda y métele el chisme. Después de todo eso es lo que tú eres, una oportunista y una espía.

 

La mujer corrió a abofetearle el rostro, pero Kaoru fue más rápido. Tomándola por las manos la aferro con fuerza, anunciándole con fiereza.

 

—No colmes mi paciencia Chiyuki,  de ahora en adelante soy yo quien pone las reglas, es de mi dinero del que vives, soy yo el que te tiene como una reina.

 

La soltó con rudeza y la mujer casi se cae. —Bien te haría saber cuál es tu lugar. Yo soy un Asahina, no lo olvides.

 

—¡Bravo!. —La siniestra voz de su padre se dejó escuchar en la cocina.

 

El rostro de la mujer se iluminó. Kaoru sintió ira recorrer su cuerpo, en ese momento quería matarlo, pero ensuciar sus manos con la sangre de ese hombre no valía la pena, perder su vida en la cárcel por alguien tan miserable estaba fuera de lugar. Él lo acabaría, pero lo haría de la forma correcta.

 

—Asahina sama, su hijo… se escapó y me trato como a una cualquiera.

 

Sollozaba la mujer acercándose a su suegro. El hombre la vio con desdén y miró  de nuevo a su hijo haciendo un gesto que Kaoru comprendió.

 

—Chiyuki ve a tu cuarto  y no salgas de allí hasta que yo diga.

 

La mujer miró a Kaoru con desprecio y cuando buscó apoyo en su suegro solo encontró una siniestra sonrisa.

 

—Tu marido te dio una orden, mujer.

 

Chiyuki se estremeció y salió rápidamente de la cocina.

 

El viejo se sentó en una de las sillas mirando a su hijo con una indescifrable expresión.

 

—¿Dónde estabas?

 

—Dímelo tú, para eso me tienes vigilado. —Kaoru le respondió con la misma prepotencia.

 

—No fuiste a ver a tu amante, eso lo tengo seguro. —Kaoru sintió temor, pero no lo demostró, por lo menos no lo habían descubierto.

 

—Ryu ya no me interesa. —Dijo con indiferencia, encogiéndose de hombros y sentándose en la mesa frente a su padre.

 

—¿Quieres?. —Le preguntó al hombre extendiéndole la caja con los dulces.

 

El viejo miró la caja con suspicacia y luego tomó uno de los dulces, comiéndolo suavemente.

 

—¿Y ese cambio de actitud?.

 

Esa era la pregunta que Kaoru quería responder.

 

—Me canse de luchar contra lo que se me dio tan fácilmente. Tengo poder en mis manos y dinero como nunca soñé. ¿Por qué no aprovechar todo eso?

 

Asahina padre lo miró por varios segundos, buscando la mentira en aquella declaración, pero por más duro que trató, el rostro de Kaoru se veía sereno, sin vestigios de nerviosismo, lo que le decía que no estaba mintiendo.

 

Una sonrisa cruzó su rostro. —Hasta que por fin lo entendiste. —Dijo complacido.

 

Kaoru sonrió con odio. —¿Tu eres mi padre  no?, tarde o temprano tenía que salir lo que llevo de ti.

 

—Te quitare la vigilancia. —Declaró el hombre y Kaoru pudo percibir el doble sentido en aquella declaración.

 

Él también podía jugar el juego de la intimidación. Tenía la fuerza de alguien que ya no le tenía miedo a la muerte.

 

—Hazlo Padre o me veré obligado a contratar mis propios hombres y veras como desaparecen los imbéciles que contrataste para vigilarme.

 

Su sonrisa creció al ver la incredulidad en los ojos de su padre. —Tienes que admitir que son unos inútiles, me les escape y ni cuenta se dieron… Te veré después padre.

 

Cuando Kaoru abandonaba la cocina, su padre le dijo con un dejo de malicia.

 

—El pequeño amante tuyo seguirá vigilado.

 

—Has lo que quieras con él, ya no me importa. —Soltó  Kaoru sin darse la vuelta. Ryu estaría seguro pronto, ya la policía se estaba haciendo cargo de eso.

 

El viejo lo vio salir y esbozo una airada sonrisa. Sacó su teléfono marcando despacio.

 

[Hotaka regresaras a mi casa, mi heredero dice que ya  no necesita vigilancia, retira a tus hombres y solo deja a alguien que sepa mantenerse en las sombras, quiero que lo vigilen unos días más, pero sin que se dé cuenta.]

 

Hotaka asintió y preguntó [¿Qué hacemos con Isaka?]

 

Asahina sonrió siniestramente. [Esos planes no han cambiado Hotaka, en lo que ese bebe nazca será mío. Le daré ese regalo a mi hijo, por haber aceptado por fin su lugar]

 

El anciano salió feliz de la casa, sin saber que Kaoru planeaba su destrucción, con tanto odio, que solo se comparaba al empeño que él había usado para destruir su vida y la de los que lo amaban.

 

******

 

— ¡Hola, estoy en casa!

 

Shinobu miró en todos lados, no había nadie.

 

—Estamos solos, le dijo a Miyagi con una pícara sonrisa, que enterneció al médico.

 

—¿Quieres que te prepare algo para merendar?

 

Shinobu miró a Miyagi con un dejo de molestia, el hombre lo trataba siempre como a un niño. ¿Eran novios, no?, debían comportarse como tal. Miraba a las otras parejas, sus hermanos por ejemplo. Bueno, Misaki no, pues era un descarado. Pero Hiroki, él y Nowaki se tomaban de las manos, se daban dulces besos. A veces atrapaba a Nowaki dándole caricias que iban más allá del decoro a Hiroki, y el castaño se sonrojaba y apartaba las manos de su novio sonriendo nervioso. Por otro lado Ryu y Haruhiko, ellos se tocaban con amor, Haruhiko lo besaba largamente,  rozaba sus nalgas y le decía cosas al oído que hacían que Ryu enrojeciera o riera reprendiéndolo.

 

Ellos no habían pasado de castos besos e inocentes tomadas de mano. Eso no era ser novios. Shinobu estaba por pensar que Miyagi no lo quería como los novios de sus hermanos, los querían.

 

—Miyagi san, siéntate conmigo.

 

Shinobu decidió probar algo, había visto a Misaki muchas veces hacerlo. No le gustaba la actitud de su hermano pero tenía que saber si Miyagi lo deseaba.

 

Miyagi se sentó a su lado, mirándolo con ternura. Pero su expresión cambio al asombro con Shinobu se sentó a horcajadas sobre él.

 

—Shi…Shinobu…¿Qué haces?

 

Le dijo tomándolo por la cintura y tratando de quitarlo de sus piernas. Pero Shinobu se aferró a su cuello, preguntándole con inocencia.

 

—Miyagi, ¿yo te gusto?

 

“Mierda”

 

Miyagi estaba bien jodido, no solo tenía a una sexi y hermosa criatura sentada sobre sus piernas, sino que este hermoso joven le preguntaba con aquella sublime expresión, si le gustaba. Si sus palabras no conseguían el camino de salida de sus labios, la erección entre sus piernas debería decirle a Shinobu lo mucho que le gustaba.

 

—Po…¿por qué preguntas eso?. —Miyagi mantenía su semblante serio  a pesar de que sus entrecortadas palabras delataban su nerviosismo.

 

—No me besas. Ni me tocas, como Nowaki o Akihiko lo hacen con mis hermanos. ¿No te gusto Miyagi?.

 

“¿Dónde se fue Miyagi san”?

 

Su nombre en los labios sensuales de su pequeño rubio se oía mejor sin aquella barrera de cortesía y eso estaba haciendo que Miyagi perdiera el control que había mantenido por tanto tiempo.

 

—Me gustas mucho, pero debemos ir despacio.

 

Miyagi le hablaba con cariño y Shinobu hizo un leve puchero.

 

—¿Por qué?...¿Por qué soy un niño?...Voy a cumplir dieciocho ya no soy un niño.

 

La protesta de Shinobu enterneció a Miyagi.

 

—Cuando cumplas dieciocho volveremos a tener esta conversación.

 

Shinobu lo besó sin aviso, Miyagi sintió sus labios suaves y tibios. Las pequeñas manos de Shinobu se aferraron al cuello de Miyagi, y este se entregó al beso, que traía emociones que no se había permitido sentir con Shinobu.  La creciente erección se sintió a través del pantalón, Shinobu movió instintivamente sus caderas, masajeando la erección contra su culo. Miyagi dejo escapar un gemido y lo atrajo más a sus brazos, moviéndose sugestivamente contra él.

 

El beso parecía no acabar, sus bocas se encontraban una y otra vez, sus labios rozándose, sus lenguas conociéndose, sus ojos cerrados, solo sintiendo. Las manos de Miyagi bajaron hasta  el cierre del pantalón de Shinobu. Titubeo un segundo, su mente tratando de volver en sí. Pero no trató lo suficiente y la mano diestra abrió la prenda sumergiéndose en la ropa interior y encontrándose con la deliciosa erección de Shinobu.

 

El pequeño rubio perdió el aliento cuando la caliente mano de Miyagi envolvió su pene. Nunca había estado más asustado y más feliz en su vida. Sentimientos ambivalentes rodeaban su corazón. Miyagi lo estaba tocando íntimamente, lo estaba besando como nunca lo había besado, y el sentía que no podía encontrar nada más perfecto que ese momento. Todo era nuevo para él, excitante, erótico, romántico. El amor era algo perfecto, pensó Shinobu cuando Miyagi comenzó a masturbarlo y él se perdió en los espasmos que llenaron su cuerpo, y ahogó sus gemidos en los lánguidos besos que le daba su dulce amor. Su interior se llenó de una potente energía y estalló en su centro derramando blancos hilos de semen sobre la mano que lo acariciaba. Unas pequeñas lágrimas humedecieron sus mejillas. Miyagi lo miró con preocupación, con la disculpa en sus labios, que murió cuando Shinobu lo abrazó entre risas, susurrándole emocionado.

 

—Eso fue increíble Miyagi san.

 

“¿Miyagi san?”

 

Miyagi la iba a tener difícil con su pequeño rubio y sus cambiantes hormonas. Pero él lo amaba, le daría lo que fuera que necesitara y para el también había sido un increíble momento, verlo estremecerse de placer.

 

— ¿Ahora si quieres merendar?. —Preguntó sonreído.

 

—Uh-hum. —Susurró Shinobu recostado en su pecho, tratando de recuperar el aliento.

 

—Anda a lavarte entonces mientras te preparo la merienda. No quiero que Ryu llegue,  nos encuentre así, y se desate el infierno.

 

Shinobu sonrió y se dispuso a ir al baño, él no quería que su hermano asesinara a su novio. Pero antes de irse miró a Miyagi con emoción.

 

—Te amo Miyagi san… ¿Tú me amas?

 

Miyagi lo besó conmovido. —Te amo pequeño, te amo mucho.

 

Cuando Shinobu corrió al baño, Miyagi sonrió preguntándose, como había sido tan afortunado, para tener al más perfecto de los seres como novio.

 

******

 

Sumi se sentó con ayuda de la enfermera en el sillón que reposaba frente al enorme ventanal de su habitación. Se sentía más fuerte, pero aun debía descansar, su bebe necesitaba que él estuviera bien y con todo su amor se cuidaría para que su hijo estuviera sano.

 

—Le prepararé un te Sumi san, aquí le dejo unas revistas  para que lea.

 

Sumi le sonrió a la mujer, era amable, diligente, trataba con dulzura a sus hijos y lo cuidaba a él con mucha dedicación. Quizás por eso Haruhiko la había contratado. Al pensar en el medico suspiró con tristeza, en todo el día no había hablado con él, supo que había llamado temprano para saber de él, y al medio día había llamado para hablar con los niños, pero no pidió hablar con él y ni siquiera sabía si vendría ese día.

 

El día anterior se había decidido a no mendigarle más amor a Haruhiko, había hecho todo lo que estaba a su alcance y siempre parecía equivocarse.  No quería llorar más, quería disfrutar su embarazo como lo había hecho con los otros dos y esta vez seria incluso mejor porque Haruhiko estaría con él aunque solo fuera por él bebe.

 

La enfermera entró a la habitación sin él te y Sumi la miró extrañado cuando le entregó el teléfono.

 

—Tiene una llamada.

 

[Si…]

 

Haruhiko estaba de pie en una tienda a unas pocas cuadras, no supo cómo tuvo la idea de pararse allí, solo marcó el número sin pensar y esperó impaciente que Sumi contestara.

 

[Yo…estoy en la tienda. Me preguntaba si tenías ganas de comer algo]

 

Haruhiko se sentía estúpido, nervioso y fuera de lugar. Se peguntaba que estaba haciendo, cuando la risa de Sumi se escuchó alegre.

 

[Aun no tengo antojos Haru, creo que eso es más adelante, por lo menos con Eita y con Yu comenzaron como al quinto mes.]

 

Haruhiko suspiró, se había detenido allí y hecho el ridículo para nada, pero Sumi le quitó el mal humor con sus siguientes palabras.

 

[Pero… tendríamos que preguntarle a mi médico…¿Tú crees que me deje comer helado?]

 

Haruhiko sonrió.  [Le consultare, tengo conexiones con él y veré si lo soborno para que te deje.]

 

La risa melódica de Sumi lo hizo sentir irremediablemente feliz y eso le causo también una sensación de malestar.

 

[En ese caso quiero helado de mantecado con galletas.]

 

[Bien,  preparare la chequera, he oído que ese medico es ambicioso, quizás me cueste mucho hacer que te deje comer helado]

 

Haruhiko bromeo espantando su malestar y deseando volver a oír la dulce risa.

 

[Apúrate entonces, ya quiero comerme, ese muy costoso helado.]

 

Haruhiko sonrió y colgó la llamada con un:

 

[Estaré allí pronto]

 

La sensación de querer llegar con Sumi, fue tan abrumadora que le dolió y sintió que traicionaba a Ryu con aquellos sentimientos. Aun así había prometido ir y no podía echarse para atrás, no sin hacerle más daño del que ya le había hecho a Sumi.

 

—Doctor Usami, bienvenido.

 

Haruhiko sonrió a la enfermera. —Gracias…¿Mis hijos?

 

—Los niños aun duermen la siesta, jugaron hasta hace poco… Sumi san está en la habitación, le acabo de llevar un té.

 

Haruhiko asintió y caminó en dirección a la habitación. Cuando entró y Sumi le sonrió, él le mostró el helado.

 

—Galletas y chispas de chocolate… Me debes mucho dinero amigo, ese medico es de temer.

 

Sumi extendió su mano y tomó el helado riendo.

 

—Conseguiré la manera de pagarte Haru, lo prometo. —En el rostro de Sumi había una dulce sonrisa.

 

 Haruhiko sintió deseos de besarlo. Sacudió la cabeza tratando de aclarar su mente y se sentó en un sillón un poco alejado de donde estaba Sumi.

 

—¿Cómo te has sentido?, ¿algún malestar?

 

Sumi negó con la cabeza, saboreando el delicioso helado.

 

—Comimos bastante sano, la enfermera cocina muy bien y he pasado el día entre la cama y el sillón, me he sentido muy bien.

 

Haruhiko lo miró complacido. —Si sigues así te levantaré el reposo en unos días. Quiero que vayas a mi consultorio para hacer una ecografía y un chequeo completo.

 

Sumi asintió. —Ya quiero que se me note, Eita comenzó a crecer en el quinto mes, no parecía estar embarazado. Con Yu fue diferente ya al tercer mes tenia pancita.

 

Sumi se dio cuenta que Haruhiko lo miraba extraño, quizás por estarle conversando de cosas que se había perdido por su egoísmo.

 

—Lo siento, Haru yo…

 

—No, sigue… cuéntame cómo fue.

 

En la voz de Haruhiko no había reproche, se oía tranquilo y hasta curioso.

 

Sumi comenzó un relato que duró mucho tiempo, los niños despertaron, jugaron con ellos, comieron juntos, parecían una familia. Haruhiko los baño y los acostó. Ya era bastante tarde cuando se percató de que había roto una promesa, inmerso como estaba en la alegría de sus hijos y el estar con un Sumi relajado y feliz, no se dio cuenta de que había perdido la cena con Ryu.

 

Cuando entró a la habitación del abogado para despedirse, encontró a la enfermera acomodándole la cama. Sumi estaba dormido en el sillón.

 

—¡Ah Haruhiko sensei!  ¿ya se va?... Sumi san se durmió, iba a despertarle para ayudarlo a acostarse.

 

—No lo despierte. —Haruhiko caminó y lo alzó con cuidado, le gustaba como Sumi se sentía entre sus brazos, tan ligero y frágil. Lo acomodó con cariño y lo arropó besando su frente. Acarició su vientre con amor susurrándole antes de irse.

 

—Hasta mañana, descansen bien.

 

En el camino a casa llamó varias veces a Ryu. Sus hermanos habían salido con sus novios, sabía que Ryu estaba solo. Cuando ya se iba a decidir a ir a la casa del joven, Ryu le contestó.

 

—Deja de llamar. —Ryu estaba triste y molesto.

 

—Lo siento mi amor, se me fue el tiempo y los niños…

 

—Ese es tu lugar. —

 

Haruhiko escuchó las sentidas palabras y luego el silencio, con pesar entendió que Ryu le había colgado. Se sintió tentado a ir, pero dio la vuelta, no tenía caso, había metido la pata, lo dejaría descansar esa noche y mañana lo convencería de que lo perdonara. Pero, no era a Ryu a quien tenía que convencer, era él quien no estaba claro con sus sentimientos.

 

******

 

Ryu colgó el teléfono y se sentó en la oscura sala, la cena fría estaba tapada en el comedor. Misaki,  Hiroki y Shinobu volverían tarde, solo bola de pelos lo acompañaba recostado a su lado en el sofá.

 

—Ese es tu lugar Haruhiko… con quien te ama como mereces, con tus hijos de verdad.

 

Ryu sollozó, entendía que vivía una vida que no era suya. Por más que había tratado de engañarse, finalmente comprendió que ese no era su lugar. No lloraría sobre la leche derramada, él era suficiente para sus bebes, había criado a sus dos hermanos y lo haría bien con sus hijos, él solo. ¿Para que necesitaba el amor?, amar solo le había traído problemas. Dejaría esos sentimientos atrás y se dedicaría a sus hijos, solo para ellos y por ellos viviría.

 

Suspiró alejando las lágrimas, y cuando se encaminaba a la habitación, escuchó un ruido en la puerta. No tuvo tiempo de asustarse o de gritar, su rostro fue rociando con un spray y fue reclamando por la oscuridad.

 

—Equipo Omega aquí líder Alfa, el objetivo está asegurado, saldremos por la puerta trasera, favor informar si el perímetro está libre.

 

—Equipo alfa aquí líder Omega, perímetro libre… repito, perímetro libre, proceda de inmediato.

 

Los hombres camuflajeados para perderse en las sombras procedieron a salir con Ryu en los brazos de uno de ellos, sobre la mesa dejaron una nota. Kaoru había planeado todo muy bien, le dejó al detective Okano una  nota que siempre llevaba en la cartera, escrita por Ryu hace muchos años, fue fácil para el detective que uno de sus expertos copiara la letra.

 

Sencillas líneas se encontrarían sus hermanos al llegar a casa.

 

“Necesito estar solo un tiempo, por favor no me busquen, regresare.

 

Ryu”

 

El vacío llenó el lugar, el pequeño gatito dormía plácidamente ajeno a todo y en la calle, el hombre que vigilaba también dormía, debido a un gas que uno de los agentes había rociado en su auto, sin que este se percatara.

 

******

 

Kaoru fumaba un cigarro, esperando silencioso en el interior de su estudio.

 

El teléfono que le había dado Okano timbró con un mensaje.

 

—Su novio está a salvo, será llevado a lugar seguro, esperare próxima reunión.

 

Kaoru, suspiró con alivio. Se sentó y apagó el cigarro, ahora que todo estaba en su lugar debía dejar de fumar.

 

—Espero me perdones mi amor, es por tu bien. Muy pronto estaré contigo.

 

Sonrió y caminó a la habitación que había arreglado para él, por primera vez en muchos años dormiría feliz. Sabiendo que lo que  más amaba estaba a salvo.

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).