Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

APARTAMENTO DE SOLTERO por Butterflyblue

[Reviews - 396]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, jejejeje volvi pronto, estimulada por sus lindos mensajes, jejejeje les dejo el nuevo capi y las espero por aqui, oajala sigan animandose a comentar.

 

Besitos y Gracias por leer.

Entre luces y sombras

 

—Con esto tenemos suficiente para empezar, Asahina san.

 

Kaoru sentado en el sofá de aquella conocida oficina, miró a su acompañante con ojos de esperanza. Llevaba muchos días recopilando información que le sirviera para llevar a cabo su venganza.

 

—¿Cuánto tiempo puede durar esto Detective Okano?

 

El hombre de edad mediana y aspecto severo, suspiró, llevaba muchos años en la policía como para saber que casos  como ese, donde la mafia estaba de por medio no eran precisamente los más sencillos. Pero tenían algo a su favor, un infiltrado en las filas, y uno de alto rango, pues Kaoru al ser hijo del líder tenía acceso a mucha información. Kaoru tenía a su favor el que él viejo Asahina lo creyera un cobarde, pues este podía moverse con facilidad ya que su padre lo creía incapaz de traicionarle.

 

—Necesitamos más información, pero con lo que tenemos podemos abrir una averiguación. Tenemos que movernos despacio Asahina san, en esto solo nos queda tener paciencia.

 

Kaoru suspiró con tristeza, mientras más tiempo pasaba, más Ryu se alejaba de él, más se alejaba su oportunidad para recuperarlo.

 

—Mi padre vigila mis llamadas, y estoy seguro de que sabrá si me acerco a Ryu.

 

El detective lo miró con compresión, Kaoru le había relatado todo al hombre.  Había usado todos sus recursos para lograr llegar al prestigioso detective sin ser descubierto. El hombre tenía una oficina de bienes raíces que usaba como cubierta. “Quiero comprar una casa”, había sido la excusa de Kaoru. Estaba seguro que su padre había investigado a Okano bienes raíces, pero, el detective tenía una muy buena cubierta e incluso había llevado a Kaoru a ver varias propiedades para asegurar su coartada.

 

—Lo mejor es que se mantenga alejado de él, por ahora.

 

Kaoru se puso de pie y con las manos en los bolsillos caminó hacia la ventana. Mirando la magnífica tarde, se dejó llevar por sus recuerdos, mantenerse alejado de Ryu, era como mantenerse alejado del aire. Cada día se sentía asfixiado y perdido. Si no fuera por el firme propósito que tenia de acabar con su padre y por la esperanza de pronto volver a estar en los brazos de Ryu, ya habría enloquecido.

 

******

Pero la locura tiene muchos rostros y esa tarde mientras Kaoru se volvía loco de nostalgia, Nowaki se hundía más en la locura de su amor.

 

—¿No tienes nada mejor que hacer?

 

Hiroki miraba a su novio que sentado en un pequeño banco lo observaba ir y venir.

 

—No. —Respondió Nowaki con simpleza, regalándole una de sus hermosas sonrisas.

 

Hiroki negó con la cabeza y suspiró, la risa de su jefe y de su otro compañero no le ayudaba tampoco, Nowaki tenía a todos de cómplices.

 

—No es posible que te la pases aquí cada vez que quieras. —Le reprendía Hiroki suavemente. En el fondo adoraba cada día que pasaba con Nowaki y las atenciones que este le daba.

 

—Claro que es posible. — Dijo Nowaki sonriendo, volteó su mirada hacia el dueño de la pequeña tienda y le preguntó con picardía. —¿Verdad Chihiro sama, que yo puedo venir cuando quiera?

 

El anciano le sonrió con amabilidad. —Claro que si hijo, mi tienda es tu tienda.

 

Todos rieron menos Hiroki, que los miró con seriedad, guardando su alegría en el interior del corazón.

 

—Son tal para cual. —Dijo Hiroki señalándolos a todos. —Los tres están locos.

 

Nowaki le pasó una rosa y Hiroki siguió armando el ramo que estaba por terminar.

 

—Te amo. —Le susurró Nowaki al oído. Hiroki se sobresaltó pues no lo había visto moverse de su asiento.

 

—Interrumpe mi trabajo Doctor. —Le espetó Hiroki recobrando el aliento y haciéndose el desentendido.

 

Nowaki posó sus manos en la fina cintura y le susurró besando su cuello. —¿No me amas?.

 

Hiroki paseo su mirada por la tienda, avergonzado de que sus amigos vieran aquello, pero los muy alcahuetas se habían desaparecido dejándolos a solas. Hiroki negó con la cabeza y le dio el toque final al ramo, para luego darse la vuelta y mirar a Nowaki con una dulce sonrisa.

 

— ¿Cómo es que todo el mundo hace lo que tú quieres?

 

Nowaki lo besó despacio, murmurando entre besos.

 

—No todos… tú aun no lo haces… tú que eres lo único que amo, no te puedo conseguir.

 

—Caprichoso. — Le dijo Hiroki, rodeándole el cuello con sus brazos y entregándose al beso tiernamente.

 

—Mis hermanos quieren conocerte y mi vida entera está esperando por ti. Es como si todo se hubiese detenido y estuviera a la espera de que tu…

 

Hiroki interrumpió las enamoradas palabras con un dulce beso y con una simple petición. —Dame tiempo.

 

Nowaki suspiró, había algo en el corazón de Hiroki, algo que no le permitía ser feliz. Sabía que Hiroki luchaba contra eso, pero no sabía cuánto tiempo le iba a tomar, para que el castaño decidiera darse una oportunidad, para que se entregara al amor.

 

—Te amo. —Le dijo Nowaki besándolo con ternura. —Ojala pronto decidas confiar en mí.

 

Hiroki negó con la cabeza, no quería que Nowaki se afligiera, no quería que pensara que no confiaba en él. Solo quería tiempo para alejar sus miedos, para apagar esa voces que el gritaban en su cabeza, que eran un fracasado, que no valía nada. Quería entregarle su corazón a Nowaki libre de miedos,  tristezas, y de resentimientos.

 

—Yo confió en ti Nowaki solo…

 

El timbre de su celular, interrumpió sus palabras. Hiroki suspiró.—Disculpa. — Le dijo a Nowaki y fue a atender.

 

[Hola Tenshin... ¿Qué?...¿A dónde lo llevaron?...Si ya salgo para allá…¿Le avisaste a alguien más?...Gracias]

 

—¿Que paso?. —Le preguntó Nowaki acercándose cuando lo vio pálido y tembloroso.

 

—Mi hermano…mi hermano está en el hospital. —Murmuró Hiroki a punto de echarse a llorar.

 

******

 

Shinobu estaba sentado en una banca fuera del bufete donde ahora trabajaba. La oficina era enorme y estaba ubicada en un lujoso edificio en el centro de la ciudad. Shinobu amaba su trabajo, a veces tenía que entregar correspondencia entre las diferentes oficinas, otras le tocaba sacar copias, o armar y empastar los trabajos que los abogados le daban. Era un lugar agradable donde le trataban bien.

 

Su jefe, Sumi Keiichi, era un joven sereno y un poco serio, llegaba temprano y se encerraba en su oficina y no salía sino hasta el mediodía cuando se iba para no volver. A veces lo miraba extraño, pero nunca había sido desagradable con él.

 

Shinobu sonrió cuando al final del pasillo vio a Miyagi salir del ascensor. Lo esperaba como cada tarde y el medico lo llevaba hasta su casa, eran momentos alegres para Shinobu, el medico siempre le hacia reír, o lo interesaba con múltiples temas de conversación.

 

—Hey pequeño lamento llegar tarde, había un tráfico terrible.

 

Shinobu desestimo la disculpa con un gesto de su pequeña mano.

 

—No se preocupe Miyagi san, no hace mucho que espero.

 

Ese día Shinobu le esperaba con gran alegría, pues en sus bolsillos, brillaba su primer sueldo. Miyagi pudo ver la impaciencia en los hermosos ojos grises.

 

—A donde me vas a llevar. —Preguntó mientras lo escoltaba al ascensor.

 

Shinobu rio sonoramente, al escuchar aquellas palabras, pensaba que el hombre había olvidado su cita.

 

—A la heladería más rica que haya por aquí. —Dijo el rubio con entusiasmo.

 

Miyagi estaba pensando en un buen sitio, mientras escuchaba a Shinobu parlotear.

 

—Después vamos a comprarle un dulce a Ryu, él dice que los bebes tienen antojo de fresas. También quisiera ver si puedo comprarle ropita, vi una tienda de bebes en la esquina…¿Podríamos pasar por allí Miyagi san?.

 

Ya se dirigían al auto cuando Shinobu hizo aquella pregunta. Miyagi sonrió y alboroto su cabello abriéndole la puerta del auto. —Vas a gastar el sueldo en una sola tarde si sigues así. ¿Por qué no te lo tomas con calma y les compras cosas poco a poco?

 

Shinobu le sonrió cuando este se montó en el auto y lo encendió para marcharse. —Tiene razón…¿Pero aun puedo llevarle el dulce verdad?

 

Miyagi asintió, pero no alcanzó a decirle nada pues su teléfono sonó.

 

[Hola, si está conmigo…¿Cuando fue eso?...Bien voy para allá… No, debe estar con Haruhiko, yo lo llamare…bien]

 

Shinobu lo miró expectante, la expresión del médico se había vuelto ansiosa y preocupada.

 

—Shinobu, Misaki fue llevado de emergencia al hospital. Hiroki va de camino para allá.

 

Shinobu palideció. —Que…¿Qué le paso a Misaki?

 

—No lo sé pequeño… no lo sé. Iremos para allá, lo llevaron al hospital donde yo trabajo, tengo que llamar a Haruhiko para que busque la forma de decírselo a Ryu.

 

Shinobu se hundió en el asiento, silencioso, ¿cómo es que cuando todo estaba bien, las cosas se torcían?.

 

******

 

—Eres exagerado, compraste comida como para un batallón.

 

Refunfuñaba Ryu cuando bajaron del ascensor. Haruhiko solo sonreía cargado de bolsas. Cuando abrieron la puerta, Ryu se extrañó de encontrar todo silencioso.

 

—Hiroki, Shinobu…estoy casa. —Gritó dejando las llaves en la mesita de la entrada.

 

—No hay nadie…que raro, a esta hora ya Hiroki está aquí, y usualmente Shinobu también.

 

El joven volteo a ver al médico. —A Miyagi san no se le habrá ocurrido llevar a mi hermano al alguna parte…¿O sí?

 

Haruhiko sonrió. Ciertamente Ryu tenía a Miyagi entre ceja y ceja.

 

—Shinobu cobra hoy su primer sueldo, seguro anda por allí arrastrando a Miyagi de tienda en tienda para comprarles algo a los bebes.

 

La mirada de Ryu cambio de molesta a enternecida. Haruhiko tenía razón, ya imaginaba al pobre medico corriendo tras el hiperactivo de su hermano.

 

—Más le vale que sea así. —Le reprochó a Haruhiko más risueño que molesto.

 

Ryu hizo una mueca y toco su costado, los bebes no habían dejado de moverse.

 

—¿Te duele?. —Le preguntó Haruhiko, dándole un suave masaje en el lugar.

 

—Es algo incómodo, es como si se cansaran cuando estoy en una sola posición y protestaran para que me moviera.

 

Ryu miraba su barriga con ternura. Haruhiko sonrió mientras seguía con el masaje.

 

—Van a salir caprichosos como su mama.

 

—Oye yo no soy caprichoso. —Protestó Ryu dándole un ligero empujón.

 

Haruhiko rio divertido. —Sí, si lo eres.

 

Ryu lo miró con seriedad dispuesto a decirle sus verdades, cuando el celular salvó al médico de ser insultado.

 

—Te salvaste… voy al baño. —Le susurró Ryu desapareciendo por el pasillo.

 

Haruhiko vio la pantalla y sonrió, Miyagi se ganaría un regaño si él no le advertía a tiempo que trajera al rubio temprano.

 

[Hey, tienes diez minutos para llegar antes de que…¿Qué?...¿Se sabe algo?...No, estamos en el departamento… Si hiciste bien en no llamarle… No, yo buscare la manera de decirle… Llama a Akihiko, creo que el tenia guardia hoy…Estaré allá en cuanto pueda]

 

—Haruhiko llama a Miyagi para ver por dónde vienen, yo voy a llamar a Hiroki, tengo hambre y estos dos también deben tener están muy in…

 

Haruhiko estaba en medio de la sala con una rostro serio que no pudo enmascarar.

 

—¿Qué paso?... ¿Te llamaron del hospital?, ¿Problemas con algún paciente?

 

Haruhiko, no sabía cómo decirle, de cualquier forma iba a alterarse, Misaki era su hermano, era como su hijo. Ryu amaba a sus hermanos más que a su vida. Haruhiko quiso gritar de rabia por tener que causarle ese dolor a Ryu.

 

—Ryu. —Le dijo tomando sus manos, el joven comenzó a temblar,  aquellas palabras no traerían nada bueno.

 

—¿Que paso Haruhiko?, ¿son mis hermanos?, ¿Les paso algo?

 

Haruhiko lo tomó por la cintura cuando lo sintió desfallecer, lo llevó con cuidado a sentarse en el mueble y le hablo con seriedad, con esa que usaba con sus pacientes cuando debía dar una mala noticia.

 

—Ryu necesitas ser fuerte, tus bebes estarán bien si tú lo estas…¿me entiendes?. —Le preguntó Kaoru tomándolo por los hombros y asegurándose de que lo mirara a los ojos.

 

—Dime que estarás calmado Ryu… promételo. —Esta vez Haruhiko le hablo con un dejo de brusquedad, pues Ryu se notaba muy alterado.

 

—S…Si…—Logro balbucear el joven.

 

Haruhiko lo tomo de las manos y le habló esta vez con suavidad. —Misaki está en el hospital.

 

El mundo de Ryu se volvió gris, se perdió el sonido, e incluso dejó de estar sentado en aquella habitación, se encontró en la nada, con aquellas palabras torturando su mente. Habría gritado de desesperación, si sus hijos no hubiesen comenzado a moverse, recordándole que estaban allí, diciéndole que ellos también lo necesitaban.

 

—Quiero estar con mi hermano. —Dijo lo más sereno que pudo.

Haruhiko lo pensó unos segundos y asintió, impedírselo sería peor, y en el hospital tenía más recursos para atenderlo si algo ocurría.

 

En el auto Ryu acariciaba su vientre aferrándose a sus hijos, silenciosamente rezaba para que nada malo le ocurriera a su hermano, y le rogaba a la vida que no le quitara nada más.

 

******

 

Pero no solo Ryu rogó porque la vida no le arrebatara a Misaki. Akihiko sintió que estaba dentro del infierno, desde el preciso momento que subió con Misaki a la ambulancia.

 

Un simple desmayo se había vuelto una vertiginosa carrera contra el tiempo. Los signos vitales de Misaki estaban muy bajos, sus latidos apenas se sentían. La fiebre era alarmantemente alta. Cuando llegaron al hospital Misaki apenas respiraba. Akihiko se movía afanosamente, nunca se había sentido de aquella forma, era como si le arrancaran un pedazo de su corazón.

 

El dolor era apenas soportable, y más cuando descubrió el foco de toda aquella desgracia, la piel casi ennegrecida, la infección bajo esta arrastrándose silenciosa por el torrente sanguíneo, solo le hubiese tomado unos días más para que aquel daño fuera irreversible. Y aun ahora Akihiko estaba luchando con todo lo que tenía, para arrebatarle a Misaki a la oscura muerte, que parecía estar rondando el lugar.

 

—La infección está muy avanzada. —Decía le médico de guardia que estaba ayudando a Akihiko.

 

—¿Dónde está el antibiótico que pedí?. —Grito Akihiko, viendo como la gente no se estaba moviendo al ritmo que el necesitaba.

 

No iba a permitir que se muriera, no en sus manos, no sin haber escuchado todo lo que tenía que decirle, no sin haber hecho una historia juntos.

 

“No te mueras mi estrella, no me dejes sin tu luz”

 

En aquella fría sala de hospital,  Akihiko se sentía desolado, con la sangre de Misaki en sus manos. Miró su dulce rostro, donde recordó las deliciosas sonrisas que le daba, ahora blanquecino y desprovisto de luz. El corazón  de Misaki palpitaba a un ritmo frenético, para bajar y luego comenzar de nuevo a correr. Todo era un caos,  las enfermeras que gritaban y se movían afanosas, el médico que lo ayudaba luchando como él, contra la  muerte.

 

 Y el frio colándose más profundo en su alma, en su corazón, la desesperanza llenando sus sentidos, y las garras de la muerte cerniéndose sobre su dulce amor, queriendo arrebatárselo antes de haberlo hecho feliz, antes de haber caminado dichoso hacía un hermoso altar, antes de haber dicho si acepto, antes de haberlo tenido en una hermosa cama llena de blancas sabanas, antes de haberlo escuchado gemir su nombre desesperado. La muerte lo arrancaba de sus manos y no pudo verlo sonreír una última vez.

 

—Usami…Usami, ¿estás bien?.

 

Akihiko escuchó a su amigo, notó entonces que su rostro estaba lleno de lágrimas.

 

—Estoy bien. —Dijo limpiándolas con el dorso de su mano. —Ayúdame Fujimoto, no puedo dejarlo morir.

 

El médico no entendió nada, pero aun así renovó sus esfuerzos. La cirugía duraría varias horas, tenían que remover el tejido dañado y reconstruir la zona afectada. Pero eso era lo menos importante, era la severa infección contra lo que estaban luchando.

 

“No me voy a rendir, tú vas a estar bien, y abrirás los ojos para mí, y me escucharas decirte que te amo y viviremos el futuro que nos toca… te lo prometo”

 

Los pensamientos de Akihiko fueron interrumpidos por una enfermera. —Doctor Usami los familiares están aquí, quieren saber cómo está el paciente.

 

******

 

Nowaki y Hiroki fueron los  primeros en llegar, Nowaki dejó a Hiroki sentado en  la sala de espera mientras corría a averiguar que ocurría. Shinobu llegó unos minutos después, Se aferró a los brazos de Hiroki, y este le dijo con angustia. —Aún no se nada.

 

Miyagi iba a ir a investigar, cuando llegó Nowaki corriendo.

 

—¿Miyagi que haces aquí?

 

Hiroki y Shinobu los miraron extrañados.

 

—Trajeron al hermano de Shinobu aquí, necesito saber cómo esta.

 

—¿Ustedes se conocen?. —Preguntó Hiroki.

 

—Si mi amor, Miyagi es amigo de la infancia.

 

—¿Cómo esta Misaki?. —Preguntó Shinobu. Nowaki les conto lo que había averiguado.

 

—Está en cirugía, mi hermano y el Doctor Fujimoto lo están atendiendo.

 

—¿Va a estar bien?. —Preguntó Hiroki con aprensión. Nowaki lo miró con cariño,  no le diría más de lo que había averiguado, prefirió esperar que todo saliera bien.

 

—Hay que esperar mi amor.

 

Hiroki se sentó con Shinobu entre sus brazos en uno de los muebles de la sala de espera. Miyagi aprovechó para alejar a Nowaki un poco y preguntarle la verdad de lo que ocurría.

 

—¿Que tan grave es?

 

Nowaki suspiró. —La enfermera me dijo que llego en shock, tiene un principio de sepsis, ahora están removiendo el tejido necrosado, le hicieron varias transfusiones y está con tratamiento antibiótico.

 

—¿Sepsis?. —Susurró Miyagi, las infecciones en la sangre eran mortales en un alto porcentaje. Ellos eran médicos, sabían que el panorama no era favorable.

 

—Hay que esperar Miyagi y tener fe.

 

Ryu entró con Haruhiko segundos después de aquellas palabras, Shinobu corrió a abrazarle y el joven lo cobijó en sus brazos derramando amargas lágrimas. Nowaki miró todo sorprendido, el amor de su hermano era el hermano de su novio, Miyagi salía con otro de los hermanos, y de repente sintió que el que estaba en el quirófano también era su familia, y se sintió triste de conocerlos a todos de aquella terrible forma.

 

—¿Cómo esta Misaki?. —Preguntó Ryu entre sollozos. Haruhiko le susurró algo llevándolo a sentarse con sus hermanos, Hiroki también se acurrucó en sus brazos y los tres lloraron compartiendo su dolor.

 

—¿Que sabes?. —Le preguntó Haruhiko a Miyagi. Nowaki fue el que respondió.

 

—Lo están operando, tiene un principio de sepsis, llegó en shock al hospital, Akihiko lo está atendiendo.

 

Haruhiko cerró los ojos tratando de que Ryu no viera su gesto de preocupación. De pronto le preguntó a Nowaki con curiosidad.

 

—¿Qué haces aquí?, tu estas libre hoy.

 

—Vine con mi novio. Resulta que ustedes ya lo conocían.

 

Si Haruhiko no hubiese estado tan angustiado habría sonreído con alegría, un peso se le había quitado de encima. Hiroki era un joven honesto, amable y agradable que Haruhiko tenía en alto aprecio, estaba feliz de que su hermano se hubiese enamorado de un joven como él.

 

—Estoy muy contento de que Hiroki sea tu novio, es un gran joven. —Haruhiko acaricio el cabello de Nowaki con ternura paternal, y supo que si estuviera en la misma situación que Ryu y sus hermanos, se estaría muriendo de pena.

 

—Entrare a ver cómo van… cuiden a Ryu por favor, está muy angustiado.

 

Miyagi y Nowaki asintieron. Haruhiko caminó hacia los hermanos y les hablo con suavidad.

 

—Voy  a entrar a ver cómo va todo, saldré en lo que tenga noticias.

 

Ryu sollozó, Haruhiko se arrodillo frente a él, y besó sus manos con ternura.

 

—Recuerda lo que me prometiste. Misaki va a estar bien, los mejores especialistas están con el ahora. Les contare todo lo que pase.

 

Ryu asintió y Haruhiko se puso de pie para casi correr a los quirófanos.

 

No pudo entrar, la cirugía estaba en curso y Akihiko fue inflexible, nadie entraba. Lo vio todo desde el atrio de observación, los vidrios enormes le enseñaban el quirófano. Su hermano se movía, metódico, ágil, pero su rostro contaba una historia diferente. Se veía fuera de sí, intranquilo, cansado y ¿triste?.

 

Haruhiko sintió a alguien entrar, era la jefa de enfermeras, le había pedio a la mujer que lo mantuviera informado. Todo el mundo estaba en alerta, el hermanito de Ryu estaba allí, y todas querían al joven asistente de Haruhiko, todo el mundo estaba rezando porque el chico saliera bien.

 

—La infección es grave Doctor Usami, la cirugía ya casi termina, pero no logran hacer retroceder la fiebre. Los signos vitales se estabilizan por momentos pero caen en segundos. Temen que entre en paro.

 

Haruhiko la escuchaba sin verla, cuando las palabras terminaron, el pitido de una máquina, estremeció su corazón.

 

—Enfermera un miligramo de atropina, gritó Akihiko concentrado en terminar de suturar la herida.

 

“Aguanta mi amor, aguanta por favor”

 

Haruhiko se puso de pie con sus manos en puño, rogando en silencio.

 

Akihiko gritaba órdenes, la presión iba en caída,  los latidos del corazón haciéndose vagos. El tiempo se detuvo en el corazón de Akihiko, los flashes de sus recientes recuerdos destellando en su mente y el sonido de la maquina se volvió  un solo tono, el tono lastimero que declaraba el adiós.

 

La sonrisa  coqueta de Misaki, sus labios llenos y sensuales con un delicado brillo, sus maravillosos ojos verdes mirándolo con pasión, sus gemidos apagados en cada beso. Akihiko recordó sus manos en la suave piel, recordó su cabello brillante, recordó sus palabras.

 “Aquí me tienes ¿ahora qué vas a hacer conmigo?”

 

Yo quería amarte por siempre. —Susurró Akihiko con sus manos llenas de sangre.

 

Porque le había echo eso la vida, porque se lo quitaba cuando apenas lo había encontrado, porque le había dado valor a su corazón, para después robarlo de sus manos. Le dolió tanto, de tan terrible forma que el inmenso dolor lo hizo reaccionar.

 

“No dejare que te lo lleves”

 

Gritó nuevas órdenes, golpeo al terco corazón que se negaba a volver, lo masajeo hasta el cansancio, peleo una guerra contra la muerte y esta lo dejo ganar. El pitido de la maquina cantó una nueva melodía, las líneas que se dibujaban en la pantalla le decían que había vida en el fuerte corazón de Misaki, la presión lentamente volvió a su cauce. Fueron segundos aquellos en los que luchó con la muerte, pero a él le parecieron horas. Por el momento había ganado, pero tendría que seguir peleando.

 

Haruhiko respiró con alivio, por un momento pensó que todo estaba perdido. Supo entonces que estaba más interesado en Ryu de lo que pensaba, cuando sintió el dolor del joven como el suyo propio, cuando lloró por Misaki como si fuera su familia, cuando se alegró por que el pequeño se salvara. ¿Estaba enamorado de Ryu?, eso lo desconcertaba, y lo complacía de la misma forma, Ryu le daba alegrías que nadie le había dado. Respiró dejando esos pensamientos atrás, ahora lo importante era que Misaki se salvara,  y que Ryu no saliera lastimado por todo aquello.

 

—Enfermera Matusmoto, ordene que preparen una habitación para Ryu, no va a querer irse del hospital y es necesario que descanse.

 

La jefa de enfermeras asintió y salió rápidamente del lugar. Haruhiko le dio un último vistazo a su hermano, que seguía trabajando en Misaki, y salió a hablar con Ryu y sus hermanos.

 

Nowaki estaba sentado con Hiroki entre sus brazos, Miyagi se paseaba impaciente de un lado a otro. Ryu miraba las puertas en espera de que Haruhiko saliera y les dijera algo, Shinobu entre sus brazos sollozaba quedamente.

 

Haruhiko salió finalmente, todos se pusieron de pie.

 

—La infección es grave, están terminando de operarlo. Akihiko está haciendo todo lo posible para estabilizarlo.

 

—Haruhiko, Misaki…se…se va a salvar ¿verdad?.

 

Haruhiko hubiese querido decirle que sí, hubiese deseado darle paz a su corazón, pero como médico no podía mentir.

 

—Tenemos que esperar Ryu, debes estar calmado y tener fe. —

 

Ryu sollozó y Haruhiko lo abrazó con amor.

 

Por lo que les pareció una eternidad se sentaron todos en silencio  a esperar. Finalmente Akihiko salió.

 

Haruhiko se puso de pie, seguido por Ryu. Hiroki se había dormido en los brazos de Nowaki y con el alboroto despertó, todos se agruparon alrededor del médico, que agotado los miró sin entender.

 

—¿Cómo está mi hermano Akihiko san.?. —Preguntó Ryu con angustia.

 

— ¿Misaki es tu hermano, Ryu?

 

—La reunión familiar te la explicamos luego Akihiko, dinos como esta Misaki.

 

Espetó Haruhiko tratando de mantener la calma de Ryu.

 

Akihiko respiró con cansancio. —Quitamos todo el tejido necrosado, tuvimos que hacer una cirugía reconstructiva, ya que parte de su ombligo estaba infectado. —Akihiko suspiró. —La infección es agresiva, pero el último antibiótico que se usó está siendo favorable. Necesitó varia transfusiones, afortunadamente su tipo de sangre fue fácil de conseguir en el banco de sangre del hospital. La función de su corazón se normalizo, pero aún tenemos problemas con sus pulmones, está conectado a un respirador. Afortunadamente sus riñones no colapsaron como es frecuente en caso de infección en la sangre, no hubo que hacerle diálisis.

 

Akihiko los miró con tristeza. —Es todo lo que puedo decir por ahora, solo nos queda esperar, las siguientes horas serán cruciales.

 

Haruhiko tenía sobre el casi todo el peso de Ryu, pues las piernas ya no sostenían al joven.

 

—Quiero…quiero ver a mi hermano. —Dijo Ryu entre sollozos.

 

—Eso no será posible Ryu, él está en terapia intensiva, en aislamiento, la infección es muy agresiva y no podemos permitir que nada altere sus defensas.

 

Ryu se rebeló contra aquello, él tenía que estar con su hermano, tenia que estar allí para él, no quería que su hermanito se fuera sin haberlo visto, tenía que darle fuerzas, tenía que rogarle que se mejorara, que no lo abandonara.

 

—Yo… yo tengo que verlo…tengo que estar con el…Mi hermano me necesita…

 

Los sollozos se hicieron desesperados, el cuerpo no le respondía a Ryu, y sin poderlo evitar perdió el sentido en los brazos de Haruhiko. Hiroki y Shinobu lloraron de angustia. Una enfermera, junto con Miyagi  corrieron por una camilla, Haruhiko respiró con impotencia, mientras aferraba a Ryu entre sus brazos.

 

Cuando Ryu fue colocado en la camilla, Haruhiko les hablo a Hiroki y Shinobu.

 

—Lo dejare hospitalizado esta noche,  ya me esperaba esto. Ustedes deberían ir a descansar, ya no pueden hacer nada aquí. Los mantendré informados del progreso de Misaki y mañana pueden volver.

 

—Yo quiero quedarme, no quiero dejar a mis hermanos aquí… no quiero.

 

Shinobu lloró con amargura, Hiroki miró  a los médicos desesperado.

 

—Son lo único que tenemos… por favor. —Rogó el castaño con dolor.

 

Nowaki lo atrajo a sus brazos, y miró  a sus hermanos. —Los acomodare en mi consultorio, allí podrán descansar.

 

Haruhiko asintió y se fue tras la camilla que llevaba a Ryu. Akihiko asintió diciendo con seriedad.

 

—Los mantendré informados.

 

Cuando Akihiko se fue. Nowaki abrazo también a Shinobu y se fue a su consultorio seguido por Miyagi. Aquella sería una larga noche.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).