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APARTAMENTO DE SOLTERO por Butterflyblue

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Notas del capitulo:

Bueno no me tarde mucho verdad... Aja pero no se acostumbren, es porque aproveche el domingo jejejejeje, les dejo el segundo capitulo y nos vemos el viernes.

 

Besitos a todas.

Sentimientos

 

Ryu entró al departamento con la molestia apenas contenida, tras él, Hiroki caminaba con el pequeño gatito entre sus manos. El castaño se había ido directamente a la cocina, y se sobresaltó cuando escuchó, como todo el edificio debió haberlo hecho, el grito de Ryu desde la sala.

 

— ¡¿A dónde demonios piensas ir vestido así?!

 

Ryu, pensó por un momento que el mundo entero estaba confabulando contra él, y sus hermanos estaban haciendo lo posible por hacerle la vida a cuadros.

 

—Voy a trabajar Ryu y deja el escándalo, piensa en el regalito que tienes en la barriga.

 

Misaki le respondió con desdén mientras agregaba una banda de cuero a su muñeca. Hiroki llegó en el momento justo en el que Ryu iba a gritar algo más, el castaño repasó la apariencia de Misaki, entendiendo el disgusto de Ryu. El pequeño castaño llevaba un pantalón blanco completamente ceñido al cuerpo, tanto que de alguna forma parecía estar dibujado sobre la piel, y por lo tanto no dejaba mucho a la imaginación.

 

Las gráciles piernas, las redondeadas caderas, las perfectas nalgas, y hasta el bulto entre sus piernas se notaban perfectamente en la ajustada tela haciéndolo ver, delicioso sí, pero también absolutamente vulgar. El vestuario era complementado con una también ajustada camiseta negra que dejaba ver los tatuajes en la espalda del chico e insinuando los piercings que colgaban de sus tetillas. El cabello recogido en una cola alta, las orejas llenas de más piercings y zarcillos, los labios con un brillo transparente, un poco de delineador en sus ojos. La apariencia totalmente andrógina y atrayente que tantos problemas le había traído a Misaki y que a él tanto le gustaba llevar.

 

—¿Para ir a trabajar a la discotienda necesitar ir vestido así?

 

Le preguntó Ryu, moderando la rabia que lo consumía, por el bien de su hijo.

 

—Ryu ya tengo diecinueve años, deja de tratarme como un niño. Ocúpate de tus asuntos, tu eres mi hermano no mi padre.

 

El rostro de Ryu se ensombreció, Misaki sintió un dejo de dolor por haber causado aquella triste expresión en la persona que les había dado tanto. Ryu había sido su padre y su madre desde la muerte de estos, los había cuidado, y ayudado aun a costa de el mismo. No era justo tratarlo de esa manera.

 

—Ryu yo…

 

—Haz lo que tú quieras. —Le dijo Isaka, interrumpiendo así sus disculpas. Cerró los ojos y respirando profundo preguntó — .¿Dónde está Shinobu?

 

—Encerrado en la habitación. —Respondió Misaki con tristeza. Ryu caminó hacia el lugar sin mirar atrás.

 

Misaki recogió su bolso y se dispuso a salir. Hiroki puso sobre sus hombros una chaqueta.

 

—Cuídate.

 

Le dijo el castaño con cariño. Misaki le sonrió y salió silenciosamente de la casa.

 

Miau

 

Hiroki le sonrió al gatito que se restregaba en sus piernas.

 

—Vamos a buscar que darte de comer.

 

Le dijo tomándolo entre sus manos. Antes de ir a la cocina miró hacia el pasillo, temía por Ryu y por su bebe, todos aquellos líos podrían afectarlos. Pero ellos eran una familia y como familia debían resolver sus problemas.

 

Ryu abrió despacio la puerta de la habitación. Shinobu estaba sentado en la cama,  mirando por la ventana. Se sentó a su lado y con calma preguntó.

 

— ¿Qué fue esta vez?

 

Ryu sintió su corazón estrujarse, Shinobu volteo hacia él, su hermoso rostro mallugado por los golpes. El pequeño rubio se metió entre sus brazos y sollozó como un niño asustado. Sus hermanos eran tan diferentes, mientras que Misaki le escondía sus sentimientos, y cubría su dolor con aquella mascara de frivolidad y prepotencia. Shinobu con el único que se abría era con él, aunque con los demás fuera un pendenciero, aunque para los demás fuera el rudo y fuerte muchachito, con él era el dulce y pequeño hermanito que siempre cuidó.

 

—Ellos se dieron cuenta.

 

Dijo el rubio entre sollozos. Ryu lo separó de su pecho limpiando sus lágrimas. —¿Se dieron cuenta de qué?

 

 

—De mi condición, todos en la secundaria saben que soy fértil.

 

Shinobu le relató despacio los hechos de aquel día, y por qué había tenido que romper algunas narices.

 

******

 

—Se le recuerda a todos los alumnos que deben pasar por enfermería para su chequeo obligatorio.

 

Shinobu tembló de miedo, esta vez no podría escaparse, lo había logrado las veces anteriores pero este era el último chequeo y lo necesitaría para poder graduarse. Temblando caminó a la enfermería rogando para que todo fuera superficial y nadie se diera cuenta de su condición.

 

—Isaka Shinobu. —Llamó la enfermera. Él, caminó con pasos inciertos internándose en el consultorio. Shinobu dio un respingo cuando el hombre que iba a atenderle le sonrió con amabilidad.

 

—Buenos días Shinobu kun, soy el doctor Miyagi Yö.

 

Shinobu asintió con seriedad sin decir nada, el hombre era atractivo y amable.

 

—¿Le tienes miedo a los reconocimientos físicos?. —Le preguntó Miyagi amablemente.

 

Shinobu había retrocedido asustado cuando el hombre había estirado sus manos hacia él.

 

—No le tengo miedo a nada, solo quiero que haga esto rápido para poder irme.

 

Le contestó con rudeza, pero lo cierto era que si estaba asustado. Miyagi le sonrió y se acercó despacio. Le hizo algunas preguntas tratando de hacer que se relajara y cuando le tocó pedirle que se desvistiera lo hizo con amabilidad. Shinobu lo hizo a regañadientes y para Miyagi finalmente fue obvio el  porqué del nerviosismo del pequeño rubio.

 

Las caderas levemente redondeadas, los pezones un poco más oscuros de lo normal, estaba seguro que si hacia un reconocimiento genital encontraría la imperceptible ranura por la que daban a luz. Shinobu era fértil y eso era obvio que trataba de ocultarlo. Miyagi suspiró, eran muchos los casos de jóvenes fértiles, por mucho tiempo se les persiguió como si fueran fenómenos, pero en la época actual era algo natural y hasta normal. Supuso que su paciente tenía unos padres aprensivos que le habían enseñado que aquello era algo malo o quizás había sido víctima de los pocos focos que quedaban de personas adversas a aquellos cambios que había logrado la naturaleza.

 

—No diré nada no te preocupes.

 

Le dijo el médico. Shinobu lo miró sin creerle, el medico sonrió y finalmente el rubio se relajó. Quizás si podía confiar en el guapo médico.

 

—No es algo malo ¿sabes?... eso de ser fértil no es malo.

 

Shinobu lo miró por unos segundos sin saber que decir, hasta que finalmente.

 

—No todos piensan así. Los chicos te molestan si lo saben, creen que somos débiles, como las chicas.

 

Miyagi rio, el sonido era suave y agradable, tanto que hizo que Shinobu sonriera.

 

—Yo conozco chicas muy fuertes, así que no esta tan mal que te comparen con una chica. Además esas personas que piensan así son unos tontos que solo le tienen miedo a los cambios. Los que discriminan a las demás personas son aquellos que están inconformes con ellos mismos. Son personas tristes que no saben quiénes son ni lo que quieren y enmascaran sus inseguridades atacando a los demás. Solo hay que no hacerles caso y dejarlos que se hundan en su ignorancia.

 

Shinobu asintió sin decir nada, obviar las críticas y los ataques de los demás a veces no era tan fácil.

 

—¿Antecedentes en tu familia?

 

Preguntó Miyagi para seguir con el reconocimiento. Shinobu respondió ya más tranquilo pues el médico le daba confianza.

 

—Mi hermano mayor está esperando un bebe, tiene cuatro meses. Misaki que es el que le sigue… el, bueno… él es extraño.

 

—¿Extraño?. —Preguntó Miyagi curioso.

 

—Sí, bueno, él parece una chica a veces, tiene tatuajes y se pone esos piercingsen todos lados, él también es fértil.

 

—Vaya tres hermanos fértiles, eso es un caso bastante peculiar. —Dijo Miyagi tratando de no sonar asombrado para no ofender a su paciente.

 

El resto de la consulta transcurrió normal. Shinobu se sentía cómodo con el hombre y al médico le gustaba y le intrigaba el pequeño chico. Miyagi rellenó el informe mientras Shinobu se vestía, la enfermera entró y cogió los papeles que le daba el medico dándoles un vistazo. Sus ojos se abrieron cual platos y su mirada se volvió fría. Miyagi notó el gesto de la mujer.

 

—¿Algún problema?.—Le preguntó, la mujer lo miró y negó con la cabeza.

 

—Le recuerdo que esos datos son confidenciales. —Le advirtió Miyagi por si acaso. Ella solo salió del consultorio sin decir nada.

 

—Bueno Shinobu, fue un placer conocerte… cuídate mucho.

 

Le dijo Miyagi estrechando su mano, Shinobu asintió y retiro la mano rápidamente saliendo casi en carrera del consultorio. Miyagi sonrió y llamo al siguiente chico.

 

Shinobu tomó su bolso y lo acomodó en su espalada, muchos jóvenes estaban esperando afuera para la consulta. De pronto, sintió que alguien lo halaba con fuerza y lo hacía voltearse.

 

—Monstruo… eres un fenómeno… cosas como ustedes no deberían existir.

 

Era la enfermera la que le decía aquellas cosas con tanto odio que le asustó. Salió corriendo del lugar, pero ya era tarde, muchos jóvenes habían oído y más tarde cuando salían de clases algunos de ellos lo habían atacado.

 

Siendo como era, se batió en fiera lucha con los chicos que le gritaban.

 

“Monstruo” “Mujercita” “Debilucho”

 

Mucho rato después estaba en la dirección, con la nariz y el labio roto, el ojo amoratado, pero su orgullo intacto. Los otros chicos a quienes ataco como poseído, estaban en enfermería, siendo atendidos, por las múltiples lesiones que les había causado. Él era muy fuerte y ese día se los demostró.

 

Miyagi intentó hablar con él. Algunos chicos le dijeron lo que había hecho la enfermera. Pero estaba recluido en dirección y solo un familiar podría llevárselo.

 

******

 

—¿Te parece que yo soy un monstruo por llevar un bebe en mi vientre?

 

Le preguntó Ryu besando su frente. Shinobu acarició el casi plano abdomen de Ryu y le dijo con cariño.

 

—Tú no eres un monstruo y yo amo a mi sobrino.

 

Ryu abrazó con amor a su hermano. —Entonces la próxima vez que te digan monstruo o lo que sea, piensa en él, piensa en que lo que te dicen es pura basura y no permitas que esas personas te dañen. Falta poco Shinobu en unos meses te graduaras y eso quedara atrás, iras a la universidad y todo será mejor.

 

Shinobu se separó de él y lo miro con tristeza. — ¿Cómo voy a ir a la universidad, si apenas tenemos para pagar la renta?...No, en lo que me gradué buscare un trabajo para ayudarte con él bebe.

 

Ryu lo abrazó de nuevo,  no era momento de discutir aquello, estaba cansado y triste, pero él no permitiría que su hermanito no fuera  a la universidad. Había perdido la batalla con Misaki, pero con Shinobu no la perdería.

 

Salió de la habitación mucho tiempo después, Shinobu se había quedado dormido después de llorar un largo rato.

 

—¿Como esta? —Preguntó Hiroki, dándole un té y acompañándolo a sentarse en la sala.

 

—Mañana será un día difícil… una enfermera revelo su condición y los chicos lo molestaron por eso. Tengo que hacer algo para que no lo expulsen.

 

—¿Quieres que vaya contigo?. —Hiroki estaba preocupado por su amigo, ellos lo habían acogido como uno más de su familia, cuando la suya le había fallado, después de cinco años viviendo juntos, eran como sus hermanos también.

 

—No, tú tienes que trabajar, no podemos darnos el lujo de que alguien se quede sin empleo.

 

Ryu acaricio su vientre. —Mucho menos ahora.

 

De pronto sintió que algo esponjoso se metía en su mano. El gatito le recordó lo que había pasado hace unas horas.

 

—Hola bola de pelos.

 

Le dijo llorando y lo abrazó despacio. Hiroki lo dejó solo, sabía que el joven necesitaba descargar su tristeza y a Ryu no le gustaba que nadie lo consolara.

 

El teléfono de la casa sonó y Ryu lo tomó respirando profundo para calmarse.

 

[Lo siento…]

 

Ryu lo sabía, sabía que él llamaría en cualquier momento, sabía que esas serían sus palabras, pero ya estaba cansado de todo aquello. No podía seguir así, no podía. Tenía que tomar una decisión por su bien y por el bien de su hijo.

 

[Ya no puedo seguir con esto Kaoru.] Le dijo con firmeza.

 

[No digas eso mi amor… tú sabes que yo te amo, que tú eres el único al que amo] Kaoru se escuchaba desesperado.

 

[Entonces déjala…Déjalo todo, ven conmigo, hagamos una familia juntos Kaoru… yo también te amo.]

 

Ryu se estremeció con el silencio de su amor.

 

[…No puedo Ryu… Mi padre,  él…]

 

Ryu ya no quería escuchar más excusas, y antes de perder el valor le dijo con tristeza.

 

[Entonces olvídame… olvídalo todo… Se terminó Kaoru. Hoy le pongo punto final a todo esto. Mándame mis cosas con un mensajero]

 

[Ryu por favor escúchame] Le rogo Asahina, pero era muy tarde.

 

[Adiós Kaoru]

 

—Vamos a dormir un rato bola de pelos. —Le dijo Ryu al gatito que lo miraba expectante y se fue a la habitación que compartía con Hiroki a descansar un poco. Mañana seria otro día.

 

******

 

—Vaya, pero si hoy te ves mejor que nunca.

 

Misaki se removió incomodo apartando las manos de su amigo.

 

—Tenshin deja de manosearme y ponte a trabajar.

 

—¡Bah! Eres un amargado. —Le dijo el joven sacándole la lengua.

 

Misaki sonrió, a veces no entendía a su amigo, lo había visto muchas veces coquetear con hombres grandes y fornidos, no entendía el gusto que tenía por andar tocándolo.

 

Se quedó en el mostrador ordenando cosas mientras Tenshin caminaba por los pasillos revisando que los cds estuvieran en su lugar. Era un trabajo tranquilo y agradable en una pequeña discotienda de un gran centro comercial.

 

—Oye. —Le gritó Tenshin desde uno de los pasillos. Misaki alzo su mirada viéndolo con fastidio.

 

—¿Qué?.

 

Tenshin le sonrió, adoraba sacarlo de sus casillas.

 

—Ayer pase por la tienda de Miharu, le llegaron nuevos piercings.

 

Misaki hizo una mueca de desdén. —Miharu no tiene higiene con esas cosas y tú lo sabes.

 

—Llegó el dragón que tanto te gustó el otro día. —Lo tentó Tenshin. A Misaki le brillaron los ojos, deseaba mucho aquel pendiente con un hermoso dragón dorado colgando de él, lo quería para su ombligo.

 

Misaki sonrió y Sumi supo que lo había convencido.

 

—Te tomas unos antibióticos y listo, ni se te va a infectar.

 

Le dijo el joven convenciéndolo más.

 

Misaki sabía que no era seguro, Miharu había tenido muchos problemas con denuncias por su falta de cuidado e higiene en el local, pero finalmente se decidió.

 

—Comprare los antibióticos hoy y vamos mañana.

 

Tenshin sonrió y siguió en su labor, mientras Misaki soñaba con el pequeño dragón dorado colgando de su ombligo.

 

—Te lo digo Akihiko, mañana estaré allí a primera hora y voy a hacer que despidan a esa mujer.

 

El aludido miró a su amigo con cansancio.

 

—Miyagi no has hecho sino hablar de eso toda la tarde, si hubiese sabido que te iba a traer tantos problemas no te habría enviado a la secundaria. Hablare con mi tío si es lo que quieres, ayudaremos al chico, pero ya deja en paz el tema ¿sí?.

 

Miyagi hizo un mohín de disgusto, miró alrededor y dijo con molestia.

 

—Está bien… Ahora dime… ¿qué hacemos aquí?

 

—Aikawa cumple años, quiero llevarle algo. —Le respondió Akihiko con un dejo de fastidio.

 

Miyagi bufo con molestia. —Sí,  porque me imagino que si te apareces con las manos vacías te va a armar un escándalo. No sé por qué mantienes el compromiso con esa bruja.

 

—¡Miyagi!. —Le gritó Akihiko  con molestia— . Estas igual que Nowaki.

 

Miyagi solo se encogió de hombros. —Tu hermano tiene razón, esa mujer no te traerá nada bueno.

 

—Bien eso es lo que esperaba de mi mejor amigo.

 

Rezongo Akihiko caminando rápidamente alejándose de Miyagi. Este caminó tras él alcanzándolo.

 

—Está bien… mira no lo dije a propósito, solo me preocupo por ti. Solo quiero que seas feliz… Vamos a comprar el regalo, quiero que lleguemos a tu casa para que llames a tu tío.

 

Akihiko suspiró y miró alrededor, el centro comercial era enorme y él estaba cansado después de todo el día metido en el hospital. —¿Qué le compro?.

 

Miyagi lo miró con ironía,  un implícito “En serio” en su  mirada. Akihiko sonrió a medias la expresión de Miyagi decía mucho.

 

—Está bien, no me veas con esa cara…Mira. —Le dijo señalando la pequeña discotienda. —Vamos allí, podría comprarle algo de música.

 

Miyagi sacudió la cabeza, ¿Sera que su amigo no sabía de Itunes?, pero no dijo nada, si en la era de la música digital él prefería comprar un cd, no le diría nada, se reiría mucho si, cuando Aikawa le lanzara el cd por la cabeza.

 

—Misaki…Misaki.

 

El aludido suspiró con molestia.

 

—¿Qué demonios quieres Tenshini?. — Misaki estaba ocupado con unas cuentas que no le cuadraban cuando su amigo vino a interrumpirle.

 

—Mira al pasillo uno, dos dioses griegos entraron a la tienda.

 

Tenshin corrió a atender a los recién llegados. Misaki levantó la mirada y se encontró con una nada despreciable vista. Ambos hombres estaban bien construidos, altos, sexys, musculosos y con un aire que decía que eran importantes.

 

—En que los puedo ayudar. —Escucho que Tenshin les decía. Misaki sonrió, su amigo puso énfasis en verse más atractivo y descarado de lo que ya se veía. Se quedó en el sitio cuando uno de los hombres le sonrió a Tenshin con amabilidad.

 

—Estoy buscando algo para regalar.

 

Bien, esa voz era única, suave como una cinta de seda, ronca y caliente como un trago de coñac, encantadora y sensual. Misaki se encontró deseando que aquella voz le susurrara palabras calientes al oído. Que aquel perturbador hombre le sonriera con esa suavidad. Por primera vez en su vida sintió mariposas en su estómago y un irrefrenable deseo de hacer a alguien suyo.

 

—Déjeme saber si encuentra algo que le guste. —Le dijo Tenshin apartándose y caminando con un acentuado contoneo en sus caderas, lo que hizo que Misaki sintiera una punzada de celos.

 

Varias personas llegaron al local segundos después, Misaki no apartaba la vista del que sería el nuevo objeto de sus sueños húmedos. Pero por un momento tuvo que distraerse para cobrarles a algunos clientes. Cuando terminó, lo buscó con la mirada y su corazón saltó de gozo al verlo acercarse. ¿Qué le diría?, ¿Cómo sería escuchar su voz tan cerca?, ¿Por qué el tiempo no podía detenerse en aquel instante?

 

—Disculpe señorita, ¿Qué precio tiene este cd?

 

“¿Qué demonios?... ¿Señorita?”

 

La magia se terminó, y Misaki escuchó el ensordecedor crash de algo rompiéndose en su interior.

 

— ¿A quién diablos le dices señorita?...IDIOTA

 

Misaki estaba furioso, con sus hermosos ojos verdes encendidos, y su rostro enrojecido por la rabia. Akihiko hizo un respingo al escuchar la obviamente masculina voz.

 

—Yo… lo siento… es… la verdad lo siento, pero pareces un chica.

 

Las palabas de Akihiko no hicieron más que caldear aún más los ánimos.

 

—¿Tengo que mostrarte el paquete para que veas que soy un hombre?, imbécil.

 

Le gritó Misaki iracundo. Akihiko se ofendió hasta los límites. Aun así trato de guardar la compostura.

 

—No quería ofenderte me disculpo.

 

—Pues fíjate para la próxima ciego, idiota.

 

Misaki estaba más allá de las disculpas.

 

— ¿Sabes qué?... ya no quiero nada. —Le dijo Akihiko tirándole el cd en el mostrador.

 

Misaki lo tomó y le dijo con desdén. —Pues que bien, ahora podrías largarte.

 

Akihiko resopló, pero Miyagi lo saco antes de que se metiera en una pelea con el pequeño castaño.

 

—Vaya si no es una pequeña fiera. —Le dijo Miyagi riendo con impresión, cuando ya estaban fuera de la tienda.

 

Akihiko se detuvo un segundo y volvió a entrar a la tienda, Miyagi corriendo tras él.

 

—¡¿Sabes qué?... si no te gusta que te confundan con una chica no te vistas como una!.

 

Le gritó a Misaki acercándose al mostrador.

 

—¡Yo me visto como me da la gana…tu…tu…gorila!.

 

Le dijo Misaki perdiendo los estribos y encontrándose sin que decir.

 

—¿Gorila?...¿eso es todo lo que tienes para decir niñita?

 

Misaki tomo el cd y se lo lanzo a la cabeza.

 

 —¡Más niñita serás tú!.

 

Le gritó el pequeño castaño y antes de que Sumi pudiera decirle nada, salió de detrás del mostrador para enfrentar a Akihiko.

 

—Metete con alguien de tu tamaño, tonto… idiota. —Le gritó enfrentándolo, y cuando se encontraron frente a frente, las cosas dieron un gran vuelco. Los amigos quedaron expectantes mientras ellos se miraban. Misaki aun con sus botas de tacón apenas alcanzaba el cuello de Akihiko. Akihiko lo miró por unos segundos, era una criatura adorable con toda aquella ropa ajustada y provocadora,  contrastando con el dulce e inocente rostro. Sus manos tensas posadas en sus caderas en posición amenazante. Misaki también se tomó unos segundos para mirar a su contrincante. Todo aquel varonil rostro, y ese cuerpo de ensueño, duro y tonificado, alto como el infiero y deliciosamente hermoso.

 

En los segundos que se miraron todo volvió a su cauce y la situación se volvió tan absurda que sin saber cómo, ambos se encontraron riéndose a carcajadas. Cuando la risa cedió paso a la serenidad, se miraron con complicidad.

 

—Siento haberte ofendido.

 

—Yo siento haberte dicho gorila.

 

Rieron un poco más y estrecharon las manos.

 

—Soy Misaki

 

—Y yo Akihiko.

 

—Y yo tengo hambre. —Dijo Miyagi interrumpiendo el idilio. Akihiko rodo los ojos haciendo sonreír a Misaki.

 

— ¿Te llevaras el cd?... te lo daré como cortesía de la casa.

 

—Regalado. —Refunfuño Tenshin perdiéndose por un pasillo y Misaki sonrió.

 

—No gracias Misaki, pero podría volver otro día y comprar otra cosa.

 

Akihiko no quería soltar la suave mano del hermoso joven. Pero al final tuvo que hacerlo, cuando este la retiro suavemente diciéndole con una dulce sonrisa. —Eres bienvenido cuando quieras.

 

—Te odio. —Le dijo Tenshin, cuando Miyagi y Akihiko se fueron. Misaki caminó al mostrador y sonriendo le saco la lengua.

 

—Mañana vamos por mi dragón, creo que quiero lucírselo a mi futuro esposo.

 

Misaki dijo aquellas palabras viendo a la puerta por donde había salido el hombre del que acababa de enamorarse locamente.

 


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