Irresistible at first look
Capítulo 2
- ¿Es necesario que estemos acá?- pregunté, mirando a mi alrededor. El boliche del hotel estaba tan lleno de gente, que parecía que todos los inquilinos estaban ahí.
- Sí- respondió Yixing, caminando hacia la barra conmigo siguiéndolo de cerca -Pedí algo para tomar... Mmm ¿Te gusta la cerveza?- asentí, levemente confundido -Pedí dos cervezas bien frías- sin responderle, caminé hasta la barra. Cuando me entregaron las bebidas, busqué a Yixing con la mirada. Mi boca se abrió un poco al encontrarlo bailando a unos metros de donde estaba. Se veía sensual, totalmente ido mientras seguía el ritmo con su cuerpo. Al notar que lo observaba, y que ya tenía su pedido conmigo, se acercó y agarró una de las cervezas, para enseguida tomar de ella -Esa es para vos- me informó, señalando con la cabeza a la botella en mi mano.
- Gracias, pero no puedo tomar. Estoy en horario de trabajo- se acercó a mí, y pegó su mejilla a la mía.
- Que sea nuestro secreto- susurró. Se separó apenas, y apoyó su mano sobre la mía, que estaba sosteniendo la cerveza. Hizo fuerza, haciendo que levantara mi brazo y llevara el pico de la botella a mis labios. Con su vista fija en mi boca, inclinó la botella y me hizo tomar de ésta. Tragué con dificultad cuando la alejó, y una gotita se deslizó por mi mentón; con su dedo pulgar lo limpió y se lo llevó a la boca. No pude evitar mantener mis ojos en sus labios unos segundos, hasta que sentí una mano deslizarse por mi cintura, pasando por mi espalda baja y yendo directo a mi trasero. Salí de la especie de trance en el que me había mantenido con sus acciones, y lo empujé un poco para alejarlo.
- ¿Que hacés?
- Te invito a tomar algo- se encogió de hombros, haciéndose el inocente -Bailemos.
- No me gusta bailar- me quejé.
- ¿Y? Yo quiero bailar con alguien. Bailemos- sacó su celular del bolsillo de su pantalón y lo miró.
- Está bien- bufé molesto.
Después de asegurarse de que yo estaba bailando, retomó sus movimientos al ritmo de la música, al parecer sabiendo que yo no quitaba mis ojos de él. Siendo tan... sexual al bailar, que me era difícil contener mis ganas de estamparlo contra la pared y besarlo con agresividad. ¿En que momento empecé a desearlo?
No supe como terminé contra una pared del lugar, con él acorralándome. Pegó su pecho completamente al mío, logrando que mi corazón empezara a latir con mucha fuerza. Deseando que no lo notara, esperé para ver cuales eran sus intenciones.
Se acercó lentamente, deteniéndose al estar a escasos centímetros y miró directamente a mis entrecerrados ojos. Rozó su labio superior con el mío inferior y se alejó, sonriendo con suficiencia.
- Voy a buscar algo para tomar- susurró, alejándose y caminando hasta perderse entre la multitud.
Sí, era un idiota que disfrutaba seduciendo a las personas, y burlándose de ellas cuando decidían ceder un poco ante él.
Un momento... ¿Dijo que iba a ir él mismo a buscar algo para tomar? Wow.
El siguiente mes lo pasé ordenando y limpiando su habitación, ya que no dejaba que nadie más que nosotros entrara. Llevándole comida, y dándole de comer; lavando su ropa, planchándola, doblándola y perfumándola con el perfume para la ropa de “Frutos del bosque” que tanto le gustaba; haciéndole masajes; pasándole protector solar por la espalda cuando estaba en la pileta; acompañándolo al sauna, a pesar de que odiaba entrar en ese cuartito húmedo y caliente. Jugando al tennis, yendo con él a bailar al boliche del hotel, o al casino; y soportando su enojo cuando perdía dinero. Siempre manteniéndome sumiso con la amenaza de llamar a su tío y hacer que despidieran a todos.
Aguantando su mal humor y sus comentarios desubicados. Porque no dejaba de insinuarse o intentar seducirme. O eso parecía al menos. Prácticamente viviendo y respirando para él. Algunas veces, incluso, me había llamado a mitad de la noche para que fuera a entretenerlo porque no se podía dormir.
Pero, a pesar de todo, me sentía extraño. Por un lado, la mayoría del tiempo, no lo aguantaba. Y empeoró cuando se enteró de que yo también era de una familia adinerada. El hecho de tener a su servicio a "Uno de los suyos" como había dicho, lo hacía sentirse más superior.
Aunque hubiera tenido algunos momentos de bondad.
Como cuando me vio casi llorando porque Mindy, mi computadora portátil, tenía un virus y no la lograba "curar", él se ofreció a arreglarla. Me sorprendió que él hubiera podido y yo no, que tenía bastante idea del tema.
O incluso una vez, después de que mi estómago casi lo dejara sordo, me invitó a comer. Ese día me había levantado tarde de nuevo, y no había llegado a desayunar nada.
Y por otro lado, me parecía terriblemente atractivo.
Zhang Yixing era todo lo que esperaba en un chico físicamente, pero con un humor de mierda y una personalidad caprichosa y un poco arrogante.
- BaekHyun, ya se que estoy buenísimo, pero dejá de mirarme así. Me vas a hacer un agujero- dijo Yixing, que estaba con los ojos cerrados recostado al lado de la pileta, tomando sol con sólo un pantalón corto. Yo me había sentado a su lado, con el caluroso uniforme que consistía en una camisa blanca, un pantalón negro ajustado y unos zapatos del mismo color.
- No te estaba mirando- mentí, desviando la mirada. Era verdad que había estado los últimos minutos observándolo absorto -Y para tu información, no estas buení...- me callé al ver su mano rozar su celular, que estaba al lado suyo.
- ¿Decías?- abrió sus ojos.
- Nada- bajé la cabeza, limpiando el sudor de mi frente con el dorso de mi muñeca.
- Si no me estabas mirando, ¿Entonces porque sudas tanto?- puse los ojos en blanco. Ese idiota se creía que todo giraba a su alrededor. Y, aunque no estuviera de acuerdo, en ese lugar parecía que así era.
- Hace muchísimo calor y, por si no lo notaste, estoy muy vestido- informé -El sol está fuertísimo...- sorprendido, vi como se sentaba.
- Vamos a las duchas. Tenés razón, hace mucho calor- cuando se paró y empezó a andar, agarré rápidamente su mochila y lo seguí levemente confundido por su repentina seriedad.
Entramos al vestuario, que estaba vacío, y caminamos hasta la zona de las duchas; donde dejé en un banco que estaba contra la pared sus cosas.
Me miró unos segundos, levantó su mano derecha y la apoyó en mi cabeza. Se acercó lentamente a mí, con una sonrisa, haciéndome retroceder hasta entrar en uno de los cubículos de las duchas.
- Tu cabeza está hirviendo...- susurró en mi oído -Espero que sea por tanto pensar en mí- agregó, bajando su mano desde mi cabeza hasta mi abdomen. La subió despacio por mi torso, pasando por mi pecho hasta llegar a mi cuello, donde acarició la zona. Me estremecí notablemente cuando su mano entró en mi camisa por la parte de arriba, abriéndola de a poco. Probablemente estaba todo empapado de sudor, debido a las horas que había pasado debajo del sol con esa ropa ajustada, pero a él no parecía importarle.
- ¿Que hacés?- cuestioné en un momento de claridad, alejándome y apoyándome en la pared. Se acercó a mí, acorralándome.
- Lo que quise hacer desde el segundo en que te vi- dijo simplemente, antes de inclinar su cabeza y lamer una de mis clavículas en toda su extensión. Me mordí el labio inferior levemente, viéndolo subir para mirarme a los ojos -¿Sabes?- murmuró, agarrando mis manos y colocándolas alrededor de su cuello, para después pegarse a mi. Agradecí el hecho de que él no tuviera ninguna prenda superior puesta; ya que, inconscientemente, su torso se había vuelto una especie de obsesión para mí -Mañana a la mañana me vuelvo a China- me informó, y se veía apenado por eso. Me sorprendí de encontrarme tan disgustado por la noticia. Estaba seguro de que él me caía mal... ¿O no? Se giró, sin alejarse de mí, y cerró la cortina para conseguir privacidad -Pero voy a volver en unos muy pocos meses para estudiar acá, en Corea- siguió hablando, mientras sus manos volvían a centrarse en mi, y se movían intranquilas por mi cuerpo, desesperándome. Las dejó en los bolsillos traseros de mi pantalón, mientras yo empezaba a acariciar la piel de su abdomen con la yema de mis dedos. Aprovechando la cercanía, metí una de mis piernas entre las suyas. Sí, era un antisocial. Pero nunca me habían faltado chicas o chicos con los que estar si me sentía con ganas. Así que no era la primera vez que estaba en una situación como esa -Y me encariñé bastante con vos, a pesar de todo. Por eso me era tan divertido molestarte pidiéndote que hicieras cosas estúpidas y sin sentido- rió levemente. Busqué su mirada con la mía, sorprendido.
- Creo que, de tanto que me molesta como sos, yo también te tomé algo de cariño- confesé. Sonrió de costado.
- Y me gustaría volver a verte, y poder conocerte mejor. Pero simplemente no me puedo ir sin...- su mano derecha salió de mi bolsillo, para ir a la hebilla de mi cinturón. Mientras lo desabrochaba, tomé su rostro entre mis manos y lo besé; sintiendo una respuesta casi agresiva de su parte. Se separó unos centímetros, para mirar hacia abajo. Estaba teniendo problemas con el cierre de mi pantalón. Forcejeó un poco, impacientándome al sentir sus manos en esa zona pero sin hacer nada.
- Yixing...- susurré, alcanzando su cuello para dar pequeños mordiscos, pidiendo en silencio que se apurara. Finalmente lo logró, y bajó el pantalón hasta mis rodillas, dejándome en boxers. Repartió besos por mi cuello y rostro, para llegar a mis labios y empezar a besarme al tiempo que su mano comenzaba a moverse adentro de mi ropa interior, robándome suspiros y pequeños gruñidos.
- Hoy voy a hacer que te sientas bien pero, cuando vuelva de China, te toca a vos- comentó, después de lamer desde mi mentón hasta la oreja.
Asentí, entendiendo el mensaje. Era su pobre excusa para poder verme de nuevo.
- Creo que ya entendí porque mi papás me mandaron acá- le comenté a SuHo al otro día, después de despedir a Yixing.
- ¿Si? ¿Porque?- quiso saber.
- Porque...- me reí -Siendo sincero en realidad no tengo idea- soltó una breve carcajada -Tal vez querían que conozca gente y me vuelva un poco más sociable- opiné.
- ¿Y lograste eso?- cuestionó. Miré el auto donde sabía que estaba Yixing, que ya se encontraba casi fuera del alcance de mi vista. Sonreí.
- Puede ser...- respondí, mientras empezábamos a caminar para volver a entrar al hotel.
No podía esperar a que las vacaciones terminaran y Yixing volviera. Teníamos unos asuntos pendientes que resolver.