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"CORTESIA" por giovanetta

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Notas del capitulo: hola, espero les guste este new capi, los personajes no me pertenecen ^^

Capítulo 3         ¡Esto no es justo!

  

¿Creen en la justicia?, yo si, algunas veces, cuando veo que aunque tarde, llega, veremos que sucederá, estoy ansioso de que todo comience…

 

Harry estaba más pobre que un pintor de secundaria, ni siquiera tenía dinero para hacer cantar a un ciego, es una lástima, su moto estaba inservible, tendría que cambiarle los neumáticos que el acosador-Malfoy-es-mi-jefe le pinchó y será, tendría que sobrevivir de cualquier manera hasta que llegara su día de pago.

 

Caminó por casi toda la noche y no era para menos, si en su moto menos cero kilómetros se demoraba dos horas en llegar a la oficina, a pie, se duplica ese tiempo.

 

Los pies se le hincharon y se le ocurrió la brillante idea de “hacer dedo”, la técnica de “lléveme gratis o déjeme cerca por lo menos”.

 

Se dio vuelta y estiró el brazo para hacer la señal de que lo llevaran, mientras que los vehículos pasaban y pasaban indiferentes a su dolor, menos uno.

 

Un chico de cabello castaño miel, joven, atractivo, se detuvo.

 

-¿Adónde vas?- preguntó alzando levemente una ceja.

 

-¿Podría dejarme cerca de la estación del metro?- pregunta Harry muy cansado.

 

-No hay problema, súbete.

 

-Muchas gracias- abrió la puerta del auto y se subió muy confiado, ignorando las intenciones de su “salvador”

 

-¿Y tú, qué haces?- pregunta el chico.

 

-Trabajo en una empresa de publicidad.

 

-Interesante- responde.

 

-Sí que lo es- Harry se queda mirando por la ventana como embobado.

 

-Esta es mi oportunidad- pensó el chico.

 

Hizo caso omiso a la evidente entrada del metro y aprovechó de que Harry iba quedándose medio dormido para llevárselo a otra parte y poco menos que ya tramando qué iba a hacerle.

 

-Que extraño- murmuraba Harry mirando unos letreros bastante llamativos, sólo se percató cuando había uno que tenía unas extravagantes letras doradas donde decía claramente “MOTEL”

 

-Ya llegamos- dice el chico que conducía y saca la llave del auto.

-¿Dónde estamos?, no recuerdo que el metro ahora sea un motel- dice Harry confundido.

 

-Aquí la pasarás mejor que en el metro, te lo aseguro- abre la puerta y lo agarra con fuerza del brazo, tirándolo.

 

-¡Suéltame!, ¡acosador!- tira de su brazo.

 

-¡No te irás de aquí!- lo vuelve a retener.

 

-¡Suéltame!- lo golpea con la rodilla en sus partes nobles para salir corriendo de allí.

 Dios mío, en qué lío me he metido, no tan solo mi jefe me acosa, ahora hasta un desconocido, es que acaso estoy “salado” 

Harry se fue corriendo y su estómago reclamaba comida. Se quedaba como bobo mirando los pasteles de los negocios y de cómo las personas comían con tantas ganas, pero no tenía dinero, sólo tendría que buscar la forma de llegar a su casa y estar completamente solo… al menos eso pensaba…

 

Draco mientras tanto, pateaba cualquier cosa contundente que tuviese al frente de su pie, sobre todo lo que era cojines que hasta volaban las plumas, algunos jarrones de bajo presupuesto que él fácilmente podía reponer comprando en un mercado o “feria”, y los cubiertos, llámese tenedores que quedaron clavados en la pared.

 Si vas a destrozar los bienes ajenos, que no sean los de tu uke, a menos que pretendas matarlos de dolor. 

El rubio ya llevaba por lo menos unas 6 horas esperando al acosado u objeto de obsesión temporal para terminar lo iniciado en la oficina antes que el imprudente de Blaise entrara y se ganara una buena cuota de recuerdos borrados.

 

Así es la vida, pasaban y pasaban los minutos y el reloj que marcaba y marcaba ese sonido tan particular de los de cuerda, para quienes tienen esa necesidad de saber cada paso del día, lo rompió, lo tenía enfermo.

 

Hasta que al fin, 8 horas con dos minutos y 35 segundos, el moreno de ojos verdes, abría la puerta de su casa, ya desmayándose de hambre y muy pero muy cansado.

 

-Potter, hasta que al fin llegas, ¿estás son horas de regresar a tu casa?, o esa es la forma en que recibes a tu invitado, haciéndolo esperar por casi 9 horas continuas.

 

-Suficientes para que te largues de aquí- dice Harry recuperando en algo la compostura inicial y muy cabreado.

 

-Lamentablemente, no me iré, así que tendrás que atenderme.

 

-Si es por el escrito, está encima de tu lindo escritorio estilo barroco.

 -No, no es por eso, ya sabes a lo que vine, no te vayas por las ramas- le dice directamente acercándose y tirándolo del brazo para luego tumbarlo al sillón más cercano.  

-Sabes que eres un acosador, te voy a denunciar- amenaza el ojiverde.

 

-Hazlo, no me da miedo- dice despreocupado el ojigris.

 

-Ni creas que cederé ante ti- dice fastidiado el pelinegro.

 

-Primero báñate y luego me dirás si eres capaz de resistirte a mí- dice muy confiado Draco, quien se separa de Harry a mucho pesar y lo conduce el mismo al baño.

 

Harry se saca la ropa y deja la toalla encima del inodoro, abre la llave del agua caliente y cierra la cortina.

 ¿Por qué rayos le estoy haciendo caso?, si esta es mi casa, yo soy el manda ¿o no? 

El agua corría por su bien formado cuerpo, cayendo desde sus cabellos negros, por su torso hasta terminar en sus largas piernas, escurriendo por sus pies, los cuales le dolían a morir.

 

Luego de unos 20 minutos, cortó el agua y abrió la cortina para encontrarse con la toalla, la cual usó para secarse un poco el cabello y luego la otra más grande para cubrir sus partes íntimas, “llámese cintura y demás”

 

En eso que sale del baño, todas las luces estaban a medio, bastante tenue, como ocultando alguna figura entre las sombras. Siguió caminando y ni rastro del rubio. Nada más llegar a su dormitorio donde iba en búsqueda de su súper pijama con dibujitos, halló a esa criatura infernal…

 

Draco estaba allí, recostado en sobre la cama, semidesnudo, “sólo con los bóxer puestos”.

 

-¿Qué haces en esas fachas?- pregunta algo molesto Harry.

 

Aunque en su visión era todo un Adonis, esa piel tan blanca, perfecta, sus brazos, sus piernas, ese torso, su cuello, hasta sus pies, todo era demasiado excitante, sobre todo a sus ojos y  a su compañero.

 

Mientras que a Draco, tampoco andaba tan bien la cosa, se perdió en el recorrido de las gotitas de agua que corrían libremente por ese torso moreno, y sus piernas, largas y torneadas, ahora que lo veía en esas condiciones, lo encendía mucho más.

 

-Ni creas que dormirás acá- dice Harry apuntando a la salida.

 

-Te lo dije una vez, yo soy el jefe, tú el empleado, por lo tanto, yo ordeno, tú obedeces, tan simple como eso- se levanta de la cama y se acerca a Harry quitándole la toalla que cubría su intimidad.

 

En un acto reflejo, se tapó con un cojín, el cual también fue quitado por el rubio, ya parecía un juego.

 

Harry estaba muy cansado y bostezaba mucho, la ducha lo había relajado demasiado y Draco se aprovechaba de eso para tumbarlo en la cama y hacer lo que se le antojara con su cuerpo… pero todo se fue tornando fuego, cuando el rubio, luego de haber torturado sus pezones y dejarlos erectos, pusiera su mano sobre su intimidad, la cual ya estaba más que despierta…

 

-No me detendré- sisea en el oído el rubio muy decido a lo que iba a hacer.

 

Recorrió con sus dedos toda la extensión, haciéndolo gemir con sus besos y caricias, mientras que la otra mano se encargaba de tantear su entrada.

 

La intimidad de Draco estaba muy despierta, así que se sacó el bóxer, de un solo movimiento para liberarlo de esa presión. Cuando ambos miembros se rozaron, ambos se irguieron y gimieron levemente…

 

-No puedo ceder- murmuraba Harry apenas con sus defensas creíbles.

 

Cada vez que Harry iba a hablar, Draco lo besaba y eso lo dejaba totalmente desarmado.

 

Con lo que no contaba…

 

La puerta era tocada constantemente, una y otra vez…

 

-¡Harry!, ¡Harry!, abre la puerta, por favor.

 

-Ah, alguien me está buscando- murmuraba por lo bajo el moreno que no daba más de placer a punto de rendirse.

 

-Déjalo que siga golpeando- decía el rubio quien masajeaba el intimidad del moreno.

 

-¡Harry!, ¡Harry!, es urgente, abre por favor- gritaban de nuevo.

 

-¡Voy a abrir!- no se sabe de dónde sacó fuerza, la cosa es que apartó al rubio de encima suyo y éste cayó de la cama.

 

El moreno apurado, se puso la toalla en la cintura la cual no disimulaba mucho su “problema”

 

-¿Quién es?- pregunta desconfiado el pelinegro.

 

-Soy yo, quién más a ser- dice el pelirrojo.

 

-Creí que eran los que cobraban el arriendo- dice el moreno dejando pasar a su amigo.

 

-Harry, hermano, tengo que pedirte un favor enorme.

 

-¿Qué pasó?, te ves afligido.

-¿Puedo quedarme aquí por unas semanas?- pregunta el pelirrojo.

 

-¿Ah?, ¿te has vuelto a pelear con Herm?, o te echó de la casa.

 

-Las dos cosas, está muy enfadada y no tengo adonde ir, por favor, ayúdame, te pagaré las cuentas, todo, pero por favor, deja quedarme- dice suplicante.

 

-Quédate, no hay problema.

 

-Gracias, eres muy bueno- lo abraza- ¿estabas ocupado?- pregunta el pelirrojo al notar la erección de su amigo.

 

-No te preocupes, ya lo resolveré- dice apenado el moreno, quien se fue al dormitorio a buscar algo de ropa y su pijama.

 

Para ese entonces, Draco ya había desaparecido… misteriosamente.

 Que rápido se fue, tal vez deba pedirle a Ron que se quede toda la vida. 

Muy confiado de si mismo y creyendo que había ganado la partida, se encerró en el baño, y su sorpresa fue mayúscula cuando unos más que conocidos brazos, lo apresaron contra los azulejos.

 

-Creíste que me ibas a dejar así- le dice el rubio cerca de sus labios, respirando agitadamente.

 

-Lo pensé, ciertamente- dice internamente el moreno y se le borró todo cuando sus labios fueron nuevamente apresados y sentía como esas manos expertas reavivaban ese fuego interno.

 

Draco volteó a Harry contra la muralla, recorriendo con su lengua su espalda, hasta llegar nuevamente a su entrada.

 

-¿Harry?, ¿qué quieres de cenar?- pregunta Ron golpeando la puerta del baño.

 

-Lo que sea, me muero de hambre- responde débilmente el moreno.

 

-Entonces encargaré una pizza- dice el chico y se va.

 

Draco comenzó a dilatar la entrada del moreno…

 

-¿Con queso y algún agregado?- pregunta nuevamente Ron.

 

-Como a ti te guste- responde agitado el moreno.

 

-Ok.

 

Draco ya no podía aguantar más, estaba a un paso de que fuera completamente suyo, estaba allí, con ese cuerpo frente a él, gimiendo por cada roce… separa las piernas del ojiverde e introduce su miembro.

Su boca fue tapada por la mano del rubio para que evitara el grito, aunque algunas lágrimas cayeron por las mejillas del pelinegro…

 

Comenzó a moverse cuando Harry llevó una de sus manos a sus cabellos rubios platinados y tiró levemente de ellos.

 

Al principio fueron embestidas bruscas, Harry era estrecho y eso encendía más las bajas pasiones del escritor rubio, tenerlo allí, con esos labios entreabiertos, apenas respirando, notando cómo su cuerpo se contrae y de sus manos que permanecían empuñadas a causa del estímulo en su intimidad.

 

Después, ya habiendo localizado su sensibilidad, aquel punto que te hace temblar y ver hasta el sinfín y el más allá, fue allí donde se dirigieron las demás embestidas, una tras otra, mezclando sus sudores,  contrayéndose sintiendo como el orgasmo planeaba golpearlos, alcanzando el ansiado clímax…

 

Harry ya no pudo reprimirse más y se derramó, poco después Draco hizo lo mismo en su interior, con una estocada fuerte y precisa.

 

Ambos estaban cansados, agotados, se quedaron un tiempo allí, sin moverse, recuperando el aliento perdido…

 

Ya lo había obtenido, Potter, se había rendido.

 

-Ni creas que me he rendido Malfoy, esto no significa nada- dice sarcásticamente el moreno- sólo sabrás que cedí cuando me escuches gemir tu nombre una y otra vez y sea a ti a quien reconozca como al único, nadie más.

 

Draco salió de su interior, con aspecto turbado.

 

-Lo conseguiré, Potter, ya lo verás- se viste con rapidez y sale del baño sin ser visto por Ron.

 

-¡Aquí está la pizza!- exclama Ron feliz al recibir el pedido y darle la propina al chico.

 

-¿Vamos a cenar?- pregunta el moreno con su pijama puesto y con una extraña sonrisa en su rostro.

 La chica corría en búsqueda de su destino, de esa persona que la amaría, no creyendo que podría estar al lado suyo. Así fue como comenzó a llover en la agitada ciudad de Londres, bajo la atenta mirada de nuestros protagonistas y una brisa fría los hizo estremecer de escalofríos, pero más que nada, fue lo que los motivó a abrazarse y continuar su camino, juntos, de la mano, sin siquiera hablar de algo, sólo dejarse llevar por esos breves minutos donde saben quiénes son, pero por un día, habrá que olvidarlo. 

Continuará…

  
Notas finales: espero sus coments, nos leemos en el fic de "lo que sea por ti", bye bye ^^

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