"CUANDO TE ROMPEN EL CORAZÓN" por p160880

CUANDO TE ROMPEN EL CORAZÓN

EPILOGO “UNA BODA: DOS AMANTES FELICES”

”Maite Zai Tut”

“El Mago de Oz”

Era un día de septiembre, el verano ya estaba terminando y la brisa de la tarde hacía que todo estuviera ya mucho más fresco, el sol estaba aún en lo alto, pero faltaba poco para que se iniciara el ocaso.

— ¿Ya estás listo?— preguntó la voz de su padre desde la puerta, Draco giró rápidamente y sonrió.

—Más que listo, creo yo…

—Eso veo…— respondió Lucius aún sin avanzar hacia el interior.

—¿Y Remus?— preguntó Draco, ya acostumbrado a ver a su padre junto al licántropo casi todo el tiempo, en un principio había estado algo sorprendido por la noticia, y luego más sorprendido aún cuando Snape le contó acerca del inicio de la misma, pero no podía estar más que contento de que su padre al fin encontrara alguien con quien estar después de permanecer tanto tiempo solo, y Remus le pareció la persona indicada para él.

—Está con Potter… con Harry— se corrigió en último momento, aún le costaba algo de trabajo recordar llamarlo por su nombre, pero como Draco le había advertido la última vez, se casarían y sería parte de su familia y más le valía terminar de acostumbrarse —Ha ido con Black a ver que no necesita nada antes de la ceremonia.

—Mejor… así Harry estará tranquilo— contestó Draco mientras alisaba la túnica, tratando de borrar arrugas inexistentes.

Lucius sonrió y finalmente caminó hasta el interior de la habitación —Supongo que ya te he dicho lo feliz que estoy por ti.

— ¿Aunque sea Potter con quien me case?— replicó Draco tratando de sonar divertido, aunque los nervios le estaban ganando.

— Sí…— suspiró Lucius siguiéndole la broma para tratar de calmarlo un poco —Supongo que deben estar enamorados o algo así…

Draco sonrió más aún —Algo así…

Lucius se apartó un poco para apreciar la imagen completa de su hijo, realmente se veía imponente vestido con aquella túnica de gala oscura, el cabello se lo había dejado suelto y caía de manera armoniosa sobre su rostro, esa mirada brillante y esa sonrisa… realmente si se sentía feliz por su hijo.

—Hay algo que debo darte— dijo mientras sacaba una pequeña cajita del bolsillo de su túnica —Es algo que hizo tu madre y que quería darte el día en que te casaras…

Draco tembló ligeramente mientras tomaba la cajita de terciopelo negro, en el interior había un guardapelo de oro, tenía grabadas las letras D. M. en el frente y a uno de los lados pudo ver el broche para abrirlo, le dio una mirada interrogante a su padre, aún sin atreverse a decir nada, su madre había sido una mujer muy buena, y siempre había sido cariñosa con él, lo que más le afectó durante la guerra en realidad no fueron todos los asesinatos y torturas que vio, ni las batallas, fue perder a su madre.

—Ella lo mandó hacer cuando cumpliste 16, un par de meses antes de morir— Lucius levantó el colgante hacia Draco para que lo tomara, pues él parecía haber quedado demasiado aturdido —Fue poco después de que decidimos entregar la información a la orden…

Draco asintió distraído y tomó el colgante con una mano, girando el broche para que se abriera, en su interior había una muy pequeña foto de su madre, su padre y él, los tres sonreían a la cámara de manera discreta, era una de las últimas fotos que les habían tomado antes de la guerra, en la foto él se veía tan chico… en la otra cara había grabado algo con una caligrafía similar a la de su madre, levantó un poco mas el medallón para poder leerlo:

“Nunca olvides quien eres y que te amamos”

Draco había decidido que no quería llorar ese día, por más que estuviera emocionado porque al fin Harry y él se casarían, no quería arruinarlo con lágrimas, pero tras leer las palabras que su madre había grabado para él tantos años atrás no lo pudo evitar, una lágrima rodó por su mejilla al tiempo que Lucius la detenía con un dedo.

—Tu madre y yo estamos muy orgullosos de ti y de todo lo que has logrado, hijo, pero sobre todo de que seas feliz.

*_*

Harry suspiró profundamente, viendo su reflejo en el espejo y encendió un cigarrillo, apenas había empezado a fumarlo cuando Remus y Sirius aparecieron por la puerta, entrando sin llamar siquiera.

—No deberías estar fumando— recriminó Remus al momento que le quitaba el cigarro y lo apagaba contra el cenicero —Dejarás toda tu ropa oliendo a cigarro y las chicas se enfadarán.

—Estoy algo nervioso…— respondió Harry agradeciendo que sus amigas no hubieran aparecido en ese momento para echarle la bronca.

—Comprensible, aún podemos llamar a Buckbeack para que te saque de aquí— bromeó Sirius haciendo que Harry se ponga en pie para acomodarle la túnica verde de gala.

—Sí, recuerdo que ese animal te puede sacar del país rápidamente— continuó con la broma Remus.

—No creo que sea necesario…— respondió Harry tensamente, mirándose al espejo, demasiado impaciente para reír de las bromas de Remus y Sirius.

—Listo, te ves muy bien— dijo Sirius alejándose un paso de él.

—Eso espero…

—Verás Harry, sabemos que quizá nos estamos tomando muchas atribuciones al hacer esto— empezó Remus.

—Ustedes nunca se tomaran demasiadas atribuciones— interrumpió Harry mirándolos atentamente.

—Los más indicados deberían ser tus padres… y sabemos que ellos estarían muy felices por ti en este momento— continuó Sirius.

—Gracias, por decirlo…— Harry sintió un nudo en la garganta y trató de acomodarse un poco más la corbata para tener algo que hacer con las manos.

—Pensamos que era injusto que no tuvieras algún objeto de tus padres para llevar en un día como hoy… y aunque sabemos que esto no es lo mismo, es algo que Remus y yo hemos comprado para ti— dijo Sirius al momento que sacaba del bolsillo un par de gemelos dorados, tenían una P grabada en el centro, eran bastante discretos y hermosos.

—Tal vez algún día se los puedas dar a tus hijos cuando se casen…

—Iniciar una tradición familiar ahora que estas listo a iniciar una familia— terminó Sirius pasándole uno de los gemelos a Remus. Ambos se los colocaron casi a la vez sobre los puños de la camisa mientras Harry los miraba con los ojos ligeramente húmedos.

—Yo… no sé que decir…— murmuró Harry observando a los dos hombres.

—Por lo pronto, un: si acepto en el altar, estaría bien— bromeó Sirius al momento que se acercaba para abrazarlo, instantes después Remus se unió al abrazo colectivo.

—Los quiero, chicos— dijo Harry apartándose del abrazo y limpiándose un par de lágrimas —Gracias… por siempre haber estado aquí para mi.

*_*

Cuando el sol empezó a ocultarse, haciendo que el cielo adoptara diversos colores, Harry ya estaba esperando al pie de la pequeña colina, y un instante después llegó Draco, acompañado de su padre, que le dio un último abrazo y luego le tendió la mano a Harry, como si estuvieran firmando una tregua de paz. Harry aceptó el gesto algo sorprendido.

—Sé que serán felices.

—Gracias, Señor— murmuró Harry.

Lucius le dio un apretón en el hombro a Draco antes de caminar hacia la cumbre de la pequeña colina, donde los demás ya esperaban.

—Te ves muy bien— dijo Harry con una sonrisa hacia Draco.

—Tú también…

Una suave melodía de violín sonó mientras el sol comenzaba a ocultarse, unas pequeñas antorchas se encendieron, iluminando el corto camino hacia la cima y dejando ver el pequeño altar donde un viejo mago ya los esperaba, junto a él, a un lado estaban Ron y Hermione, Sirius y Snape y al otro Lucius y Remus, Pansy y Blaise, lo habían preferido así, algo muy privado, sólo esas ocho personas que a lo largo del tiempo se habían convertido en su verdadera familia, no necesitaban más invitados para su unión, no una boda pomposa o grandes mesas y orquestas en un hotel de lujo, sólo su verdadera familia y el cielo como testigos de cuanto se amaban y de la promesa de que aquello era para siempre.

Harry y Draco se miraron una vez más y se tomaron de la mano, entrelazando los dedos.

— ¿Listo?

— ¿Para pasar el resto de mi vida junto a ti?— preguntó Harry sonriendo hacia Draco.

—Cuanto menos — afirmó Draco.

*_*

FIN

Colgado el 06 de marzo de 2,009