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POCION por Orseth

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CAPITULO 46

 

            Con la horrible sensación de que se ahogaba, Draco despertó abruptamente... o más bien fue despertado abruptamente con un vaso de agua fría en la cara.

            -¿¡Que... diablos!?  -exclamó intentando quitarse el exceso de agua con las manos sin lograrlo; entre confundido y sorprendido descubrió porque;  se hallaba amarrado de las muñecas con una soga que colgaba de una cadena que a su vez colgaba del techo; miró hacia el frente y descubrió anonadado que quien lo había despertado de esa manera, había sido el propio Harry. -¡Harry!... ¡¿Qué demonios significa esto?!

            -Buenas noches bello durmiente,  -saludó Harry sonriendo-  será mejor que te pongas de pie, tu propio peso está cortando la circulación de tus manos.

            Draco miró sus manos y las notó amoratadas, luego bajó la vista hacia su cuerpo al sentir frio y descubrió con sorpresa que se hallaba completamente desnudo; miró a Harry intentando soltarse sin conseguirlo.

            -¡Harry!... ¡suéltame inmediatamente o sino...!

            -¿O si no, qué?  -interrumpió Harry sonriente-  ¿Qué vas a hacer si no siquiera puedes mover los pies?

            Al oír eso, Draco miró sus pies y vio que efectivamente sus tobillos estaban amarrados  con una cuerda sujeta a una argolla clavada en el piso; sintió que el fuego de la ira invadía su cara y miró a Harry con intención de fulminarlo con la ojos, pero éste, lejos de intimidarse, sonrió más abiertamente dejando ver sus dientes blancos.

            -Harry... quiero que me sueltes... ¡y que me sueltes ya!

            -No estás en posición de darme órdenes, Draco.

            Draco forcejeó de nuevo intentando soltarse sin conseguirlo.

            -¡Que me sueltes!

            Con una sonrisa apacible que a Draco le pareció más odiosa que nunca, Harry solo lo observaba; entonces, el cautivo empezó a poner atención al lugar en donde se encontraban; no podía ver bien todo, pero vio que era una habitación muy espaciosa con un armario cerca de la entrada,  iluminada por varios candelabros dándole un ambiente de intimidad

            -Lindo lugar ¿no?  -dijo Harry al darse cuenta de su escrutinio-  te he traído a la sala de los menesteres.

            Draco observó a Harry y se dio cuenta de que su mirada era diferente, no sabía exactamente como describirla pero era totalmente diferente al Harry que conocía, ¿y si lo que había hecho resultaba mal?... ¿y si su plan de pasar una última noche con Harry se transformaba en algo terrible?... sea lo que fuere, no le gustaba la posición en la que estaba, se sentía demasiado vulnerable y eso le molestaba.

            -¡Maldito Griffindor, suéltame de una buena vez!

            -Eres un chico muy maleducado,  -dijo Harry dándose vuelta y dirigiéndose al armario que estaba a la entrada de la habitación, lo abrió y tomó un pequeño frasco de ahí, lo destapó y con él en mano regreso donde Draco-  necesitas reeducarte un poco.

            -¿Qué?  -exclamó Draco sin entender.

            Poniéndose atrás de él, Harry echó aceite en sus manos y ante la evidente sorpresa de Draco comenzó a untarlo en su espalda desnuda.

            -¡¿Qué haces, idiota?!  -Pero Harry no respondió, con evidente deleite comenzó a pasar sus manos aceitadas por toda la espalda y tórax de Draco-  ¡contéstame, no te quedes callado!

            -Paciencia... -dijo Harry poniéndose de cuclillas y pasando sus manos por una pierna de Draco haciéndolo sobresaltarse, luego pasó   su mano por su ingle enfureciéndolo más; Draco suspiró con exasperación mientras que Harry ya pasaba a la otra pierna, luego se puso de pie y se paró frente a él al tiempo que decía: -aun no termino, me falta una parte.

            Con evidente sorpresa, Draco lo vio acuclillarse y poner sus lubricadas manos en su pene.

            -¡Oye!... ¿¡qué haces?!... ¡quita tus manos de ahí!  -pero Harry parecía no escuchar y empezó a frotar el miembro de Draco mientras este intentaba alejar su cuerpo sin lograrlo-  ¡maldito infeliz!

            Al cabo de unos minutos Harry se levantó diciendo:

            -No me gusta cómo me hablas, creo que debo enseñarte como debes dirigirte a mí.

            -¡Me vale un cacahuate si te gusta o no, idiota, suéltame ya!

            Harry se dio la vuelta y caminó hasta el armario del la cual había tomado el frasco primero, lo puso de nuevo ahí y comenzó a murmurar:

            -Veamos... este no... ¿y este?... no, algo más cercano... ¡este!... -y con aire triunfal se dio la vuelta y regresó donde Draco, pudiendo ver éste lo que llevaba en las manos-  te voy a enseñar como debes hablarme Draco,  -dijo Harry mientras le mostraba un  fuete de cuero trenzado-  pero antes...  -llevó el fuete hasta en cubo de agua helada en donde lo sumergió, y después de sacudirlo un poco regresó colocándose atrás de Draco diciendo:  -escucha bien Draco, vas a decir "perdón amo, por hablarte así"

            -¿¡Qué?!... ¿estás demente?...  ni en sueños diría una estupidéz como esa.

            -Ya veremos.

            Y sin decir agua va, Harry levantó la mano y la azotó con fuerza en la espalda de Draco arrancándole un grito de dolor.

            -¡aaaaaaaaaaah!... ¡oye!... ¡¿Qué diablos te pasa?!

            Pero Harry no respondió, volvió a azotar el cuero trenzado en la aceitada piel, preparada especialmente para incrementar el calor, y después del cuarto fuetazo, Draco perdió la cuenta.

            -¡Detente infeliz, ya párale!

            Y Harry lo hizo, pero solo para decir:

            -Ya sabes lo que tienes que hacer.

            -¡Estás loco!... ¡yo no voy a decir semejante sandez!

            -No estés tan seguro, te prometo que terminaras cantándome algún cantico del sombrero seleccionador al revés si ese es mi deseo.

            -Vete a la ¡aaaaaaaaaay!...

            Después de aplicarle más de veinte fuetazos en la espalda, Harry pasó a las piernas; Draco bailoteaba de un lado a otro intentando esquivar los golpes, obviamente sin lograrlo; para ese entonces el dolor era terrible y sintía que su pecho se llenaba de coraje, y como si lo intuyera, Harry se detuvo y se paró frente a él.

            -¿Qué pasa Draco? ¿Quieres decirme algo?

            -Mal... maldito... esta... me la pagarás muy caro...

            Harry sonrió y lo tomándolo de la barbilla dijo:

            -Haré que no olvides esas palabras.

            La respuesta de Draco fue escupirlo en la cara, si Harry creía que domarlo le iba a resultar tan fácil, le demostraría que estaba muy, pero muy equivocado; Harry solo alcanzó a cerrar los ojos, pero cuando los abrió, su mirada se hizo tan fría que el mismo Draco sintió un escalofrío y una punzada de miedo  se le clavó en el pecho; todos guardan oscuros deseos en lo más intimo del alma, Draco lo sabía, pero jamás imaginó que los de Harry tuvieran tal intensidad, y de lo que el chico de ojos verdes estaba haciendo no era en realidad responsable, él lo sabía, él mismo había provocado toda esa bizarra situación  que  con temor de reconocerlo, había escapado de sus manos por completo; durante unos momentos Harry lo miró con detenimiento, como si estudiara su rostro, y  de repente, el fuete le cruzó la cara marcando una línea roja.

            -¡aaaaaaaaaah!  -gritó Draco.

            -Esta me la pagas, pequeño Slytherin. -dijo Harry refiriéndose a la acción de Draco de escupirlo en la cara.

            -Ya... ya basta Harry...

            -¿Te rindes ya?  -dijo Harry pasando su dedo por la ardiente mejilla.

            -Este no era el plan.

            -¿y Cuál era entonces?... ¿no sabes los alcances de tus pociones?

            -Claro que lo sé.  -Respondió Draco indignado por la insinuación de Harry.

            -O más bien es... -dijo Harry acercando su rostro-  que nunca imaginaste lo que te ibas a encontrar... ¿verdad?

            -Suéltame... -fue la única respuesta de Draco-  no me gusta estar así.

-Pues que lastima... -dijo Harry poniéndose serio de repente-  sigues sin decir las palabras correctas.

            -Y no... no las diré.

            -Eres necio, eso me gusta, pero como no acabas de aprender, continuemos.

            -¡No, espera!... ¡aaaah!

            Harry no dejó sin tocar ni una parte de las piernas de Draco, pero éste seguía lanzando improperios, más de dolor y  desesperación que por furia.

            -¿Y bien?  -dijo Harry.

            -Harry...   por favor, detente... -exclamó Draco con voz temblorosa.

            -No soy Harry, para ti soy "amo"... o mejor aún, me llamaras "mi señor"

            -Harry, no...

            -Falta una parte de tu cuerpo que mi fuete no ha probado.

            Entonces dirigió  sus fuerzas a sus carnosas nalgas.

            -¡No Harry, por favor!

            -Entonces ya sabes lo que tienes que hacer.

            Después de quince fuetazos, Harry puso su mano en las rojas y calientes nalgas y con sus dedos las abrió dejando ver un rosado ano, y con mano verdaderamente diestra, comenzó a golpearlo en el interior de sus nalgas; al sentir el golpe en esa área tan sensible, Draco sintió sus ojos arder por las lágrimas a punto de salir.

            -¡Harry... te lo suplico!...

            -Ya sabes lo que tienes que hacer.  -volvió a decir Harry mientras las temblorosas nalgas se estremecían en su mano y sin más, volvió a su labor; el dolor era tal que Draco pensó que desfallecería, pero para su desgracia eso no pasaba, así que empezó a balbucear:

            -P-per... per...

            -¿Qué?  -dijo Harry sin detenerse.

            -Per... perdón...

            -¿Ajá?... continua.

            -Perdón... amo... por... por hablarte así...

            -mmm... no, no me convences.

            -¡Pero ya lo dije!

            -Pero suenas falso.

            -¡Por el amor de Dios, Harry!... ¡ya lo dije!

            -No, debes convencerme.

            -¡Oh Dios...! ¡Dios!  -exclamó Draco a punto del llanto, pero como Harry parecía no cansarse nunca, Draco terminó por gritar: -¡perdón amo, por hablarte así!...

            La mano de Harry se detuvo en el aire diciendo:

            -No escuché bien.

            -¡Perdón amo, por hablarte así!

            Harry soltó sus nalgas y caminó frente a él y mirándolo a los ojos, dijo:

            -Repítelo.

            -No me ha... hagas decirlo de nuevo, Harry...

            -Veo que no aprendes.

            -¡No, espera...!

            -¿Sí?

            -Yo... perdóname amo.  -dijo Draco ladeando la mirada.

            -Así está mejor, repítelo.  -exclamó Harry cruzándose de brazos.

            Haciendo acopio de todas sus fuerzas para soportar la humillación, Draco repitió:

            -Perdón amo, por hablarte así.

            Por respuesta, Harry sonrió ampliamente al tiempo que caminaba hacia atrás sin dejar de mirarlo; y con gran alivio, Draco lo vio dejar el fuete dentro del armario abierto.

            -Ganaste Harry... es hora de que me sueltes.

            -¿De qué te suelte?... ¿y quien dijo que ya terminamos?

            Al oír aquello, Draco no pudo evitar una expresión de horror.

            -¿¡Aun no?!... ¡pero Harry!... ¡ya dije lo que tú querías, el juego terminó!

            -¿Y tú crees que eso es suficiente?... -dijo Harry acercándose de nuevo a él para tomarle el rostro con ambas manos-  no Malfoy... voy a domarte... a domarte como se doma a un caballo salvaje, pero eso no es todo... haré que te guste ¿lo escuchas?... te gustará aunque lo odies... te encantará el dolor que yo te infrinja.

            Draco lo miró sin poder evitar una mueca de asombro; nunca imaginó que su tonto plan llegaría tan lejos, y haciendo acopio de valor e intentando sonar firme, dijo:

            -Esto está fuera de proporción, déjame ir.

            -No Malfoy... tu pusiste la mesa, ahora te sientas a comer,  -Sin saber que decir, Draco solo se le quedó mirando mientras Harry lo soltaba-  para fortuna mía... -continuó hablando Harry-  y para desgracia tuya, tu voluntad es muy fuerte a pesar de que físicamente no lo seas tanto.

            -¿Fuerte?... -pensó Draco con desconsuelo;  su voluntad no le parecía tan fuerte después de haberse humillado diciéndole "amo"  a Harry.

            -¿Sabes porque lo digo?  -dijo Harry leyendo su expresión-  porque si te suelto, tu primer impulso será saltarme al cuello.

            Para sorpresa suya, lo que acababa de decir Harry era cierto, ese pensamiento se le había clavado en la mente desde hacía ya un rato.

            -Pero no desperdiciemos este tiempo tan valioso,  -dijo Harry acercándose a él y colocándose detrás ante el sobresalto de Draco; ya ahí, con una mano tomó y estrujó las doloridas nalgas provocándole más dolor y haciendo un gran esfuerzo, Draco contuvo un quejido-  ¿Cuántas veces te acostaste con Blaise estando conmigo?  -La pregunta fue totalmente inesperada para Draco, pero al momento sintió la furia inundar su pecho; le dolía... le dolía que Harry insistiera en ese punto, ¿cómo podía el dizque "salvador del mundo" ser tan idiota?-  responde cuando te hablo.

            -No lo sé, no llevé la cuenta.  -respondió enojado.

            -¿Besa bien?  -preguntó Harry rodeándole la cintura por detrás,  -Draco cerró los ojos y maldijo mil veces el momento en que accedió a tal "favor" para con Blaise-  imagino que te ha de gustar mucho... -murmuró Harry en su oreja-  vi como abrías la boca... vi como te metió la lengua... vi como tocó tu cabello... ese cabello que se supone era solo mío... -dijo Harry sintiendo una furia tremenda inundar su pecho al imaginar otras manos enredarse en esa cabellera rubia.

            Draco no sabía que contestar, aunque todo era un mal entendido, era un malentendido demasiado contundente; y aunque solo había sido un beso, él mismo no estaba seguro de creerle a Harry si la situación hubiese sido al revés.

            -Harry... -dijo en un suave susurro-  solo... fue un beso...

            -Si, claro... -dijo Harry pasando sus manos por el desnudo tórax-  por eso dijiste que él era mejor que yo en la cama  ¿verdad?

            -Era una mentira... -respondió Draco con la respiración contenida al sentir la creciente furia de Harry.

            -Como las que acostumbras decir siempre ¿no?  -exclamó Harry hablando de manera tranquila... demasiado tranquila.

            -Ya suéltame Harry... terminemos con esto, te di una poción y me equivoque, dejemos las cosas como están.

            -¿Me embrujas y esperas que te deje ir así como  así?... no Draco, estas muy malcriado, haces travesuras y pretendes que las cosas sigan igual... no niño... te voy a educar otra vez.

            -¡¿Ah sí?!... -exclamó Draco exasperado-  ¿¡y qué pretendes hacer?!... ¿¡matarme a golpes?!

            -Sería un buen comienzo... -respondió Harry sin alterarse-  creo que a tu papá le hizo falta darte algunos.

            -¡Vete al demonio, Potter!... -exclamó Draco intentando soltarse de nuevo.

            -Ay Malfoy, Malfoy... -dijo Harry soltándolo y poniéndose delante de él-  sigues sin saber cómo  dirigirte a mí.

            -¡Me importa un cuerno lo que digas, solo bájame de aquí!

            Harry sonrió de lado y le propinó una fuerte bofetada.

            -¿¡y ahora qué hice?!

            -Sigues sin saber cómo hablarme correctamente, -Draco abrió la boca sorprendido-  Pide perdón por alzarme la voz.  -dijo Harry sin dejar de sonreír, a lo que Draco, apretando los labios, dijo firmemente:

            -No.

            -¿No?... -exclamó Harry; entonces le soltó una bofetada seguida de otra y otra y otra-  seguiré hasta que digas las palabras mágicas... y no hablo de "abracadabra".

            Sin saber a qué se refería con esa frase típicamente muggle y sin importarle en realidad, Draco decidió que no se iba a dejar vencer de nuevo, así que apretó los labios con fuerza, y ni un quejido, mucho menos una palabra salió de su boca; al darse cuenta de su determinación, Harry dijo:

            -Así que no vas a hablar ¿eh?... bien, eso me da oportunidad de usar otro método.

            Así que tomó una silla que Draco ni siquiera había notado y ante su asombro, lo zafó del gancho de la cadena dejándole caer al suelo; terribles calambres se apoderaron de sus brazos por la posición en la que había estado; Harry lo dejó recuperarse mientras hacía lo mismo con sus pies y al cabo de unos minutos le soltó las manos para atárselas por detrás, pero entonces Draco se soltó y se abalanzó sobre él y ambos comenzaron a pelear.

            Draco le asestó un puñetazo a Harry con  tal fuerza que le rompió el labio; Harry no respondió al instante, solo cerró los ojos un momento para después abrirlos y mirarlo fijamente mientras se lamia la sangre al tiempo que sonreía con malicia mientras decía:

            -No puedes conmigo, Draco.

            En otro momento y en otra circunstancia, ese gesto le hubiera parecido a Draco sumamente erótico, pero teniendo a Harry con cara de loco y el cuerpo molido a golpes, nada de eso le parecía sensual, sino mas bien era atemorizante; él no era muy diestro en luchas cuerpo a cuerpo y Harry lo sabía, por eso le divertía  verlo resistirse tanto; sin embargo el golpe en el labio le hizo ver que no debía subestimar al rubio.

            Patadas, manotazos,  de todo hubo en el suelo; Draco no solo tenía que lidiar con Harry, tenía que hacerlo también con el dolor de su cuerpo y el frio piso.

            -¡Ah!... -gimió al quedar de espaldas en el suelo con Harry sentado a horcajadas encima de él mientras e le sujetaba las manos a cada lado de la cabeza.

            -¿Ves como yo tenía razón?  -dijo Harry encima de él-  eres un debilucho.

            -¡Yo no soy un debilucho!  -exclamó Draco enojado.

            -¡Me encanta cuando te enojas!  -dijo Harry riendo,  -por toda respuesta, Draco volteó el rostro apretando los labios de coraje; gesto que aprovechó Harry para pasar su lengua por su cuello y mejilla-  mmm... cuanto extrañaba este sabor...

            -Voy a congelarme, tarado... -exclamó Draco sin volver el rostro-  ¡quítateme de encima!

            -Niño malcriado... -dijo Harry pasando su nariz por el cuello de Draco-  no quieres aprender ¿eh?

            -¡Me importa un carajo!... -exclamó Draco comenzando a patalear-  ¡me duele el cuerpo contigo encima!

            Harry no contestó al momento, estaba muy ocupado embriagándose con el aroma de Draco, pero al cabo de unos instantes dijo:

            -¿En qué íbamos?... ¡ah, sí!...

            -¿Qué haces?   -preguntó Draco al verlo sujetarle las manos con una sola y quitarse la ya mal puesta corbata roja.

            -Necesito algo para atarte.

            -¡No!... -exclamó Draco comenzando a forcejear de nuevo mientras Harry lo levantaba y le ataba las manos por detrás en una posición por demás incómoda.

            -Tranquilo, -dijo Harry evidentemente muy divertido-  esto es por tu bien.

            -¡Estas demente, no necesito que me eduques, tarado!  -gritó Draco exasperado por la actitud "educativa" de Harry.

            -Listo.  -dijo Harry poniéndose de pie.

            -¿¡Qué demonios me vas a hacer ahora, infeliz cara rajada?!

            -Ya veremos si después de esto sigues portándote mal, pequeño Draco.

            -Harry... -exclamó Draco sintiendo un escalofrió.

            -Bueno, bueno, basta de charla... pasemos a la acción. -dijo finalmente Harry dirigiéndose al armario para tomar algo que Draco no alcanzó a ver que era.

            Al oír las palabras de Harry, Draco tuvo el impulso de suplicarle que lo dejara ir, pero solo atinó a quedarse callado; la forma en que había quedado atado, fue con los brazos atrás, pero con las manos detrás de sus piernas, de modo que sus rodillas tocaban su pecho y quedaba hecho un ovillo; Harry lo había atado así por una buena razón, y cuando éste regresó a su lado, le mostró un juguete lleno de orgullo.

            -Mira, ¿te gusta?... la sala de los menesteres lo reprodujo tal cual lo imagine... esta sala es una maravilla ¿eh?... te da exactamente lo que le pides, y pues, como el que te trajo aquí fui yo, la sala no te concederá nada a ti.

            Con mirada llena de espanto, Draco vio un pene de goma de veinte centímetros de color azul oscuro y sin necesidad de decírselo, supo lo que Harry iba a hacer con ella.

            -Harry... e...escucha... no vayas... no vayas a...

            -Refresquemos tu memoria, bello Draco, no soy Harry, soy "tu amo y señor".  -y sin decir más, levantó a Draco y lo puso de rodillas haciendo que su frente tocara el suelo debido a la forma en que estaba atado.

            -¡Harry, por favor!

            Harry colocó la punta del pene en la entrada de Draco y dijo:

            -Niño desobediente, ¿olvidaste tu lección?

            -¡Te lo suplico Harry, no vayas a.... aaaah!  -sin más preámbulos, Harry comenzó a hundir el pene de goma sin prepararlo en lo mas mínimo en el ano de Draco, el cual apretaba intentando impedir la entrada del objeto.

            -¡aaaah!... ¡m-me duele...! ¡Harry, duele...!

            -Y te dolerá mas, Malfoy... -murmuró Harry con una sonrisa sádica en el rostro.

            -¡Por favor Harry!... ¡du-duele mucho!  -Para ese momento, el pene ya estaba metido hasta la mitad, y sin consideración alguna, Harry terminó por meterla de golpe hasta el fondo.

            Finalmente, Draco ya no pudo reprimir las lágrimas y se puso a llorar sin poder evitarlo, entonces Harry comenzó a meterla y a sacarla sin hacer caso a los gritos de Draco.

            -¡Ha... Harry!... ¡ya no... ya no me la metas!  -pero el pene entraba y salía de Draco una y otra vez, hasta que éste no pudo más y gritó: ¡perdóname!... ¡perdóname mi amo y señor por haberte hablado así!  -entonces Harry se detuvo, y lentamente fue sacando el dildo de color azul del dolorido ano, luego tomó a Draco por el cabello y le levantó el rostro hasta quedar muy cerca de él, tanto así que Draco podía sentir el cálido aliento en su mejilla.

            -Te diría que no llores, pero... esa es la intención... -dijo Harry-  bésame...

            Draco lo miró con ojos enrojecidos, y hablando entrecortadamente dijo:

            -¿Có-como?

            -Bésame.

            Draco se acercó y como pudo le plantó un beso en los labios.

            -Y-ya...

            Sin decir nada, Harry se levantó y se dirigió al armario en donde dejó el dildo de goma; Draco lo vio sacar una caja de madera, darse vuelta y acercarse de nuevo mientras la ya conocida sonrisa aparecía en sus labios; sonrisa que Draco ya había aprendido a temer; cuando llegó junto a él, Harry le mostró lo que había en la caja.

            -Mira... es algo que la sala de los menesteres reprodujo tal cual lo imaginé.

            Lo que había en la caja, era otro pene, pero en esta ocasión era de brillante madera pulida y esmaltada, pero con un pequeño dispositivo instalado en el interior.

            -¿Qué... es?

           

           

           

           

 


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