Jamás pensé que me enamoraría, era algo tan lejano a mí… que nunca me di cuenta de que ya había caído en ese abismo de perdición y de entrega. Siempre pensé que cuando llegara ese momento, sería el más feliz de mi vida, pero no fue así, me creí todos esos cuentos que decían… que el amor es lo más maravilloso, que siempre encuentras a la persona que más amas y que tu vida cambia, en una armonía de dicha, de paz y felicidad…
Nunca creía que podría amar, pero ahora… todavía recuerdo los bellos momentos que viví con Sora, fueron los más maravillosos tiempos, fuimos amigos rápidamente y siempre andábamos juntos, éramos inseparables, cada vez que yo anda triste o aburrido, ahí estaba él para consolarme o animarme, siempre… a mí lado. Desde ese tiempo tuve un cariño especial por él, el cual consideraba “amor de amistad”, hasta la vez en que él tenía frío en las manos y yo las cubrí con las mías para calentarlas; él me sonrió como de costumbre, pero esa sonrisa me produjo una sensación extraña, al igual que al tocar sus manos, no la comprendía y mi cejes en amistad, no me dejaron ver que era amor…
Estuve enamorado desde hacía mucho tiempo, pero no lo sabía o no lo quería creer…realmente no lo sé, aunque mi corazón me decía que sí mi mente no lo aceptaba, no podía ser ese sentimiento, no quería que fuera realidad… ¿por qué?, no lo sé, simplemente tenía miedo, era algo nuevo para mí y todo lo que uno no conoce le tiene que temer. Aún a pesar de sentirlo, había un gran obstáculo…Kairi.
Kairi llegó repentinamente a nuestras vidas, cuando yo apenas me daba cuenta del sentimiento que tenía hacía mi mejor amigo, ella tuvo que venir para complicarlo todo. Desde que la conocimos, Sora y Kairi se llevaron muy bien, demasiado para mi gusto, ahora ellos eran casi los inseparables, ya no Sora y yo, desde que ella se nos unió, yo me quedé atrás, en cada cosa que hacíamos, yo era el último en saberlo o el que se quedaba, fue cuando me di cuenta de que él quería estar más tiempo con ella que conmigo…
El tiempo pasó y agarré un pequeño cariño a Kairi, pero más porque quería estar con Sora. Ella destruyó nuestra amistad y desvaneció mis esperanzas de que él algún día me amara, pero aún así continué peleando por la persona que amaba, pero desgraciadamente esa pelea estaba pérdida… no podía competir contra ella, como podía hacerlo, ella tenía esa dulzura, esa habilidad femenina que lo cautivó, ella era una mujer y yo un hombre, lo que era mal visto, tenía todas las formas de perder y perdí…
Quizás fue aquello lo que me hizo no querer ver ni admitir lo que realmente sentía…estaba confundido y dolido por el hecho entero que sólo trate de permanecer a su lado aunque fuera de amigo…
Realmente amo a Sora y lo amaré por siempre aunque el jamás lo sepa, no tengo opción, Kairi me lo arrebató y mi vida con ello…
Adiós para siempre, mi amor…mi amado Sora…
Riku
El joven plateado dejó de escribir, su linda cara de color mármol, sus ojos de color azul cielo reflejaban su gran profundo dolor, que era contenido en su diminuto cuerpo quebrantado, que pronto se rasgaría en millones de trozos desconsolados.
La vista a la playa era hermosa, las olas se estampaban contra la arena, mientras el cielo se teñía de un hermoso color grisáceo, la brisa helada saboreaba la diminuta isla; adoraba el tocar la suave piel de la juventud plateada, llevando consigo las pequeñas y tiernas lágrimas emanadas de los ojos de color azul cielo.
Riku miró el lugar donde Sora y Kairi se encontraban, su mirada que derrama gotas al verlos tan felices, riéndose cada uno de lo que el otro decía, tanta dicha en ese simple lugar que no podía creerlo, su corazón lo llamaba para dejar de verlos, pero su mente quería saber lo que hubiera sido si él estuviera ahí en lugar de ella.
Su cuerpo no podía mover, pero sabía que tenía que hacerlo, que debía de olvidarse de él y dejarse de torturar, aún así no podía. Sora y Kairi rieron durante horas, o eso fue lo que Riku pensó, quería dejar de ver e irse corriendo lo más lejos que pudiera, aún así no podía, sólo estaba ahí parado lejos de ellos, lo suficiente para que no lo viera nadie, en la oscuridad. El pequeño chico espero y espero, observó dolorosamente la vista ante él, sin dejar de mirar, esperando por su tiempo venir y su corazón cayera en una agonía profunda.
El cielo comenzó a oscurecer, las olas cada vez eran más grandes y fuertes, dulces gotas comenzaron a vértice en la arena amarillenta; La joven pareja se percató de la caída de ellas y de la ventisca que se tornó más fría en cada momento, pero no les importo, nada podía arruinarles su felicidad ni siquiera el clima. El aire fue cada vez menos tolerable para la pequeña pelirroja, que rápidamente se abraza para darse calor, en ello, el moreno se da cuenta y se quita su chamarra ofreciéndola a su amada, ella lo recibe y le da una calurosa sonrisa, se la pone inmediatamente y su mirada se pierde con la del otro chico, cara a cara, el poco espacio entre sus bocas es perdido.
El cuerpo pálido se arrodillaba en forma brusca, sus brazos caen ferozmente a sus costados, su pecho que apenas puede respirar, es atiesado firmemente, mientras en su cara se forma una mueca de dolor puro y gotas brillantes pasan por sus mejillas blancas hasta el suelo arenoso. La juventud plateada cabelluda se levanta inmediatamente y corre lo más lejos que puede, no importando si alguien lo veía, sólo quería irse de ahí, no importara a donde mientras fuera lejos de ese dolor.
Riku corrió lo más lejos que sus piernas le permitían, había escuchado las voces de Tidus, Wakka y Selphie, que lo llamaban a gritos por su nombre, pero él no había detenido, nada lo podría detener, mas el gran cansancio que le llegaba. Al caer en la arena, la criatura pálida sollozó, cara cubierta de fina arena, pero no le importaba, sólo quería llorar y estar solo con su gran agonía.
El viento continuo azotando a la playa y al delgado cuerpo lleno de lágrimas, el rugir de las olas se podía oír, pero a Riku no le importaba, continuaba derramando lágrimas sin cesar, era lo único que podía hacer, su corazón estaba roto y él también, ya no podía soportar más y cayó perdiendo la conciencia en la dulce arena que lo esperaba.
La oscuridad cubrió el cuerpo que flotaba perdido en el limbo, el muchacho pálido podía oír una voz lejana que lo llama, era majestuosa, pero no podía reconocerla. Una luz blanca apareció y eliminó a la oscuridad, Riku podía sentir su cuerpo atiesado, pero la calidez del toque de esa luz, lo hacía sentir reconfortable.
“….Riku……Ri…..ku…..”Una voz llamaba en susurros su nombre.
El pequeño joven abrió sus ojos lentamente, el cielo se encontraba azulado, las nubes blancas y dispersas, no había señal de ninguna tormenta. El muchacho se levanto, su cuerpo hecho nudos, dolido y empolvado; sus ojos comenzaron a investigar el lugar, era una playa, pero no la suya, se veía diferente, las olas estaban calmadas, había demasiadas rocas y vegetación.
“¿Es…es esto un sueño?” Riku se preguntó.
“Quizás”
Una voz se oyó atrás de él, Riku volteó sobresaltado, pero no encontró a nadie ahí, su cuerpo se tensó más, no sabía donde estaba o si esto fuera un sueño. Riku llevó una mano a su pecho que palpitaba, volvió a observar todo el lugar, se parecía a su isla, pero aún más grande; la observación del chico fue interrumpida al ver una figura borrosa a lo lejos cerca de la costa, un suspiro salió del joven plateado y sin pensar, se dirigió a donde se encontraba.
La figura comenzó a aclarase, al parecer era de un chico, de la misma edad de él, al irse acercando más, Riku decidió gritarle para que volteara.
“¡Oye tú!, ¡chico!”
El otro joven no volteó, Riku continuó gritando mientras se acercaba a él.
“¡Oye, respóndeme!”
Al acercarse más, el otro joven movió para mostrarse a él, Riku detuvo su marcha, la persona que estaba en frente de él era Sora, pero no como el solía ser, su cara estaba triste y derramando lágrimas.
“¿So…ra?”
“Riku…no quiero perderte” el moreno habló casi audible.
“¿Qué?... ¿de qué estás hablando?”
“Te amo Riku”
El corazón de Riku dolió al oír esas palabras, que eran sólo mentiras.
“¡¡Es mentira!!”, Riku gruñó, su voz que tiembla, “tú no me amas, tú amas…a…Kairi, ¡¡déjame en paz!! Deja de jugar con…mis…sentimien…tos”, las lágrimas de Riku empezaron a salir nuevamente.
“¡Pero es verdad!” El moreno chilló y se arrodilla, su cara que ve hacía la arena.
“¡Es mentira!, tú no eres Sora, tú…sólo eres un sueño… ¡tú no existes!” gritó retrocediendo de él.
“Riku, eso no es verdad, yo realmente te amo...”
“¡No es cierto!, déjame en paz, ya no quiero verte…ya no quiero…”
“Riku…tú eres la única persona que yo he amado, Riku por favor…yo…”
“¡¡No!!, lárgate, déjame en paz, tú no existes…”
En la desesperación, la juventud plateada se marchó, ya no quería seguir en ese lugar, todo era un simple sueño, real y a la vez falso. Riku continuó corriendo, ‘cuando acabara, ya no quiero ver más sueños, que termine este sufrimiento por favor’, la mente del plateado chico estaba cansada, su cuerpo, su alma y su corazón.
‘Desearía estar muerto’
La velocidad de muchacho comenzó a bajar hasta terminar caminando, luego se arrodilló en la arena, su vista en ella mientras lágrimas corrían por sus mejillas.
La playa comenzó a cambiar y una sombra la cubrió por completo, Riku se sobresalto, no se podía ver nada, al parase nuevamente la sombra desvaneció, la anterior isla en la que estaba había desaparecido, ahora se encontraba en la suya, nubes que cubren a ella y amenazan con llover, las olas se movían y continuaban chocando con la arena formando siluetas.
“Esto…esto se parece a mi sueño” Riku susurró. En ello, su vista fue a parar en una silueta apenas formada, y fue espantado a lo que vio.
“Es él, es la misma silueta…de mi sueño” la criatura plateada cabelluda no creía lo que veía, pero al estar meditando, el agua llegó hasta sus pies como en su sueño, continuaba atónito, pero ya no podía diferenciar la realidad de la fantasía.
La lluvia se empezó a verter en la suave playa, Riku se sintió un poco aliviado, levantó su cara y permitió a la lluvia que mojara su delicada piel blanca, se sintió tan bien que su dolor menguó y se perdió en ella.
“¡Riku!”
La voz de Sora se oyó, Riku volteó para verlo, el joven castaño corrió velozmente hacía su amigo. En ello, Riku se percató de que en una de sus manos tenía un papel semejante al que el traía y donde escribió todo lo que sentía, instintivamente el chico blanco, metió su mano en una de sus bolsas de su pantalón, pero no la encontró ahí, su papel no se encontraba en su bolsillo, el miedo invadió todo su cuerpo, ‘entonces ese papel es…’
Sora llegó a él y antes de que el otro chico hiciera un movimiento, se le abalanzó dándole un fuerte abrazo. La confusión era lo único que podía sentir, Sora se encontraba ahí con su papel y sobretodo abrazándolo.
“¿Por qué Riku?, ¿por qué nunca me dijiste nada?” El chico castaño habló con voz suave.
Riku se quedó sin habla, no entendía que le estaba diciendo Sora.
“¿Por qué nunca me dijiste que me amabas?”, Sora dejó de abrazar a su amigo para ver su cara, Riku no podía decir ninguna palabra, su cara estaba un mar de lío de confusión y sorpresa, el chico castaño adoró verlo de esa forma y prosiguió, “Yo también te amo Riku, pero no lo sabía, hasta que bese a Kairi y me di cuenta de que... al quien realmente amaba era a ti, mi Riku”
“So…Sora” su voz tembló, no podía creer lo que oía, su boca quería decir algo, pero antes de que hablara, Sora lo beso gentilmente, luego con mucha pasión, Riku se abrazó a él por su cuello mientras los brazos morenos descansaban en su cintura fuertemente. El beso se ahondó más y más, la lengua de Sora pasa por la boca de Riku y comienza a jugar con la de él, la sensación era grandiosa, al poco rato los dos jóvenes deshicieron el beso para poder tomar un poco de aire, Sora sonrió a Riku con una sonrisa de felicidad y él hizo lo mismo.
“Vamos a nadar Riku” Sora habló y tomó a Riku por su brazo llevándolo al agua.
“Pero Sora, está lloviendo”, lo voz de Riku se tornó en preocupación, “no es un buen tiempo para hacerlo”
“No te preocupes no pasará nada, yo te cuidaré” Sora le sonrió, su cara que muestra alegría plena.
“Si tu quieres, esta bien” Riku sonrió ligeramente. Los dos chicos continuaron caminando hasta la orilla, la mano de Sora era muy cálida y hacía que Riku se sintiera bien; al sentir el agua en sus piernas, el joven plateado se dio cuenta de que se encontraban ya ahí, Riku no estaba muy seguro de entrar con este clima, pero seguiría a su amor a cualquier parte no importara que arriesgara su vida.
“Será muy divertido Riku, no te preocupes” La voz del pequeño moreno castaño trató de tranquilizarlo.
“Yo iré a donde sea que tú quieras ir Sora”, las manos de Riku fueron agarradas por las de Sora, que lo llevaban a adentrarse más al agua; era difícil por los fuertes movimientos, pero a Riku ya no le importaba sólo quería estar con la persona que más amaba. El agua fue cada vez más arriba, y en pocos instantes estaba a la altura de sus cinturas.
….……… ¡Riku detente!...................
Una voz apenas legible se oía, la voz era casi irreconocible. Riku paró de repente, volteó para ver de quién se trataba, pero su cara fue agarrada por la mano de Sora que no le impidiéndoselo.
“No hagas caso, ellos sólo quieren apartarnos para siempre mi amor, ven…aquí estaremos juntos para siempre, nadie nos podrá separar” la mirada de Sora cambió, mostraba temor. La mano de Riku acarició su mejilla, dulcemente la deslizó por la cara de su ángel moreno.
“Nadie nos podrá separar, yo te amo Sora y estaremos juntos para siempre” La juventud blanca abrazó a su amor.
“Entonces, ven conmigo Riku y estaremos juntos para todo la eternidad”
“Sí” cabeceó en acuerdo y siguió a Sora, los dos jóvenes se adentraron más y pronto los dos quedaron adentro del mar.
…………………¡¡Rikuuuuu noooooooo!!....................................
‘…..Extraño, esa voz suena a la de Sora…. pero el está aquí a mi lado…. ahhhh que hermoso es el brillo del sol abajo del agua……’
La mirada de Sora permanecía feliz mientras sus brazos abrasaban a Riku, como si no quisiera que se fuera.
‘Estaremos juntos, para siempre mi amor, mi lindo Sora…………………….’
~Owari~