Los días siguientes se fueron como agua entre las manos. Por una extraña razón todos los tripulantes comenzaron a portarse de diferentes maneras con Zoro; a veces se portaban amables, otras un poco indiferentes, interrogativos hasta colmar la paciencia –la poca del peliverde- y a veces demasiado protectivos, ¿cómo? Esta era bastante curiosa…
Zoro podía cuidarse por sí mismo perfectamente, sin embargo, cuando llegaba la tendencia protectora de todos, remitiendo TODOS –e inclusive Sanji- vigilaban al chico sin dejarlo un instante a solas. Esto principalmente era para tratar de evitar que el peliverde hiciera más locuras.
El matrimonio del espadachín no sentó bien a nadie. Desde el anunció ninguno había felicitado al chico, en lugar de eso, todos le preguntaron si estaba loco, qué si lo había hecho por despecho, si era porque estaba enfermo o por mera idiotez. Claro, Zoro no admitiría la verdad así de fácil, así que hizo lo más acorde a él. Les gritó que lo dejaran en paz, enfadado por completo.
A pesar de los cambios extraños en sus nakamas hacia él, hubo uno quien trataba de evitarlo completamente. Ese era su capitán.
Varias veces Zoro trató de hablar con él, sin conseguirlo; Luffy al verlo u oírlo siempre se iba sin mirarlo a la cara. El peliverde no sabía si aún estaba enfado con él, no era normal en Luffy verlo distante, sobre todo de su primer nakama.
Esta nueva actitud en Luffy era una desgracia para Zoro, en sí porque solamente tenía tres semanas –si ya había pasado una- para pasarla con el chico antes de irse con su esposo y de esta manera, no aprovecharía el tiempo. ¿Cómo podía solucionarlo? Fácil, acercándosele hasta lograr llamar la atención de Luffy, el problema era hacerlo sin mostrarse desesperado por su atención…sí, ahí estaba la dificultad.
Como era lógico, Zoro no demostraría esa desesperación tan fácil, tenía cierto orgullo que mantener y mostrarse así solamente lo denigraría. Si a veces Zoro odiaba ser el mismo, aunque esas veces empezaron cuando se enamoró.
‘Maldita sea, Luffy por qué demonios me evades… ¿por qué no quieres estar conmigo? ¿Es por Ace?…no te agradó la idea de casarme con él y si es así… ¡¿por qué?!’
Nuevamente, el peliverde se encontraba meditando. Ya era costumbre, además era lo único que podía hacer ante la situación.
“Oi Zoro”
La voz llamó sacándolo de sus pensamientos.
“¿Qué demonios quieres cocinero?”
“Quiero la verdad” resopló firmemente.
Ah como odiaba el tiempo de las interrogantes.
“¿La verdad?” rió un poco. “¿A qué te refieres con eso, qué verdad dices?”
“No te hagas el pendejo conmigo, tú bien sabes a qué me refiero Marimo” sacó el humo de su cigarro como le daba una mirada intensa.
“¡No sé a qué te refieres cejitas lindas!” bufó.
“¡¿Qué dijiste?!” gruñó.
“¡Lo que oíste!” chirrió.
Así de ese modo, por lo general cuando a Sanji se trataba, los dos terminaban peleando y el güero nunca terminaba su sesión de pregúntale a Zoro. Mucho menos cuando un «ángel» -o mejor dicho un demonio- llegaba a separarlos con un fuerte golpe en ambas cabezas.
“¡YA CALMENSE USTEDES DOS!” Nami gritó fieramente. “Por qué nunca pueden dejar de pelearse por una vez” volteó a ver a Sanji aún enfadada. “Y tú deberías dejar de estar provocando a Zoro, sólo quedan tres semanas, por lo menos deberías llevarte bien con él antes de que se vaya”
Ante la frase, tanto Sanji como los demás quienes escucharon el tremendo escándalo, detuvieron sus acciones y pronto un silencio sepulcral inundó el ambiente.
La acción misma sorprendió a Zoro.
“Oi, no es como si me fuera a morir” resopló leves tintes de enojo se oía en su voz.
“Lo sabemos” dijeron todos al unísono.
“Tienes razón Nami-san” Sanji dijo al levantarse del suelo. “Lo siento mucho Nami-san”
“No es conmigo con quién tienes que disculparte” en ello señaló a Zoro. “Sino con él”
“…” hubo silencio por los dos.
Con ello Sanji le dio la espalda.
“Si, lo siento Zoro” al decirlo con la voz más seria posible, comenzó alejarse hacia la cocina.
Atrás una Nami sonería, Zoro se encontraba perplejo y de la misma forma el pequeño reno como el francotirador, quienes apenas podían creer lo dicho por Sanji.
No lejos de ahí oculto a la vista de todos, Luffy observaba la escena de entre ojo. Su principal interés por obviedad era aquel peliverde quien aún continuaba con la mirada de sorpresa, no duró mucho cuando se marchó de ahí. Robin a lo lejos lo vio, su libro tapaba la mitad de su cara.
‘…con qué es eso capitán…’
Una leve sonrisa se dibujó en sus labios como al mismo tiempo regresaba a su lectura.
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“¿Qué es esto?”
“¡¡¡QUE NO VES QUE ES UNA ISLA IDIOTA!!!” Nami gritó exasperada ante la brillantez de su nakama.
“¡YA SÉ QUE ES IMBECIL!” resopló furioso a la mujer. “Lo que quiero saber es POR QUÉ estamos aquí”
Enfrente de ellos, una isla extraña se mostraba. Tenía poca vegetación, mayormente se conformaba de rocas de varios tamaños, ahí, no le lejos de donde se encontraban, se veía la boca de una cueva, tentando a entrar en ella.
La tripulación observo el panorama. Sabían que debían reabastecerse de comida, agua y demás víveres. Y esta isla no ayudaría, no se veía señal de vida alguna, quizás de algunos animales adentrados en la pequeña jungla, más allá de eso, la isla estaba desierta.
“Se ve espeluznante” Usopp dijo mientras se ocultaba atrás de Nami. “Oi Nami, ¿Por qué vinimos aquí, No deberíamos estar buscando por comida en algún lugar menos tétrico?”
“¿¡Cómo qué por qué!?” Le propinó un golpe en la cabeza. “Estamos aquí porque…” guardó silencio mientras una ávida sonrisa se daba lugar. “¡Aquí hay un tesoro kyaaa!” la joven mujer se emocionó ante la idea.
“¡Ohh Nami-swan es tan bella cuando se emociona!” el cocinero trató de abrazar a la pelirroja sin conseguirlo.
Ante lo dicho, un «lo sabía» fue impuesto en la cara de cada uno mientras una gotita de sudor recorría su frente. Robin por su parte sonrió ante la respuesta de ellos.
“¿Un tesoro? ¡Cómo puede ser eso más importante qué…!” Zoro no terminó la frase cuando Luffy se colocó enfrente de todos. Serio como últimamente estaba.
“Iré a conseguirlo” Fue lo único que dijo y sin esperar ninguna replica, se lanzó a la isla.
“¡Oi Luffy!” Zoro llamó a su capitán, sin conseguirlo. “Qué demonios está pensando…Luffy idiota”
“¿Y qué esperas?”
“¿Huh?” el peliverde extrañó ante la pregunta de la pelirroja.
“No vas ayudarlo, después de lo que hiciste, por lo menos deberías ayudarle a conseguirlo” tintes de reproche se oía en su voz.
“¿Q-qué?” Quería regresarle el reproche a la mujer; sin embargo no podía, a pesar de todo tenía razón, Luffy seguía molesto con él y la única forma aparente de contentarlo sería auxiliándolo. “Tsh... de acuerdo”
‘Pensaba hacerlo idiota, no tenías que decirme’ pensó molesto el peliverde mientras se aventaba a la isla.
“Oi” se volteó a la tripulación restante. “¿Qué no piensan venir?”
“¡¡¿QUÉ?!!” Nami clamó. “¡ESTÁS LOCO, hay monstruos ahí, ni loca iría!”
“¡HAA, Y DEJASTE IR A LUFFY ASÍ NADA MÁS, ENDEMONIADA MUJER!” Zoro enfureció.
“No le va a pasar nada, además vas a ayudarle o no, ¿qué estás esperando?”
“Y qué con los dem…” no terminó cuando los demás hablaron.
“¡SUERTE ZORO!” Chooper y Usopp le decían, sin ningún ánimo de bajar acompañarlo.
“Tengo que hacer la cena” Sanji dijo sin afán mientras encendía otro cigarro.
Gruñendo Zoro comenzó a caminar hacia la cueva donde no hace poco su capitán desapareció ante la oscuridad.
Todos observaron detenidamente como él espadachín se iba acercando, sin perder detalle de sus movimientos. Cuando al fin entró a la cueva de mala gana, los otros suspiraron en alivio.
“Oi Nami-san” comenzó Sanji. “¿Crees qué esto funcione?”
“No lo sé, espero que sí”
“¿Pero no es peligroso dejarlos ahí?” Chooper preocupó. “¿Qué tal si se enferman o si se envenenan…o sí…?”
“Tranquilízate Chooper” Nami le cortó la palabra. “Todos quedamos de acuerdo con el plan de Robin”
Todos voltearon a la mencionada, quien solamente sonreía.
“Además son esos dos idiotas, no van a morir tan fácil” resopló con indiferencia. “Bueno vámonos”
“¡¡¿QUÉ?!!” Chooper y Usopp aturdieron. “¡¿Si los vamos a dejar?!”
“Claro, solamente será una semana, lo necesario para ir a la isla más cercana, reabastecernos y regresar por ellos” dijo simplonamente.
“Pero, pero, pero…” los dos continuaron protestando hasta que una patada fue propinada en sus cabezas.
“Ya dejen de lloriquear, no escucharon a Nami-san, dijo vámonos”
“Pero, pero, pero…SANJIIIIIIII” continuaron, no obstante la mirada fulminante de cierta pelirroja los hizo congelar.
Sin perder más tiempo, el barco comenzó alejarse de la isla dejando a dos de sus tripulantes a su suerte…
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Flash Back
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“Navegadora”
La voz sutil de Robin hizo eco en el camarote de Nami, quien al oírla dejó de checar los mapas, varias «x» se encontraban marcadas, lugares donde sería fácil encontrar un nuevo nakama.
“¿Si Robin?”
“Nuestro capitán continua muy enfadado ante la acción de Zoro” dijo mientras tomaba asiento en una silla.
“Sí” suspiró pesadamente. “Sé a la perfección porque Luffy está así y como no estarlo, pobre Luffy, ese pendejo de Zoro, tenía que cometer esa locura, casarse con SU hermano, dios, es como para un drama” volvió a suspirar.
Robin rió ante lo dicho por la pelirroja, quien sin darse cuenta, había confirmado su sospecha.
“Luffy ama a Zoro, ¿no es cierto?” Inquirió, tan serena como siempre.
Nami sorprendió ante la pregunta, más bien ya una afirmación. De inmediato se dio cuenta de que había dado una pista sin percatarse y alguien como Robin, la captaría sin ningún problema.
“¡Ay dios!” se lamentó. “Se suponía que era un secreto, por favor Robin no digas nada, si no Luffy también se enojará conmigo” imploró.
“¿Y por qué no se lo dijo antes?”
“Porque…Luffy quería que todo saliera perfecto” se dejó caer en la cama. “Me pidió ayuda, ya que si fuera por él todo saldría tosco, mal hecho y con un final en caos” se volvió a sentar en la cama.
“Entiendo, Luffy realmente lo quiere como para haberse entrenado en lugar de hacerlo salvajemente como es su costumbre” sonrió tiernamente ante la idea de su capitán.
“Sí, aunque en lugar de no más declararse, quería casarse con Zoro” mencionó.
“¿Casarse?”
“Aquél día en que Zoro llegó con la noticia, Luffy tenía planeado pedirle matrimonio, pero…” la mirada de la joven se tornó triste. “No pudo lograrlo”
La morena cabeceó en acuerdo, un poco de tristeza se le veía en sus ojos.
“Creo que todo es falso”
“¿Huh?” aturdió ante lo dicho por la otra chica. “¿Qué quieres decir?”
“Tengo la leve sospecha de que Zoro también ama a Luffy”
“¡¿HAA?!” sorprendió. “¿Cómo?... ¿por qué?”
“Zoro no es un hombre que hace las cosas a la ligera” comenzó la mayor. “Siempre hay una poderosa razón en sus decisiones”
“Pues claro ama a Ace” resopló un poco enfadada ante la idea.
“No lo creo” la pelirroja la observó perspicaz. “Tanto Zoro como nosotros, apenas conocemos al hermano de Luffy” Nami asintió en acuerdo. “El señor espadachín siempre ha sido apasionado y entregado en cuerpo y alma a lo que ama”
“¿Tu punto es?” inquirió, no entendía por completo lo que la morena implicaba.
“Fácil señorita Navegadora, al tener tanta entrega, dudo mucho que sea de las personas quienes se enamoran tan fácilmente o a primera vista, para él, puedo decir casi certera, debe de conocer más a esa persona, de tal manera para poder capturar su atención”
Nami meditó ante lo dicho, si lo ponía de esa perspectiva, Robin tenía razón. Zoro no era de esas personas que se dejan ir por la primera impresión o quienes por alguna acción, ya se enamoran, no él era más exigente. Curioso, el peliverde era más serio en esa cuestión de lo pensado y para ser honestos, a veces, creía en él como asexual.
“¿Entonces por qué lo hizo?” Aún tenía esa duda.
“Por la razón más simple” Nami extrañó. “Zoro creía que Luffy no lo amaba”
Ante ello, la pelirroja se levantó de súbito de la cama.
“¡QUE NO LO AMABA!” levantó la voz. “Si Zoro es su primer Nakama, la persona a quien Luffy dejaría su vida en sus manos, a quien más conoce, su mejor amigo…su…” la furia de la chica disminuyó ante la última palabra. “Su mejor amigo”
“Si” Robin dijo simplonamente. “Es tan común, la mayoría de las veces cuando estás enamorado de tu mejor amigo, siempre tiendes a pensar que esa persona no te ama, porque solamente te ve como amigo…además” guardó silencio un poco. “Creo que también hay otra razón” rió.
“¡¿CUÁL?!” gritó casi al borde de la histeria.
“Tú” dijo simplonamente.
“¿¡HAA?!” inclinó su cabeza, revelando su ignorancia.
“¿Recuerdas cuando Zoro comenzó a deprimirse?”
“Sí, que tiene que ver eso con…” no terminó cuando la realización llegó a su mente. ‘’¡No puede ser, SOY LA CULPABLE!’
“Cuando comenzaste a entrenar a Luffy, todos pensaban que entre tú y Luffy había algo” sonrió pícaramente. “Entre ellos Zoro”
“Pero, pero…” quería contradecirle, no obstante, la verdad no se podía negar. “No puedo creerlo, soy la culpable de la locura de Zoro y que Luffy esté pasando por este mal momento” se agarró la cabeza en desesperada, unas lágrimas amenazaban por salir de sus ojos. “Yo no quería…causarle este problema, nunca pensé…dios, pobre Luffy…todo es mi culpa”
“Descuida” la voz despreocupada de la morena le llamó la atención.
“¡¡¿¿Cómo puedes decir eso, por mí culpa Luffy y Zoro están separados??!!” se dejó caer a la cama en exasperación.
“Jijiji, porque tengo un plan para unirlos”
Con ello la chica sorprendió, de inmediato su estado de melancolía se olvidó para poner uno de total atención a la mayor.
“Te escucho”
En ello, la morena le explica toda su idea.
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Fin del Flash Back
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No llevaban ni unos minutos de haberse ido y Nami continuaba contemplando la isla, la cual poco a poco se iba perdiendo de su vista.
La pelirroja suspiró, no se había dado cuenta que había aguantado la respiración, como si su vida dependiera de ello.
Repasaba a todo momento el plan de Robin. Era bastante simple.
Robin le había dicho que los dos necesitaban un momento para estar solos, en un lugar donde nadie los pudiera interrumpir e igual los obligara a estar juntos a todo momento. El estar en el Going Merry no ayudaba, Luffy fácilmente podía evadir al peliverde como lo había estado haciendo durante toda la semana, cualquiera de los tripulantes podía ser un pretexto para no acercarse al espadachín. Necesitaban un lugar donde no hubiera nadie, fue entonces cuando se le ocurrió la idea de una isla desierta.
Lo siguiente era encontrar una isla, que provocara a los dos estar unidos, además de una lo suficiente escalofriante para que Chooper ni Usopp quisieran ir a investigarla. El único problema era encontrar una lo suficiente cerca de algún pueblo o una ciudad, para así poder dejarlos un tiempo solos mientras ellos iban a conseguir suplementos, de igual forma, también lo necesario para sí necesitaran ser curados, no tardarían en llegar a ellos.
Al checar sus mapas, encontró una a la perfección, no obstante, la reputación del lugar era lo espantoso.
La isla era conocida como Saint Island, cual a pesar de su nombre maravilloso tenía la leyenda más cruel de todas. Se decía que ahí, se llevaba a cabo rituales sádicos, en donde mataban a hombres-B, tales hechos, eran realizados por personas malditas quienes odiaban a esa clase de género, considerándola una aberración contra la naturaleza. Esas personas eran conocidas como anti-B’s. También para añadir más colorido a la isla, se dice que está plagada de monstruos y animales ponzoñosos que a lo largo de los años, se acostumbraron a la sangre humana, con predilección a la de los hombres-B.
Con todo ese folklor, nadie se acerca a esa isla y quien lo haga debe estar loco, no obstante, aún continúan los rumores de que los rituales proseguían, por lo mismo los marines la checan de tiempo a tiempo, para atrapar a esos malditos quienes asesinan personas inocentes, como también, el evitar que curiosos entren a ella.
Al saber sobre esto, Nami no estaba segura de dejarlos ahí; sin embargo, no había otra isla que quedara a la perfección, todas estaban pobladas o si bien demasiado grandes como para Luffy y Zoro se pierdan en ella. Y las únicas menos peligrosas, estaban a semanas de llegar. La única opción era ese lugar.
La pelirroja, dudó en si debían llevar a cabo ese plan, mas el tiempo no ayudaba, si no hacían algo, el mes pasaría y Zoro se tendría que ir. Después de percatarse de su culpa en la situación, deseaba unirlos antes de que terminara, así los dos se darían cuenta de sus sentimientos y quizás Luffy podría convencer a su hermano de dejar libre al peliverde.
Al convencerse, el siguiente paso era tratar con los demás. Sanji no representaba problema, con un poco de seducción de su parte y aceptaría, el problema era convencer a los otros dos. Sabía de antemano que ellos no estaría de acuerdo en dejar a sus nakamas solos, por más espantosa y escalofriante fuera la isla, terminarían siguiéndolos, para ayudarlos, tenía que convencerlos de aceptar dejarlos. Por lo mismo, decidió mantenerse en secreto la historia de esa isla.
Al llegar el momento, Sanji como siempre fue pan comido; además, aunque no lo admitiera abiertamente, no quería que el marimo se fuera, a pesar de sus constantes pleitos, le tenía cierto cariño al espadachín, como a todos los demás tripulantes y sí, dejarlos ahí, ayudaría a que Zoro no se fuera, aceptaría con gusto. Por el contrario, el más difícil de convencer resultó ser Chooper, Usopp, entendió la situación tan fácil como con el rubio, el reno era quien no quería comprender.
Para Chooper el dejarlos era traicionarlos, sobre todo porque podían padecer hambre, se podían enfermar, lastimar o inclusive morir. El pequeño pensó en todo lo peor, crispando los nervios a la pelirroja, quien sabía la verdad de esa isla, no obstante, tuvo suerte que todos ayudaron a convencer al reno. Al cabo de varias discusiones y de un Sanji quien se peleaba a cada rato con el peliverde para distraerlo –Luffy no era problema, no pelaba a nadie como no le importaba saber que hacían-, lograron hacerlo aceptar el plan.
“Espero que todo salga bien” suspiró la navegadora, la isla por fin se había perdido de su vista, como en unas cuantas horas llegarían a su destino.
Al voltear a ver a los demás tripulantes, se dio cuenta que todos estaban tranquilos, Sanji no parecía preocupado, tenía plena fe en su plan, Robin se encontraba leyendo un libro como de costumbre, Usopp estaba experimentando en una nueva sustancia para crear una mejor bomba para su arma, el único quien parecía preocupado –además de ella- era el reno, quien intentaba distraerse leyendo un libro de medicina, sus ojos lagrimosos intentando no llorar.
“Chooper” dijo Nami acercándosele. “No llores, no pasará nada, cuando regresemos, los dos estarán bien y verás que habremos conseguido que Zoro se quede con nosotros” Le dio una sonrisa.
El pequeño reno la observó, unas lágrimas salieron de sus ojos como asentía.
“Todo estará bien, ¿verdad?”
Nami le acarició su cabeza y asintió.
Ante ello, el pequeño se sintió un poco más tranquilo, dejó de llorar y regresó a su lectura. Nami por curiosidad, dio un reojo a lo que estaba leyendo.
«Cómo tratar venenos mortales» era el título del libro. Al leerlo, la poca tranquilidad que había conseguido se esfumó rápidamente.
Se levantón de inmediato intentando mostrarse serena, nuevamente su mirada se postró donde debería estar la isla.
‘Luffy…Zoro…tengan cuidado’
Los nervios volvían a dominarla, no obstante, ya no había marcha atrás, algo bueno o malo saldría de ese plan. Y la pelirroja esperaba que fuera lo bueno…El destino de ellos, pronto se vería en una semana.
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Continuará…okki n-n?-•- -x- -•- -x- -•- -x- -•- -x- -•- -x- -•- -x- -•- -x- -•-
• •L.M.N• •
• Ludra Maco Naít •