“Kaannnnnn” lloriqui. “Cuanto falta….me muero de hambreeeee….”
“YA CASI!” buf furioso el rubio, el chico le estaba /colmando la paciencia.
Por desgracia, al no tener a Sanji a quien usualmente fastidiaba por la comida, su sustituto ahora era Kan.
Con los sucesos de hace unas horas, Luffy volvi por completo a ser el mismo capitn simpln de siempre, lo cual significa, que deba cuidar la comida o el chico acabara con ella. Kan en su afn de mostrarles su gratitud, decidi preparar el almuerzo, un grave error.
“Kaaaaaannnnnnn” continu.
“CON UN DEMONIO, YA CASI!”
Zoro observ la escena divertido, su Luffy haba vuelto y eso lo llenaba de alegra. El verlo enojado como serio era algo demasiado extrao y para ser sinceros, lo prefera alegre, con s mismo era suficiente.
El peliverde se encontraba retirado de ellos, cerca de las dems provisiones, no tanto para evitar que Luffy asaltara la comida, sino ms bien porque parte de su cuerpo dola demasiado como para moverse y los efectos del agua an no desvanecan. El chico se encontraba acostado bocabajo.
Su trasero arda. A pesar de los cuidados del pelinegro con l para no lastimarlo, haba algo que no poda evitarse. Fue su primera vez. S a pesar de lo que pudieran pensar del espadachn, Zoro era virgen; nunca le haba dado importancia a ello, simplemente en su mente no haba espacio para pensar sobre el sexo. Su nica meta era ser el mejor espadachn del mundo, todo lo dems era secundario, aunque hubo un tiempo en que medito sobre ese hecho –aquellas raras veces cuando usa su cerebro-; lleg a la conclusin de que se mantena as, porque al contrario de otras personas promiscuas –aka Sanji- para l era demasiado importante con quien se entregara, ya fuera mujer u hombre, aunque, nunca le dio relevancia al gnero.
En esos das cuando estaba an ms joven, le dio un tiempo por pensar en su relacin con las dems personas. Casi no se relacionaba con nadie, principalmente porque se la pasaba entrenando da y noche, descansando no ms cuando no poda moverse y para comer. As estuvo durante un largo tiempo, hasta que un suceso extrao pas. Un chico se le declar.
Zoro no entenda por qu un chico quera estar con l, menos uno mayor por cinco aos. A pesar de tener ya quince aos, su propio aislamiento no lo hizo totalmente ignorante, saba a la perfeccin que los hombres buscan a las mujeres o viceversa, tienen hijos y forman familias, aunque tambin saba que algunos se juntaban con hombres, no obstante, esas relaciones no eran bien vistas; realmente no comprenda, si tanto hombres como mujeres poda ser fuertes, entonces porque una si era correcta y la otra no…la sociedad se complicaba demasiado la vida.
El peliverde rechaz al otro hombre de inmediato sin restarle importancia al asunto, lo malo fue cuando result no ser el nico.
Curiosamente, otros dos chicos decan estar enamorados de l y uno fue totalmente franco, quera solamente sexo. Lo nico ganado, fue una gran golpiza por parte del peliverde. Al final, todo el asunto comenz a ser una molestia, confundindolo a tal grado que la nica manera de aclarar su mente, era hablar con su profesor.
Flash Back
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“Sensei”
La voz de Zoro se escuchaba extraamente consternada, algo muy inusual en l.
“Si Zoro?” El hombre volte a donde se encontraba su aprendiz. Al verlo, pudo percatarse en su mirada, preocupacin y desconcierto.
Al ver al hombre en frente de l, no supo como plantearle su situacin, la verdad era que no quera hablar con nadie sobre esto, no obstante, necesitaba auxilio, aunque le doliera reconocerlo.
Los dos se encontraban sentados en el dojo, alejados del uno del otro. Curioso, casi siempre cuando hablaban de algo importante, siempre era en el mismo lugar, sentados y en la misma pose.
“Sensei…yo…” Intent hablar, sin embargo la vergenza no lo dejaba. “…yo…”
“Que no te de pena Zoro, un gran guerrero siempre enfrenta a todo, aunque sean situaciones embarazosas” ri un poco, intentando darle calma al joven. Sin xito.
Zoro suspir pesadamente, si iba a preguntar, lo mejor era hacerlo rpido para poder salirse de ah, continuar su entrenamiento y olvidar cualquier rastro de este suceso.
“Sensei, quera preguntarle…” detiene, nuevamente suspira. “Por qu demonios atraigo a los chicos del Dojo?”
La pregunta tom por sorpresa al maestro quien lo mir aturdido.
“Llevo tres que dicen que estn enamorados de m y uno que me dijo que quera mi maldito TRASERO” resopl indignado y molesto.
El otro hombre ri nervioso.
“Ah supongo que, a quien llevamos urgentemente al hospital del pueblo debi ser quien te dijo eso” sec su frente mientras sonrea.“Debo serte sincero Zoro, realmente no esperaba una pregunta como esa”
“Quiere decir, qu no puede responderme?” Lo mir confuso. Sus esperanzas decayeron.
“No, no es eso” se sob la sien, intentando ver la manera de explicarle. “Zoro…” el chico atendi a su nombre.“Cuntos aos tienes?”
“Quince” dijo simplonamente.
“Tienes quince y an no sabes?” no pudo evitar darle una mirada extraada.
“Qu debo de saber?” inquiri, verdadera ingenuidad.
Suspir su maestro. Saba que debi explicarle hace mucho sobre su condicin, no obstante, tena la esperanza que el chico lo descubrira por s slo, como los dems, quienes empezaban a fijarse en l.
“Zoro, recuerdas que t y Kuina se baaban juntos y te prohiba terminantemente baarte con los dems chicos, lo recuerdas?”
El peliverde asinti.
“Y recuerdas por qu solamente t podas baarte con ella, cierto?”
“Porque soy hombre-B, no?”
“Y sabes lo que significa?”
Asinti nuevamente. Eso alivi a su maestro, al parecer no sera tan difcil explicar lo dems y poda evitarse tener que decirle lo que era un hombre-B.
“Aunque sigo sin entender” Zoro se cruz de brazos. La sonrisa del maestro desvaneci. “Qu tiene que ver mi enfermedad con atraer a los hombres” su mirada mostraba confusin total.
El otro hombre sinti caerse al suelo. Jams…se haba imaginado que cuando le dijo a Zoro que era un hombre-b, el chico creyera que era una enfermedad. Saba que debi explicarle en ese momento y no dejarlo a la naturaleza.
“Oi Zoro, de dnde sacaste eso?” An segua perplejo.
“Ha? Lo intu…” dijo simplonamente. “Como Kuina era una chica, lo ms lgico era que tena una enfermedad que no afectaba a la mujeres, pero s a los hombres” adujo. “Aunque…sigo sin saber que dao me hace”
El maestro palme su cara en desesperacin. Realmente no quera explicar sobre eso.
“En realidad es algo natural” comenz, el peliverde prest atencin. “Cuando creces, llegas a una edad donde comienzas a interesarte en ciertas personas, es cuando maduras sexualmente”
Zoro medit un poco.
“Eso ya lo s…” el otro hombre sorprendi. “Los hombres comienzan a fijarse en la mujeres y todo eso” resopl indiferente. “Lo que no entiendo es porque teniendo a ms, se fijan en m!”
“Dime Zoro… nunca te has sentido atrado por alguien?” la voz fue clida.
Ante lo dicho, el verde aturdi. La respuesta era un simple no, aunque, pensndolo bien era curioso, solamente entrenaba, coma y volva a entrenar. Nunca se haba detenido a pensarlo.
“No te preocupes” la voz del maestro lo sac de su de su mente. “Suele suceder, quizs ahorita no te interese, con el tiempo encontrars a alguien y te enamorars” le sonri.
“Una mujer?” dijo con escepticismo. “No lo s…no me interesan en lo ms mnimo, aunque si encuentro una espadachina realmente fuerte, me gustara mucho pelear con ella”
“Jejeje…” ri un poco. “Dudo mucho que te interese una mujer, ya que eres hombre-B”
“Oh ya entiendo!” Emocion. “Todo lo que me sucede es porque soy eso, no?”
‘Al fin comprendi, me alegro’ pens aliviado.
“Mi enfermedad no le hace dao a las mujeres, sin embargo produce que no me atraiga a ellas ni a nadie ms, pero afecta a los hombres haciendo que se atraigan a m” mencion, alegre a su descubrimiento. “Ahora todo tiene sentido” por fin su mente estaba clara.
El otro hombre estaba boquiabierto, Zoro tena una gran facilidad para no captar nada y acomodar todo a su manera. Iba a decir algo, no obstante detuvo al ver al peliverde levantarse.
“Muchas gracias sensei, ahora mi mente est despejada, por fin podr entrenar sin distraerme” dio una leve reverencia y sali del dojo feliz.
Mientras tano, el maestro simplemente se daba una palmada en la cara.
Fin del Flash Back
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El hablar con su maestro, le ayud a concentrarse de nuevo en su tarea, volviendo a entrenar arduamente no dur mucho su tranquilidad cuando volvi a preguntarse sobre su condicin como el porqu no le interesaba nadie.
Fue una noche cuando los hombres suelen juntarse para platicar cosas de hombres. Fue ah cuando por fin entendi.
Flash Back
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En el cuarto, nuevamente se volvi a juntar la bolita de chicos para platicar de sus conquistas, como de otros temas de inters masculino.
“Oi chicos, por fin se me hizo!” deca uno de ellos.
“Al fin cay la vieja esa con la que salas” coment otro mientras ms chicos se acercaban a escuchar.
“S! Por fin me la cog, DIOS, es era tan estrecha” dicho eso todos rieron, otros lo felicitaron.
Zoro se encontraba en el cuarto, no muy lejos de donde estaban los dems, oa a la perfeccin la pltica aunque la verdad prefera no hacerlo. No le interesaba saber a cuantas mujeres se haban cogido, si una era ms zorra que la otra o quien tiene las mejores tetas. Solamente quera dormir, para reponerse y seguir su rutina. No logr ignorarlos cuando llegaron a un tema que en particular no le agradaba.
“Oi y ya te cogiste a Mamba” otro de los chicos habl.
“Claro! Ya saben que la viejas se mueren por los espadachines, adems era un vil zorra, ese trasero ya ha pasado por miles de falos” ro a carcajadas el cobrizo. Los dems lo imitaron. “No ms que se callan el pico, no quiero que se entere Miim”
S, el tema ms odiado del espadachn era la infidelidad como la promiscuidad de esos idiotas, no entenda cual era la diversin de estar durmiendo con miles de personas, si esas tambin dorman con otros ms; al hacer eso no haba entrega, respeto, lealtad, amor, era un hecho sin precedente y sin valor alguno.
Por lo mismo no pudo evitar hablar.
“Y cul es el chiste de tener novia, si le eres infiel?”
Todos sorprendieron ante la nueva voz, de inmediato voltearon a verlo, con caras sorprendidas. Zoro por su parte se encontraba acostado en su futn, dndoles la espalda.
“Roronoa!” clamaron todos al unsono.
Un silencio se form, luego varias carcajadas inundaron el ambiente. Ante el hecho, el peliverde se volte a ellos perplejo.
“Zoro, Zoro, Zoro” dijo el pelicobrizo. “No entiendes, porque no lo has hecho, si supieras lo maravilloso que es tener sexo, seguro comprenderas” dijo con un tono seductor y comenz acercarse a donde a l. “Sabes, nunca te he visto con nadie” se sent enfrente de l.
El peliverde por su parte, se incorpor para estar al mismo nivel, no se dejara intimidar por nadie.
“Sabes, a veces hay que tener la experiencia, si no como sabrs si es bueno el sexo” Le sonri seductoramente. “De seguro te mueres por probarlo, eh Zoro, si quisieras…yo podra ensearte, tengo mucha experiencia, vers que te har gemir co…” no termin cuando un puetazo fue impuesto en su cara, tan fuerte que sali volando hasta el otro lado del cuarto.
Todos estaban atnitos. De inmediato todas las miradas recayeron en Zoro.
“No gracias” su semblante era maligno e intimidante.
En ello se levant de su futn y se dirigi a la salida del cuarto, ah en el umbral, se volte a donde estaba el cuerpo de cobrizo quien haba perdido la conciencia como su sangre se derramaba por su cara.
“Y si pensara hacerlo…”continu. “No lo hara con un idiota como t” adujo. Luego sali del cuarto.
Todos los dems estaban tiesos del miedo…
Afuera todo estaba tranquilo, la brisa de la noche era fresca y se senta muy bien en la piel tigrea del peliverde. La calma del lugar comenz a relajarlo. Aunque los eventos de ese cuarto no dejaban su mente en paz.
Si bien, el imbcil tena razn, no tena experiencia, jams lo haba hecho, no obstante, no le apeteca ser uno ms entre la lista de cogijos de algn idiota, ni que lo clasificaran como ramera o zorra, ni mucho menos que su nombre est entre las conquistas de alguien ms. No para l era ms importante.
En ello se dio cuenta de la verdad. En realidad el que no le interesara nadie no era por su enfermedad, sino porque l pensaba seriamente sobre el asunto. Para sus compaeros, era un simple juego, un pasatiempo, para l era ms all de pura diversin. Buscaba compromiso, unin, entrega, pasin, respeto, lealtad y sobretodo…amor. El sexo slo era algo llano, simple, cuando en realidad buscaba un todo.
-…con el tiempo encontrars a alguien y te enamorars…-
Las palabras de su sensei llegaron a su mente.
Ahora entenda. Cierto, algn da encontrara a esa persona, la nica persona a quien le entregara su virginidad, quien tendra su cuerpo, su alma, su mente y principalmente su amor.
Para que apresurarse, algn da llegara, aunque en realidad no poda imaginarse a esa persona quien llegara a conquistarlo. Debera ser una persona nica, fuerte, grandiosa, alguien sin igual, en otras palabras, un ser totalmente diferente.
Sonri para s. Jams lleg a pensar que tuviera ciertos parmetros para escoger a la persona de su corazn. Aunque lo ms curioso no era eso, sino la idea en su mente. Su imagen mental formaba la figura de un hombre y no el de una mujer. Si bien, no le importaba el gnero, porque pareca inclinarse ms por ellos.
Suspir.
“Bah! Lo que ser, ser” se dijo.
Ya se haba complicado su existencia lo suficiente y no haba razn alguna para preocuparse por el futuro. Ya llegar.
Por fin su alma como su mente estaban en tranquilas. Haba perdido mucho tiempo y deba recompensarlo, si no, como llegara a ser el mejor espadachn del mundo. La meta estaba fijada. Con ello, se dirige a su lugar de entrenamiento, despus de todo, ya no tena sueo.
Fin del Flash Back
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“Kaaaaaaaaaannn”
Los lloriqueos del pelinegro lo distrajeron de sus recuerdos.
Ahora que lo pensaba, en realidad jams hubiera podido imaginarse a alguien como Luffy, an si lo hubiera intentado, era simplemente imposible. Quien lo hubiera credo, Roronoa Zoro se haba enamorado de un idiota, simpleton; con un corazn de oro, una alma sincera y pura, de un idealista soador y romntico; de gran fuerza espiritual como fsica, de un carisma sin precedentes y una valenta indomable como su apetito. Si bien, por el exterior no lo aparenta, era lo mejor, nunca se debe de juzgar por las apariencias; en el caso de Luffy, era una verdad inequvoca.
Trat de levantarse un poco, el dolor en su parte baja lo detuvo. An molestaba, lo mejor era descansar. Nadie le haba dicho que hacer el amor resultara doloroso, an as, fue la experiencia ms placentera de toda su vida y aunque despus de hacerlo lastimaba, no dudara ni un segundo en volverlo hacer.
Un sonrojo lleg a sus mejillas ante su pequea declaracin. Sin embargo, la segunda vez sera a SOLAS. Su cara ardi ms al recordar que Kan estuvo ah y si no vio nada, si escuch todo. Nuevamente la vergenza lo embargaba…
“Toma”
Una gran rebana de carne fue entregada al pelinegro, quien la recibi gustosamente.
“WOW GRACIAS KAN!” Empez de inmediato a devorarla.
El rubio no ms lo observ incrdulo.
“much…delimchito…hmmm”
“No hables con la boca llena, es de mala educacin” le reclam.
“Lom…sienmmtioch” dijo an atascado de comida.
“Ay dios…olvdalo no importa” una pequea venita pulsaba en su frente. “Toma, esto es para Zoro, se lo puedes llevar”
El chico asinti mientas tragaba su comida. Al voltear a donde se encontraba el susodicho, guardo silencio.
“Qu pasa?”
“Por qu Zoro est descansando boca abajo, el nunca duerme as” lo mir confuso.
“Oh” dijo mientras se rea disimuladamente. “Es porque su trasero duele y me imagino que ya sabrs por qu”
“P-p-pero tuve cuidado!” clam. “Lo prepar antes de penetrarlo!”
“Oi, oi, s perfectamente los procedimientos por m propia experiencia, no necesito saber las tuyas, de acuerdo?” comenzaba odiar la honestidad extrema del pelinegro. “Adems no solamente es por eso, aunque estuviera listo y todo, siempre duele mucho la primera vez”
“La primera vez?” repiti atnito.
“Qu no te diste cuenta?” la simple cara era su respuesta. “Oi, oi, eso se nota mucho ms cuando tienes sexo, se siente ms estrecho, como…” detuvo. “Dime Luffy, es la primera vez que lo haces?”
Asinti fuertemente.
“E-en serio?” no lo crea. “Pero yo te vi y no parecas novato” clam sin comprender.
“Ah, Nami me ayud” sonri ampliamente.
“Nami?”
“S, ella me dio tips de cmo deba hacerlo, adems de que me puso a ver revistas pornogrficas y videos, para darme idea, lo dems sali por m” sonri.
El rubio estaba estupefacto. Era la primera vez que saba de una mujer preparando a un hombre para hacerlo con otro. Verdaderamente eran una pareja inaudita.
“Oh…de acuerdo” fue lo nico que pudo decir. “S salimos de esta isla, me podras presentar a esa tal Nami, me gustara conocerla”
“Seguro!” ri como usual.
“MALDITA SEA!”
La maldicin se escuch tan clara como si estuviera ah cerca.
Ambos voltearon a donde se encontraban un Zoro intentando sentarse, sin poder conseguirlo, Luffy de inmediato se dirigi a l, llevndole su comida.
“Zoro no te levantes” le orden. “Te vas lastimar ms”
“Estoy harto de estar acostado”
Dicho eso el pelinegro se sent a su lado, cruzo sus piernas y al dejar el plato en el suelo, levant a Zoro sentndolo en medio de sus piernas.
“OI LUFFY!” Su cara se ilumin de color rojo. “Q-QU… HACES?”
“Te acomodo, as podrs sentarte sin lastimarte”
Luffy se acomod al peliverde entre sus piernas de tal manera que su trasero no tocara el suelo y al recargarlo hacia l, poda estar cmodo para comer.
“Listo, ests cmodo?”
“S-s” dijo an sin captar la accin por completo.
Un plato lleno de carne se postr enfrente de l.
“Bien!” Le sonri. “Ahora come”
Lo hizo an aturdido, de pronto sinti los brazos del pelinegro rodeando su cintura como su cabeza se recargaba en su hombro.
“Ne Zoro” se acurruc en la cuenca del cuello. “Fui tu primero?” su voz era suave.
Nuevamente su cara ardi. Luffy tena una facilidad para hacerlo sonrojar. Trag un poco antes de contestar.
“S” dijo casi en un murmullo, uno que escuch a la perfeccin su capitn.
“YAY!!!” Emocion tanto que casi tira a Zoro, mismo quien le propina un golpe en la cabeza.
“IDIOTA, CASI ME TIRAS!” buf.
“Lo lamento jijijijiji” ri an con gozo. “Sabes Zoro, t tambin eres mi primero”
Ante la confesin, Zoro sorprendi. Quizs no tendr la experiencia como para comparar, an as, Luffy pareca experimentado.
“Nami me ayud” adujo, aclarando las dudas a su espadachn. “Me dijo como deb…” no termin cuando el peliverde le a un suave beso en sus labios.
“No necesito saber” acarici la mejilla del chico. “Con ayuda o sin ella…el haberlo hecho contigo es lo maravilloso”
Con ello sellan su amor de nuevo con un beso.
A lo lejos, disfrutando de su propia comida, Kan observaba la escena cariosa, senta un poco de envidia, a l le hubiera gustado estar as con la persona que amaba; sin embargo la suerte no est con todos.
‘En realidad son una pareja muy rara’ sonri y continu comiendo.‘Una de las pocas, que estn destinadas a estar juntas…aunque…’ medit un momento. ‘Dicen que cuando hay mucha felicidad, grandes desgracias les esperan por delante’
Su mirada recay en ellos. El beso ya se haba roto y Zoro estaba comiendo, como el chico le robaba comida haciendo a este enfadar.
‘Una muy extraa pareja’ ri, al ver como Luffy le arrebata un pedazo de carne y Zoro intentaba quitrselo, alegando que esa era su comida.
Suspir, tom ms carne para llevrsela al pelinegro, si seguan as, el peliverde no comera nada. Al llegar donde estaban, le entreg el plato al chico quien de inmediato se puso feliz y nuevamente volva devorar la comida.
Realmente una curiosa pareja…y por lo mismo, una muy linda.