Capítulo 10 ESTRENO... SIN AMANECER... primera parte.
ACADEMIA ASHFORD...
6 DE LA MADRUGADA...
Una chica rubia, alias la Presidenta Millay, se levantaba de su exclusiva cama, donde debajo de ésta se escondía su gran tesoro... la colección ultra exclusiva yaoi.
-¡Al fin este día ha llegado!- suspira abriendo la ventana- el fruto de tantas noches sin dormir y de mis altas exigencias a este elenco de segunda categoría, dará sus frutos- sonríe- así vale la pena chantajear o pisotear a alguien- busca su uniforme y se va a dar una rápida ducha.
Mientras que el joven protagonista, Lelouch Lamperouge, no quería salir de su cama. La razón, es muy sencilla. Si estás en los brazos de tu amante secreto, ni siquiera querrías que amaneciera.
-Despierta, Lelouch- le remecía Suzaku con su mano.
-¿Ya es de día?- dice Lelouch, abriendo sus preciosos ojos violeta.
-Hoy es el día- dice el moreno, sin mucha gracia.
-¿Qué día?- se sienta en la cama.
-Hoy es el estreno de la obra.
-Que te vaya bien- se vuelve a tapar el pelinegro.
-Ven a ducharte y tomaremos desayuno o la Presidenta es capaz de venir aquí mismo a buscarte- le tira del brazo y se lo lleva a la rastra hacia el baño.
-Tengo que buscar mi ropa, espera, Suzaku- decía el ojivioleta, mientras su humanidad era expuesta al terrible frío de la mañana.
-Yo te la traeré- abre la ducha y le cierra la puerta- no te demores mucho- sale del baño.
No sabía desde cuándo su amante había sacado esa faceta tan “bestia”; sin embargo, le gustaban muchas facetas más y no por eso, iba a dejarle.
Lelouch se baña y se quedó un buen rato pensando y no olvidándose de sus diálogos.
-Tendré que besarme en público con él- se lleva sus dedos a sus labios- me ha besado hasta mi sombra, es lo que menos importa- cierra la llave.
Suzaku le había dejado la ropa lista en el baño. Luego se fue a la cocina para que el desayuno estuviese lo antes posible.
-Se demora harto- murmura Suzaku yendo al baño otra vez.
Al encontrarse a Lelouch, sólo con una toallita en su cintura y secándose el cabello, y esas gotitas cayendo por su torso, fue muy alucinante.
-Te espero afuera- cerró la puerta.
Por poco, su autocontrol lo manda a volar por la ventana.
Cómo se no daba cuenta del poder que tenía sobre él.
Sobre su cuerpo, su mente y sus pensamientos.
El sonido de la puerta, lo hizo salir bruscamente de sus fantasías.
-¿Quién podrá ser?- pregunta Suzaku, quien ve a través de la ventana, una figura femenina muy familiar... Shirley.
-Que raro- murmura Shirley, quien vestía su uniforme escolar y venía con un bolso donde traía algunos materiales para la escenografía.
-¿Por qué ella está aquí?- pregunta el castaño, quien cierra la cortina y va hacia la puerta- hola- saluda.
-Hola, Suzaku-kun, ¿cómo estás?- saluda la pelinaranja y entra a la mansión.
-Lelouch se está cambiando- dice Suzaku.
-Entiendo- deja su bolso encima de una silla- esto es para la escenografía.
-Gracias- dice el ojiverde, sonriendo levemente- ¿no quieres quedarte a desayunar?
-No, muchas gracias- responde Shirley, metiendo su mano al bolsillo de su falda, apretando una caja de terciopelo.
-Nos vemos en la academia- Suzaku la lleva hasta la puerta- buena suerte- cierra.
Shirley se quedó allí, mirando esa puerta. Su corazón se detuvo por unos segundos y sus ojos, se llenaron de lágrimas sin ninguna razón aparente.
Es como si todo este tiempo, hubiese vivido mi propia historia.
Fui capaz de seguirle... me lastimé y no conseguí nada al final.
No podía perder algo que jamás he tenido... Lelouch jamás fue mío. Siempre hubo una especie de sombra que impedía que me acerara más de lo prudente.
Si el tiempo se pudiera detener en este momento, nada cambiaría.
No hay nada que pueda cambiar... absolutamente nada.
-¿Quién era?- pregunta el ojivioleta, haciendo aparición en el recibidor, vestido con su uniforme escolar.
-Shirley- responde seco, Suzaku y acordándose de que se le había olvidado algo en la cocina.
-No quiero actuar.
-Tanto ensayo, no se puede desperdiciar como si fuese cualquier cosa- dice el ojiverde, yendo hacia la cocina, donde provenía un olor a quemado.
-¿Qué hay para desayunar?- pregunta Lelouch, viendo que su cocina estaba llena de humo.
-Carne salteada... supongo- ve el sartén y los trozos de carne eran carbón- los tomó con los palillos y se deshicieron.
-Sayoko debe tener la comida lista- dice el ojivioleta, con un tic nervioso en su ceja derecha.
-La intención es la que cuenta- dice el castaño, haciendo un leve movimiento de hombros.
Tocan la puerta... otra vez...
-¡Es hora de irnos, mis queridos actores!- la Presidenta había llegado a buscarles y traía unas bandas para colocárselas en la frente, las cuales decían: “las amantes del yaoi”.
-Íbamos a desayunar, Presidenta- decía el pelinegro, no perdiendo oportunidad de escapar.
-Ya tengo todo listo, sólo faltan ustedes- dice Millay con una amplia sonrisa- vámonos- se los lleva a ambos del brazo.
A LA HORA DEL DESAYUNO...
-¡Salud!- todos los miembros del consejo de estudiantes, brindaron con bebida.
-El auditorio estará repleto, den lo mejor de cada uno- saca su abanico- o ya sabrán las consecuencias de ello.
El celular de Lelouch suena y mira la pantalla. Era Karen, de la orden de los caballeros negros.
Fue hasta un rincón para contestar.
-¡Zero!- exclama la pelirroja.
-¿Qué sucede?- responde, teniendo un mal presentimiento.
-Estamos esperando tu orden, debemos atacar hoy- dice Karen, aguardando nuevas órdenes.
-Hoy no puedo ir- dice seco Zero- aborten la misión.
-¿Qué te pasa Zero?- pregunta exaltada- hace días que no aparecer por el cuartel- le recuerda- ¿te has olvidado de tu misión?
-No la he olvidado- mira fijo un punto- aborten la misión- corta la llamada.
-¿Zero tiene que volver escena?- pregunta Suzaku.
-Estos días, he suprimido a Zero de mi vida- responde, mirándole fijo.
-¿Cómo podemos construir un mundo nuevo, siendo que se debe destruir otro?, ver cuerpos, sangre y familias destruidas, ese es tu deseo.
-No hay otro camino- baja la vista- todo lo hago para que Nunnally viva feliz.
-¡No seas holgazán!- Millay le golpea con su abanico- hay que terminar de colocar la escenografía.
-Ya voy, Presidenta- responde el ojivioleta, regresando a sus deberes.
Durante el resto de la mañana y parte del mediodía, la escenografía, hecha la mayor parte de cartulina, papel y cartón pintado, entre otros materiales, fue armada, pegada y colocada en el escenario del auditorio.
-El estreno será a las 5 de la tarde- anuncia Millay, captando la atención de los actores.
-Pero ya son las 15:30- dice Rivalz, con un ataque de ansiedad- falta el vestuario, los tramoyas, el apuntador, esto es un caos.
-¡Tranquilízate!- golpea Millay con su abanico- todo eso está en camino y debería llegar pronto.
-Presidenta- dice Lelouch- lo toman del cuello de la camisa- ni se te ocurra manchar la reputación de mi obra, ¿entiendes?- un aura negra comenzó a emerger de ella.
-Cálmese, todo saldrá bien- responde el aludido- son los nervios, nada más.
-Todo el mundo a sus lugares- ordena Millay- las chicas, vayan a vestirse y maquillarse, los chicos, esperarán para recibir al público, porque para suerte de ustedes, no tienen que hacer cambios de vestuario.
Shirley, quien en ese entonces, había permanecido ausente, se acercó hasta Lelouch y Suzaku. Pasó por su lado, diciéndoles: “lo sé todo, Lelou” y le entrega la cajita de terciopelo, para luego salir corriendo.
Lelouch, quedó impresionado. Nadie sabía de su secreta relación con Suzaku y ahora, su compañera y novia, en la obra, lo había revelado.
Dentro de la caja, había una cadena que tenía un relicario circular con unos finos detalles de hojas en el contorno, el cual tenía la foto de ambos, pero separados en cada extremo.
-Espera, Lelouch- el ojiverde lo toma del hombro- no vayas, no ahora.
Continuará...
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