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Amistad o amor por kiauchiha

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Notas del capitulo: Todos los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.

Aquí está en nuevo capítulo. Espero que os guste mucho.

Gracias por leer!!
- Sasuke, levántate ya. Voy a hacer el desayuno. – la voz de Itachi sonó a través de la puerta de su cuarto seguida de unos leves toques.

- Hn – gruñó en respuesta mientras giraba su cuerpo hasta quedar tendido boca arriba en su cama.

Parpadeó un par de veces manteniendo su mirada fija en el techo, apenas notando las formas cambiantes que proyectaban los rayos del sol que se colaban por la ventana. No había podido pegar ojo en toda la noche. Tras echar a Naruto y una vez recuperado, fue en busca de su hermano y le convenció para que le dejase volver a casa en taxi. Ni siquiera se detuvo para explicárselo a sus amigos.

El sonido del móvil vibrando en la mesilla le sacó de sus pensamientos. Echó un vistazo a la pantalla sólo para verificar que era de nuevo el pesado de Sai. Su maldita copia barata no le iba a dejar en paz hasta que saciase su curiosidad...

“Maldito Sai”

Con gran esfuerzo, se levantó finalmente de la cama y se dirigió al cuarto de baño. Nada más verse en el espejo ahogó un grito por la sorpresa. Anoche, con las prisas, ni se había molestado en ponerse el pijama ni lavarse los dientes. Simplemente se quitó la ropa y se acostó en bóxer. Y ahora tenía ante sí la imagen de un chico moreno, con profundas ojeras bajo los ojos (ahora SÍ se parecía a Itachi)… y ¡con un enorme chupetón en el cuello!

“Mierda, mierda, mierda…”

Como lo viera Itachi se iba a armar la de Dios. ¿Pero cómo demonios se las había arreglado el rubio para dejarle semejante marca? Recorrió la zona con los dedos mientras maldecía por dentro. Eso no era un chupetón normal, no señor, era una gigantesca mueca morada en la base de su cuello, en el lado izquierdo. ¡Maldito el rubio por haberle marcado!

Se aseó rápidamente y regresó a su cuarto en busca de algo que le tapase el moretón. Ante todo tenía que evitar que su aniki se enterase.

- Vaya, hasta que bajas – Itachi giró su vista hacia su ototo mientras terminaba de poner la mesa.

- Eres un pesado, aniki, tampoco he tardado tanto – contestó con un puchero mientras se sentaba.

Itachi había preparado sopa de miso, natto, arroz con huevo y dangos. Ambos preferían la comida típica japonesa.

- Oye, ¿no hace mucho calor para llevar eso? – le señaló el mayor con sus palillos mientras comía.

- ¿Mmm…? – se metió rápidamente algo a la boca para esquivar la pregunta. ¿Qué culpa tenía él si la única camiseta que encontró con cuello alto era de invierno?

- Si ya te vistes así en septiembre no quiero ni imaginarme cuando llegue el invierno – Itachi seguía con el tema sin notar el nerviosismo del peliazul.

- Creo que ayer cogí algo de frío. Ya sabes que tengo tendencia a resfriarme, así que… - buscó la excusa más plausible que encontró. – Más vale prevenir que curar.

Una vez terminado el desayuno, ayudó a su hermano a fregar y se preparó para salir. Ya era hora de confrontar a sus amigos.

- ¿Vas a algún lado? – Itachi se había sentado frente al televisor.

- He quedado con los chicos. Daremos una vuelta por el parque.

- No vuelvas muy tarde. Recuerda que mañana comienzas las clases.

- Hai… - recogió las llaves y se puso una chaqueta mientras salía apresuradamente por la puerta. – ¡Volveré para la cena!

Itachi observó por la ventana cómo su ototo se alejaba corriendo. Se alegraba de tenerle de vuelta en casa. Todo era demasiado silencioso cuando no estaba Sasuke.



- Vaya, por fin el Uchiha-bastardo nos honra con su presencia.

Hizo una mueca desdeñosa ante la frase afilada de su copia. Aunque en cierto modo éste tenía toda la razón. Nunca antes había ignorado de ese modo a sus amigos.

No había tenido que llamar para saber dónde poder encontrarlos. Era casi una tradición que cada domingo se juntaran en el parque central de la ciudad para relajarse y pasar juntos el día.

Se sentó junto a Sai apoyando la espalda en el mismo árbol que éste. Inspiró fuertemente y dejó que sus pulmones se llenaran de los olores que le traían recuerdos de su infancia. Realmente era hermoso el paisaje que los rodeaba, con los reflejos brillantes del lago frente a ellos, y rodeados de verde por todos lados.

- ¿Y? ¿Has venido para quedarte callado?

Como no, Sai tenía que romper el encanto del lugar…

- Sai… - Hinata advirtió al pelinegro con una venita en la frente. No había por qué apresurar a Sasuke. …ste les contaría cuando se sintiera preparado.

- Pe… - hizo una mueca de disgusto y se quedó callado. Le iba a salir una úlcera de tantos nervios.

Sasuke cortaba distraídamente el césped bajo sus manos. Tenía la mirada perdida en los destellos del agua azul… color que le recordaba los ojos de cierto rubio causante de todos sus problemas.

- Ayer… - comenzó en voz baja. Sus tres amigos volvieron sus ojos hacía él prestándole toda la atención. - … ayer estuve con Naruto.

Un minuto, dos minutos, tres minutos… Cinco minutos de silencio pasaron después de que Sasuke dejara caer esa frase y Sai se estaba empezando a desesperar. ¿Qué clase de amigo te suelta una bomba así y no te cuenta nada más? ¿Pero es que no pensaba en su pobre corazón el bastardo ese? Iba a abrir la boca para exigirle más explicaciones cuando sintió la mano de Hinata sobre su hombro en señal de advertencia. La Hyuga le miraba con ojos que decían claramente abre-la-boca-y-te-quedas-sin-descendencia-para-toda-la-vida. Suspiró resignadamente mientras se volvía a armar de paciencia. No, si ya lo sabía él, tenía que haber escogido otros amigos. Si es que había que joderse…

Media hora más tarde, Sasuke les había contado sus dos encuentros con el rubio, omitiendo algunos detalles como el hecho de que hubiera llorado (sentía una enorme vergüenza cuando recordaba aquello), y sin especificar los detalles morbosos. No había por qué describir al detalle qué habían y qué no habían hecho. Una descripción a grandes rasgos bastaba.

- Oh… ¡Joder! – Sai estaba que no se lo creía. ¡¡El estrecho del Uchiha revolcándose con el Rubio-bombón!! ¡Pero si era la noticia del año! Bueno, en realidad no había pasado de unos cuantos besos y metidas de mano, pero a todos los efectos era lo mismo. - ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder!

- Am… - Hinata no sabía ni qué decir. En todos los años que conocía a Sasuke no recordaba que el peliazul se hubiera interesado en alguien, y ¡ahora iba y se liaba con el primero que veía! Cierto que conocía a Naruto desde pequeño, pero… ¡Joder! ¡Si es que hacía apenas un día que había vuelto!

- Tienes que pasar de él. – Neji no estaba para nada sorprendido. En cuanto Sai les vino con el chismorreo la noche pasada, ya se sospechaba que algo así podía pasar. Sasuke era seco e indiferente con casi todo el que conocía aparte de ellos tres, y sin embargo con el rubio tenía una relación de tira y afloja que nunca había dejado de sorprenderle. Era sólo cuestión de tiempo que la cosa terminara en algo así. – Claramente sólo ha estado jugando contigo.

- ¡Neji! – regañó la ojiblanca a su primo.

- ¿Qué? Es la verdad. Todos sabemos la fama que se ha ganado Naruto en estos últimos años.

- ¿Fama? ¿Qué fama? – Sasuke estaba desconcertado. ¿De qué hablaban sus amigos?

- Veras, Uchiha, el Rubio-bombón se ha convertido en todo un sex-simbol en los años que has estado fuera. – le explicó Sai, - Veintiocho parejas en lo que va de año de las cuales sólo Ino ha superado la barrera de las dos semanas. – abrió los ojos sorprendido ante los datos que le daba su copia. Vaya con el rubio - Más de treinta ligues de una noche, la mayoría en Chidori por si te interesa, y te diré que casi todas han sido mientras tenía pareja. Creo que el concepto de monogamia no va con él…

- ¿Qué pasa? ¿Habéis hecho un estudio con los ligues del dobe o qué? – inquirió con sorna. Sintió un nudo en el estómago tras enterarse de esos detalles. Así que sólo había sido un ligue más que añadir a la lista…

- Pues…

- No es eso, Sasu. – interrumpió Hinata al moreno antes de que la cagara más. – Eso es lo que se comenta por ahí. Pero no te lo creas, seguro que son rumores.

- Yo creo que sí que son…

- Por otro lado, - volvió a interrumpir esta vez al de pelo largo. ¿Qué no entendían esos cabezones que de lo que se trataba era de confortar al peliazul y no de hacerle sentir peor? Se iban a enterar en cuanto los pillara a solas… - se dice que Naruto lo pasó muy mal por una relación hace tiempo, y que como consecuencia de ello cambió y ahora no se ata a nadie para no sufrir. Pero como ya te digo todo esto son rumores, así que…

- Pero tu hermano te podía decir algo, ¿no? Por algo será el mejor amigo del Rubio-bombón…

- ¡Ja! – si, hombre, lo que le faltaba, preguntarle a Itachi por Naruto. – Si mi aniki se entera de lo que ha pasado, asesina a Naruto y a mí me mete a un convento de curas.

- Jajaja… Si, no me extrañaría nada… jajaja – Sai se partía de la irsa sólo de imaginarse a Itachi llevando a rastras al bastardo hasta el convento.

- Ja, ja… me parto. – miró mal al pintor de cuarta. – Neji tiene razón. Lo de Naruto fue una equivocación, no volverá a pasar.

Hinata observaba a su amigo nada convencida. Sasuke no era de los que se liaban con cualquiera. Si había pasado aquello con el rubio era porque sus sentimientos por él eran más profundos. Estaba preocupada por el peliazul. ¿Y si se había enamorado del rubio?

- Sasu… ¿estás seguro?

El nombrado le dirigió una mirada sin comprender. ¿Quería que le siguiera la corriente al Uzumaki después de todo lo que sabían de él?

- Quiero decir… - se corrigió ante la mirada confundida del azabache, - Tú no eres de los que se liarían con cualquiera… ¿Te gusta Naruto? ¿No será que te has enamorado de él?

- ¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no!

¿Cómo podía siquiera sugerir aquello? ¡…l no estaba enamorado del dobe! ¡Para nada! ¡No! ¡Nunca!

- ¡No, Hina! ¡No lo estoy! – volvió a repetir ante la mirada escéptica de la chica. - ¡No estoy enamorado del dobe! – se giró hacia los otros dos encontrándose con que ellos tampoco le creían. - ¡¡Os digo que no!! – se sonrojó ante sus miradas. ¿Cómo demonios se lo tenía que decir? - … ¡Arggg! ¡Que os den, capullos!

Los otros tres intercambiaron una mirada ante eso. Sasuke no era de los que perdían la paciencia, así que esa frase desvelaba mucho…

- Bueno, independientemente de que quieras o no al Rubio-bombón, – sonrió falsamente ante la mirada asesina del Uchiha, - yo creo que deberías desquitarte con él.

Sasuke sólo alzó una ceja ante el comentario de Sai, dándole a entender que le escuchaba.

- Aun con todo, una cosa es segura, y es que todavía le resultas más que atractivo al Rubio-bombón. Así que, ¿qué mejor venganza que ponerle los dientes largos coqueteando con otro frente a su cara?

- No pienso liarme con otro sólo para darle celos al dobe, Sai – se negaba en rotundo a ello. Se sonrojó sólo de pensar en tener que ponerse cariñoso con alguien en público… No. No haría eso.

- ¡Sai! ¡Eres un estúpido! ¿Cómo se te ocurre algo así? – Hinata echaba fuego por la boca.

- ¡Pero si es un plan genial, Hina! Piensa en cómo se tendrá que tragar los celos y… ¡¡Auch…!! – recibió un golpe en toda la cabeza cortesía de la Hyuga. – ¡Eres una aguafiestas! – la señaló acusador con el dedito con ojos llorosos por el golpe.

- ¡Sai…! – voz de ultra-tumba mientras crujía los dedos.

- Pues yo también creo que es buena idea… - la voz de Neji apenas se dejó oír en medio del estruendo de golpes que la ojiblanca le propinaba a Sai.



- Hinata es una bestia – se quejaba Sai mientras andaba con Sasuke por las calles.

Habían pasado el resto de la tarde entre bromas, golpes de la ojiblanca y risas, y ahora volvían a sus hogares para cenar. Se habían separado de los Hyuga hacía dos manzanas, y ya estaban cerca de la casa del Uchiha.

- Eso te pasa por ser tan baka. – se burló el peliazul de su amigo. – Tienes que aprender a estarte más calladito.

- Hn… - miró mal al azabache. Todo eso había sido por su culpa.

- Nos vemos mañana. – se despidió ya en la puerta de su casa.

- Em… si… me iré a mi solitaria casa a prepararme la cena… - Sai miraba de reojo al Uchiha mientras soltaba su monólogo - … Aunque no sé qué podré cenar porque un pobre como yo, que no tengo ni padre ni madre y sobrevivo con la mísera paga del estado… - vaya, el Uchiha se había vuelto más duro estos años. - … cof, cof, que no tengo ni dinero para la calefacción… - si había que recurrir a trucos sucios lo haría, - … cof, cof…

- Anda, anda… Ahórrate el resto del monólogo – Sasuke sintió cómo una venita le crecía en la frente. Había que ver cómo se ponía Sai cuando quería quedarse a cenar en su casa. – No hace frío, capullo, no tendrías por qué encender la calefacción…

- Si, si… Gracias por la cena, bastardo. – sonriente, entró como pedro por su casa a la vivienda del menor.

Suspiró con resignación mientras cerraba la puerta tras de sí. Desde luego a Itachi razones no le faltaban para querer degollar a Sai. Sólo esperaba que esa noche no picara demasiado a su aniki. No quería volver a tener que detener a un Itachi colérico mientras gritaba a Sai que se fuera corriendo de la casa. Si es que a veces parecía que vivía en una casa de locos…

- Sasuke, ¿cuántas veces te tengo que decir que no traigas a mendigos a casa?

Vaya, tenía que haberse esperado algo por el estilo. Nada más pasar al salón, se encontró a su aniki mirando con cara de poco amigos a Sai mientras éste le sonreía falsamente.

- Nii-san, no empie… - se le cortó la voz al ver ingresar por la puerta de la terraza a Deidara y a Naruto. ¡Joder! ¿Es que no tenían casa propia o qué?

- No hagas caso de tu aniki, Sasuke – Deidara le saludó alegremente. – Si queréis iros a tu habitación mientras preparamos la cena.

- La verdad es que estamos bien aqu…

No dejó terminar la frase al entrometido de Sai. Le cogió por la camiseta y le arrastró consigo hacia su cuarto. Lo que le faltaba, una cena con el bocazas de su copia y el usuratonkachi presente. Maldita su suerte…

- Oye, oye, que sé andar sólo…

- Por qué a mi, por qué a mi… - se arrojó sobre la cama escondiendo la cara entre las manos mientras maldecía su suerte.

- Oh, venga, Uchiha. Ya verás como nos lo pasaremos en grande… jujuju – Sai sonreía maliciosamente mientras trataba de confortar a su amigo.

- Hn… - se sentó sobre la cama echándole una mirada envenenada.

- Sabía que tenía que quedarme a cenar hoy…

- ¡¿Qué?! ¡Lo sabías! ¡Maldita copia barata, sabías que estaría aquí! – se lanzó al cuello de Sai en medio de su rabieta.

- Sasuke… cof, cof… no puedo respirar… - señalaba el pobre de Sai en un intento por que el azabache aflojara el agarre. – Jodido Uchiha… estáis todos de la olla… - mantuvo las distancias con el peliazul en cuanto éste le soltó. – Pues sí, me lo figuré cuando vi aparcado fuera la hortelana de coche que usa… No estás atento, ¿ne?

- Hn… - tenía razón. Tendría que haberse fijado antes.

Se cruzó de brazos mientras fruncía el ceño en una mueca de disgusto. Aun así aquello no disculpaba a Sai. Tendría que haberle avisado y haberse ido los dos de allí. ¡…l debería ser el que estuviera cenando en casa del moreno y no viceversa! Jodido Sai…

- Venga, venga. No hay mal que por bien no venga. – volvía a lucir su típica sonrisa en el rostro. – Ahora que el Rubio-bombón está en tu casa es tu oportunidad. – buscó en los cajones del azabache hasta encontrar lo que estaba buscando. – Ajá. Te vas a poner esto para cenar.

Sasuke elevó una ceja mientras miraba a Sai escéptico. Le había sacado una camiseta lisa azul oscura de manga corta. Si no recordaba mal, era la que le habían regalado sus amigos por su decimoquinto cumpleaños diciendo no se qué chorradas de que si el corte que tenía lo hacían verse mejor y cosas por el estilo. Lo único cierto era que le quedaba como hecha a medida, aunque no se la ponía a menudo porque no tenía el emblema de su clan por ningún sitio. Le habían prohibido terminantemente que se lo cosiera.

- No me voy a cambiar para vete a saber qué retorcida idea hayas tenido…

- No seas aguafiestas y cámbiate. – le tiró la camiseta a la cara mientras se cruzaba de brazos apoyado en la puerta. De allí no salía nadie hasta que se hiciera lo que él dijera. – Y mis ideas no son retorcidas, bastardo. Son geniales.

- Si, si, lo que tú digas…

Se cambió rápidamente sin atender más a lo que decía Sai. No merecía la pena discutir con su copia. La experiencia le había mostrado que más valía seguirles la corriente a los locos.

- ¡OH POR DIOS! – exclamó Sai nada más ver al Uchiha con su nuevo atuendo.

- ¿Qué? ¿Qué pasa? – Sasuke se miró de arriba abajo sin entender el por qué de esos gritos. ¿Tan mal le quedaba esa camiseta?

- No… nada… - intentó quitarle importancia mientras se hacía el desentendido. “Respira, Sai, respira” Joder con el Uchiha. Vaya sorpresitas se tenía guardadas. – Te queda muy bien, bastardo. Ya verás como sorprendes a tu rubito.

Sasuke iba a replicar cuando oyeron cómo les avisaban para la cena. Se dirigió sin más hacia abajo pensando en que sólo tendría que aguantar un par de horas más y por fin estaría sólo, sin tanto loco alrededor.

Sai iba tras él intentando todavía reponerse de la sorpresa. No había podido reprimir el grito en cuanto vio al menor con la camiseta pero es que… ¡Por Kami-sama! ¡¡Si tenía un chupetón del tamaño de todo Japón en el cuello!! Ahora comprendía por qué se había puesto esa camiseta con cuello alto. Por nada del mundo se perdería la cara del Uchiha mayor cuando lo viera. Iba a ser algo mítico…

- ¡¡¡Aaaaaahhhhhhh!!!

El grito de Itachi resonó por toda la casa. Ya estaban sentados para cuando llegaron los dos menores al comedor, y nada más alzar la vista captó el moretón en el cuello del azabache. En un abrir y cerrar de ojos estaba pegado a su ototo comprobando que no fuera una ilusión.

- ¡¡Dime quién ha sido el que se ha atrevido a hacerte esto!! – los ojos le ardían en rabia. Iba a matarlo, descuartizarlo, desmembrarlo… ¡Iba a castrar al cabrón que se había atrevido a ponerle una mano encima a su ototo!

- Eh… - Sasuke tragó saliva pesadamente mientras pensaba en cómo salir del lío. Dirigió una mirada asesina a Sai entendiendo ahora el por qué del grito de éste. ¡Maldita su copia que le había dejado bajar con eso a la vista!

- He sido yo. – Sai se colocó sonriente a su lado. Ahora Sasuke tendría que seguir su plan original quisiera o no…

- ¡¿Qué?! – exclamó Deidara sorprendido.

- ¡¡¿QU…?!! – exclamó Naruto colérico.

- ¡¡¡¡Cabrónnn!!!! ¡¡Yo te mato!! – y lo hubiera hecho, de no ser porque su novio se puso en medio evitando la masacre.

Naruto no movió ni un dedo para detener al Uchiha. Si el mocoso ese se había atrevido a tocar a Sasuke se merecía morir a manos de Itachi.

- Creo que todos deberíamos calmarnos un poco. – dijo Deidara mientras conseguía a duras penas volver a sentar al moreno mayor. – Sasuke, ¿no deberías contarnos algo?

- Yo… - desvió la vista nervioso. Maldito Sai y sus estúpidas ideas. ¿Y ahora qué iba a decir?

- La explicación es muy sencilla - la voz de Sai acaparó toda la atención. – Anoche le acompañé a casa en el taxi y cuando llegamos… bueno, digamos que nos pusimos algo cariñosos… - notó con satisfacción cómo la cara del rubito se agriaba. – … Creo que me dejé llevar por la pasión… ¿ne, Sasu-chan?... – y le rodeó con su brazo la cintura del menor mientras le miraba a los ojos, dándole a entender que le siguiera el rollo.

- … Mmm… Si… - iba a matar a Sai. En cuanto estuvieran a solas iba a castrar al muy cabrón por arrastrarlo a eso. Notaba perfectamente cómo le empezaban a salir un tic en su ojo izquierdo.

- Si. – satisfecho por haber conseguido la aprobación del azabache, siguió con su plan. – De hecho me he quedado a cenar porque teníamos algo que anunciaros.

- ¿El qué? – la voz de Itachi sonó seca como un látigo, mientras mantenía la vista fija en la mano del mocoso-paliducho que se atrevía a tocar a Sasuke. ¿Qué había hecho mal para que su ototo terminase con semejante pervertido?

- Somos novios. – dejó caer como una bomba mientras ampliaba aun más su sonrisa, atento a la reacción del Uzumaki ante la noticia.

- ¡¡Y una mierda!! – soltó Naruto antes de poder reprimirse. – Quiero decir… - se intentó corregir al notar sobre sí las miradas extrañadas de Itachi y su primo, - No creo que Itachi te deje serlo, así que vete olvidando esa idea, mocoso. No permitiré… emos, – se corrigió al instante, - … no permitiremos que Sasuke salga con alguien tan perver…

- Saldré con Sai si me da la gana. – Sasuke cortó al rubio con un deje de rabia en su voz. ¿Quién demonios se creía para permitirle o no salir con quien quisiera?

- Claro que no. – Itachi se unió a la causa de Naruto. Por supuesto que su ototo no saldría con alguien como Sai. ¡Por encima de su cadáver! – No dejaré que salgas con…

- Me da igual lo que digas, nii-san. – se apegó más aún a su amigo. – Somos novios te guste o no.

Deidara observaba la discusión en silencio. No comprendía el interés repentino del Uchiha menor por el moreno. Eran amigos desde hace mucho y nunca había visto ningún indicio de relación más íntima, ni con las constantes insinuaciones por parte de Sai, que más parecían provocaciones hacia su novio que dirigidas al propio Sasuke.

- Bueno, bueno… - interrumpió la guerra de miradas que se estaba dando en el salón. - ¿Qué tal si cenamos antes de que se enfríe la comida? Podemos tratar el tema cuando los ánimos estén más calmados.

Sasuke y Sai se dirigieron a sus asientos enfrente de los tres mayores. La tensión era palpable en el ambiente mientras comían en silencio.

- Ejem… - carraspeó Sai sintiendo las miradas de odio sobre sí. Sonrió satisfecho en su interior, todavía podía forzar algo más el asunto… - ¿Me pasarías la sal, Sasu-koi? – se dirigió a su “novio” remarcando mucho el “koi”.

- Hn… - cogió el salero de mala gana mientras se recordaba mentalmente que no podía matarlo porque él mismo le había seguido el juego. – Aquí tienes… koi. – casi se había atragantado al decirlo.

Sai sonrió de lado ante el apelativo, y acarició con un leve toque la mano de Sasuke antes de que éste soltara el salero. Se lo estaba pasando en pipa fingiendo ser la pareja del azabache.

Itachi veía la escena mientras rechinaba los dientes. Ese mocoso de mierda se estaba pasando de la raya. ¿Cuántos años le caían a uno por homicidio involuntario…?

- Aclaremos esto cuanto antes. – soltó el Uchiha mayor en cuanto terminaron de cenar. – ¿Quieres salir con este desgraciado, Sasuke? Muy bien, pero no así. No ahora. No puedo impedírtelo porque sé muy bien que no puedo estar las veinticuatro horas del día detrás de ti, pero no tendrás mi consentimiento sin que antes éste engendro pase un período de prueba.

- Hn… - bueno, no estaba mal, la verdad. El creía que su aniki simplemente contrataría a unos sicarios para que liquidasen a Sai en cuanto saliese de su casa.

- Un mes. Te vigilaré un mes, mocoso – dijo dirigiendo sus penetrantes ojos hacia el moreno. – Como vea que intentas sobrepasarte de alguna forma en ese periodo con mi ototo, vete olvidándote de tener descendencia. ¿Estamos?

- Si… - Sai ya no estaba tan convencido de haber tenido una buena idea. Vaya que daba miedo el Uchiha así de enfadado…

- Y da gracias a que eres uno de los mejores amigos de Sasuke, porque si no ya te hubiera corrido de aquí hace mucho. – sus ojos eran rojos fuego mientras estrechaba la distancia entre ellos, - Como vuelva a ver una marca como esa en el cuello de mi ototo… ya sabes lo que te haré, ¿cierto?

- Si, si… - afirmó rápidamente antes de que cambiase de idea y decidiera acabar con él en ese mismo instante. Todo le pasaba por intentar ser un buen amigo.

- Aniki, creo que ya lo ha cogido. – Sasuke separó a su nii-san del moreno antes de que la cosa fuese a mayores. Después de todo, él también tenía algo de culpa por haber aceptado aquello. – Sai ya se tiene que ir.

- Uchiha bastardo, más vale que controles a tu aniki. No quiero acabar muerto en un callejón por haberte hecho un favorcito. – le susurró Sai mientras se despedían.

- La culpa es tuya, baka – contestó el menor en susurros, - ¿quién te manda meterte en lo que no te llaman?

- Si, si. Pero tienes que admitir que la reacción del Rubio-bombón ha sido de película… - sonrió maliciosamente mientras veía al rubio que no les había quitado la mirada de encima. – Venga, como toque final dame un beso de despedida.

- ¡¿Pero qué mierda dices?! ¡Que te bese tu madre! – le susurró enfadado mientras se sonrojaba por la petición.

- ¡No en la boca, idiota! En la mejilla para que lo vea tu rubito…

Aun no muy convencido, acercó su cara a la del moreno y depositó un suave beso en su mejilla.

- Ya está. Vete ya, imbécil. – y le echó de mala manera aún con las mejillas tintadas de rojo. Maldito Sai y malditas sus estúpidas ideas. Le iba a matar al día siguiente. Oh, si, le iba a dar una paliza al muy maldito por obligarle a seguirle el juego…

- Me voy a la cama. – anunció rápidamente antes de que Itachi le cogiera por banda para su típico discursito. Sin Sai presente, no se sentía tan valiente como para seguir con la falsa.

- Ya hablaremos, ototo. – la voz de su aniki no admitía discusión.

- Buenas noches, Deidara. – besó al rubio como despedida antes de subir a su habitación.

Naruto vio cómo el peliazul pasaba por su lado sin despedirse de él ni dirigirle una sola mirada. Sintió cómo la rabia crecía aun más en su interior. ¿A qué demonios se creía que había estado jugando Sasuke? En cuanto vio el chupetón en el cuello del azabache sospechó que era el que le había hecho él mismo la noche pasada, y cuando oyó cómo Sai se atribuía el mérito no daba crédito a sus oídos. ¿Que Sasuke se había liado con el moreno después de lo suyo? ¿Que ahora eran novios? ¡Y una mierda! ¡No se lo creía!

Necesitaba hablar con el menor enseguida para aclarar la duda que lo estaba carcomiendo por dentro. ¡Sasuke no podía estar saliendo con ese desgraciado!

- Tengo que ir al baño. Id viendo la película.

Subió rápidamente las escaleras y buscó el cuarto del azabache. Si no recordaba mal era la segunda puerta a la derecha. Se metió rápidamente y cerró la puerta tras de sí.

- Tenemos que hablar. – habló calmadamente en cuanto vio al menor aparecer por la puerta del baño.

- ¡¿Qué haces aquí?! ¡Estás loco! – se volvió hacia él sorprendido. ¿Es que había perdido la razón? - ¡Como te pille mi aniki se nos va a caer el pelo a los dos! ¡Vete de aquí!

- No hasta que me digas a qué ha venido todo eso. – avanzó con pasos firmes acortando la distancia entre ambos.

Joder. ¡Ese rubio estaba loco! ¡Loco!

- No tengo que darte explicaciones de nada. ¡Lárgate! – retrocedía instintivamente ante cada paso del mayor, intentando no alzar la voz para que no los descubriesen.

Naruto siguió avanzando sin hacerle ningún caso, hasta que finalmente el menor se topó con la pared. Apoyó sus manos a ambos lados de la cabeza del azabache impidiendo cualquier vía de escape. Parecía que las cosas con el peliazul sólo funcionaban cuando le presionaba.

- No me lo creo. No creo nada de lo que has dicho allí abajo.

- Me da igual lo que creas o no. – Sasuke le devolvió la mirada firmemente. No se iba a dejar intimidar de nuevo.

- Ese chupetón es mío, ¿cierto? – acarició con sus dedos la zona nombrada del cuello del menor.

- Ya has oído quién fue el que lo hizo. – le apartó la mano de un manotazo.

- Bueno, me mentiste con lo del beso. No veo por qué no hayas vuelto a hacerlo.

El Uchiha le devolvió la mirada sin comprender. ¿El beso? ¿Qué beso?

- No habías besado a nadie antes de ayer. El mío fue tu primer beso. – le sacó de sus dudas el ojiazul.

- ¡Y tú que sabes! – se sonrojó al verse descubierto.

- Tengo mis fuentes, teme. – esbozó una sonrisa al ver confirmada su teoría. – Además, tus besos no eran los de un experto…

- No creo recordar que eso te molestara... - se defendió como pudo. - ¡Y he besado a mucha gente antes que a ti! – intentó corregirse al notar su error. Maldita sea. Se había descubierto a sí mismo. - ¡Cientos de personas!

Naruto sólo alzó una ceja ante la pobre defensa del menor. Era adorable cuando se ponía de ese modo.

- Demuéstramelo…

Y juntó sus labios con los de un sonrojado azabache. Delineó sus labios con su lengua buscando un paso para entrar y en cuanto lo obtuvo, introdujo su lengua en la cálida boca ahogando un gemido de placer. Nunca se cansaría de probar el sabor del ojinegro. Se había convertido en su particular droga.

Sasuke cerró los ojos lentamente mientras correspondía instintivamente al beso. Enrolló su lengua con la de Naruto mientras mezclaban sus salivas, bebiendo del sabor del rubio como si fuera un néctar. Sintió cómo las manos del ojiazul bajaban a su cintura y eso le sacó de su ensoñación, recordando al instante todo lo pasado la noche anterior.

Cortó el beso abruptamente y forcejeó con el rubio para que le soltase.

- Nunca más vuelvas a hacer eso – susurró con veneno tras soltarle un bofetón en toda la cara al mayor.

Se dirigió hacia la puerta de su cuarto y la abrió para que saliese el rubio.

- Te dejé muy claro ayer que nunca volvería a pasar nada entre nosotros. No vuelvas a acercarte a mí, Uzumaki. – le dirigió una mirada cargada de odio esperando que captara el mensaje.

- Esto no ha acabado, Sasuke. – Naruto se sobó la zona magullada mientras salía del cuarto. No tenía sentido intentar aclarar nada con el azabache mientras siguiera en esa fase vengativa.

Se dirigió, ahora sí, al baño para ponerse agua fía en la zona del golpe. Se miró en el espejo notando cómo aparecía un color rojizo sobre su mejilla. Joder que si pegaba fuerte el ojinegro. Seguro que tardaba varios días en desaparecer la marca…

Aun así estaba contento. Puede que estuviera enfadado con él, pero había respondido al beso. No le resultaba para nada indiferente al azabache y eso era lo que contaba.

Sólo tenía que ver la manera de mantener lejos al demonio de Sai. Nadie iba a tocar lo que era suyo.
Notas finales: Como siempre, muchísimas gracias por todo los reviews!!

Me hacen muchísima ilusión y me animan a continuar escribiendo!!

Gracias, gracias, gracias!!! ^^

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