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Amistad o amor por kiauchiha

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Notas del fanfic:

Todos los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.

Naruto nunca creyó en el amor a primera vista. A sus veintidos años, creía fielmente que el amor era algo que se iba creando a medida que uno conocía a su pareja. Claro que él nunca se había enamorado, por lo que no podía estar seguro, pero aun así pondría la mano en el fuego a favor de su teoría.

Aun sin haber experimentado tal sentimiento, ya había tenido varias parejas. Y no era para menos, pues contaba con un físico bastante envidiable, con esa melena rubia traviesa que le daba un aire de pillo a su cara, y esos ojos azules que brillaban como zafiros. Eso, sumado al cuerpo atlético del rubio y a su personalidad abierta y dicharachera, hacía de él todo un Don Juan en Konoha, Universidad a la que asistía junto a sus compañeros.

Nunca se destacó por sus buenas calificaciones, por lo que desde pequeño aprendió a juntarse con compañeros de los que pudiera “tomar prestado” los ejercicios y alguna que otra respuesta en los exámenes. Así es como el Uzumaki conoció a su mejor amigo, Itachi, estudiante modelo, genio y primogénito de la flamante familia Uchiha. Amistad que nació del interés por ambas partes: Naruto tomaba la inteligencia de Itachi para provecho propio, mientras que a Itachi le convenía tener trato con alguien tan sociable, puesto que se sentía un poco apartado del resto de sus compañeros por la envidia que despertaban sus notas en todas las materias. Es así como con el tiempo se hicieron los mejores amigos, acompasando la personalidad hiperactiva del rubio con la tranquila y serena del moreno. Porque estos dos eran totalmente opuestos en todo: uno rubio y el otro moreno, unos de ojos azules y el otro grises, uno todo sonrisas y el otro si sonreía era de pura casualidad (según Naruto, Itachi daba miedo cuando sonreía, así que mejor que no lo hiciera…), uno hablaba por los codos y el otro decía lo justo para darse a entender…

Pero Naruto había aprendido a conocer a Itachi a lo largo de sus más de diez años de amistad. No era tan serio como aparentaba, sólo le gustaba mantener esa pose seria enfrente del resto de sus compañeros, acrecentando el ligero temor que le tenían estos, todo a raíz de un episodio en el pasado, en el que por casualidad toda la clase vió a Itachi enfadado amenazando a un chico de la escuela (algunos hasta juran que sus ojos se habían vuelto rojos de ira y que salían llamas negras de ellos…).

Con estos precedentes, Naruto tenía todo lo que le podría haber ofrecido la vida: dinero de sobra puesto que los Namikaze eran líderes del país en el sector de la imprenta (el hecho de que Naruto usara el apellido de su madre es porque ésta le tuvo estando todavía soltera, y para evitarse las molestias que le podrían ocasionar el conocido apellido Namikaze, seguía usando el materno fuera del negocio familiar), solvencia en el tema de los estudios gracias a la ayuda de su mejor amigo, y pretendientes de sobra tanto en el sector masculino como en el femenino. Había que decir que tanto Itachi como él habían sido, desde que dieron el estirón un par de años atrás, los chicos más deseados en su instituto, levantando pasiones allá donde iban y rompiendo corazones a su paso.

Actualmente salía con Ino Yamanaka, una chica muy guapa (más bien sexi según el rubio), un par de años menor que él. Nunca había tenido preferencias de sexo en cuanto a sus parejas, de hecho hacía mucho que tenía claro que él era bisexual (a los quince había creído fielmente que estaba loco por Itachi, aunque luego descubrió que eran más celos porque éste tenía pareja que por el hecho de que fuera Itachi). Simplemente salía con el que le interesara.

Últimamente tenía dudas en cuanto a su relación con Ino, se daba cuenta de que el interés inicial que le había despertado la rubia se estaba evaporando. Los últimos días se los había pasado evitándola, reacio a terminar con una pareja más en su larga lista…. Pero, ¿qué culpa tenía él si no conseguía mantener su interés por más de un par de semanas? Incluso el sexo con alguien así era aburrido, pasaba a ser una obligación y por tanto ya no lo satisfacía.

“No sé por qué siempre me pasa lo mismo. Sé que siempre me falta algo… aunque no sé qué podrá ser…”

- Eh, Naruto, oe… ¿qué tanto estás pensando que no atiendes a clase? – le susurró Itachi por lo bajo a su amigo.

Estaban en clase de Políticas, y la verdad es que se estaba empezando a aburrir. El rubio al lado suya se había desconectado hacía ya un rato (lo sabía porque su mirada había empezado a vagar en el paisaje que se veía a través de la ventana), e Itachi estaba que no creía poder soportar ni un minuto más la clase. Ese día la profesora Anko había puesto especial interés en hacer la clase aburrida.

- ¿Qué pasa cerebrito? ¿No me digas que el gran genio no-me-llegas-ni-a-la-suela-del-zapato Uchiha está aburrido? – soltó Naruto burlonamente.

- No te lo tengas tan creido, Uzumaki, sólo me preocupaba porque tu única neurona no se hubiera perdido en el gran vacío que hay en tu cerebro – contestó el Uchiha con una mueca burlona en el rostro.

Naruto iba a replicar pero en ese momento les interrumpió la profesora, que se había percatado de los susurros de ambos chicos.

- Uzumaki, Uchiha, ¿tienen algo que aportar a la clase? Porque creo que todos estamos interesados en lo que sea de lo que están hablando. Compártanlo con todos nosotros, por favor – dijo mordazmente a los culpables. No había cosa que le disgustar más que el que interrumpieran en medio de una explicación suya.

- Eh… si, Anko-sensei. Sólo le estaba comentando a mi compañero lo bien que se está explicando hoy, sensei – contestó Naruto levantándose de su asiento con una sonrisa inocente en su rostro.

- Mmm… - estrechó sus ojos sospechosamente - … está bien. No vuelvan a interrumpir.

“Puff… de buena nos hemos salvado. El bastardo este me deja siempre a mí para salvarle el culo cada vez que nos hechan la bronca. Será… “ pensó el blondo mientras se volvía a sentar. Un minuto después sitió un ligero toque en el brazo e inmediatamente una nota hizo su aparición bajo sus narices.

“Eres un dobe. ¿No se te ocurrió nada más inteligente que decir?”

El rubio arrugó el entrecejo al leer esto.

“¡No te quejes, idiota! ¡Por lo menos yo digo algo y no dejo que otro me saquen las castañas del fuego siempre!”

“Hn….”

“¿Qué mierda de contestación es esa? No empieces con tus monosílabos, Ita, me pones de los nervios”

“Hn….”

“Que te den por el culo, Uchiha”

Itachi esbozó una sonrisa al leer esto. Naruto era “taan” previsible…

“Por cierto, hoy no podré ir al Ichiraku contigo al terminar la clase.”

“¿Quéee? ¿Y por qué no? ¡Si vamos todos los viernes!”

Naruto le dirigió una mirada lastimera sólo de pensar que se quedaría sin su preciado ramen.

“Te lo llevo diciendo toda la semana, dobe. Hoy regresa mi hermano Sasuke a casa, así que quiero volver pronto para verle”

“¿Eh? ¿Y me vas a cambiar por tu hermano? ¿Por qué no vamos al Ichiraku y luego vas a verle?”

Itachi puso los ojos en blanco por la respuesta.

“Naruto, hace dos años que no veo a mi ototo, y a ti te acompaño todos los viernes a por ramen. Porque no vaya un día no te va a pasar nada”

“Joo… ¡Pero yo quería ir contigo! ¿Y si me atacan por el camino? ¡¿O me raptan los aliens?! ¡¡¿O me quieren violar?!! ¡Si me pasa algo recaerá sobre tu conciencia, mal amigo!”

Y se cruzó de brazos, inflando los cachetes y girándo la cara. Itachi al leer lo que había escrito el rubio no pudo sino poner los ojos en blanco. Este chico tenía un toque especial para sacarle el dramatismo a todo.

“¡No te va a pasar nada, dobe! Ni que fuera la primera vez que vas solo al Ichiraku.”

“Pero… pero… y, ¿qué voy a hacer toda la tarde yo solo? ¡No me abandones, Ita! ¡No me dejes como a un cachorro abandonado!”

Y le miró con ojitos de perro degollado. Itachi cerró los ojos destensándose el entrecejo por la respuesta del rubio. A veces Naruto conseguía acabar con su paciencia… Justo cuando iba a responder, sonó la campana que daba por finalizada la clase, así que se levantó recogiendo sus cosas para irse rápidamente. La clase de Anko-sensei era la última de los viernes.

- Oye, ¿pero tú no tienes que ir a ver a tu novia? Las relaciones consisten en eso, dobe, por si no lo sabías – le dijo mientras metía los libros en su cartera.

- Ya lo sé, idiota. Pero no me apetece verla… no hoy – respondió el rubio evasivo.

- No me digas que ya estás pensado en cortarla. ¿Otra vez, Naruto?

- No lo se, Ita, no lo se. No quiero pensar en eso ahora.

Itachi suspiró. Naruto era la persona más inestable que conocía para las relaciones. En el último año había tenido más de veinte parejas, eso sin contar los líos de una noche. Rara era la vez que estaba con alguien más de dos semanas seguidas.

- Mira, yo voy a ir a ver a mi ototo si o si. Así que si quieres te vienes, por mí no hay problema. Seguro que se alegra de verte. - ¿Sasuke? Ja, lo dudo… aunque creo que hace muchísimo que no le veo – dijo Naruto pensativo – Oye, ¿y qué tal si vamos primero a Ichiraku y compramos ramen para llevar? Lo podríamos tomar en tu casa, y sería un buen regalo de bienvenida para Sasuke. ¡Nada más ni nada menos que ramen! ¡Un lujazo! – al blondo le brillaban hasta los ojos con estrellitas sólo de pensarlo. Si… no había nada en el mundo mejor que el ramen…

- ¿Tu te crees que todo el mundo es como tu con el ramen? Serás dobe… – dijo Itachi con una gotaza en su sien – Anda, vamos. Conociéndote no vas a parar de darme la lata toda la tarde para ir allá…

- Síiii… ¡¡¡Ramen!!! – gritó el rubio feliz, mientras salía corriendo por la puerta atropellando a todos a su paso y armando un enorme escándalo, mientras la gente se volvía a gritarle a su paso.

Itachi siguió a su amigo mirando el suelo y haciendo como que la cosa no iba con él, intentando ignorar las miradas que le dirigía la gente. Estaba seguro que le iban a salir canas antes de los treinta si seguía al lado de Naruto. ¿Por qué de entre toda la gente de clase se tuvo que juntar con el más hiperactivo? Lloró cascaditas en su interior… …l sólo quería tener un amigo sociable para simpatizar con los demás niños. Tenía que ser el Karma, eso era. No se podía ser tan bueno en los estudios y tener amigos normales. En algo tenía que fallar la ecuación…

Una hora más tarde estaban en la entrada de la casa del Uchiha. Por suerte la tienda quedaba de camino a casa de Itachi, así que no se tuvieron que desviar ni perdieron demasiado tiempo. Itachi abrió la pesada puerta de entrada y dejo pasar primero a Naruto.

- Pasa dobe. Pon el ramen en la cocina mientras voy a dejar las carteras a mi habitación, ¿ok? Paso a buscar a Sasuke y ahora mismo vamos – le dijo al rubio sin girarse a mirarle. Naruto había ido demasiadas veces a su casa como para saber donde estaban las cosas perfectamente.

Naruto se dirigió directamente a sacar tres platos del estante para distribuir el ramen y comenzar a comer cuanto antes. Pues el ramen sabía mucho mejor caliente, y transportando la comida y con el olorcillo que desprendía aquello, le había entrado un hambre considerable. Distribuyó los fideos lo más equitativamente que pudo (para ser honestos puso más en el suyo, pero como dice el dicho, quien reparte se lleva la mejor parte, ¿verdad?), y se sentó a la mesa a esperar a que llegaran los dos hermanos. Pero pasaban los minutos y no llegaban. ¿Dónde demonios se habían metido? Kami… ¡qué hambre tenía! No pasaría nada si sólo probaba un poquito antes que ellos, ¿verdad? Vamos, sólo era un bocado…

“Venga, Naruto, sólo pruébalos. Son solo unos segundos. Es sólo para ver como saben, no estoy haciendo nada malo...” Miró hacia la puerta y no venía nadie. “Perfecto” pensó, esbozando una sonrisa pícara. Levantó los palillos con fideos y se lo acercó a la boca. Estaba por metérselos cuando escuchó un ruido proveniente de la puerta.

- ¡Aaaah…! – exclamó asustado. Tan concentrado estaba que se había medio aislado del mundo - ¡Itachi! No es lo que tú piensas, sólo estaba probando que siguieran calientes. ¡Te juro que pensaba esperaros! – dijo todo nervioso alzando las manos en señal de disculpa y componiendo una sonrisa mientras intentaba tapar los fideos que se habían caído al suelo por el sobresalto.

- ¿… Naruto? – dijo una voz suave, demasiado suave para ser Itachi.

Naruto levantó la vista para ver al dueño de dicha voz, y se quedó sin palabras. En el marco de la puerta estaba parado un joven, un par de años más joven, muy parecido a Itachi pero con rasgos más suaves. Era un poco más bajo que él mismo (quizás le sacaba media cabeza), de complexión delgada aunque se podía entrever que hacía deporte y tenía el cuerpo en forma, vestido con una camiseta de manga corta azul, con el cuello ancho y unos vaqueros desgastados que se ajustaban a su cintura, dejando entrever la estrechez de esta. De cabellos cortos y con un peinado curioso acabado en pico en la parte posterior, tenían un tono negro con destellos azules que hacía juego con el negro profundo de sus ojos, enmarcados con unas largas pestañas negras que seguro serían la envidia de muchas chicas. La nariz recta, levemente respingona en su base, remarcando unos labios finos entreabiertos de color rosado. Con la tez blanca marmórea característica de los Uchiha, el chico no podría describirse de otro modo sino hermoso. Esa era la única palabra que le venía la mente a Naruto, mientras sometía al otro a un intenso escrutinio, mirándolo de arriba a abajo pasando por todos sus rasgos sin dejarse ni uno por recorrer.

Sasuke sentía sobre sí la mirada fija de Naruto. Se sentía un poco incómodo por lo intenso de ésta, y sabía que estaba empezando a sonrojarse. Esperaba que el otro dejase de mirarlo en breve, porque si no su rostro tomaría un color rojo intenso, y con lo pálido que era, sabía que se le notaría al instante.

Acababa de tomarse una ducha y se estaba vistiendo en su habitación cuando escuchó la puerta principal de la casa abrirse. Fijándose en las horas que eran, supuso que sería su hermano, así que se vistió rápidamente para bajar a saludarle. Hacía ya dos años que no le veía, y la verdad es que tenía unas ganas enormes de volver a abrazarle. Itachi siempre había sido la persona que más quería dentro de su familia. Era más que su hermano, era su mejor amigo, su confidente, era la persona en la que siempre pudo confiar, la que le quitaba sus temores, la que le reconfortaba en sus malos momentos… Siempre había estado allí para él, y la verdad es que lo echó muchísimo de menos durante su estancia en el extranjero. Sus padres siempre habían viajado mucho, por lo que Sasuke estuvo casi toda su vida al cuidado de su hermano. Un par de años atrás sus padres le ofrecieron ir con ellos al extranjero y estudiar en un colegio allá. Ellos también echaban de menos a sus hijos, y puesto que Itachi ya era mayor y estando en la Universidad querría más libertad, pensaron en llevarse con ellos a Sasuke. Este lo pensó mucho antes de aceptar, pensando a lo último que sólo serían dos años y que sería una buena experiencia para sus estudios del futuro. Pero había echado mucho de menos a su nii-san, y había vuelto para hacer el último año de instituto en Japón.

No pensó siquiera un momento que su hermano podía estar acompañado, por lo que le tomó de sorpresa encontrarse con Naruto en la cocina. En un principio no le reconoció, pero nada más hablar el rubio, recordó al mejor amigo de Itachi. Un dobe hiperactivo (como decía su hermano), que no paraba de cometer torpezas allá donde valla (como en ese mismo instante). No recordaba que Naruto fuera tan rubio, ni que tuviera esos ojos azules tan atrayentes, ni esa piel tan morena, ni ese cuerpo tan bien formado… Sasuke se encontró a sí mismo pensando que Naruto estaba bien apuesto, y se sonrojó aun más por sus pensamientos. “Estúpido Sasuke” se dijo “deja de pensar en esas cosas del mejor amigo de nii-san”.

Naruto vio como las mejillas de Sasuke se iban tiñendo de un rosa muy favorecedor, y sintió inmediatamente un tirón en su bajo vientre hacia su entrepierna. Le atraía Sasuke, no lo podía negar. Hacía mucho que no le veía, y que él recordase el hermano de Itachi no era tan atrayente de pequeño, pero era innegable que la estancia en el extranjero le había favorecido y mucho al Uchiha. Sintió como el otro le recorría también con la vista de arriba a abajo, y al ver como se volvía a sonrojar violentamente, sintió como su entrepierna le empezaba a cosquillear. “Dios, que bueno que está el niño. Tengo hambre pero ya no es de ramen… jujuju.”

- … Hola, Sasuke… cuánto tiempo… – dijo Naruto con voz grave y dejando que su boca saboreara cada sílaba del nombre del Uchiha, componiendo una sonrisa pícara y sin dejar de mirar al menor a los ojos.

Sasuke sintió estremecer todo su cuerpo al oír cómo pronunciaba Naruto su nombre. No puedo evitar volver a sonrojarse por tercera vez en lo que llevaba de día.

- Hola, Naruto – dijo algo tímido y desviando la vista.

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