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Amistad o amor por kiauchiha

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Notas del capitulo: Todos los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.

Lo siento mucho, mucho, mucho, muchísimo por haber actualizado tan tarde!!! En serio que lo siento! Me auto castigaré, prometido! (Quedo desde este momento castigada a no comer nada de chocolate en una semana! Jeje).

He estado super ocupada (estoy en época de exámenes), y aparte parece que la musa de la escritura se haya ido a casa de algún otro porque hacía muchos días que no me visitaba…

En fin! Por fin aquí el capi 8. Espero que os guste mucho, mucho!

Gracias por leer!
Lunes por la mañana. Cielo claro y despejado. Cinco minutos para el comienzo de su primera clase y Naruto avanzaba apresurado por los pasillos de su facultad mientras la gente volteaba a verle a su paso. ¿El motivo? La gran marca rojiza en su mejilla izquierda. Le había aplicado una compresa fría durante la noche, pero sólo había conseguido bajar la hinchazón.

- Como siempre, tarde, dobe. – saludó Itachi en cuanto llegó a su sitio. – ¿Y eso? – dijo señalando lo evidente.

- Tsk… - “pregúntale a tu hermano” tenía ganas de responder. Como siguiera así, Sasuke le iba a dejar lisiado con tanto golpe; sólo un fin de semana y ya se había llevado tres puñetazos, una patada y una bofetada. – Ino – se limitó a responder.

- ¿Sesión de sexo duro?

- No, idiota… - la noche anterior tuvo que dar la excusa de que le había llamado su novia nada más salir del baño. No podía presentarse con esas fachas ante la pareja. – Un accidente sin importancia. – la rubia le cubriría las espaldas. Para eso estaba.

- Ya…

No hubo tiempo para más. El profesor entraba por la puerta y tuvieron que dejar la conversación para más tarde.

El rubio suspiró con pesadez mientras sacaba sus libretas de la cartera. Tenía que planear cómo ver al peliazul sin que Itachi se diera cuenta.



- Tenemos un nuevo alumno que se incorpora hoy a clases. Sasuke-kun, por favor, ponte al frente y preséntate ante tus compañeros.

El Uchiha se ubicó al lado de su sensei desganadamente. Odiaba esos formalismos.

- Sasuke Uchiha. No me interesa conoceros ni que me conozcáis, así que ahorraros las preguntas. – ya había cumplido. – Listo, Kakashi – dijo dirigiéndose hacia el sitio vacío al lado de Hinata.

- Kakashi-sensei, Sasuke. – corrigió sonriendo forzadamente el peliplateado mientras le salía un tic en el ojo. – Em… te puedes sen… - le aumentó el tic al ver cómo el menor ya se había sentado. Malditos todos los Uchihas. Sasuke no le tenía ningún respeto como profesor, al igual que Itachi cuando le dio clases. Si es que de tal palo tal astilla. – Hn… - suspiró resignado. – Abrid el libro por la página siete. Vamos a seguir donde lo dejamos…

- Deberías tratar con más respeto a Kakashi-sensei, Sasu. – le susurró Hinata mientras compartía su libro con el azabache. – Y tienes que ser más amable. Así no conseguirás amigos.

- No necesito más amigos. – contestó en un susurro, disgustado por ser aun el centro de atención. Había notado perfectamente como más de uno y más de una le recorría de arriba a abajo con la vista mientras se dirigía a su asiento. Todavía seguían mirándole, de hecho. Aunque eso no duraría. Como siempre, tras comprobar el carácter ácido del ojinegro, perderían el interés en él o, lo más probable, mantendrían su interés a distancia. Cualquiera de las dos cosas le valía.

- Hn… - la ojiblanca sonrió divertida por la respuesta de su amigo. No había cambiado nada en los dos años que había estado fuera.

Tres horas después, se encontraban ambos en la azotea del edificio disfrutando del agradable día mientras pasaba el tiempo del descanso. El peliazul no tardó en confiarle a su mejor amiga lo sucedido la noche pasada, incluyendo la pequeña incursión del dobe a su habitación.

- ¡No! ¿Me estás diciendo que al final Sai se salió con la suya? – Hinata estaba que echaba chispas de sus ojos. ¿Cómo se había atrevido el muy maldito? Se iba a enterar en cuanto le viese…

- ¡Si! – esta bien, lo reconocía, era un acusica. Pero es que realmente Sai se merecía unos golpes por lo que le había hecho. Itachi le había citado esa tarde “sin excusa” para “hablar seriamente”. No quería ni pensar en lo que le diría su aniki. Así que… ¿quién mejor que la Hyuga para arrearle unos cuantos golpes?

- Arggg… ¡Se va a enterar el muy maldito cuando le pille! – prometió entrecerrando los ojos. Oh, si, Sai se merecía un castigo… - Oye, ¿y cómo se lo tomó tu hermano?

- Imagínate… - hizo una mueca disgustado.

- ¿Así que seguirás la falsa? – inquirió curiosa.

- Hn…

- ¿Para darle celos a Naruto? – insistió.

- Hn…

- ¿Para que deje a Ino por ti? – siguió con tono malicioso.

- ¿Qué…? ¡No! ¡Claro que no! – desvió la mirada para que su amiga no viera el ligero sonrojo que habían causado esas palabras – Yo no quiero nada con el usuratonkachi ese.

- Ya… - por favor, ¿a quién creía que engañaba? – Y por eso ayer volviste a besarle… ¿no?

- ¡Yo no le besé! Me pilló por sorpresa… – se defendió.

- Sasuke… si te gusta Naruto, lucha por él.

- A mí no me…

- Sabes que sí. – cortó la negativa del peliazul. – Y no trates de engañarme. Nos conocemos demasiado.

Se quedó callado ante lo dicho por su amiga. En eso tenía razón, no tenía sentido intentar engañar a Hinata.

- Digamos… - reconoció a regañadientes tras un breve silencio. - … digamos que me gusta. ¿Qué cambiaría eso? Naruto no es diferente al resto. Sólo se siente atraído por mi físico. Es igual que todos.

- Eso no lo sabes. Os conocéis desde hace años, sabe cómo…

- Si, nos conocemos desde hace mucho y recién se da cuenta de que existo como Sasuke y no sólo como el hermano de su mejor amigo. – cortó a su amiga seco. – No intentes pintarlo mejor de lo que es, Hina. Está más que claro que sólo quiere una cosa de mí.

- No lo sabrás si no le das una oportunidad, ¿verdad? – justo en ese momento sonó la sirena que avisaba la reanudación de clases, - Si te gusta, inténtalo, Sasu. No te quedes con la duda del qué hubiera pasado… - se levantó para dirigirse a las clases. – Sólo piénsalo, ¿si?

- Está bien. – contestó tras meditarlo unos segundos. Después de todo, puede que Hinata tuviera razón. – Lo pensaré.



- ¿Así que Sasuke se ha incorporado al instituto hoy? – preguntó Naruto a su amigo intentando sonar despreocupado.

Recién habían terminado la última clase del día y ahora se dirigían juntos hacia el comedor de la universidad, donde comerían junto con el resto de sus amigos. Itachi y él estudiaban juntos en la misma facultad, mientras que el resto se disgregaba en diferentes carreras.

- Si, le dejé esta mañana antes de venir. ¿Sabes que tiene de sensei a Kakashi? – comentó desdeñoso. – No puedo creer que le dejen seguir ejerciendo de maestro con lo impuntual y lo pervertido que es.

- Conque Kakashi-sensei, ¿eh? ¿Entonces le inscribiste en el instituto Konoha? ¿Aquí al lado?

- Si. Le voy a tener bien vigilado. – tensó la mandíbula al recordar lo sucedido la noche pasada. – Como el mocoso de Sai se atreva a ponerle un sólo dedo encima…

- ¿Dijiste la verdad? ¿Dejarás que salga con él después de un mes?

- Eso ni se pregunta, dobe. Ya veré cómo me las arreglo, pero el pervertido ese no va a salir con Sasuke ni en sus mejores sueños. – afirmó con voz arrogante. – Y ahí es donde entras tú. – cogió al rubio por los hombros como cada vez que le pedía un favor. – Me ayudarás a vigilar que no se acerque a más de cinco metros de mi otouto.

- Hn… - perfecto. Itachi se lo había puesto en bandeja de oro. Sonrió satisfecho en su interior.

- Sabes que paso mucho tiempo con Deidara, así que vigilarás a Sasuke cuando yo no esté.

- Ya… ¿me ves con cara de niñera o qué? – dijo fingiendo disgusto.

- Oh, venga. Te pagaré el ramen de los viernes durante el mes.

- Hn… - puso cara pensativa. Desde luego un trato mejor no podía haber conseguido, vía libre para acercarse a Sasuke y ramen gratis… Le había caído un regalo del cielo. – Trato hecho. – dijo mientras componía su típica sonrisa zorruna en el rostro.



Sasuke se hallaba en su habitación haciendo los deberes cuando su hermano ingresó sin avisar en el cuarto y se sentó silenciosamente en la cama. Tragó saliva nerviosamente mientras dejaba el lápiz en la mesa y daba la vuelta a la silla para enfrentarle. Había esquivado a su aniki al volver a casa con la excusa de sus tareas, pero parecía que al fin el momento había llegado.

- ¿… Vamos a cenar ya? – preguntó esperanzado. Quizá y con suerte…

- Después. – la voz de Itachi sonó seria.

- Ya… - desvió la mirada esperando a que le soltara el sermón. Pero al no oír ni una palabra más de boca de su hermano, volvió a mirarlo inquisitivamente. - ¿… Y bien?

- Explícamelo, Sasuke, porque no lo entiendo. ¿... Sai?

- Yo… - no sabía qué decir. ¿Cómo le explicaba algo que no existía…? La imagen del rubio apareció en su mente. - … Surgió sin más. No sé ni cómo fue que pasó…

- La marca de tu cuello me dice que algo sí que sabes, ¿no? – replicó irónicamente. – ¿Pasó algo más?

- ¿Eh…? – se sonrojó levemente al comprender a dónde quería llegar su aniki.

- ¿Te acostaste con él?

- No. ¿Cómo crees…? – respondió con las mejillas rojas. Había que ver lo directo que era Itachi para algunas cosas.

- Muy bien. – asintió el mayor aliviado. – Mira, otouto, no entiendo bien por qué de repente te ha dado por salir con ese degenerado, pero prométeme que no harás nada con él hasta que pase el período de prueba.

- Itachi… - bufó exasperado. No es que tuviera la más mínima intención de que pasase algo con su copia, pero había que ver la manía de su aniki de prohibirle todo.

- Sólo es un mes, Sasuke. – le cortó ante su réplica. – Sé que a tu edad las hormonas están revolucionadas, pero déjame que me acostumbre a la idea, ¿quieres? – acercó la silla del azabache hasta tenerle frente a frente. – Parece mentira que ya tengas diecisiete años. Aun parece que era ayer cuando estabas todo el día detrás mía con tu “nii-san esto”, “nii-san aquello”… - acarició los cabellos de su hermano mientras pensaba en aquellos días con melancolía.

- Aniki… - infló sus mejillas haciendo un ligero puchero mientras se dejaba mimar. Si por Itachi fuera nunca hubiera cumplido los doce.

- Por cierto, nada de citas a solas con Sai. – anunció recuperada su postura seria. – Si quieres salir con él más vale que sea con Hinata y Neji o saldré yo con vosotros también.

Sasuke alzó una ceja divertido. ¿De veras pensaba Itachi seguirle a todos lados como un guardaespaldas?

- Sé que me vas a decir que yo no puedo estar todo el día vigilándote, pero no te preocupes. He encontrado al sustituto perfecto para cuando yo no esté – dijo mientras se levantaba dirigiéndose hacia la salida.

- ¿Ah, si? – replicó con voz irónica. ¿También pensaba comprarle un perrito guardián?

- Ajá. Naruto.

- ¿¡Qu… ?! – se atragantó consigo mismo nada más oirlo. ¡¿Pero Itachi estaba mal de la cabeza o qué?!

- Sé que no os lleváis del todo bien, pero aún así es al que más conoces. Además, confío en él.

“Si tú supieras… “ No pudo evitar pensar en su mente.

- En media hora cenamos. – avisó el mayor saliendo definitivamente de su cuarto.

- Hn…

Vale. Si antes estaba hecho un lío, ahora que sabía que tendría al rubio de “niñera” más. ¿Cómo iba a aclarar lo que sentía si le tenía tan cerca? ¿Se supone que tendría que seguir con sus escenitas de celos? No sabía qué pensar.

Tal y como había prometido a Hinata, había estado meditando en lo que había pasado. Tenía claro que para él no había sido simple atracción; no podía decir que estuviera enamorado del rubio… pero era evidente que sentía algo más que un simple gusto. El problema era Naruto. ¿Qué significaba él para el ojiazul? ¿Era simplemente una de sus tantas conquistas? Sintió un nudo en el estómago sólo de pensarlo. No dejaría que el Uzumaki jugara de esa forma con él. Por mucho que le gustase, no iba a dejarse hacer como el resto de sus amantes. Si Naruto de verdad quería algo con él, tendría que ganárselo.

Estaba decidido. Pondría a prueba al rubio. Si tanto interés tenía en él, que dejase a su novia y se lo demostrase.



Sentado en la cafetería de la facultad de su aniki, Sasuke esperaba, junto con Neji, a que Sai e Hinata volvieran con la comida. El Hyuga y su copia estudiaban en la misma universidad que su hermano, así que habían quedado los cuatro para tomar juntos el almuerzo del martes.

- Siempre supe que pasaría algo así. – fue el comentario de Neji al escuchar la decisión del Uchiha. – Estabas destinado a tener algo con Naruto.

- Hn… - rodó los ojos ante el comentario. Ya estaba el Hyuga con sus tonterías acerca del destino…

- Aun así, no creo que sea buena idea.

- ¿Y eso?

- Naruto es como es. – miro fijamente al azabache. – Puede que deje a su novia… es obvio que tú le atraes más. Pero tarde o temprano te defraudará y tú sufrirás.

- Hn… - arrugó un poco el entrecejo ante lo dicho por su amigo. – Las personas cambian, Neji.

- Las personas son como son… - fijó su vista en la figura de su prima, que reía ante un comentario dicho por Sai. – No puedes cambiar lo que eres.

- ¿Es por eso que todavía no le has dicho lo que sientes? – había seguido la mirada del ojiblanco.

- Somos primos. No está bien lo que siento. – fue la respuesta dada por el mayor con voz seca.

- ¿Y a quién le importa lo que seáis? Das demasiada importancia a lo que la gente piense.

- No eso, y lo sabes. – desvió la vista de la ojiblanca. – Hinata es la heredera del clan Hyuga. Nunca le permitirían estar conmigo. – declaró con voz amarga. – A mi lado sólo sufriría. Es mejor dejar las cosas como están.

- Te mientes a ti mismo, Hyuga. – Sasuke había adoptado una voz dura. Había que ver lo cabezón que podía llegar a ser su mejor amigo. - ¿No crees que esa decisión debería tomarla Hinata? Ella ha cambiado, Neji. Ya no es la niña tímida que hacía siempre lo que decía su padre. ¿No la crees capaz de enfrentarse a su clan por vosotros?

- Claro que sí. Sé que es fuerte, Sasuke. No hace falta que me lo digas. – elevó un poco la voz exasperado. – Pero eso es precisamente lo que quiero evitar. No quiero que tenga problemas con la familia por mi culpa.

- Tsk… Eres un idiota. – por más que se esforzase no había conseguido hacerle cambiar de idea en todos esos años. – Mírala, Neji. – le indicó para que fijase la vista en la ojiblanca, que en esos momentos conversaba con unos chicos mayores, al parecer compañeros de Sai, con su dulce sonrisa y un leve tono rosa en sus mejillas, indicios de una leve timidez. – ¿Qué harás el día que un estúpido cualquiera se le declare? ¿Dejarás que te la quiten debajo de tus narices?

- Si Hinata quiere estar con alguien, yo no soy nadie para impedírselo. – se obligó a sí mismo a pronunciar esas palabras, mientras apretaba los puños fuertemente sólo de imaginarse que algo como eso sucediera.

- Hn… - suspiró resignado ante la respuesta. – No, no lo eres. Si no eres capaz ni de daros una oportunidad, es que no te la mereces. – habló con voz dura cansado de las excusas del pelilargo. – Hinata no va a estar siempre esperándote, Neji. ¿Qué pasa si te equivocas? ¿Qué pasa si lo único que siente a tu lado es felicidad? El día que la pierdas no te atrevas a arrepentirte, Hyuga, porque habrá sido por tu propia culpa.

Neji apretó la mandíbula ante lo dicho por el ojinegro. No quería admitirlo, pero puede que Sasuke tuviera razón. ¿Realmente podría Hinata ser feliz a su lado…? Volteó la vista hacia otro lado al ver cómo la ojiblanca regresaba con Sai con la comida.

- ¡Hay que ver la de gente que hay! Se nota que la comida aquí es realmente buena. – decía animadamente Hinata mientras se sentaba al lado de su primo.

- Hn. – Sasuke contestó con su típico monosílabo mientras asentía satisfecho. Conocía bien a Neji y sabía que le había hecho reflexionar con sus comentarios. Ya era hora de que le abriese los ojos a su amigo.

- Te he traído tu comida favorita, Sasu-koi. – Sai le dirigió su mejor sonrisa. Desde que se había autoproclamado el novio del peliazul, no perdía ni una oportunidad para restregárselo por la cara. Le encantaba ver las rabietas del menor ante su apelativo.

- Un sólo “koi” más y te meto los onigiris por el culo, idiota. – el tic en su ceja izquierda ya había hecho su aparición. Parecía que la paliza de Hinata no había sido suficiente…

Sai amplió su sonrisa ante la respuesta del Uchiha, y se disponía a responder con otro encantador comentario a su “dulce novio”, cuando alguien los interrumpió.

- ¡Sasuke! ¡Qué sorpresa! No esperaba verte aquí. – Deidara había reconocido el peculiar peinado del menor en cuanto entró en el comedor.

- Dei-nii – saludó con una sonrisa y un beso al rubio.

- Deidara-san – Sai dibujó una sonrisa más retorcida aun en el rostro. – ¿Qué tal, cuñado? – dijo abrazando al peliazul por los hombros.

- Cu… cuñado… - repitieron tanto el rubio pelilargo como el azabache, ambos con el tic nervioso bien presente en la ceja izquierda…

- Menos confianzas, mocoso. – dijo el rubio una vez recuperad la sorpresa, mientras separaba de un tirón a Sasuke del pervertido ese. Algo de la manía sobre-protectora de Itachi se la había pegado… - Y las manos bien quietecitas en su sitio, ¿ne?

- ¿Que todo el mundo me ve como un pervertido, o qué? – Sai arrugó el entrecejo con una mueca disgustada. ¿Por qué demonios todos le trataban así? – No hace falta que contestéis… - replicó al ver las miradas esquivas de sus amigos. – Reprimidos… - cuchicheó por lo bajo mientras cruzaba los brazos resignado.

- Que bueno que estés aquí. - el rubio hizo oídos sordos a las réplicas del mocoso-acecha-niños, - Justo acabo de hablar con Itachi por el móvil. ¿Qué vas a hacer esta tarde?

- Pues… - miró indeciso a sus amigos. – Habíamos pensado en ir al cine… creo… - dudó al ver cómo Neji negaba con su cabeza.

- Iréis… Sai y tú. – fue la explicación que dio el pelilargo. – Hinata y yo tenemos cosas que hacer. – siguió ante las miradas inquisidoras de los otros.

- Jujuju… nos lo pasaremos genial… ¿a que sí, Sasu-koi? – Sai se frotaba las manos para darle más emoción al asunto. El no tenía la culpa de que todo el mundo alrededor del bastardo tuviera el síndrome “hermano-sobreprotector-no-toques-al-nene”; desde luego la idea de hacerse pasar por el novio del Uchiha había sido la mejor de su vida.

- Hn… no puedes ir sólo con éste al cine. – dijo el ojiazul mientras lanzaba una mirada venenosa al susodicho. – Itachi y yo tenemos un compromiso al que no podemos faltar, pero no te preocupes. Creo que Naruto está libre para acompañaros.

- Hn… - genial. Pasar la tarde con el usuratonkachi responsable de sus dolores de cabeza y con el idiota que no sabía tener la boca cerrada. Se masajeó las sienes con los dedos en un intento por calmarse… ¿qué había hecho él para merecerse esto?

- Perfecto, estaremos encantados con su compañía… - Sai agrandó la sonrisa contentísimo. El Rubio-bombón se moriría de celos con lo que tenía pensado… - Ni se te ocurra negarte, bastardo. – le susurró a su amigo al oído. – Esta es la oportunidad perfecta para llevar a cabo tus planes.

- Muy bien. Entonces le diré a Naruto que pase a recogerte… mmm… a eso de las cinco, ¿ok? – dijo despidiéndose alegremente. – ¡Nos vemos, Sasuke!

Nada más irse el rubio, el peliazul se dejó caer en su silla abrumado.

- Mmm… parece que las cosas están saliendo a pedir de boca… ¿eh, bastardo? – Sai también se había sentado contento por su buena acción del día.

- Ni se te ocurra pasarte esta tarde con Sasu, ¿entendido, Sai? – la ojiblanca advirtió a su amigo preocupada.

- Tsk… ¿por quién me tomas? – sonrió de lado perversamente.

- Por lo que eres, un pervertido. – la voz calmada de Neji arrugó su expresión.

- Oye, que yo no te digo que eres un reprimido-aburrido-cara…

- ¡Silencio! – la voz furiosa de Sasuke cortó la discusión en seco. - ¡Tú! ¡Eres el mayor pervertido de la historia y sí, todos lo pensamos! ¡Como te atrevas a hacer algo fuera de lo acordado esta tarde te corto los huevos! – habló dirigiéndose a su copia. - ¡Tú! ¡Más vale que tengas una buena excusa para haberme dejado a solas con este elemento y el dobe, o también te cortaré los huevos! – dirigió su dedo acusador a Neji esta vez. - ¡Y tú! – señaló finalmente a Hinata, - ¡Deja de seguir todas las ideas raras de estos dos o te cortaré… - titubeó un momento indeciso, - … te cortaré lo que sea que se les corta a las chicas en vez de los huevos! – finalizó dignamente su oración. - ¡Y vamos a comer de una maldita vez! – reclamó por último con las pupilas rojas de la furia. Ya estaba bien de ser el monito de feria para esos tres.

Los tres afirmaron rápidamente bajando la cabeza y comenzando a comer. No era buena idea replicar al menor cuando se enfadaba. Los genes sicóticos del Uchiha mayor se manifestaban en Sasuke cuando estaba furioso…



Hinata encendió la radio del coche, intentando así calmar sus nervios. Cada vez que se quedaba a solas con su primo, perdía toda la confianza que había ganado en esos años, y volvía a comportarse como la niña tímida que había sido de pequeña.

Tras el almuerzo, Sasuke y Sai se habían marchado juntos (el moreno llevaría al Uchiha en coche ya que le pillaba de camino), y su primo se había ofrecido a llevarla a casa. No era la primera vez que iban juntos (de hecho Neji siempre la acompañaba hasta la puerta de su hogar), pero no por eso dejaba de sentirse más nerviosa.

Menos mal que había aprendido a controlar el tonto sonrojo que aparecía en sus mejillas cada vez que el mayor le dirigía la palabra. No podía evitarlo, pero se comportaba como una estúpida colegiala enamorada ante cada palabra del Hyuga.

- Espero que no te haya molestado que les dijera que no podíamos ir esta tarde al cine. – inició el pelilargo la conversación mientras mantenía la vista en la carretera. – Pensé que de ese modo le facilitaríamos las cosas a Sasuke.

- No… no te preocupes, Neji. – vale, puede que no hubiera conseguido controlar el sonrojo del todo. Notaba cómo sus mejillas se ruborizaban con cada palabra. – Fue una buena idea.

- Si… si quieres podemos quedar nosotros esta tarde. – dejó caer con tono despreocupado, sin apartar la vista en ningún momento del frente.

- ¿Eh…? – no pudo sino sorprenderse ante la propuesta.

Sabía desde que tenía diez años que estaba profunda e irremediablemente enamorada de su serio primo. Y aunque en un principio se sintió mal por sentir lo que sentía hacia alguien de su propia familia, pronto dejó de cuestionarse por ello, siendo feliz simplemente estando al lado de la persona que más amaba en el mundo.

Nunca dijo ni una palabra sobre ello, pero sus traicioneros sonrojos y su marcado nerviosismo no pasaron desapercibidos ante un perspicaz peliazul, quien se convirtió en su secreto confidente. Por su apoyo y sus consejos, fue que a los quince años se atreviera a pedirle una cita. Lástima que el pelilargo no entendiera bien la frase con el tartamudeo de su prima, y creyera que le invitaba a una velada en casa de sus tíos y no una cena romántica a solas.

Tras el fracaso, no volvió a atreverse, confiando en que si su primo sentía algo por ella fuera él el que diera el primer paso. Más sin embargo, el pelilargo nunca había dicho ni hecho nada. Cada vez que se quedaban a solas era como si se cubriera con una máscara invisible, pasando a tratarla respetuosamente como la heredera del clan.

Hacía tiempo que había perdido la esperanza de que Neji correspondiera a sus sentimientos.

- ¿Qui… quieres que… quedar conmi… conmigo? – no pudo evitar tartamudear por la sorpresa.

- Si… bueno… - corrigió aclarándose la garganta nerviosamente. No quería ser demasiado obvio. – He pensado que quizá podría ayudarte con tus estudios… Este año tienes los exámenes de acceso a la universidad y puedo ayudarte con algunas asignaturas… No es que diga que eres una mala estudiante… - aclaró rápidamente echándola una mirada, preocupado por que entendiera mal sus intenciones, - Eres muy buena estudiante. Mejor que yo… Pero te puedo decir qué cosas caen y… - termino dejando la frase a medias mientras tragaba saliva nerviosamente. Maldito Sasuke y sus condenados consejos. Por eso es por lo que no hacía nada. Parecía un estúpido cada vez que intentaba hablar con Hinata.

- Bu… bueno… - respondió con una sonrisa dulce, mientras sentía como su corazón se aceleraba de la emoción. – Me encantaría que me ayudases, Neji.

- ¿Te parece bien que pase a tu casa a las cinco…? O si prefieres podemos estudiar en la mía… - respondió apresurado, antes de que cambiase de opinión.

- Po… podemos ir a la tuya… mejor… - contestó tímida, - … Mi padre es un poco molesto... No… no nos dejaría estudiar en paz.

- Entonces luego te paso a buscar. – aparcó enfrente de la casa de la ojiblanca. - ¿A las cinco? – preguntó mientras se volvía hacia ella.

- Hai. – titubeó un poco antes de abrir la puerta. Con las mejillas rojas, se acercó a su asombrado primo y depositó un suave beso en su mejilla. – Gracias, Neji. – susurró antes de bajarse corriendo del coche.

Sintió cómo se le aceleraba el pulso por el beso de su prima. Hacía años que Hinata no le daba un beso en la mejilla. No puedo evitar tocarse con la yema de los dedos el punto exacto del beso, recordando la cálida sensación de sus labios. Sonrió tontamente mientras volvía a poner el coche en marcha. Sasuke tenía razón. Valía la pena arriesgarse a ser feliz.

Notas finales: Muchísimas gracias a todos los que me habéis dejado un review!!! Sois todos unos soles, grandotes y hermosotes!! ^^

Espero que no os haya disgustado que haya puesto la pareja Nejihina. La amo! Me encantan! Simplemente no he podido resistirme… Aunque tengo una duda: está mal que ponga un lemon hetero? Como esta página es de fics yaoi… No sé si infringiré alguna norma o algo si lo hago… Tampoco quiero ponerlo si no os gusta. Así que os agradecería mucho vuestra opinión.

Tengo que decir que el próximo capi me temo que tardaré bastante en subirlo. Un par de semanas o quizá tres. Sorry! Lo que pasa es que estoy en fase de exámenes, como ya mencioné antes, y no tengo demasiado tiempo extra para escribir…

Muchísimas gracias a todos los que leéis el fic!! Nos vemos en el siguiente capi! ^^

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