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NUESTRO PEQUEÑO SECRETO por ANTARES

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Notas del capitulo:

Al y Lucius descubren quienes son realmente... ¿que pasará ahora?

Al acababa de llegar a su casa en el Valle de  Godric. Muerto de la excitación y del cansancio se metió a la ducha y se bañó a conciencia, conteniendo la pena de quitarse el olor del hombre que lo había vuelto, valga la redundancia, hombre.

 

Desnudo, se revisó de cuerpo entero borrando con su varita las huellas de su aventura. Acababa de meterse en la cama cuando la bulla le anunció la llegada de su familia. Bien empiamado cerró los ojos y se dejó llevar por los brazos de Morfeo, soñando con su maduro príncipe (más bien rey padre). Le pareció que recién se  había acostado cuando un tímido Harry lo despertó con cara de pena.

 

-Al… hijo…

 

Albus le devolvió una sonrisa radiante.

 

-Padre…

 

-Siento despertarte.

 

-Descuida – y se estiró como un gatito.

 

Harry miró a su pequeño con extrañeza. Del destrozado jovencito que abandonó la Mansión Malfoy no quedaba nada. Trató en vano de descifrar que era lo diferente en él hasta que James irrumpió como una tromba.

 

-¡Papaaá! ¡Mamá dice que por favor te apresures! Quiere que almorcemos todos juntos - y dirigiéndole a su hermano un curioso vistazo exclamó - Veo que anoche te fue bien. Te lo dije: un clavo saca a otro clavo. ¡Estás radiante!

 

Al enrojeció y a Harry se le iluminó el entendimiento.

 

-¿Estuviste con alguien?

 

Al palideció y James soltó una carcajada.

 

-Pues claro. Y yo se con quién…

 

Al los miró espantado mientras movía la cabeza negativamente y comenzaba a sudar frio.

 

-James… por amor de Dios…

 

Harry frunció el ceño al ver a su hijo menor al borde de un ataque de histeria:

 

-¿Que pasa?  ¿Al…? ¿James?

 

-Esta aterrado porque piensa que haremos un escándalo. Por lo de la diferencia de edades… ¡ya sabes!

 

-No, no se. ¿De qué diferencia de edades hablan?  ¿Al…?

 

Al movía la cabeza frenético y devoraba a James con los ojos. “¿Cómo mierda… como mierda se enteró?”

 

-¡Oh! Vamos papá, no es tan trágico. Apenas son unos añitos. Además se que Al es un caballero y no se propasará con un menor ¿verdad?

 

=¡¿MENOR?!

 

Al y Harry exclamaron a la vez.

 

-El pequeño Zabinni…. Ándrax… ¿Creíste que no me daría cuenta?  Desapareció a los pocos minutos que te fuiste y sus padres no lo ubicaron hasta esta mañana. Dijo que se había ido a dormir al estudio, que estaba detrás de un sofá y que por eso nadie lo vio… ¡Pero todos sabemos que se muere por ti! ¿Salió a consolarte verdad? ¿Estuvieron juntos?

 

-¡Por el amor de Dios! - Harry lucía escandalizado -  Ese niño solo tiene 13 años Al…  Y sus padres son tan… Si Pansy o Blaise se entera de que un tío de casi 17 anda con su bebe te cruciarán el culo.

 

Al, que acababa de recuperar el aliento, se quedó mirándolos espantado. Aún luchaba por controlar el ataque de pánico que acababa de sufrir.

 

-Yo…

 

-Al… ¿estuviste con ese crio? -  Harry preguntaba  anonadado.

 

-Yo…

 

-No espera. No quiero saber. Pero si eso te ha puesto tan… “radiante”… me alegro. Solo se prudente y recuerda que no puedes tocarlo… no en ese sentido al menos… hasta que sea mayor de edad ¿Te quedó claro? No quiero ir a llevarte las galletas de la abuela a Askabán…

 

-Padre…

 

-Te dije. No me digas nada. Soy auror ¿recuerdas? A los tíos de 17 que andan con niños de 13  me los devoro para el desayuno.

 

-Vamos pá… recién cumplirá 17 en 4 meses. Para la ley es aun un menor.

 

-Es cierto. Entonces en los siguientes 4 meses no habrá problemas… - su voz era de sarcasmo.

 

-Ya vez hermanito, puedes tirarte al querubín sin problemas.

 

=¡¡¡James!!!  -  padre e hijo gritaron a la vez.

 

-¿Queeé? Es que es tan mono. Sino fuera porque te sigue hipnotizado yo ya me le habría mandado.

 

-¡Tú tienes casi 20 degenerado! - Harry no podía creer la frescura de su primogénito -  Si siquiera le respiras cerca yo mismo te llevo a la isla y tiro la llave de tu celda. No… mejor aún… se la paso a Pansy para que se encargue ella misma.

 

-¡Huy! No papi, con “esa” no me meto. ¡Vaya suegrita que te conseguiste hermanito!

 

-Quita idiota. Yo no me conseguí  ninguna suegra. Porque no  me he acercado al crío ese.

 

Harry y James miraron a Al claramente divertidos. El muchacho estaba con una cara de color bermellón que no podía disimular.

 

Y Harry contuvo a su hijo mayor agradeciendo a Merlín, Dumbledore y todos los grandes magos que su pequeño haya encontrado un nuevo amor. Uno que le saque de la cabeza a Scorpius Malfoy de una vez y para siempre.

 

Y si para eso tenía que torcer las reglas y hacerse el estúpido mientras su hijo seducía a un niño de 13,  pues que remedio. Si la cosa progresaba ya se veía hablando con Blaise (con Blaise no con Pansy) para que aceptaran a Al como novio formal del crío, que era cierto, desfallecía por el menor de sus muchachos.

 

 

*****************

 

 

Esa semana pasó como un sueño para Al…   entre las miradas culpables de Lily, la amorosa sobreprotección de su madre, las pullas de su hermano mayor y el silencio cómplice de su padre.

 

Vivía prendido del celular. Ya cinco veces su maduro amor le había timbrado, y el chico había corrido a encerrarse en su cuarto para hablar  con su amante durante horas. James lo miraba divertido y su padre entre feliz y algo asustado: 4 años de diferencia eran mucha cuando se trata de 13 y 17, pensaba el Salvador del Mundo Mágico. Y nadie decía nada pero todos temblaban imaginando la reacción de Pansy, que resultó peor que Molly cuando de cuidar a su cachorrito se trataba.

 

-¿Entonces piensan que andas con un crío de 13, cuasi pariente del chiflado de tu ex?

 

-No es mi “ex”. No llega ni a amigo  - respondió fastidiado el menor.

 

-Como sea. Es una suerte que tu hermano te haya dado la coartada perfecta para escabullirte y poder vernos.

 

-¿Y si se enteran de la verdad?

 

-¿Cómo? Ni modo que vayan a preguntarle al chico.

 

-Mi hermano podría.

 

-Y el otro lo negaría, igual que tú lo vienes haciendo. Eso solo les haría creer que ustedes son vergonzosos o precavidos.

 

-Quiero verte. Ardo por ti. Por estar entre tus brazos - susurró  Al.

 

-Yo también quiero verte Sev  -  Lucius contestó acariciándose la entrepierna – No se que me has hecho que no puedo dejar de pensar en ti.

 

-Mañana. Puedo quedarme contigo hasta las 7. Saldré en la tarde supuestamente a comprar mis útiles de colegio. Mi hermano mayor ya lo terminó y mi hermana ira con mis primos y primas, y con su “novio”,  por lo que todos entenderán que no quiera acompañarlos.

 

-Diles que tienes que verte con unos amigos. Pensarán que vas a reunirte con el niño ese y te dejarán en paz.

 

-¿Mañana entonces?

 

-Si. A las 3. Te recogeré donde nos vimos por primera vez. En la limousine.

 

-Solo tendremos 4 horas.

 

-Las hare eternas. Te lo prometo.

 

                Y Al colgó suspirando. Estaba empalmado. No podía evitarlo. La voz de su “hombre”… que bien le sonaba esa palabra… lo hacía excitarse hasta casi correrse. Resignado selló la puerta de su habitación, se abrió de piernas y comenzó a acariciarse. Solo tuvo que pensar en lo vivido en ese penthouse para estallar en un nuevo orgasmo y salpicar la pared con su semen.

 

-Luc  - suspiró  -  ya ansío que sea mañana.

 

                En Malfoy Manor un muy caliente rubio también se desfogaba restregándose contra sus negras sábanas de  seda.

 

-Sev…Sev… - gemía. Pero cuando imaginaba estar empalando una estrecha cavidad no visualizaba un pálido cuerpo de ardientes ojos negros, sino uno algo más moreno,  de inocentes y enamorados ojos esmeralda.

 

-¿Que me has hecho pequeño muggle? – pensaba sin dejar de follarse la cama.

 

 

******************

 

Deshacerse de su familia no fue difícil. Cuando, a la una, deslizó la posibilidad de ir a hacer sus compras temprano porque “tenía que verse con unos amigos”, a Ginny y los demás les faltó tiempo para acceder. Todo el clan estaba nervioso por su reacción pues en el callejón Diagon iban a encontrarse con los Malfoys en pleno, patriarca incluido, y no querían generar una escena.

 

Al no entendía el nerviosismo de su familia. Algo oyó de que el abuelo de Scorp ya estaba en Londres, pero que aún no se habían encontrado oficialmente. Eso preocupaba a Lily, pues temía que el tal Lucius estuviese en contra de la relación y frustrase el noviazgo.

 

-No puedo creerlo. Tener que tragarme a Lucius Malfoy. Tener que obtener su aceptación para mi niña. Agradecido debería estar de que nosotros aprobemos a su nieto - bufaba Ginny molesta.

 

-Mamá por favor - terciaba la niña -  No vayas a empezar tú ahora.

 

-Además son tan pequeños, casi unos niños… no veo porque se comprometieron tan pronto – argumentaba colérica.

 

-Te explique mamá… las tradiciones de los pureblood…

 

-¡Tu no eres una sangre pura! – gritó al borde de la histeria.

 

Lily estalló en llanto y Harry terció protector. A el también le había costado lo suyo aceptarlo.

 

-Tranquila amor -  apaciguaba a su hija -  Mamá solo esta nerviosa.

 

                Al se dijo que le gustaría ver como se las arreglaban con un ex mortífago cabreado porque metieran a una mestiza en su familia. Porque Lily, para los estándares pureblood,  era mestiza, ya que su abuela era hija de muggles. Luego se encogió de hombros y se dijo que eso no era algo que le importe en lo más mínimo.

 

                Bajó a despedirse y todos se  quedaron mudos. Vestía de negro y su ropa, mágicamente encogida, parecía dos tallas menor, tan ceñida la llevaba al cuerpo. Además su pelo engominado lo hacía lucir…

 

Harry exclamó molesto:

 

-¿Qué haces vestido así?

 

-¿Así como?

 

-Así… como un… - Potter padre no encontró palabras para describirlo. Bueno, si había una, pero la palabra “puto” se negaba siquiera a aparecer de manera consciente en su cerebro. - No se Al… no me gusta tu facha.

 

-Bueno padre, en 4 meses seré mayor de edad. No te parece que ya es hora de que decida como vestirme yo solo.

 

                Lily y Ginny se quedaron boquiabiertas mientras la cara de James se arrugaba molesta. No en vano él era ya un hombre y sabía ciertas cosas. Esa no era la ropa que emplearía para encontrarse con un niño de 13. Más parecía vestido para ir a cazar algún tipo… un tipo mayor… Iba vestido para… excitar.

 

                Al se marchó dando un portazo y la llegada de Ron y los demás Weasley los hizo olvidar el incidente. Todos estaban fastidiados de tener que lidiar con Lucius Malfoy.

 

 

****************

 

 

-¡Padre, por favor. No puedes hacernos esto!

 

                Draco Malfoy estaba furioso. A última hora, Lucius le había salido con que tenía “negocios” que atender y que no iba a acompañarlos  a “encontrarse casualmente” con la familia de la novia de su hijo.

 

-Querido… tú prometiste… - Cissa trato de interceder ante su marido, perdón, ex marido, pero Lucius la fulminó con la mirada.

 

-No te metas en esto “querida” – y recalcó la ironía en la palabra – Hace casi 25 años que no tienes injerencia en mis asuntos. ¿Lo recuerdas? Cuando decidiste quedarte en Londres y me abandonaste en el exilio.

 

-¡Basta! ¡Por Merlín! – Draco interrumpió para evitar una discusión  -  ¡Eso ya no importa ahora! ¡Lo primordial es Scorp y su compromiso!  Padre, no sabes lo que nos costo que Potter, y sobre todo los Weasley, aceptaran el noviazgo. Muchos en esa familia aún no están convencidos y estamos en su mira. Hasta que Scorp se case debemos ser diplomáticos y eso te incluye… No voy a forzarte a una amistad cercana con quienes siempre has despreciado pero yo anuncie, porque me diste tu palabra, de que estarías en el cumpleaños de tu nieto que a la vez fue la pedida oficial de su novia, la futura señora Malfoy. Y no estuviste. Y todos lo tomaron como un desplante por más que me invente una excusa conveniente. Si no te ven hoy…

 

-Abuelo… por favor - Scorpius rogaba con ojos de corderito - ¿Qué puede ser más importante?

 

“Un niño muggle de extraordinarios ojos verdes. Que es hoy por hoy el mejor polvo de mi vida, mi esperanza y quien me llena de deseos después de años de soledad… De arrepentimiento por haber preferido a la bruja de tu abuela y no haber tenido los huevos de enfrentarme a mi padre para huir con mi gran amor.” Eso hubiese querido gritarle Lucius a su nieto. Pero él no tenía culpa de nada. Estaba enamorado, como una vez lo estuvo él mismo.

 

-Scorp, créeme que si pudiera iría – los ojos del niño se llenaron de lágrimas – pero no puedo.

 

Y Lucius se maldijo por lo que iba a hacer. Lo que hace un buen polvo se dijo… No, lo que hace el amor, se corrigió. Suspiró y levantó la alicaída cabecita del  pequeño.

 

-Te diré que haremos Scorp. Me traerás papel y tinta, de los que usan en la correspondencia familiar, y le escribiré una carta a la matriarca del clan Weasley, Molly creo que se llama,  y otra  a los Potter, excusando mi inasistencia e invitando a todos, y recalcaré la palabra todos, los miembros de sus tribus a una cena de gala. Para dar  a tu mestiza la bienvenida a la familia.

 

-¡Abuelo!

 

-¡Padre!

 

Las voces enfadadas de los otros Malfoys cortaron las buenas intenciones del patriarca.

 

-¿Queé?

 

Narcissa volteó los ojos y suspiró resignada.

 

-Nada cariño. Me parece una excelente idea. Scorp, trae lo que tu abuelo te solicitó… antes de que se arrepienta.

 

Y mientras el muchacho corría entusiasmado (y Draco suspiraba aliviado) la rubia se acercó a su ex y le susurró:

 

-Espero que el polvo que vas a tirarte con tu nuevo “putito” valga el esfuerzo que hare por organizar esta cena.

 

-No es un “putito”  – le respondió en otro susurro – Y créeme que el mayor de tus esfuerzos no vale un movimiento de  sus caderas.

 

Y con una sonrisa irónica dejó a una muy furiosa Narcissa,  que le lanzó a la cabeza lo primero que encontró.

 

-¡Madre! – Draco estaba pasmado.

 

-Déjala hijo. Acaba de comprender el lugar que siempre tuvo en mi vida.

 

Y con una mueca sardónica  salió de la habitación haciendo ondear su capa, altivo y orgulloso.

 

 

***********************

 

 

Habían follado como desesperados durante tres horas… y ahora un muy exhausto Albus descansaba en los brazos de Lucius. El chico estaba triste… había escuchado de todo menos un “te amo”. Y el quería, necesitaba escuchar que era amado. Quería ser una pareja, un novio, no un polvo que tirar.

 

-Te amo Lu – le dijo mirándole a los ojos.

 

El rubio suspiró, asustado por la vorágine de sentimientos que lo invadían. Por el compromiso que estos le demandaban.

 

-Tienes 16 años, aún no estas seguro de lo que sientes.

 

-Se que te amo. Pero si tú no…

 

-No se trata de mí. A tu edad los sentimientos se confunden.

 

-No estoy confundido. Y sip, también se trata de ti. De lo que sientes. De lo que soy o seré en tu vida. No tienes que tratar de disuadirme para no sentirte culpable… si no sientes lo mismo.

 

-No es que no sienta lo mismo. Es que lo que podamos prometernos ahora no sirve de nada.  Con el tiempo tú te marcharás.

 

-Lu, se lo que siento. Y con el paso del tiempo no voy a sentir diferente.

 

-Somos de mundos distintos.

 

“Ni que lo digas”, pensó el más joven.

 

-¿Eso es lo que te aterra? ¿Qué seamos de mundos distintos? O será quizás qué no estoy a la altura de tus amistades, de tu entorno y de tu poder ¿De tu fortuna? No te sorprendas por lo bien informado que ando… basta ver donde te alojas para saber que nadas en dinero. Pero, y pese a mis ropas y a mi poco mundo, mi familia no es tan pobre, no te creas… No es el interés lo que me hace amarte.

 

Lucius levantó una ceja y no respondió. Por supuesto que le creía. Pero ese no era el problema. Si el pudiera decirle… ¿Pero como entendería un niño muggle el abismo que los separaba, lo que su sangre y su linaje le exigían? ¿El odio hacia los suyos que le habían inculcado desde la cuna?

 

- ¿O quizás es que ahora te pesa el recuerdo de cómo nos conocimos? ¿Me echarás en cara el haberme levantado a las afueras de un bar? - y a Al se le llenaron lo ojos de lágrimas…

 

-¿Qué dices amor? No es eso… - y Lucius trató de abrazarlo, pero el chico se  arrebujó entre las sábanas haciéndose una bolita.

 

-Solo soy un buen polvo ¿verdad? No sientes nada por mí… Solo quieres ponerme las manos encima y…

 

Lu lo miró enternecido. Dieciséis años y esa sensibilidad a  flor de piel. Si niño. Su amante. Su “childe”.

 

-Si mi indigna mano profana con su contacto este divino relicario (acaricio su cuerpo), he aquí la dulce expiación. Ruborosos peregrinos…  mis labios se hallan prontos a borrar con un tierno beso la ruda impresión causada.

 

Albus sonrió enternecido. Romeo y Julieta. Acto Primero. Escena V. Agradeció en el alma que su  tía Hermione le haya obligado a leer literatura muggle. Su mano buscó las de su amante y la unió a su palma.

-Buen peregrino, sois harto injusto con vuestra mano, que en lo hecho muestra respetuosa devoción. Pues las santas tienen manos que tocan las del piadoso viajero, y esta unión de palma con palma constituye un palmario y sacrosanto beso.

Lucius sonrió también. Así que leía a Shakespeare. Bien… si quería jugar. Levantó la mano arrastrando la de su amante a su boca y halando hacia su cuerpo.

- ¿No tienen labios las santas y los peregrinos también? – jadeó.

Albus se hizo de rogar.

-Sí, peregrino, labios que deben consagrar a la oración. – “Si wey, mucho  que oras”, pensó.

-  ¡Oh! Entonces, santa querida, permite que los labios hagan lo que las manos. Puesto que te ruegan, otórgales gracia para que la fe no se trueque en desesperación.

Y acercándose al ojiverde le comió la boca tendiéndose sobre él a lo largo de la cama.

 

Totalmente excitado comenzó a moverse entrechocando sus miembros erectos. Pero  Al no respondía. Simplemente se dejaba hacer… inmóvil como una estatua.

 

Los ojos del rubio lo miraron interrogantes ¿y ahora, que había hecho mal?

-Las santas permanecen inmóviles cuando otorgan su merced – balbuceo el chico al borde del desmayo (por la erección que llevaba y que se negaba a satisfacer).

Lucius suspiró. Si que quería jugar. Comenzó a bajar dejando un camino de besos y suspiros. Llegó a la goteante polla y la engulló iniciando un suave vaivén que culmino en el orgasmo del más pequeño, que se vació con un grito en la boca de su amante.

-Ah, ah, ah... Mi Romeooooo….

Lucius volvió a subir y capturó una vez más esos labios esquivos…

-Pues no os mováis mientras recojo el fruto de mi oración. Por la intercesión de vuestros labios, así, se ha borrado el pecado de los míos.

 

Una furiosa batalla de lenguas comenzó entonces, mientras los restos de fluido regresaban a su dueño en medio de gemidos de placer. La poderosa polla del rubio se alzaba cual mástil y clamaba por alivio. Entonces fue Al el que ahora bajo hacia esa entrepierna y repitió en el excitado miembro de su amor igual trabajo oral. Este no tardo en correrse en esa boca que se atoró por la cantidad y la falta de experiencia.

 

Apenas dejó de toser el moreno miro a su compañero y le dijo lloroso…

 -Mis labios, en este caso, tienen el pecado que os quitaron.

Lucius lo tomo por ambos brazos y lo volteo dejándolo boca abajo sobre la revuelta cama. Se le tendió encima y comenzó a restregársele hasta volver a estar erecto. Luego lo abrió con una sola mano y sin preparación lo empaló de una estocada. Jadeando, comenzó a embestirlo como un poseso mientras lo jalaba del pelo para obligarlo a levantar la cabeza. Busco sus labios en un furioso beso

-   ¿Pecado de mis labios? ¡Oh, dulce reproche! … (ah ah ah ah)… Devolvedme mi pecado.

Albus totalmente exhausto se vino en otro orgasmo compartido… ¿El 5º? ¿6º?… ya no sabía. Desde su semi inconsciencia solo atino a perderse en esos grises helados que, curiosamente, ahora brillaban como el mercurio líquido. Dispuesto a llegar hasta el final musitó:

 - Sois docto…  en besar.

 Y nunca Shakespeare les pareció a ambos tan cercano, tan humano… tan real.

 

****************

 

                                El día de la “famosa” comida llegó.

Habían pedido permiso a McGonagall para ausentarse del colegio apenas a la semana de haber llegado. Lucius Malfoy, a manera de desagravio, invitaba a todo el clan Weasley y Potter a una cena formal, para dar la bienvenida a la familia a la pequeña Lily.

                Ron y Harry dejaron caer sus quijadas al piso cuando leyeron la misiva, de una correcta e impecable redacción. Molly sonrió complacida y Ginebra aprobó orgullosa. Su niña era tratada como merecía por el cabeza de familia (que Draco podía ostentar el título pero todos sabían que Lucius era el poder entre las sombras).

-Era lo mínimo que podía hacer para borrar el desplante que nos hizo en el cumpleaños de Scorpius – bufó Percy en la sala de la madriguera.

-Seguro Narcissa lo presionó para que mandase la invitación – intervino Bill.

-Ni que se fuera a dejar manejar por su mujer. ¡Es Lucius Malfoy, por Merlín! Demos gracias a todos los magos si no envenena la comida – ese fue Charlie recién llegado de Rumania.

Sin dejar de comentar los Weasley en pleno se reunieron con los Potter, quienes habían ido por los muchachos (una tropa bastante grande) al colegio. Luego iban a trasladarse vía chimenea al salón principal de Malfoy Manor. Albus iba impecablemente vestido y con cara de aburrimiento. Había llamado a su rubio para avisarle que estaba fuera del “internado”  y podrían verse... pero este le había contestado a las volandas que tenía una reunión familiar importantísima y que no podía atenderlo.

-Te llamaré de madrugada, apenas me desocupe. Espera con el teléfono en vibrador. A las 3 ¿te parece? Acordaremos como encontrarnos…Te amo Sev, pero tengo que colgar.

Y Al solo había podido decir “esta bien” y mandarle todo su amor, antes de que James casi derrumbase su puerta para obligarlo a apurarse.

Y ahora todos acababan de entrar por Red Flu a Malfoy Manor donde una enojada Pansy se comía con los ojos a Al y a su familia. Blaise, a su lado, le pedía calma… y Narcissa y Astoria, junto con Draco y Scorpius, hacían los honores ajenos a la tormenta que se avecinaba.

Acababan de saludarse cuando Pansy no pudo más y encaró a Harry y a su hijo menor de muy mala manera.

-¿Se puede saber ¡oh, héroe del Mundo Mágico! que es ese rumor que tu hijo James esta esparciendo en Hogwarts, sobre que mi Ándrax anda con Albus?

Al miró boquiabierto a James, quien se camufló detrás de Ginny.

-¡Quiero dejarles algo bien en claro! Mi niño solo tiene 13 años y aún no esta en edad de noviecitas ni de decidir sus preferencias sexuales. Si me entero que tú – señaló con el dedo a Albus -  maldito acosador, andas pervirtiendo a mi niño, personalmente te enviare a Askabán con Salvador del Mundo Mágico incluido…

-Pansy, querida… - y Lucius Malfoy hizo su entrada triunfal al hall de la mansión - ¿Quien es tan loco para osar acercarse a Ándrax pese a tus feroces…?

Al había abierto los ojos apenas escucho esa voz. No…no podía ser cierto.

Lucius cortó la frase en el aire y se quedó paralizado. Era imposible… increíble…

Ginny había saltado a defender a sus hijos y ahora los Weasley y los Zabinni (bueno, y Pansy, ya que Blaise y Ándrax solo miraban la escena avergonzados) sostenían una sesión de esgrima verbal en los que los Malfoy trataban de mediar sin mayor éxito.

Solo Lucius y Albus estaban callados, petrificados en sus sitios, sintiéndose ahora más que nunca protagonistas de una tragedia de Shakespeare.

-Lucius Malfoy ¡Haz algo! Ándrax es tu ahijado y este mocoso degenerado esta tratando de llevárselo a la cama.

-¡Madre! – ahora si que el niño enrojeció por completo.

-No le permito que insulte a mi nieto – Molly y los Weasley saltaron mientras Ginny y Harry se miraban espantados.

-Lo llevaré a un medimago y como este infeliz le haya hecho algo…

-¡¡¡BASTA!!!

Lucius de un grito calló a todos los presentes, quienes los miraron espantados.

-Pansy, querida - su voz era acerada, como en sus mejores días de mortífago – estas dando un espectáculo. Que yo recuerde eras Slytherin y no Hufflepuff.

Pansy abrió la boca pero una mirada de Lucius y supo que era mejor callar.

-Señores Potter – saludo con una fría inclinación de cabeza – y el joven del conflicto es…

-Mi hijo Albus… Albus Severus Potter – y Harry lo miró retadoramente – y no permitiré que nadie lo ataque. Realmente…

-Señor Potter – Lucius habló bajo pero con igual tono glacial – No soy quien para juzgar a sus hijos. Pero en favor de una sana convivencia, y dado que todos seremos familia… me gustaría tener un breve intercambio de palabras con este jovencito – deliberadamente evitó mirar al niño a los ojos – para que me explique, como casi abuelo de Ándrax… sus intenciones para con él. Estoy seguro que llegaremos a un acuerdo que nos deje felices a todos – miró a Pansy que ya estaba abriendo la boca – Hasta a ti, querida… Si nos disculpan. Narcissa, haz los honores y conduce a nuestros invitados al salón. Nos uniremos en breve… ¿Gustaría caminar por el jardín joven Albus?… Así su padre podrá observarnos por el ventanal y estará tranquilo respecto a nuestra plática.

Probablemente sin estas últimas palabras Harry no hubiese dejado que Al hable con Lucius a solas, pero dada la mirada de cachorrita desvalida de su hija, y dado que el chico no saldría de su rango de visión en ningún momento, asintió con la cabeza.

-Me acompaña jovencito.

Y ahora si que lo miró. Al seguía estático, como petrificado, y Lucius lo tomó suavemente del brazo para salir del lugar… antes de que abra la boca y comience a rodar la tragedia.

Caminaron hasta estar seguros de que, por más Salvador del Mundo Mágico que fuera, Harry Potter no los oiría ni con orejeras extensible.

-¿Qué significa esto? ¿Dime que significa esto? – tronó el rubio cuando pudo hablar.

Al le miró a los ojos y trató de contener las lágrimas que empezaron a brotar.

-Er… ere… eres Lucius Malfoy… el antiguo lugarteniente de Voldemort. Su mano derecha… el mortí…

-Si… soy todo eso y más. Ahórrate los epítetos. ¿Cómo es que eres el hijo de Potter?

-Bueno… verás… las flores y las abejas… algo como eso pero con gente, más específicamente con mamá y papá.

-Déjate de estupideces ¿Cómo es que el hijo del gran héroe se regalaba en una esquina del mundo muggle? ¿No entiendo? Ese rubio del que andabas liado era… ¿Scorpius?

-Si.

- ¿Pero cómo…?         

-Estudio en Hogwarts con él. Ese es el internado del que te hablé.         

-¡Creí que eras muggle! Me dijiste…

-¡No te dije nada! Y yo también creí que eras un muggle.

-Aún así yo…

-Eres un pureblood.  Un mortífago. Ustedes ven a los muggles peor que si fueran perros.

                Lucius solo levantó la cabeza, orgulloso,  y se perdió en sus ojos.

-Y aún así… -  le dijo.

-¡Por Merlín! Ese hombre que amaste en el pasado. El que murió… ¡¡¡Era Severus Snape!!!

-Tú llevas su nombre…

-Si… Y cuando me follabas lo follabas a él.

-Claro. Por eso dejé plantada a mi familia dos veces – esto último lo dijo con ironía.

Ambos se miraron sopesando la situación.

-Te amo – dijo por fin Albus. Saber quien eres no cambia eso. ¿Tú... me amas?

-¡Por Merlín y todos los magos oscuros! Si alguien se entera… Draco… mi nieto, Narcissa… tu familia…

-Mi padre me miraría con asco, mi hermano me molería a golpes ayudado por la totalidad de mis tíos. Mi madre moriría y mi hermana diría que lo hice adrede… para crear un nuevo asesinato que impida que los Potter, los Weasley y los Malfoys dejen atrás un odio más que centenario.

-Si lo nuestro se sabe tu padre me lanzará un avada. Mínimo me manda a Askabán de por vida.

-En cuatro meses seré mayor de edad. Y nadie tendrá que opinar sobre a quien decido abrirle las piernas…

-Merlín, ¿que no lo entiendes? Estoy bajo la vigilancia del Ministerio. Un solo error y… ¡¡¡Ahhhhh!!! ¡¡¡Tu padre es el ministerio!!!

-¿Entonces?…. ¿Quieres dejarme?

-No puede ser Sev… Albus ¡Jamás lo permitirían! Nadie. Tendríamos a todo el mundo mágico tras nuestras cabezas.

-¿Quieres dejarme? ¿Es eso? Otra vez repetirás la historia y preferirás los convencionalismos al… ¿No mea amas verdad? ¿Esta es solo la excusa perfecta para cortarme?

Y ahora si que Al estaba llorando. De espaldas. Para que su padre no lo viera desde la ventana.

Lucius se maldijo por dentro por el deja vú que lo paralizó uno instantes. Tan parecía que la vida se ensañaba con él… ¿Cómo iba la frase? “¡Soy un juguete des destino!” Estúpido Shakespeare y sus similitudes baratas.

-¡Mierda Sev! Deja de llorar. Que si tu padre se da cuenta vendrá a cruciarme el culo. No quiero dejarte, lo oyes, no voy a dejarte. Pero debemos… ¡Merlín, ya no se que estoy haciendo…!

-Lo arreglare Lu… ¡te lo juro! No dejare que te dañen. Que nos separen.

Lucius sonrió sarcástico.

-Era un maldito mortífago, lugarteniente y mano derecha del puto Lord Oscuro… No necesito de tu defensa “Julieta”. Me encargaré personalmente de cuidar nuestras espaldas. Solo debemos ser cuidadosos y disimular hasta que seas legalmente un adulto.

-¿Y después?

-Después Merlín dirá. Cruzaremos ese puente al llegar. Lo que si te aseguro de que no eres solo un polvo o una aventura. Debo amarte demasiado para arriesgar mi cuello así.

Al iba a arrojarse en sus brazos  y besarlo hasta el hartazgo… pero la lejana y vigilante imagen de su padre lo contuvo.

-Descuida Lu. Seré prudente. Nadie sabrá de lo nuestro. Será nuestro pequeño secreto.

Y con una mirada cargada de significado ambos hombres sellaron un pacto de amor. No necesitaban un beso. De lo que si estaban seguros es de que necesitarían más de un milagro. Porque definitivamente el paralelismo con la muérdaga obrita del muggle ingles terminaba allí. Ellos no morirían ni serían personajes trágicos de leyenda. Eran slytherins y no eran heroicos, ni mártires, ni nada… eran sobrevivientes y serpientes al 100%.

 

Continuará....

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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